martes, 11 de noviembre de 2008

La biografía del joven rico


Hola me llamo Salomón,  he vivido hace muchos años; la verdad,  no sé porque estoy escribiendo esta carta, dirigida a un tiempo; en el que los hombres y las mujeres, estáis cometiendo los mismos errores; que cometimos los de mi generación.

La verdad es que uno esperaba, que la humanidad habría mejorado algo; que el tiempo sería un maestro;  se ve; que el único maestro, es el Maestro.


Si, si, ya se que ahora, habéis logrado hacer cosas; que a los de mi época les hubiesen parecido brujería; y, algunas ¿Estáis seguros de que no lo sean; de que no sean obra del maligno?. Pero no vengo hablaros de vuestro momento. Vengo a hablaros de mí; porque se me conoce mal; y, quiero que me conozcáis, para que no cometáis mis errores, si, amigos errores en el siglo XXI, como yo los cometí en el siglo primero, aunque entonces fuese el año XV del reinado de Tiberio Augusto.


Veréis,   yo era lo que se suele decir una buena persona. Las buenas personas son una lacra, deberían de estar prohibidas, jamás hacen un favor a nadie; porque no pueden arriesgarse a hacer nada malo, y,  así por no hacer el mal; no hacen nunca el bien,  no estoy defendiendo a las malas personas.
 Simplemente prefiero la gente normal; la que se deja llevar por el corazón, y el cerebro; la que se deja conducir por Dios.

Pues a lo que iba; yo era una buena persona, era rico, lo que es también una ayuda; un rico esta libre de algunas tentaciones de los pobres., era el primogénito de mis padres, teníamos tierras, esclavos. Tenía dos hermanos menores y una hermana, y, era fariseo.

Dejadme que os diga; que los fariseos éramos, un grupo religioso; como podrían serlo hoy los catecúmenales o el OpusDei; o cualquier otro movimiento religioso,  que había buenos y malos,  Si; si, ya me he enterado que ahora fariseísmo es señal de hipocresía; pero creed me, eran muchos los que éramos,  o eso pensábamos unos buenos judíos.

El caso es que yo no estaba contento con mi vida. Algo me decía que a mis 30 años, mi vida no era lo que debía ser; y no era únicamente el no haberme podido casar al morir mi prometida por unas fiebres, nunca fui capaz de enamorarme de otra mujer,  era algo mucho más profundo.

Algo dentro de mi; que me decía que Dios; me quería pedir, otra cosa.

Así que tome una decisión, me había enterado de que Jesús, el Carpintero de Galilea, iba venir hasta Jerusalén: y decidí preguntarle, mis compañeros trataron de disuadirme, me dijeron que aquel Hombre era un blasfemo, yo sabia que le tenían envidia.

Aquel Hombre no podía ser un blasfemo, porque ayudaba a los demás,  no se beneficiaba de lo que decía,   un día quisieron hacerlo Rey,   y se escapo, como mucho de no ser cierto lo que decía sería un loco; y,  un loco con no hacerle caso;problema resuelto

Dicho,  y, hecho al otro día; lo espere en el camino desde muy temprano, lo divise enseguida encabezaba un grupo de 12 hombres, cuando estuve cerca de Él; me quede como paralizado, y estaba acostumbrado a tratar con lo que hoy llamaríais la élite de la sociedad.

Él, pareció darse cuenta me sonrió; y me dijo “Shalóm

Salomón,¿que quieres?.

Por un momento me sentí desconcertado; me había llamado, por mi nombre, era imposible que lo hubiese oído,  sin saber como me arrodille, y, me abrace a sus pies; era como si, alguien me dijese que ese era mi sitio, mi puesto al lado del, Carpintero; como judío jamás me había postrado más que ante Yahvé, sabia que el mayor pecado era la idolatría, pero no me sentía idolatra,, sabía que estaba adorando a Yahvé, que aquel Carpintero era Yahvé, aunque no sabía, que hacia el eterno de Carpintero en Israel.

Mis pensamientos fueron interrumpidos, por el Carpintero, por Jesús. Volvió a preguntarme; qué quería.

Yo le respondí. “Maestro bueno, que cosa buena he de hacer, ”

Me tomo, con la fuerza de sus manos encallecidas, me puso de pie, y me dijo., “Mira Amigo; bueno, es sólo Dios, así pues no me llames bueno; hasta que conozcas a mi Padre, y en cuanto a lo de hacer cosas buenas, nadie hace cosas buenas, salvo, que quiera vivir eternamente en la Casa del Padre; pues es muy fácil; sólo tienes que cumplir los mandamientos.

¿Cuáles pregunte?


Los de Moisés,  me enumero uno a uno; los preceptos del decálogo.

Casi me da la risa, le conteste que todo aquello lo había guardado desde mi adolescencia.

Era verdad, y sin embargo era la mayor mentira,  os explico.

Yo creía en Dios iba al Templo, guardaba el sábado, no blasfemaba, no juraba en falso, pagaba los diezmos, me purificaba, pero Dios no era una Persona para mí, era algo que estaba en los libros en la Thora, no era Alguien al que se podía disgustar. Alguien a quien se quería alegrar.,  era judío como podría ser gentil: es cierto que temía a Dios, o mejor temía los castigos que me leían en un libro, o que yo leía en ese libro, pero nunca me puse a pensar que Dios era más grande que ese Libro.

Yo como tantos otros judíos, y muchos de vosotros, había caído en el error de encerrar a Dios en unos rollos de papiro. “Es Palabra de Dios”; como si la Palabra de Dios fuese, como la nuestra,que no dice nada; que lejos estaba de saber; que la verdadera Palabra de Dios; trabajaba de Carpintero.

Yo también rezaba y daba limosna, aclaremos lo de rezar; yo pronunciaba la Shema, por las mañanas, deprisa mientras mis esclavos, me preparaban el baño; pararme a ver sí Yahvé quería algo más de mí; jamás.

El sábado lo guardaba iba a la sinagoga,  a veces hasta al Templo, no trabajaba. Pero nada más.

Respetaba a mis padres; pero quererlos no creo que los quisieran simplemente era un hombre educado, mis padres todavía eran jóvenes, daban poco, por no decir ningún trabajo, además, no tenía porque exponerme a no ser el heredero de casi toda su fortuna; que ya en aquel momento manejaba a mi antojo, con el permiso de papá por supuesto, las madres contaban muy poco en aquella época, sólo cuando uno era niño.

Nunca había matado, ni había tenido motivo para ello, tampoco sentía odio; más que hacia los romanos,  ese era un deber de todo israelita, era cierto que con un poco de lo que yo gastaba en fiestas; muchas familias no se habrían muerto de hambre, pero es que nuestra fortuna era legitima, no habíamos robado nada,  tratábamos bien a nuestros esclavos.

Jamás había puesto mis ojos en mujer ajena,  de no haber muerto. Ana, mi prometida hubiese llegado virgen al tálamo nupcial,  era virgen, seguro que muchos en ese siglo XXI os estaréis riendo yo era virgen, mi cuerpo,  no mi alma.

Pero para mi, lo que contaba en aquella cuestión era el cuerpo.
No había robado, cómo hacerlo cuando se posee todo.
La calumnia era algo deleznable para mí, y, la mentira no le andaba a la zaga.

Durante un rato lo mire, esperando una respuesta; Él miro, a uno de los 12, no creo recordar quién, y me dijo, con una sonrisa, que casi nunca perdía. “Te falta una cosa, vender lo que tienes.,  darlo a los pobres, tener un tesoro en el cielo, y seguirme”

Durante un momento, dude., luego me dije, ahí tienes la prueba, de que se trata de un loco, di media vuelta y me fui

Le oí comentar que era más fácil, hacer entrar a un camello, por la puerta de la aguja, vosotros habéis entendido por el ojo de la aguja., tanto da, que el entrar los ricos en el Reino de Dios; pero que Dios lo podía hacer.

No es que Jesús tuviese manía con las riquezas, no, lo que el Maestro quería decir; es que no podía entrar en el Reino, quien no se vaciase enteramente en el Padre.

Volví a casa triste, mi conciencia,  no estaba en paz. Aquellos hombres que lo seguían lo habían dejado todo por Él, mucho o poco, lo habían dejado todo, yo, por que no lo había hecho, la respuesta era muy fácil.

Porque mi dios no era el Eterno, era el dinero, como el de tantos en mi época, y en vuestra, si  el dinero, era por dinero por lo que yo actuaba.

Me puse a reflexionar un poco; mis cumplimientos religiosos el primer mandamiento. Era un ritualismo vació, que me servia, para pertenecer al grupo de los fariseos, donde se unía dinero y prestigio social, los mejores negocios los hacia, entre los fariseos y gracias a los fariseos.

No incumplía mis juramentos porque nadie confía en un hombre que no cumple su palabra, de haber sido al revés, sólo Dios,  no yo, sabe lo que hubiera hecho.
El sábado nadie hacia negocios así que mal podía trabajar yo.

A mis padres ya dije, que los respetaba por educación y para que no cambiasen el testamento, si me enterase por ejemplo de que iba heredar igual que mis hermanos, ¿Los habría dejado? no lo sé

No robaba, ni mataba. Pero muchos hubieran vivido, si yo, no derrochase tanto, y,  creed que no me lo habría pasado mal.

No deseaba la mujer de otro, ya os dije que mi cuerpo era virgen,  es que a mi sólo me daba placer una cosa, el dinero y el poder, el dinero, el oro era mi amante. ¿No os parece que esa es la peor lujuria?
Era un idolatra,  El Carpintero me había pedido que renunciase a mi dios., para seguirlo a Él, y yo le había dicho que no.

También entre vosotros hay personas que cumplen sin creer en Dios, o mejor dicho creyendo en su dios los mandamientos, pero una cosa es ser justo, y, otra es ser honesto, yo era honesto,  no justo.

Trate de olvidar mi encuentro, y, aunque en apariencia lo conseguí, mi espíritu seguía turbado, no dije nada; no me apetecía me tomasen por loco.

Dos años más tarde comprendí que había obrado bien. El Maestro fue crucificado, yo estuve gritando y, pidiendo su muerte, por fin se hacía justicia. Acudí a verlo en La Cruz, como los otros le grite, que se bajara, y pese a estar hecho una piltrafa humana, de no soportar los dolores, parecía que el reo fuésemos nosotros.

Después al cabo de unos días se corrió el rumor de su Resurrección, yo sabía que no podía ser cierto. Aunque no tenga mucho sentido; que quienes no se arriesgan por un vivo lo hagan por un muerto. Pero tenía que ser así, o de lo contrario, resultaría que habíamos crucificado al mismo Dios., y eso era demasiado horrible.

50 días más tarde, convencidos por la charla de uno de sus seguidores, al que por lo visto había nombrado jefe. Muchos creyeron en Él, y se bautizaron. Yo no, yo me junte con otros como yo., entre ellos Saulo. un joven judío de Tarso.

Nuestro propósito conseguir que se olvidasen del Nazareno, mis manos apedrearon a Esteban. “pobrecito” y,  fueron muchos los conducidos a la muerte, por no maldecir el nombre de Jesús, por no gritar que estaba muerto

Cada viaje acompañando a Saulo; para buscar ordenes y permisos de los sumo sacerdotes judíos. Eran cansados vertiginosos,  y ahí no me importaba gastar mi fortuna., tanto podía mi odio, aunque yo lo llamase defensa de mi fe,  como Saulo, había tomado el propósito de defender la honra de Yahvé, vosotros también habéis caído y caéis en ese error. “Matar por Dios es la peor blasfemia, es decirle a Dios,  que no es más que un ídolo, al que se ofrecen sacrificios humanos.”

Un día Saulo, se encontró con el Resucitado. Y por él la Fe llego a mi, me sentí, inundado de Paz. Fue duro,dejarse  amar por Dios, porque el Amor de Dios es tan grande,  que no cabe con cosas que no sean suyas en el corazón.

Me bautizaron,  y tome el nombre de José, por el padre humano, aunque no en la carne de mi Señor.

Con Pablo, este es ahora desde su bautismo el nombre de Saulo, con él repito he viajado anunciado que Jesús es el Redentor, el Hijo de Dios, anunciando que soy,   que somos hijos de Dios.

Ha pasado el tiempo, y ya soy viejo, estoy en Roma adonde llegue huyendo de los míos.(Siempre seré judío, que no es incompatible ser judío y cristiano, es más todo cristiano es judío, pues qué mejor circuncisión que las heridas de Cristo, en quien también todos fuimos circuncidados. ).

El Emperador Nerón, nos ha condenado a muerte por haber quemado Roma: él sabe que el autor ha sido Tigelino,  que lo ha hecho por orden suya, podríamos librarnos de la muerte, sólo con pedir clemencia,    y confesar la divinidad del César.

Los gobernantes suelen tener la manía de que los reconozcan Dios.

Qué en vuestra época no, os equivocáis, modifican o creen modificar la ley de Dios, deciden quien puede vivir, autorizan a dar la vida o la muerte, y, a quién le dice que no puede, es decir a quienes le dicen que no son Dios, los echan fuera de la sociedad,  o los matan, en algunos casos, , ya os dije que no había cambiado nada.

Pablo,  ha sido decapitado esta mañana, fue algo sorprendente, hacia tiempo que andaba curvado, pues fue hacia el patíbulo, tieso como si tuviese 20 años, cantando, una canción,  le pregunte, qué seria lo primero que haría al llegar al cielo, me dijo. “Besar a Maria” se refería a la Madre de Jesús. que hacia unos años, que su Hijo,  Se la había llevado enterita, al Cielo.

Yo como soy judío, he sido condenado a morir en la Cruz, se sigue considerando suplicio de esclavos.,  los cristianos lo tenemos por trono glorioso.

Me van a crucificar con Pedro, el pescador que Jesús puso al frente de su Iglesia, es mayor que yo, pero parece un niño, de lo contento que esta.

Hace muy poco; un hombre lleno de luz, me mostró vuestra época,  y, me pidió os escribiese esta carta, para que si encontráis a Jesús no perdáis ni un minuto sin Él; aunque como en mi caso, tuvieseis la suerte de encontrarlo de nuevo, siempre lamentarías el tiempo que le dijisteis que no, pero también para que no desesperéis,   si le habéis dicho que no, porque podéis decirle que si.

A lo mejor he soñado con el hombre de luz, es posible, que el mundo no dure tantos años, si tiene que ser un sueño, porque he visto que el Imperio romano ya no existía, y, que ahora Roma era el centro donde los seguidores del Carpintero,  volvían los ojos para oír al sucesor de mi compañero de Cruz, al sucesor de Pedro.

Pero por si no lo fue aquí queda. “Que la Paz del Señor sea con vosotros”

Tomas el arqueólogo., tomo con cuidado la tablilla, encontrada en las excavaciones de la zona antigua de la ciudad eterna.

¿Qué os parece?;  Dijo a sus compañeros, parece autentica.

Habrá que someterla a las pruebas pertinentes. Respondió Wilson, el norteamericano miembro del grupo, aunque es extraño, por qué un hombre del siglo I, se iba dirigir a los hombres del siglo XXI.

Cierto amigos, fue la respuesta de Pierre, el francés,  es posible, que se trate de un cuento, por ahora vamos a mantener el secreto, pero cierto o no, si es verdad su mensaje.

A mí me lo contó, la secretaria de Pierre, todavía siguen investigando si la tablilla, es autentica. Pero lo sea o no, si lo es su mensaje.

domingo, 7 de septiembre de 2008

La Posadera

La mujer miro a su esposo; y a sus hijos. Se sentía cansada, era todo tan distinto, del día en que Eliab, la había conducido a su casa. Pero de aquello, habían pasado ya 20 años; y sus cabellos antaño negros, se encontraban ya nevados.

A veces su marido, bromeaba, llamandola, "princesa", su nombre era Sara
Pero Sara, tenía muy poco de princesa. Era la mujer del posadero, y su reino. Un reino en el que no faltaban borrachos, y animales, se limitaba a una pequeña posada, donde los huéspedes se amontonaban unos junto a otros., y, tres habitaciones en el piso alto de la casa, reservadas  para los que podían pagar un poco más, fuera  al lado de la casa, estaba la cuadra, donde a veces, permitían a los clientes guardar sus burros, o algún camello;  en aquel momento, lo  ocupaban sus animales, un  buey ciego, una vaca coja, un  perro, tres ovejas, y, un borrico.
Así pues su trabajo consistía en barrer la posada, dar de comer al ganado y, adecentar las habitaciones del piso superior.


Aquel día,  Sara, tenía un motivo para estar no sabía si enojada o contenta, por un lado, el decreto de un tal César Augusto. Había llenado la ciudad de forasteros., y eso, siempre era una posible ganancia, de hecho lo   estaba siendo.

 La posada,  se  encontraba de bote en bote, hasta consiguieron alquilar por sus buenos denarios; las habitaciones del piso superior.

Y,  enojada, porque como buena israelita, le dolía ver como era tratado su pueblo por el tirano, claro que Eliab, le decía que eso era política y ellos lo que tenían que hacer, era bendecir al Eterno, por aquella inusitada ganancia.

Ni Eliab, ni Sara, eran mala gente,  todos sabían de su buen corazón, lo que pasa, es que el buen corazón, solo no da de comer, y, ellos tenían una posada, que era  posada,  que era su medio de vida

Por eso, cuando aquel joven matrimonio llamo a su puerta, hubiesen querido, sobre todo Sara, tener un lugar que ofrecerles, pero era imposible, sí,  Ella no se encontrase, en aquel estado, les  hubieran hecho un hueco, pero una mujer a punto de parir, no puede estar mezclada, entre todo tipo de personas.

Que traer un ser al mundo es un acto intimo y sagrado, de haber sido en otro momento, hasta les habrían dejado una de las habitaciones superiores, allí si que estarían a gusto, tenían incluso cama con pluma de faisanes y pavos reales., pero no era posible, estaban ocupadas, y  claro, no podían echar a los huéspedes que las ocupaban ni cambiarlos;  pues habían pagado; sus buenos denarios, y  aquellos jóvenes; mal podrían haber pagado la posada; y una cosa era la compasión y otra el olvidarse de que tenían un negocio, del que dependían sus hijos y ellos.

Pero ello, no quiere decir, que Sara, los fuese despedir con cajas destempladas, ya quedo dicho, que no era mala persona., y además era mujer y  madre.

, Y ver aquella chiquita, que aguardaba la llegada de su Hijo, le enterneció el corazón,  e hizo lo que le pareció era lo mejor, los condujo hasta la cuadra, les pidió disculpas, por no poder, ofrecerles cosa mejor, y,  se fue a su casa; a buscar unas mantas, y decir al marido, que temblaba más que un flan, que cuando el Niño, anunciase su venida, la fuese avisar que ella de eso sabía un poco.

Después regreso a la posada; y a eso de la media noche; El joven esposo, llego corriendo, casi sin aliento. “mi esposa,  Maria, creo que ya viene el Niño...”

Sara, tomo unas ropitas de sus hijos, que todavía conservaba, unos cubos con agua templada, unas toallas, y acompañó dando ánimos al primerizo papá.

Todo parecía normal, aunque la noche se hallaba más estrellada que de costumbre, pero nada más; al penetrar en la cueva –cuadra.

Sara, lanzo un grito, la joven madre, ya había preparado al pequeñín, y lo estaba amamantando; corrió hacia Ella, le dijo que debía estar acostada, que tenía que dejar que fuese ella a lavar al pequeño; que traer un niño al mundo, era algo muy serio, y  todo lo que se le ocurrió.

La joven Mamá, sonreía, parecía pese a su juventud, no más de 18 años, que fuese ella., la madre de Sara.

“Pero si estoy estupendamente, si fue, como cuando un rayo de sol, te toca, no he sentido dolor al nacer mi Niño”.


Pese a todo, y para no disgustar a la buena de Sara;  Maria,( la mamá) acepto recostarse en la manta., que ella, le había traído, y dejo, que esta cambiase los pañales al recién nacido, y, tanto Ella como su esposo; aceptaron aquellas ropitas usadas para su bebe.

Sara volvió a la casa,  regreso con un caldo de ave, para la madre,  les dio permiso de ordeñar la vaca.; también les dijo, que cuando se fuesen, aunque esperaba verlos al otro día, podrían llevarse el asno, así irían más cómodos tendrían un burro para cada uno, a continuación beso los pies del pequeñajo., y, regreso a su casa; estaba cansada. “pobrecita, donde ha tenido que tener a su hijo.


Si ese maldito César, no hubiese sacado el Censo, pero un día vendrá el Mesías, y, acabará con toda esta injusticia. ¿por cierto, me pregunto habrá venido ya, habrá ya nacido;  en que palacio, en qué mansión lo habrá hecho, quién sera la ilustre mujer que le sirva de madre, y, que hombre tendrá el honor de llamarle hijo?

Mas que hago, pensando en el Mesías, que cuando nazca lo hará en buena cuna, y, como han hecho siempre los que así nacen apoyara a los suyos, a los de arriba, qué hago pensando en él, y, no pienso en lo que debo llevar a esa pobre familia, cuyo hijo, acaba de nacer en mi cuadra"

Mientras arriba en lo alto, los ángeles empezaban a cantar;  “Gloria a Dios en el Cielo, y en la tierra, Paz a los hombres de buena voluntad; y,  anunciaban a unos pastores que, El Mesías el Señor acababa de nacer en una cuadra de Belén. " ; pero eso Sara no podía oírlo, por dos razones tenía mucho sueño,  y, hubiera hecho menos buena, su obra buena.
Fin

domingo, 4 de mayo de 2008

El Católico, el judío, el musulmán

Había en la época del esplendor de Toledo 3 amigos José, Abraham, y Mustafá los tres se conocían desde la infancia, y los unía un sincero afecto.

Pese a la tolerancia reinante en aquel momento de la historia. Los tres amigos, que eran por este orden, católico judío y musulmán. No dejaban de verse uno a los otros como errados, e intentaba por todos los medios que el otro viniese a parar a lo que el creía “la verdad”.

Así José por ejemplo solía cuando invitaba a sus amigos a comer en casa, servirles vino y carne de cerdo pese a que sabía que los musulmanes no pueden beber vino ni comer carne de cerdo, y los judíos si bien pueden beber vino. No pueden comer cerdo .Esto hacía que se fuesen siempre de su casa sin comer.

A veces también empezaba discusiones religiosas, en las que acaban peleándose, pero no valláis a pensar que los otros 2 eran más tolerantes no hacían lo mismo, y además tenían la fea costumbre de echarse en cara los defectos que cometían los representantes y los seguidores de sus respectivas religiones.

José pensó una mañana y se lo comunico a sus dos amigos; “Sois muy importantes para mí, y no quiero que nuestras religiones rompan nuestra amistad propongo que entre los tres busquemos la verdadera, la abracemos o mejor dicho la abracéis porque es obvio que la verdad esta sólo en la religión cristiana”

Los amigos aceptaron todo excepto claro lo de que la verdad estaba sólo en la religión cristiana.

Establecieron unos criterios de búsqueda primero se trataba de ver en que dios creían o si creían en Dios.

Mustafa creía en Ala el Todopoderoso el Eterno el Magnifico el Misericordioso ni creado ni engendrado, y que no había engendrado a nadie. El Dios que había elegido a Abraham el que por medio del Arcángel Gabriel se había revelado al profeta Mahoma:

Además tenía una serie de preceptos como dar limosna, ayunar, ir una vez en la vida a la Meca, hacer la Guerra Santa, que Mustafa sabía, que no era guerra contra ningún infiel, sino la guerra contra los propios defectos, contra los deseos de hacer su voluntad; y no la voluntad divina de Ala, por desgracia había musulmanes. Que lo entendían al revés y la tomaban contra el prójimo, pero era su error, el Islam era santo, era una religión buena. Además si no fuese la verdadera se preguntaba ¿Cómo hubiera podido Mahoma desterrar y acabar con la multitud de ídolos, que los árabes adoraban antes de la revelación a Mahoma?

Así pues notifico la conclusión a la que había llegado a sus dos amigos, con la intención de que al punto decidiesen hacerse musulmanes y salvarse.

Le llegó el turno al judío a Abraham; Por supuesto Mustafa estaba equivocado, aunque no en todo, si en lo de Mahoma, y en lo de ir a la Meca. Pero todo lo otro era cierto, Dios a quien él llamaba Eloim o Yahvé era Único, aunque en el judaísmo no se afirmaba él personalmente también pensaba que ni había engendrado ni había sido engendrado, estaba de acuerdo en la limosna, y el ayuno, y por supuesto en luchar contra uno mismo por mejorarse; aunque como en el caso de los correligionarios de Mustafa hubiese habido a lo largo de la historia judía que lo hubiesen entendido mal. A parte de eso en su fe se incluía la creencia en la Tora, la esperanza del Mesias. Que estaba tardando más de la cuenta. El dolor por la destrucción del Templo de Jerusalén, con lo que ya no podían ofrecer sacrificios a Yahvé, y la observación del Sabat, la circuncisión, la pascua etc. Su religión tenía a su favor todos los prodigios que Dios, había hecho por sus profetas, y la supervivencia de su pueblo entre tantas persecuciones

Así pues manifestó a sus amigos; que lo mejor que podían hacer era hacerse judíos, aunque reconoció que el musulmán no estaba muy lejos de la plenitud de “la verdad”.

Le llegó el turno a José y también él se puso honradamente a buscar “la verdad”

Descubrió que no había mentira en lo que creían sus amigos; la religión de Abraham no podía ser falsa, o Jesús y La Virgen María habrían practicado una religión falsa. Si la circuncisión era una abominación, la Virgen y San José habían sometido a su Hijo a una abominación, claro que se trataba de ver cada cosa por separado; y la conclusión estaba clara, si los compatriotas de su Amigo Abraham habían sido el pueblo elegido durante milenios, lo tenían que seguir siendo; porque sino Dios, no sería el Dios que revelo en plenitud Jesús, sino un abusón que toma a las personas, para servirse de ellas. Él creía en un solo Dios, pero este Dios era Padre, si había engendrado aunque la palabra sea imperfecta para hablar de Dios, ya que Dios no engendra al modo humano; era Hijo ( Jesús. Al que muchos decían habían matado los judíos, pero José no era tan imbecil como para creer semejante cuento, ya que judíos eran no solo quienes lo condenaron a muerte, sino su familia, su madre El mismo; y por supuesto sin la ayuda de un gentil como Pilatos, y por miedo a otro gentil Tiberio, no lo hubieran condenado, la verdad es que todos, los seres humanos habían tenido parte en aquella muerte y todos se habían beneficiado de la misma. Dios era Amor o Espíritu Santo, y como tal no había sido engendrado ya que procedía por vía de Amor del Padre y del Hijo, no había engendrado; ya que la Encarnación del Hijo en el seno de María, no actuó engendrándolo; sino haciendo posible una concepción sin padre humano; por lo tanto cuando su amigo Mustafa decía que Ala no era engendrado, ni engendrante, podía muy bien estar creyendo en el Espíritu Santo, y cada vez que recitaba las bellas oraciones del Coran, estaba invocando al Espíritu divino, y como quien adora a una de las personas divinas adora a las tres. Lo sepa o no, resultaba que Mustafa adoraba a su Dios plenamente. Los preceptos también él como cristiano, se abstenía de comer carne el viernes, ayunaba, daba limosna y hacía oración, y también a él le había mandado Jesús la guerra santa.” El reino de los cielos esta en lucha, y sólo luchando se consigue” José lo entendía también como lucha consigo mismo, aunque como en el caso de sus dos amigos, otros cristianos no pensasen así; por lo que hacía a su amigo Judío. Era obvio que no tenía la plenitud de la revelación de Dios, pero puesto que adoraba a Dios adoraba por lo dicho antes a las Tres personas. La espera del Mesías. Esto se dijo es lo que nos separa, yo se que el Mesías vino, es Jesús. Pero de pronto, recordó que el también esperaba, que Jesús volviese, era la segunda Venida, luego él también esperaba la venida del Mesías. Dio un salto de alegría, sus amigos no estaban lejos de la Verdad. Y él no la poseía la Verdad recordó es el mismo Hijo de Dios, y es Él quien se pone en el corazón de los hombres en la medida en que se dejan llenar de amor, y no de odio. Leyó la epístola de Santiago, y vio que la religión verdadera era “visitar a las viudas y los huérfanos y no corromperse con la sociedad”; y eso lo hacía sus dos amigos, y otros más.

Sabía que en su religión estaba la plenitud de la revelación, pero el hecho de que uno posea una licenciatura, no quiere decir que lo que sabía en el bachillerato fuera mentira o no valiese, era menos perfecto, y lo mismo los conocimientos que tuvo antes de ser bachiller.

Así pues comunico a sus dos amigos. Que cada uno facilitaría al otro la practica de su religión, ambos se ayudarían y colaborarían en hacer obras buenas. Y se ayudarían en su “guerra santa” particular reprendiendo sé con cariño como hacen los amigos.

Así lo hicieron y añadieron algo más el viernes acudían los tres a esperar a Mustafa a la salida de la mezquita en donde le habían rogado; rogase a Dios por ellos, luego iban a su casa y allí su amigo les leía preciosos versículos del Coran, y José y Abraham sentían que su Dios era Grande, y besaban al irse con respeto El Sagrado Coran, porque un libro que habla de Dios, y dice cosas tan bellas, es de Dios.

El sábado o Sabat acompañaban a su amigo Abraham a la puerta de la sinagoga, y le pedían rezase por ellos, luego en la casa de este por la tarde Abraham les leía salmos y las bellas historias del Antiguo Testamento, Mustafa veía la belleza de la Tora (Antiguo Testamento) y también lo proclamaba libro bendito como El Coran. En cuanto a José era lo que oía leer en la iglesia el domingo, lo que rezaba en casa, era lo suyo, aunque le faltase algo.

El domingo Abraham y Mustafa acompañaban a José al templo o iglesia, le pedía rezase por ellos en la Misa, y a la tarde iban a la casa de este, donde les leía un salmo y una historia del Antiguo Testamento para alegrar a Abraham y luego un relato del evangelio o de cualquier libro del Nuevo Testamento

Así poco a poco la amistad de los tres amigos se afianzo, aprendieron a ver la santidad de su Religión, vieron que era verdadera pues los unía a Dios.

Pero se desato una guerra de intolerancia entre Credos, y unos musulmanes, que no poseían el alma limpia de Mustafa empezaron a perseguir a todo aquel que no fuese musulmán, y José como otros cristianos fue detenido, se le quiso forzar a abrazar el Islam, pero él se negó, no porque dejase de ver lo bueno que había en El, sino porque si el Islam era el bachiller el era doctorado cum lauden, porque si el Islam era una perla engarzada en oro, el cristianismo era un diamante engarzado en perlas y rubíes, y porque, en su fe estaba la plenitud de la verdad revelada. Por ello José fue asesinado por aquellos fanáticos musulmanes. Dios lo recibió en el cielo, a donde van siempre los mártires. Los que son testigos del amor.

Por lo que hace a los cristianos, olvidándose de lo enseñado por Jesús también ellos promovieron una persecución contra los no cristianos, y Mustafa y Abraham también entregaron su vida, porque no veían que la plenitud revelada estuviese en quien precisaba de hombres y violencia para imponerse, que un dios que precisa patíbulos y armas, más que adoración merece pena. Sentían lastima de que no todos los cristianos fuesen como su llorado amigo José, pero no podía hacerse cristianos. Y aquellos fanáticos cristianos, los mataron Dios los recibió en el cielo, a donde van los mártires los testigos del amor, los que no aceptan un falso dios.

En el cielo donde por supuesto Mustafa se alegro de ver a Mahoma, y Abraham de ver a Moisés. E incluso de enterarse de que Jesús era el Mesías, y que iba volver a la tierra. Aunque se guardaba el día en secreto. Lo que más les alegro fue cuando Las Tres personas de la Santísima Trinidad les presentaron a su amigo José.

Entonces Jesús les dijo, los tres habéis vivido en la religión verdadera, porque la religión verdadera es la que une al hombre con Dios y le lleva a cumplir y buscar su voluntad por encima de su Vida y eso hermanos, amigos fue lo que hicisteis.
Y los tres se quedaron felices en el cielo

Fin