sábado, 30 de enero de 2021

La vieja de la estación del tren. Relato


La vieja de la estación

Era una mujer de edad indeterminada, muy mayor, auque no sabría calcular su edad.

El rostro es el espejo del alma, y, hay almas que han vivido más años, no importa la fecha del carnet, hay personas que han echado sobre sí el dolor ajeno, y el propio, y, por eso tienen más años

El caso es que, la señora Herminia,  estaba todos los días del año, con frío y con calor sentada en un banco del andén de la vieja estación, despedía con la mano los trenes que se iban, saludaba a los pasajeros, hablaba con algunos

Por aquel entonces yo aún era muy joven, no sabía su nombre, como muchos otros pensaba que estaba loca, tal vez el tren le traía recuerdos tristes, o felices tal vez en su locura esperaba la llegada de un amor de juventud que se fue y no volvió

Un día con el descaro de los pocos años, decidí averiguarlo, hable primero con un empleado del ferrocarril, que me dejo claro que lo hiciera con respeto, y, me aclaro que no estaba loca.

Así pues un día me senté a su lado, la salude, y, respondió educadamente a mi saludo, me dijo que era viuda, y se llamaba Herminia

Le pregunte entonces,  sí podía preguntarle porque iba a la estación todos los días del año

Me sonrió, pero antes se ajusto su moño de pelo blanco inmaculado, me miro y dijo

"Te estas preguntando si estoy loca", pues bien, niña, un poco sí, pero eso es bueno, pero si piensas en si estoy loca de manicomio, espero que no, y te voy a contar porque vengo aquí todos los días

Veras yo soy hija de un "factor", y, viuda de otro empleado de los ferrocarriles,  casi toda mi vida, transcurrió ligada a los trenes y las estaciones. Pero no, no vengo por eso. Vengo por Él

¿Por él?, pregunte pensando en algún amor perdido de juventud

Sí por Él me respondió, pero no es por quien tu piensas

¿No viene por ningún ser humano?

OH sí, humano y divino

Soy creyente, pero no voy mucho a la iglesia, aunque soy cristiana

Veras Jesús nos dijo, que todo lo que hiciéramos por otros, lo hacíamos por Él

Yo a mis años, poco puedo hacer, pero en el anden puedo hacer bastante, nunca lo suficiente pero más que en casa, a mi edad no puedo cuidar enfermos, ni cargar pesos

Qué hace aquí, pregunte

Pues mira hija,  hay personas que toman el tren para ir se de vacaciones, hay otras personas esperándoles, pero hay otros a los que no los espera nadie, porque nadie tienen, ni los despide nadie, y, es muy triste que nadie te diga adios con la mano, por eso lo hago yo

Sí, pero usted no sabe quien esta solo en ese sentido y quien no

Es cierto, pero muevo la mano, hacia la ventanilla en la que nadie la ha levantado, y, créeme la mayoría responde, y, se van un poco mas felices, luego yo rezo por ellos, pero no hago eso solo, cuando alguien llega y se pone nervioso porque no ve su tren, yo lo calmo me sé todos los horarios, sí lo ha perdido lo animo a esperar el próximo, lo escucho le cuento lo que yo creo habría hecho, algunos intentan invitarme a comer nunca acepto, pero lo hago sin ofenderles, no soy una mendiga

Otras veces son los que llegan, hay personas a las que vienen esperarlas, a otras no, algunas vienen solas, pero de vacaciones, con esas charlo un ratito, si quieren, les ayudo a encontrar  quien cargue su equipaje, si lo necesitan, a los niños con permiso de sus padres doy chocolatinas, o caramelos, siempre procuro tener, si preguntan por hospedaje, me fijo en sus maletas y en como van vestidos y les aconsejo

pero hay otros que vienen solos, y, a los que da miedo lo que puedan encontrar algunos vienen a empezar aqui un trabajo, pero otros vienen hacerse pruebas médicas, tienen miedo,  yo me hago cargo del mismo, me invento historias de casos parecidos que acabaron muy bien, y, se van muy animados

Y, todos, todos sin excepción han tenido con quien hablar y seguramente alguien de quien reírse

y, yo sé que cada uno de ellos era Él, que fue a Jesús al que despedí, al que dí unos caramelos...


La miraba asombrada, aquella vieja señora, había descubierto que el servicio al otro, no tiene porque ser hacer nada raro, pero lo más grande, había descubierto como amar a Jesús en su Humanidad

Yo había recibido una vieja lección que nunca olvide

Han pasado muchos años, la señora Herminia, murió aplastada por un tren, se había caído un niño al anden, un niño pequeño que no podía levantarse ella no lo dudo y salto a la vía, sabía que el tren llegaba, le daría tiempo de levantar al niño y darlo a sus padres, pero no lo habría para ella

Al otro día, todos los periódicos se hacían eco de la triste noticia, pero todos traían un titular equivocado, decían que se había quedado en las vías del tren. Era mentira, allí quedaron restos de su viejo cuerpo mortal, porque la vieja Herminia, bueno, la niña Herminia, había montado en el vagón que llegaba al Anden del Cielo, y, allí estoy segura la estaba esperando, ya sin disfraces, Aquel al que ella, iba todos los días del año, a recibir y despedir y ayudar a una vieja estación de tren, la misma desde la que para salvarle de ser atropellado, la había embarcado en el Vagón celeste.

Sí Jesús estoy segura habría dado un abrazo y la bienvenida a Herminia, que llegaría como lo que siempre fue, una niña, le tocaba a Él recibirla.

Fin



martes, 26 de enero de 2021

Al llegar a casa. Relato



Al llegar a casa. Relato
Por entonces trabajaba en una aseguradora; aquel día había sido realmente agotador, y tenía ganas de llegar a casa, sacar los tacones, tumbarme en el sofá, escuchar algo de música mientras leía un libro
En casa me esperaba Tony, que como siempre estária en el recibidor, y, Alfredo, al que para abreviar llamaba, Alfred.
Camine de prisa por la calle, entre en el portal tome el ascensor y subi hasta mi apartamento, nadie me vino a recibir; de Tony lo esperaba, me sorprendería mucho que lo hiciera, pero Alfred lo hacía siempre. Me dije a mí misma, que tenía que averiguar que había pasado, no tuve que investigar mucho, el suelo estaba lleno de agua, y de cristales, y, restos del cadáver del pobre Tony, estaban en el suelo, me dirigí al salón; sí allí estaba Alfred, levanto la cabeza y me miró, pero no vino a saludarme, me acerque a él, estaba comiendo o intentando un pedazo de Tony, lo regañe. “Alfred, que pones el sofá perdido”; habrá que lavar la funda, ahora voy limpiar el agua, tirar los restos del pobre Tony, los del suelo, y, mañana veré lo que hago.

Alfred dejo por imposible a Tony, era incomestible, se fue dar una vuelta por la casa, mientras yo limpie el salón cambie la funda al sofa, me puse comoda, puse un CD de música, y cogí un libro, Alfred apareció enseguida, se acurruco a mi lado, comenzo a darme besos, Alfred es muy cariñoso.

Yo puse cara de enojada
“Eres muy malo, Alfred, primero fue Pier, luego Caty, ahora Tony, quieres ser tú sólo y eso esta muy mal, bueno a ver quien viene mañana, a quien traigo, aunque a lo mejor  dejo una temporada sin invitar a nadie, y, todo por tu culpa; y, no me hagas arrumacos que estoy enojada”

Y, lo estaba, porque siempre es igual
Tal vez, te preguntarás porqué no llamaba a la policía, o si ya la había llamado
Pues no, no la llame. De haberlo hecho se habrían reído un poco; o lo habrían tomado como una burla.
Y, es que, tú me diras, como denuncias que tu gato, ha logrado sacar al pez de la pecera, porque eso era Tony, un pez como los anteriores, y, Alfred un gato muy listo, pues eso, cómo denunciaba que tras haber pescado al pececito, se lo había ido comer, al sofá. 

Ah que mientras leías pensaste que era una historia de terror, que yo convivía con un antropofago, pues ya ves mi vida es más gris, vivía con un gato y un pez.

Sí has leído la historia hasta el final, espero que lo hayas hecho y que la hayas disfrutado, habrás comprobado, como a veces las cosas no son lo que parecen

Sí lo has dejado por la mitad. Declaro que no soy responsable de tus pesadillas.

Fin



miércoles, 13 de enero de 2021

Confetis desde el Cielo

 

Confettis desde el Cielo. 
Amaira vive con su familia en un rincón de la Amazonía venezolana, es una niña india, morena de un pelo brillante, muy hermosa, tiene 8 años, y, su infancia no es como la de los niños del mal llamado mundo civilizado
Amaira vive en una casa hecha con troncos de árboles, sale cada mañana con sus hermanos a recoger frutos, soporta el clima que aunque ha nacido con él mismo, eso no lo hace más agradable

Cuida de sus 4 hermanos pequeños, es cristiana como sus padres,  porque unos misioneros les transmitieron la fe, y, también les enseñaron a leer, les dieron una Biblia, otros libros, les enseñaron muchas otras cosas de lo que llaman cultura, hasta música, y, como tener un huerto pequeño, animales domesticos, y, como curar una herida, aunque de eso, también ellos enseñaron a los misioneros

Hay una cosa que a Amaira, le llamó mucho la atención, la leyo en un cuento, hablaba de una princesa, a la cual el día de su cumpleaños, su padre el rey, había puesto, una alfombra blanca hasta el palacio, y, había hecho llover sobre ella, multitud de confettis blancos

“Que hermoso sería tener esto, el día de mi cumpleaños; como me gustaría” Decia Amaira

“Deja de soñar, eso es un cuento, como los que cuentan los viejos cerca de la lumbre que encendemos por la noche” eso le repetía su mamá

Pero su abuela, Ankairaa, no pensaba igual, “Y, por qué eres una princesa, porque eres hija de Dios, que es el más poderoso de los reyes, sí Él quiere lo tendrás, eso sí, mi niña, si no lo tienes no pienses que no te quiere, mira ha creado este paraíso que es el Amazonas, para nosotros”

“Tienes razón abuela, le voy pedir ayuda a La Virgen, seguro que con ella lo consigo, y, sino pues como nos enseñan los misioneros, lo que Diosito guapo quiera”

Y, Amaira hizo su petición a La Reina del Amazonas, La Virgen María

Llego el día de su cumpleaños, un día como otro cualquiera, para una indita del Amazonas, pero al salir de su cabaña, de su choza, vió en el suelo una alfombra blanca, sobre la que se reflejaban los rayos del sol, estaba fría, muy fría pero no le importaba, del calor ya estaba harta, miro al cielo, notó algo que revoloteaba, eran como pequeños pedacitos de papel que se iban posando en su pelo, en su vestido, volviéndolos blancos, los mismos confettis se posaban en las hojas, los animales por ejemplo su perro, Kaikus, y, su gato, Chocro, jugaban a cazarlos sin conseguirlo.

Amaira sonreía feliz, era su mejor cumpleaños, su Papá Dios y La Virgen le habían hecho su regalo, como a la princesa del cuento, pero más hermoso, y,  mucho mejor

Por supuesto a la mañana siguiente la alfombra de nieve, porque eso era, como habréis supuesto había desaparecido, y, los copos de nieve, que eso eran los confettis, no cuajaron, algo normal en el Amazonas

Los telediarios de todo el mundo, hablaron de que el cambio climático alcanzaba ya cotas gravisimas, hasta el punto de que había nevado en una región del Amazonas venezolano.

En el Cielo Dios Padre, Jesús y La Virgen, no podían contener la risa, no sabían aquellos hombres, que nada tenía que ver aquello con el cambio climático, sólo habían sido, “confettis del cielo, para la princesa Amaira”

Fin.

lunes, 11 de enero de 2021

Una historia paralela en el tiempo de dos madres


Una historia paralela en el tiempo, de dos madres
La primera se llama María es una joven judía, vive con su esposo José, en una aldehucha que llaman Nazaret, son pobres, como todos los que le rodean, ella María esta a punto de salir de cuentas, de pronto, el pueblo se alborota, los soldados del Imperio, de un tal César Augusto, acaban de pegar unos decretos, unas tablillas, en las que se ordena que cada uno, vaya a censarse a su región de origén, Augusto se aburre, y, como todos los poderosos se entretiene con el pueblo, quiere saber, quién es de cada tribu, y, de paso, recaudar dinero, para “sus caprichos”; José el esposo de María es de Belen, en la región de Judea, lo son sus antepasados, pero eso es lo que cuenta, tiene que irse, María no lo quiere dejar ir solo, a ella por ser mujer no le obliga el decreto, pero acompaña a su esposo, el camino es díficil, llegan al pueblo a Belén, y, no encuentran sitio, no importa porque, no lo encuentran, tal vez porque hay demasiada gente, y, la joven María da á luz a su Bebé en una cuadra de animales.

La otra historia sucede en el siglo XXI, pero también en el XX, en todos; ahora está en el XXI, la joven madre aquí se llama, Sara, es cristiana copta, vive en Siria con su esposo, Abraham, esta embarazada, y, también a punto de que llegue su día, en la ciudad, en el país hay mucha violencia, pero no quieren irse, ahi lo tienen todo, aunque sea poco. De pronto les avisan de que van hacer unas excavaciones arqueológicas donde ellos viven, además la zona es muy peligrosa, deben moverse hacia otra parte más segura. Y, Sara, con su esposo Abraham, prepara todo, se montan en su pequeño coche, y, se van a otro pueblo de Siria, demasiada gente, y, Sara dará a luz a su bebé en una cueva

Volvemos con la primera mamá, ya han cumplido todos los preceptos de su religión la judía, la vida se va normalizando, hasta que les llega el aviso, de que el  tirano del pueblo  quiere acabar con el pequeño, entonces lo preparan todo, y, se embarcan hacia Egipto, cruzando el Mar Rojo, antes desiertos, con miedo, sintiendo el paso de los soldados, sabiendo que los pueden matar, que la lancha se puede hundir.

Hasta que llegan a Egipto, donde sus padres fueron esclavos hace siglos, un pueblo idolatra, pero de buen corazón, que los acogé donde el niño de María y de José, aprenderá a dar sus pasitos, a caminar, ira a la escuela, pero no faltan las mamás egipcias que dicen, “ esos judíos porque no se quedaron en su tierra, vienen aquí con costumbres extrañas, y, ya llegamos los que somos”, no son todos, los que lo dicen, porque los egipcios son buena gente, María y José, cuando los oyen, lloran pero no odian no saben.

Mientrás en el Siglo XXI, la madre de nuestra historia actual Sara, se enterá de que unos locos los llamados yihadistas han vuelto a la persecución, no pueden poner en peligro ni su Fe, ni la vida de su pequeño, por eso con otras personas, se embarcan en una lancha,  rumbo a Europa, a la hasta hace poco, cristiana Europa, pero en Europa, puede que no los acepten, vienen sin papeles, como se van llevar papeles cuando se huye de la muerte,  o puede incluso que la lancha zozobre, y, mueran todos ahogados, aunque también puede ser que medio les sonría el Cielo, y, unas personas buenas, llenas de Dios, incluso si se llaman ateas, los ayuden y se encuentren en tierra en un refugio, luego vendrá lo de empezar a buscarse la vida,   la gente los aceptará bien, porque la gente de Europa, en sí es buena, y, cuanto más pobre más buena, pero tampoco faltarán, los que digan. “Ya llegamos los que estamos aquí”

Otras veces la mamá sera musulmana, o una negrita animista que huye de Africa por hambre, en otras épocas lo fueron europeos por motivos político religiosos y de raza

El niño es siempre el mismo, Jesús, si aunque su nombre cambie, es el mismo, porque cuando el Niño de la primera Mamá de María fue mayor, lo dijo bien claro, lo que hagais a uno de mis hermanos menores me lo haceis a mí
Fui Extranjero y me acogisteis, venid a vivir conmigo al Cielo
Fui Extranjero y me rechazasteis, iros a donde elegisteis al Infierno
Muchos que nos llamamos cristianos todavía pensamos que Jesús Niño es la figurita del Belén, Y, Jesús Niño es ese Niño que viene en la patera, o en la caravana
Que sus padres San José y La Virgen, rueguen al Jesús glorioso al Resucitado por nosotros, que nos cure la imbecilidad

Fin.