El brazalete de La Virgen de la Ensenada
En el pueblo de “La Ermita”, se veneraba desde tiempos muy lejanos, una imagen de La Virgen María, bajo la advocación de “La Virgen de La Ensenada”, nadie sabía el porque de aquella advocación puesto que el pueblo sólo tenía un pequeño arroyo, sea como fuere, el 6 de septiembre era su fiesta con Misa solemne y procesión
La Ermita no era una aldea como tal sino un pueblo pequeño en el que más o menos todos se echaban una mano
Bueno todos no, siempre hay quien de la nota
El párroco de la única iglesia de La Ermita, “La venerable iglesia de Nuestra Señora de La Ensenada”, era un hombre mayor muy querido, preocupado siempre de los que lo necesitaban, fuera cual fuese la necesidad, cuando no podía sólo no dudaba en pedir ayuda
Una de las familias del pueblo, pasaba un momento difícil, era un matrimonio con cinco pequeños, el marido había estado enfermo muchos años, la esposa hacía limpiezas por las casas
La verdad es que el esposo donde estuvo fue en la cárcel, porque en aquella época en aquel país, estaba prohibido decir lo que se pensaba. Cuando los que por una miseria daban trabajo como limpiadora a la esposa supieron la verdad, prescindieron de sus servicios, por suerte el resto del pueblo y el párroco Don Elías, le ayudaron a salir adelante
Y por fin el marido un día fue puesto en libertad, la empresa en la que trabajaba no lo readmitió así que tenía que conformarse con pequeñas chapuzas
Naturalmente no habían pagado el alquiler de su casa todos los meses
El casero vivía en la capital del país y no precisaba el dinero, aunque lógicamente tenía derecho a cobrar, y no era él sólo estaban las compañías del gas de alumbrado y la seguridad en las calles
Don Remigio el casero se presentó un día, exigiendo cobrar o se iban a la calle, a él no le importaba que hubiese estado en la cárcel, o enfermó pero si no pagaban dejaban la casa, los del gas de alumbrado amenazaban con cortar el suministro
Don Elías no sabía cómo ayudar
Hasta que vio entrar en su despacho a Doña Aurora
-. Buenos días Don Elías, vengo hablar con usted
Buenos días Doña Aurora, pasé usted y diga me
-. Verá estoy muy agradecida a La Virgen de La Ensenada y quiero demostrarle mi gratitud
Pues usted dirá en que puedo yo serle útil
-. Verá quiero donar a Nuestra Señora este brazalete que me regaló mi difunto esposo el Conde del compromiso el día de nuestra boda, aquí está como puede ver consta de cinco cuerpos alternando oro y platino, en el centro un diamante, las siete piedras que cuelgan son dos esmeraldas, dos zafiros y dos brillantes. Aquí tiene el certificado de autenticidad. Tiene mucho valor pero todo es poco para la Madre de Dios.
Claro que sí, pero no te parece hija, disculpe no le parece que La Madre de Dios, lo agradecería más empleado en ayudar a sus hijos, como por ejemplo la familia de César y Julia, imagino que ya sabrá el problema que tienen
-. Lo sé y no es asunto mío, mi brazalete es para la virgen de la Ensenada, quiero que lo luzca en su fiesta. Buenos días
Don Elías guardó el brazalete en una pequeña caja fuerte, y fue hablar con Jesús
Es decir fue al Sagrario
“Jesús tú sabes lo que detesto las imágenes enjoyadas si son el Evangelio de los pobres, tú madre era una campesina judía pobre. Bien estás de acuerdo. El brazalete de Aurora, solucionaría no sólo él problema de la familia de César sí no de otras más puesta en la imagen de tu madre, pues no va arreglar nada, así que he pensado
Primero tú Señor estás como Dios y como hombre pues eres el Redentor por encima y por delante de tu madre, y tú nos dices que lo hecho a los demás es hecho a Tí
Pues bien Jesús el brazalete que Aurora me ha dado para tu Santísima Madre, va servir para solucionar los problemas que tienes en los pobres del pueblo, voy a venderlo en la capital y haré bueno mandaré hacer una réplica de metal, y cristal, sé que estás de acuerdo, también tú madre, que lo es también de todos nosotros
Si estoy equivocado pues impide mi viaje a la capital
Gracias Señor, cuento con tu bendición.”
Dos días más tarde, Don Elías dejó al frente de su parroquia a un joven sacerdote que no tenía aún destino.
Y se fue a cumplir su plan, con lo obtenido por la venta, pago las deudas de César y otras familias, montó un pequeño colmado para la familia de César, aunque para todo el mundo serían dependientes, compró una pequeña casa con huerta y animales para la hija mayor de César que se iba a casar y pronto tendría un bebé, naturalmente en el pueblo, tendrían que pensar que era todo alquilado.
Y, aún sobró dinero para problemas y necesidades que pudieran venir a los pobres y que vendrían
Y, llegó el 6 de septiembre, a la imagen le fue puesto el brazalete donado por Doña Aurora, naturalmente se habló en el sermón de su gratitud y generosidad
Como la réplica la imitación era perfecta todos los admiraban, y Aurora no paraba de alabarlo, para que a su vez la alabasen a ella
Pero de pronto empezó a llover, y la lluvia deshizo el disfraz del brazalete aquello era aluminio y bronce pintado y unos vidrios
Nadie entendía nada
La imagen fue retirada y la procesión suspendida
Qué ha pasado. Decía la gente
-. Yo sé lo que pasó, y mañana voy hablar con el cura, y con alguien más
Pero aquella noche mientras dormía su habitación se iluminó, y Aurora vio ante ella a La Virgen
-. Madre, Señora yo no soy culpable, pero te pido perdón, y te prometo que te haré justicia
“ Callate, es mi Hijo Jesús quien juzga y perdona y ha dado a otros hombres ese mismo poder, yo soy la que ruega por los pecadores, tú entre ellos. Para que quiero yo una joya en una imagen mía, es como si vistieras o dieras de comer a una fotografía o una estatua, Aurora sabes que para una madre lo primero son los hijos
Yo soy madre de Jesús el Hijo de Dios, y de todos los hombres y mujeres que mi Hijo ha resumido, por eso como ibas alegrarme dando me una joya que no precisó mientras veo a hijitos míos sufriendo en su pobreza, cuando la joya que me donaste para mostrar y presumir ante todos de tu devoción y generosidad. Aliviaría tantas miserias, la ayuda a mis hijitos es la joya que quiero. Además en los pobres está Jesús, y mi Hijo es primero que yo. Por eso Elías hizo lo correcto, como sacerdote actúa en Nombre de mi Hijo. Y, mi Jesús es el Todopoderoso. Mañana irás a hablar con Elías y sabrás que hacer. Se buena Aurora, pido a Jesús que te bendiga”
Aurora estaba de rodillas, trató de levantarse, y, entonces se despertó había sido un sueño, estaba en la cama, no había tenido ninguna aparición, pero sí había recibido un Mensaje
A la mañana siguiente fue hablar con Don Elías, le contó el sueño, le dijo había hecho muy bien, que ella había pecado de orgullo y falta de amor al prójimo, le pidió la oyese en confesión, y le pidió permiso para hablar a la gente, antes de la salida de la procesión. En la que le rogaba la imagen llevase el brazalete
Don Elías aceptó
Y cuando sacaban la imagen. Aurora pidió permiso para hablar
-. Amigos ayer Dios hizo un milagro para castigar mi soberbia, convirtió el brazalete de oro y platino y piedras preciosas, en lo que veis, yo quería que se alabará mi generosidad y olvidaba que a Dios le damos, lo que Él nos da cuando ayudamos al pobre. La Virgen no quiere joyas en sus imágenes… por eso he pedido a Don Elías que la imagen de La Virgen de la Ensenada salga con el brazalete así, para vergüenza mía y castigo de mi soberbia.
Todos callaron empezó el desfile sacra
Se detuvo la imagen varias veces para que las gentes cantasen la Salve, El Ave María, y otras plegarias a La Madre Virgen del Redentor
De pronto una mujer dijo, “Miren el brazalete”
Y otros respondieron. “Si es verdad no debían de sacar la imagen de La Virgen con esas latas”
La mujer que había hablado primero, volvió a hacer lo
“ De qué latas hablan, miren como reluce es la joya más hermosa”
Y, sí, allí estaba el original. Qué había pasado pues que el comprador, había acudido al pueblo, había visto lo que pasaba y se lo había dado al cura, para que lo pusiera a la imagen, también le había regalado réplicas buenas por si en algún momento tenía que venderlo
La imagen había salido llevándolo, pero como todos pensaban que iba con el brazalete de bronce y aluminio y cristalitos nadie miraba, hasta que en una de las paradas, mientras la gente entonaba La Salve, una mujer se había fijado.
Al día siguiente todos hablaban de milagro. Don Elías no dijo nada, salvo a Aurora, para que no le diera otro ataque de orgullo, a la imagen le puso uno de los brazaletes falsos
El bueno lo guardo para cuando fuera preciso.
Jesús nos dirá
“Ven, porque tuve hambre, me diste de comer, no tenía casa…”
Pero según el Evangelio y los Padres de la Iglesia, no, nos dirá. ‘Ven, porque tenía hambre…,y, en vez de saciar mi hambre…pusiste joyas en una imagen.
Fin.
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