martes, 29 de julio de 2025

El veneno

 El Veneno 

Todos los veranos la familia de Clara y sus hermanos iban a la aldea de los abuelos.

A los pequeños les encantaba convivir con sus abuelos, acompañar a los tíos y primos con las ovejas y las vacas. Jugar con los otros niños del pueblo. 

La aldea estaba enclavada en el Pirineo aragonés 

Sus casas o casonas de piedra con grandes balcones y ventanas en las que reflejaba el sol, y los instrumentos de labranza, la ropa tendida al sol, al clareo, las gallinas y otras aves saliendo libres del corral, las mujeres sacando las sillas a media tarde para conversar…La voz de los animales en las cuadras, el crepitar del fuego en “el hogar” donde se hacía la comida 

Los gallos cantando desde bien temprano 

Clara ya había salido de la infancia, tenía 15 años por eso sus charlas con la abuela Elodia, eran más serias

Aquella mañana en la cocina mientras desgranaba unas mazorcas de maíz. Clara preguntó a su abuela 

.- Abuela me he fijado en la casona grande parece abandonada, hasta da miedo. Cuando era pequeña siempre estaba llena de gente, aunque los niños no jugasen con los niños del pueblo, ni con nosotros. Qué les pasó abuela

Abuela.- El veneno acabó con ellos, y casi con el pueblo entero 

.-El veneno abuela, tal vez setas venenosas

.- No, algo más letal que el veneno, la calumnia. Una vecina del pueblo que gracias a La Virgen del Pilar ya no vive en el pueblo porque la echamos. Contó en todos los sitios donde pudo que la señora joven de la casa, era infiel a su esposo que cuando bajaban a Teruel se veía con su amante un hombre casado de aquí del pueblo, en la casa de los familiares que venían en el verano a pasar unos días con ellos. Añadió que seguramente el hijo mayor de doña Obdulia, no fuese de su esposo, sí no de su amante, y que si no había más niños era porque su suegra Doña Elodia, sabía mandar “angelitos al Cielo”, que sabía que ayudaba así a muchas mujeres

Clara.- abuela eso es horrible. ¿De verdad hacía algo tan horrible Doña Elodia?

Abuela.- No, claro que no, Elodia era una buena mujer, que miraba a los demás un poco desde arriba, porque decía que ellos eran nobles, pero eso no impedía que si alguien la necesitaba o los necesitaba no ayudasen, su nuera Obdulia era una buena madre y esposa. Yo, las defendí, recordé a las demás mujeres que también las había calumniado a ellas, pero la calumnia es un veneno muy poderoso.

Primero la familia que venía a veranear que eran sobrinos de Elodia por parte de su esposo, dijeron que seguramente iban a su casa a ver se, cuando ellos no estaban, ya que tenía llave, ellos también las tenían de la casa grande, se las devolvieron en medio de la plaza del pueblo

Y, no volvieron más yo seguí defendiéndolas, pero el veneno seguía actuando, muchos dejaron de comprar sus vinos y sus quesos. Por suerte Germán el esposo no creyó nada. Tanto Elodia como Obdulia ayudaban en la iglesia, una como catequista y otra como lectora. Pues bien no faltaron personas que amenazaron al cura, unas con no venir a la iglesia, si seguía Elodia de lectora, otras de no mandar los niños a catequesis sí Obdulia seguía de catequista 

Clara.- Qué hizo el cura

Abuela.- Don Lisandro les afeó su conducta, recordó que la calumnia era igual que el asesinato o peor si cabe, por supuesto dejó bien claro que no iba ceder a sus amenazas, y, no cedió pero ellos sí lo hicieron iban a misa el domingo a Teruel

Entre los del pueblo también había recelos, no todos habían creído la calumnia, pero otros sí y otros dudaban. 

Elodia, su hijo Germán y Obdulia con los tres niños se fueron para un pueblo de Barcelona, de donde era Obdulia y la casa grande quedó vacía

Otros vecinos y yo, pedimos al cura que dijese a “la víbora”, que se fuera del pueblo. Pero el cura no podía hacer lo 

Así que una noche rodeamos su casa y le dijimos que si al día siguiente no empezaba a preparar las cosas y largarse del pueblo la quemaríamos viva, a ella su familia y los animales no tenían culpa

Nos respondió diciendo que, “ éramos malos cristianos, amenazar con la muerte a una mujer” que matar era pecado 

Benito el maestro dijo 

“Vaya se sabe los mandamientos, bueno al octavo no llegó”

Ella y los suyos vendieron los animales y se fueron lo sentí por sus hermanas y por su madre, así como por sus hijos y sobrinos, pero no había otra solución, ella también había manchado a los suyos

Clara.- Pero no vi más casas vacías que la de Doña Elodia

Abuela.-. Bueno es que ahora la ocupan dos familias de Ucrania, buena gente y mejor aún, cuando sepan hablar en cristiano 

Huye Clara de la murmuración y la calumnia, no creas más que lo que veas y de lo que ves duda el cien por cien si mancha la honra de otros. Recuerda que el peor veneno no es el de las víboras, es el que destilan algunos labios humanos.

Con un veneno o un arma puedes acabar con la vida de una persona, pero todos vamos a morir algún día

Con la calumnia matas su fama, su honor y como dice Don Pedro Calderón de La Barca 

“El honor es patrimonio del alma y el alma solo es de Dios” (El alcalde de Zalamea)

Clara se levantó, dió un beso a su abuela y añadió voy echar el maíz a las gallinas, y luego a caminar con los chicos del pueblo 

Rosa la abuela sonrió, le sacó el maíz, y le dejó un pequeño puñado, este les llega el otro es para llevar al molino para hacer harina para el pan, y los dulces. Y, por cierto dime, ¿Los chicos del pueblo se llaman Luis?

La nieta sonrió. “ Abuela no se te escapa una”

Abuela.- Es un buen niño, pero los dos sois muy jóvenes disfrutad de los amigos, estudiar vivid vuestra primera juventud que no volverá, caminad e incluso ir al pueblo y a la capital no solos con otros amigos. Aún eres muy joven para medio atarte con un noviazgo, y ahora largo 

Fin










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