sábado, 13 de enero de 2024

La oficina


La oficina
tenía cita con un especialista médico, así que acudí al centro de La Seguridad Social; que me correspondía. Me dirigí a ventanilla, para pedir mi vez; las empleadas no fueron muy amables aunque no me lo tomé a mal, las entendía, tenían mucho trabajo.
Tomé mi papel con mí número y hora, 16,45 de la tarde. Eran en aquel momento las 13,45, es decir las Dos menos cuarto, pero no iba ir a casa, aprovechando que el Centro médico no cerraba, me comería un bocadillo, que había llevado, tomaría un café en la cafetería del mismo centro, y haría “turismo médico”
Me comí el bocadillo, pero seguía con hambre, así que en la cafetería pedí un menú completo, tuve que tomar cerveza sin alcohol, luego volví para el piso donde tenía que aguardar mi vez, pero aún faltaban más de 2 horas; así que recorrí todas las dependencias, incluso donde ponía privado, buscaba algo para comer, encontré desde barritas de cereales que odio, y me supieron a gloria, vamos que me comí, todo lo que las empleadas de ventanilla, tenían en sus armaritos para ellas.
De pronto miré el reloj, faltaban diez minutos para que me llamasen.
Observé que la planta donde estaba mi especialista, había cambiado, aparecían carteles con fotos de personas, a las que se declaraba peligrosas y se pedía informar a la policía.
Fui hasta la puerta de la calle, estaba cerrada. Un cartel avisaba, este centro médico permanecerá cerrado hasta el lunes a las 8 de la mañana.
Aquello era imposible, era viernes, y el centro no cerraba por las tardes, de hecho yo tenía vez, pero lo cierto es que estaba cerrado, y vacío. Busqué un ordenador que pudiese encender, y ver que pasaba, pero no había ni uno. Decidí llamar desde mi móvil, pero lo había dejado en casa, aunque juraría que lo llevaba conmigo.
Los teléfonos del centro eran todos fijos, de aquellos de girar la ruedecita; intenté llamar por uno de ellos, pero no fue posible.
De pronto me fijé en una pared, un almanaque del año 1970; la fecha del día marcado era sábado 18.
Aquello no tenía sentido, pero menos aún las fotos del anterior Jefe del Estado, es decir de Franco, estuviesen en los grandes salones, así como la bandera pre constitucional.
Qué estaba pasando. Encontré un transistor y me dispuse a escuchar la radio. Sintonice a RNE, estaba hablando de Franco, pero no como de un personaje histórico, sino alguien vivo, de Franco como gobernante de España, la radio me confirmó la fecha sábado 18 de abril de 1970.
Qué pasaba, o qué había pasado un salto temporal. Lo que fuese yo quería salir, y no podía, golpeé la puerta, a ver sí se abría, en vano, de pronto noté que alguien entraba. 
El pánico se apoderó de mí, y si era un asesino, un terrorista, me escondí, en una oficina vacía
Aquí está, gritó una voz a mis espaldas.
Mire era una mujer desconocida. Salga de ahí señora, sin miedo, y disculpe, su médico le atenderá  en la oficina de la calle Renteruela, 45. No se preocupé la llevaré en mi auto.
Todo este cambio es porque se está rodando una serie, para tv sobre los años 70, la buscamos para avisarla, pero no la encontramos supusimos que habría vuelto a su casa, pero nadie, tomaba allí el teléfono.
Pero yo, incluso sintonice una emisora de 1970
Así un montaje perfecto
No hubo pues salto temporal, pero porqué no tengo mi móvil, de pronto un sonido  desde el bolso allí estaba. 
Lo que no entendía era qué antes no lo hubiese visto
“Apagué el móvil señora, entre su sonido y sus ronquidos no deja escuchar la llamada”
Quien así hablaba era una mujer sentada en una silla a mi lado, por cierto en mi bolso seguía el bocadillo, la botella de Fanta.
Una enfermera apareció en la puerta, dijo mi nombre y apellidos
Y me preguntó, porque no había respondido las otras veces. Pero yo no había escuchado a nadie, me disculpé y pregunté.
¿Entonces no están rodando una serie para tv de los años 70?
Para series estamos nosotros
¿La cafetería sigue abierta?
Sí la de la callé, aquí no hay cafetería.
Todo, todo había sido un sueño, o quién sabe.
Fin

El dinero


El  dinero
D. Ramiro Saavedra era dueño de casi todo el pueblo, poseía grandes y pequeños negocios, campos, fábricas. Los iba adquiriendo en subastas, en compras pasando por encima de otros  presuntos compradores de menos poder económico.
Pagaba mal a sus trabajadores, les hacía trabajar más horas de las debidas y si no estaban conformes que se fuesen
Nadie lo quería, a él no le importaba, con el dinero se puede todo.
Un día una empleada a la que despidió pues no quería embarazadas y con críos en sus empresas, le dijo.
Que el dinero no lo era todo, lo que importaba no se compraba con dinero
Tonterías con dinero, cuando se tiene de verdad como es mi caso, se tiene todo lo que se quiere. El dinero lo compra todo
Ramiro tenía una pequeña de 6 años, niña mimada y consentida, a la que su papá y su mamá educaban para ser un monstruo de egoísmo como ellos. No faltaba quien comenta sé si la conociese el Papa, declaraba santo a Herodes
Por otro lado Ramiro no solo era mal patrón, también tenía pisos alquilados, y sí un inquilino se retrasaba unos días, le avisaba que para el mes próximo tenía que dejar el piso.
Un día su hijita se desmayó y la llevaron al médico, éste mandó hacer pruebas. La pequeña padecía un cáncer muy raro, que avanzaba rápidamente, allí no tenían tratamiento
Ramiro llevó a la pequeña a la capital, donde estaban los mejores oncólogos pero no podían hacer nada. Se marchó a América, pero tampoco. “Este cáncer no tiene cura” Le dijo un doctor en el hospital Monte Sinaí
No, y no, pagaré lo que sea, pero curen a mi hija
Lo siento señor, no soy Dios, su dinero no puede hacer nada, en este caso
Ramiro estaba desesperado, no podía ver sufrir a su hijita, amenazó, prometió dar casi toda su fortuna, inútil.
Entonces vió una iglesia abierta, y se dejó caer de rodillas en un banco.
“Señor, no sé que hago aquí, desde el bautismo de la niña no pise, una iglesia, dicen que soy malo, tal vez lo sea, pero tú amas a los pecadores y a los niños, mi esposa y yo no podemos ver sufrir a nuestra pequeña, pensaba que mi dinero me valdría pero no sirve para nada
Por favor no quiero que mi hija sufra. Ayúdame.
Un sacerdote que había escuchado se le acercó y le dijo, el dinero vale para mucho, si no se hace del un ídolo, si puede porque no ayuda a la investigación médica, a los pobres
Le prometió que lo haré si sana mi hijita
Debe hacerlo sané o no, ese dinero no es suyo, Dios se lo dío.
Volvieron a España, y la pequeña falleció a los dos días.
Murió sin dolor
Ramiro y su esposa, estaban enojados
Pero entonces tuvieron los dos el mismo sueño, o tal vez fue algo más que un sueño
Vieron a su hijita sana y feliz, jugando en un lugar maravilloso, la pequeña les dijo.
Papá y mamá, estoy bien, Jesús me quito el cáncer no me duele nada, os espero aquí, pero antes me ha dicho Jesús que tu papá debes repartir lo que tienes, no acaparar más dinero, ser generoso y bueno, y que te confieses, a mamá que traté bien a las empleadas de casa, y también que se confiese.
Os quiero mucho
Ramiro, hizo varias donaciones para la investigación médica, regalo viviendas, repartió sus bienes, solo se quedó con una tienda,y una fábrica. Adoptó de acuerdo con su esposa, a toda una familia de huérfanos
En el fondo iba tener razón él, el dinero le iba a servir para ir al Cielo.
Aquello lo pensó en broma, él sabía que al Cielo solo se va por Jesús.
Fin.

El autobús fantasma


El autobús fantasma
Me dirigí a la estación de autobuses. Pedí en ventanilla un billete a Salamanca.
Pero la taquillera me dijo, que no circulaban coches hacia esa ciudad
Me extraño, yo iba con frecuencia y lo hacía en autobús. Pero cuando iba salir vid, el autobús, aunque parecía de otra época, no lo digo porque fuera viejo, de hecho lucía impecable, pero se parecía más a los viejos coches de línea, mejor dicho era un coche de línea, llevaba asientos en la baca, y gente sentada arriba, iban personas con animales domésticos, no, perros ni gatos, gallinas, gallos, conejos, un cerdito, ovejas.
Pregunté a un hombre mayor que fumaba un puro, sí aquel coche iba a Salamanca, me dijo que sí, le pregunté sí compraba allí el billete.
Me miró raro, y me dijo. “No pretenderá ir gratis, claro que lo paga en el coche, dónde sí no”
Me subí y me senté al lado de dos jóvenes una tendría 15 o 18 años, nunca fui buena para calcular edades, la otra tendría entre 25 y 30, me dijeron que eran hermanas, la más joven se llamaba Ricarda, y la mayor Enalia. No les pregunté si eran nombres reales o aporisticos, la más joven estaba estudiando filosofía y letras en Salamanca, y, la mayor era catedrática de Geografía e historia.
Observe que sus vestidos eran aunque nuevos, antiguos. Me llamó también la atención que la catedrática Enalia, dijese que suerte teníamos las mujeres de nuestra época que podemos estudiar e ir a la Universidad, en la época de nuestras madres, era casi imposible, de las abuelas casos excepcionales.
Yo no estaba de acuerdo pero me callé, mis dos abuelas habían estudiado en la universidad de Compostela, y hasta dos de mis cuatro bisabuelas en la de Salamanca.
Qué sed tengo, dijo Ricarda, cuando paré me bajo a tomar algo en la cantina. Me tomaré un “orange”
Un refresco de naranja. ¿No?
De naranja o de limón me da igual, me refiero a un “orange”, Ya sabe la bebida de moda, que vino de Francia, esa de la botellita de cristal tallado.
Aquello  hizo que mi corazón saltará, aquella bebida la conocía, a mi abuela le encantaba, era una bebida que había venido de Francia, pero a finales del siglo XIX, yo la había bebido de pequeña, pero ahora llevaba muchos años desaparecida.
Tenía que salir de aquel autobús. Así que sin pedir permiso, salí escopetada fuera del mismo.
Me senté en un banco, y llamé a mi amiga Juana, le conté lo que había sucedido, ella se río, de mi idea de un autobús fantasma, me dijo que todo eran casualidades, pero eran muchas.
Tras la corta conversación, me fije en que ya  no estaba. Se habría marchado. Me acerqué a una mujer que estaba esperando también-
Disculpe, señora, el autobús ese que va a Salamanca, él que parece un coche de línea ya salió verdad.
De qué habla, no hay autobús para Salamanca, en toda esta semana, se hace como homenaje a las víctimas del autobús de 1938, en él que perecieron todos sus ocupantes, entre ellos mi tía Ricarda, y mi madre Enalia que por cierto era catedrática. El autobús fue bombardeado.
Le dí las gracias.
Entonces era cierto, era un autobús fantasma. Tomaría un autobús a otro pueblo, y allí lo tomaría hacia Salamanca. Lo primero que haría sería ir oír una Misa por aquellas dos mujeres, y por las demás víctimas de aquel bombardeo criminal.
Fin


jueves, 11 de enero de 2024

Sí tenias razón


Sí tenías razón, pero no la tenías...
Estaba muy enfermo, pero se sentía lleno de una gran paz, apenas tenía amigos; bueno si los tenía, pero no eran los amigos ricos y poderosos de antaño, estos le habían abandonado, y le escapaban como si fuera la peste.
Miro la mesilla de su pobre cuarto, él había vivido en mansiones, ahora le traía la comida, una pobre mujer, y se la mandaban de la parroquia.
Escucho abrir la puerta, era Carmen la joven que venía hacerle compañía a veces con el sacerdote, un cura ya mayor.
La joven lo saludó besando su frente, y le preguntó como estaba, sabía que muy mal, el cáncer avanzaba rápido.
Le respondió que no muy bien, y que quería escribir una carta, a un amigo, quería dictarse la.
Ella acepto, tomo papel y boligrafo y empezó a escribir.
“Querido amigo. Tenías razón. En lo que me dijiste. Lo que iba hacer era una locura, compartir mi riqueza, dejar mi trabajo, en la clínica como médico que ayudaba a mujeres, bueno, más bien mata niños, fundar una organización para ayudar a las madres a serlo, es decir a parir, dejar el derroche de dinero en coches, en viviendas, en ropas, llevarle la contraria al mundo, y dársela a Dios, orar de verdad. Tú me dijiste que sí hacía todo eso, me iba quedar solo, me abandonarían, no iba tener amigos, pues con mi actitud los estaría condenando, me iba arruinar, iba ser un fracasado.
Tenías razón amigo, todo sucedió como dijiste, los antiguos amigos, por quienes oró cada día. Ni me saludaban en la calle, me arruine casí, y dependó de la caridad de La Iglesia, ahora mismo pues estoy en la cama postrado por un cáncer, bendito cáncer que me va abrir Las Puertas de Mi verdadero Hogar. Mientras estoy postrado, te escribe en mi nombre Carmen, una joven voluntaria de la iglesia que me hace compañía. Sí tenías razón
Pero la verdad amigo es que no la tenías, perdí falsos amigos,cómplices de mis pecados, gane la libertad de los hijos de Dios, los niños a los que ayude a nacer algunos ya adultos, vienen a verme, nunca falta quien acuda, o me mande algo, a veces no directamente pues no saben quien soy, pero sí lo hacen porque la ayuda y la compañía que me trae la parroquia, procede de ellos, es decir de su Caridad, y gratitud para con Dios, pero sobre todo, tengo un amigo que no me deja, Jesús, quien sufre conmigo, que me abrazó y perdonó. 
Él  no me deja, y lo hace por medio de estos nuevos amigos, he vivido pobre, pero feliz, con la conciencia tranquila, ahora cuando dejé los restos de este cuerpo, espero y creo que por la Misericordia infinita de Dios, y los méritos de Jesús, con las oraciones de su Mamá, que también es mía y tuya, entraré en La Vida, en mi verdadero Hogar, el Cielo.
Ahora lo tengo todo, solo me falta el Cielo que en cierto modo, lo tengo también ya. Posiblemente de haber seguido con mi vida anterior, tendría el cancer igual, pero estaría en un hospital de lujo, donde es posible, se me asesinase, a lo mejor hasta lo pedía yo, no solo era abortista, y abortero, sí no también, partidario de la eutanasia. Adoraba a Tanatos, y le daba el culto requerido. Pero no tendría amigos de verdad, al hospital dejarían de venir a verme, maldeciría, y cuando cerrase los ojos, acabaría en el Infierno, lejos de mi hogar.
Por eso no tenías razón. Pido a La Virgen del Carmen, y a su santo esposo, que te ayuden a tí también, si aún  no lo has hecho, a abandonar el falso camino.
Con la certeza de que seré escuchado. Me despido hasta el Cielo
Firmado
Nombre
Carmen leyó la carta, para ver si estaba conforme, y ayudo al enfermo a firmarla.
Al día siguiente fallecía, en su funeral la iglesia estaba llena de gente humilde, de muchos niños y jóvenes, y de un hombre bien vestido que desentonaba con aquella gente. Todos le vieron  echar un sobre muy gordo en una boeta, y unas joyas en otra boeta de una virgen, luego caminando apurado, agarro a un sacerdote, y le obligó a meterse en un confesionario, estuvieron horas dos horas en concreto, cuando se levantó del confesionario, y el sacerdote salió del mismo. Ambos lloraban y reían. El Hijo pródigo había vuelto a casa.
Nadie sabía pero murmuraban que el doctor Alfredo Peñasco, el  director de la mayor clínica de abortos del país, se fuese a confesar, algunos le llamaban hipócrita a él y al cura, otros bendecían a Dios. En el Cielo hacían fiesta, el que fuera, doctor Jaime Antúrez, del mismo oficio que el doctor Peñasco, que lo había dejado todo, tras su cambio de vida. Y por quien  se había celebrado el funeral, ya feliz en su hogar, con todo el Cielo, En primer lugar con el Creador festejaban por el Hijo pródigo que había vuelto, la oveja rescatada.
Fin

San José en Roma. Relato


San José en Roma. Relato
Piero caminaba tropezandose con la gente, su mujer Lucía, le había mandado aviso al taller de que su hijo de 11 años Tomasino, llevaba horas desaparecido, no lo habían encontrado todavía.
Debido a su implicación y la de su esposa en la lucha contra el ejército nazí de ocupación, de proteger judíos, era peligroso ir a la comisaría, pero tenía que hacerlo
Esperaba que no se hubieran vengado en un niño, él le había enseñado a respetar y querer a todo el mundo, y en una época en que la misma Iglesia llamaba pérfidos, a los judíos, tanto Piero, como Lucía su mujer, le habían enseñado que Jesús, y La Virgen eran judíos.
Piero, preguntó en todas las casas de conocidos nadie tenía noticias de Tomasino.
Se dirigió a la terminal de autobuses, y vio bajar a un hombre de unos 40 o 45 años con barba, pelo no demasiado corto; que le hizo señas para que se acercase.
Sé que estás buscando a Tomasino tu hijo, no te preocupes está bien, tuvo un pequeño accidente pero no le paso nada, lo tiene en la comisaría, Giovanni un policía bueno, que le ha vendado la pierna en la que hizó una pequeña herida, el pequeño tuvo el accidente quería ir al Vaticano, hablar con el Papa, los niños siempre nos sorprenden, yo recuerdo cuando mi Señora y yo, buscamos durante 3 días, a nuestro hijo, bueno seguro ya conoces la historia.
Quiero decirte, que lo que haces es muy bueno, a Dios le gusta, tanto tu, como tu esposa sois buenas personas.
Piero pensó, porque aquel hombre le hablaba así, sería una trampa, él  nunca lo había visto, sería un espía de los nazís, o sus colaboradores, decidió probar suerte y preguntarle
Por qué supone que buscó a mi hijo, yo no le he dicho nada, por qué sabe mi nombre.
Piero, me lo ha dicho mi hijo, es él quien me ha mandado a hablarte
Entonces Piero penso, seguramente sería el padre de uno de los amigos que colaboraban con él, le pidió disculpas y añadió. Muchas gracias, por cierto cuál es tu nombre, no me lo has dicho.
Es cierto soy de pocas palabras, mi nombre es José, Joseph, el padre de Jesús
Piero no recordaba a ningún colaborador que se llamase Jesús, claro que algunos usaban nombres en clave.
Pues encantado de conocerte Joseph, eres un buen cristiano.
No, soy cristiano soy un carpintero judío, tú mismo se lo has enseñado a Tomasino.
Piero  no entendía, cómo le iba haber hablado a su hijo de aquel hombre, sí era la primera vez que lo veía.
Amigo, no debías de hablar así en la calle, decir que eres, ya sabes no se sabé quien puede escuchar, y no todo el mundo es bueno.
Oh sí, solo que hacen el mal, porque no saben lo que hacen, lo dice mi hijo.
De pronto Piero miró el hombre ya no estaba. Se marchó hacia la comisaría donde recuperó a su hijo.
Volvió a casa, y contó lo sucedido a Lucía su mujer, ella de pronto le dijo.
Ese hombre era el esposo de Nuestra Señora, Nuestro Señor San José.
Vamos Lucía no digas tonterías.
Sí todo cuadra, Jesús se les perdió en Jerusalén a los 12 años, Jesús en la Cruz pidió perdón a su Padre auténtico, diciéndo que “ sus asesinos, que somos todos, no sabían lo que hacían”
Es pura casualidad
De pronto golpearon la puerta tres veces, era una de las consignas para abrir era María la vecina, venía preguntar sí  había aparecido Tomasino, le dijeron que sí, y ella comentó
Estaba preocupada, Piero yo iba en el autobus, y te ví parado frente a una de las paradas, como si hablases con alguién pero estabas solo. Esta mañana fui a la iglesia y le pedí a San José, que  te echase una mano, te traigo una estampa, me gusta porque es un San José joven y guapo
Lucía tomó la estampa de medio cuerpo de San José, y la pasó a Piero.
Santo bendito, exclamó este, fue él, era San José
Lucía y Piero, fueron a contárselo al padre Laurentis, pero esté no creyó en la aparición del patriarca, sí en su ayuda e intercesión, para que encontrasen a Tomasino.
Pero Lucía y Piero sabían que San José había protegido a Tomasino, sabía que le agradaba estuviese ayudando a su Pueblo, el Pueblo judío. Porque San José como su Señora La Virgen María, y, su hijo Jesús son judíos.
Naturalmente también pudo tener razón el padre Laurentis. Pero eso ahora no viene a cuento.
Fin

jueves, 4 de enero de 2024

El Castillo

 

El castillo. Cuento
El Castillo se hallaba instalado en lo alto del monte; era visible desde todos los ángulos del pueblo.
Noha y sus amigos estaban pasando unos días en el pueblo. Alejandro  uno de los jóvenes, compró un pase para pernoctar unas noches en el Castillo. 
Al principio los demás excepto Noha, para la cual todo lo que proponía Alejandro, estaba bien. Pero al resto le pareció una locura; pronto se convencieron de que no había motivo para quejarse, el Castillo tenía servicio de cocina, habitaciones. “Lo de solos” era una forma de hablar.
Llegaron pues al mismo, al principio todo transcurrió normal, escucharon trovadores, músico de lira, pasearon por las almenas iluminadas por antorchas; estaba siendo una noche de ensueño.
De pronto Noha le dijo a Vicente otro de los chicos. Fíjate, ahí hay una chica paseando por el borde del torreón.
Ahí no puede haber nadie. Solo lo hemos contratado nosotros. Y se alquila, para grupos individuales. Será la luna
No, es la luna Vicente, he bebido pero no tanto. Voy a ver
Noha salió de la pequeña estancia y camino hasta llegar al viejo torreón, allí estaba una joven que parecía dispuesta a saltar. Al ver a Noha, bajo de un salto. La encaró y le dijo
“¿Te mandan mis padres los condes, quién eres, y porqué  vistes así tan raro?
No me manda nadie, y la que viste raro, eres tú. Madre mía, pareces del siglo XII
Es qué soy del siglo XII, por sí no lo sabes estamos en 1145; así que es el siglo XII, y soy o estaba destinada a ser, la futura Condesa del limonar, pero hoy acabará mi vida
Noha sabía que puede haber saltos en el tiempo; era espectadora de Cuarto milenio, y había seguido la serie el Ministerio del tiempo. Así pues no le costó ningún trabajo comprobar que estaban de verdad en el siglo XII, y que ella estaba allí por algo.
Trato de explicar a la condesita lo que sucedía, pero esta se asustaba; al final casí consiguió que la entendiese un poco
Por su parte la joven noble, le dijo que su nombre era Rosaura, se había enamorado de uno de los lacayos de su padre, pero el Conde le tenía preparado un matrimonio con el hijo de otro Conde, lo que uniría los dos condados en un futuro. Ella no quería, pero sus padres no aceptaban la boda con un lacayo; y ningún obispo los bendeciría, así que había decidido poner fin a su vida, saltando desde el torreón. En cuanto a su amado, había salido camino al río, se tiraría desde el puente
La muerte  Rosaura, no soluciona nada, dijo Noha. Puede que yo tenga la solución. Ven conmigo.
Rosaura se dejo conducir por Noha quien la condujo a su habitación, le presto mejor dicho le dio, un vaquero, un jersey algunas prendas intimas, y dinero actúal.Luego las dos jóvenes se dirigieron al lugar donde estabán, los amigos de Noha, esta consiguió que Luis, otro de los chicos el novio de Calenda, le diese algo de ropa masculina; a ellos no les contaron la verdad. Se inventaron que Rosaura era una cocinera, y su novio estaba representando una obra clásica, le habían robado la suya. Y no podía regresar vestido así.
Todo salió bien, en el coche de Noha llegaron al puente, por suerte había luna, y pudieron verlo, es decir entraron en la dimensión del tiempo.
Los dos enamorados vestidos allí como corresponde a la época actual, se largaron a vivir su amor.
Y Noha volvió al castillo.
Al día siguiente al abandonarlo, Calenda dijo.
“La verdad fue hasta aburrido”
Pues yo no lo veo así, respondió Noha
Cuando abandonaban el lugar, uno de los jóvenes se fijo en un retrato de una joven, fíjaos se parece a la cocinera
Uno de los guías del Castillo, le corto en seco
No es una cocinera, es el retrato de Rosaura, era la primogénita de los Condes del limonar, desapareció una noche de agosto como está, se pensó en un suicidio, pero nunca se halló su cuerpo, según cuentan las crónicas. Otros dicen que escapó con su amante, un lacayo de su padre
Todos callaron.
Pero al día siguiente se asombraron al leer y escuchar la noticia de dos jóvenes que habían llegado a una capital española, sin documentación, diciendo que se la habían robado, y no recordaban casi nada. El caso era que no constaban personas desaparecidas que tuvieran sus rasgos, la joven  que dijo llamarse Rosa Aurea. Se parecía mucho a una condesa del siglo XII. Lógicamente no era no podía ser la condesa.
Tras muchos problemas, consiguieron les diesen nacionalidad, y les buscasen trabajo aunque la verdad poco sabían hacer
Meses más tarde. Noha ya casada con Alejandro, se los encontró de nuevo.
Condesa Rosaura, dijo Noha a modo de saludo
Rosa Aurea. Respondió  la ex condesa
Entre los dos jóvenes matrimonios nacio una profunda amistad
Así abuela que esa condesa se llamaba como tú, pregunto Alicia a su abuela.
Pues sí, hija fijate que casualidad, pero no hagas caso es un cuento
No sé,  tatita, dijo Miguel su nieto. Tú sabes mucho del siglo XII
Es que soy historiadora hijo, solo eso
Pues, yo señora Rosa. Dijo Ana la nieta de Noha que estaba pasando unos días con sus amigos. “Yo señora Rosa, quiero creer que fue verdad, que se puede viajar en el tiempo”
No Ana, no se puede viajar en el tiempo, a veces Dios puede conceder, el sabé porqué  vivir esas experiencias, pero recuerda, recordad todos, solo tenemos el presente.
Fin de la historia

miércoles, 3 de enero de 2024

Año 3015

 

Año 3015 un ascensor y una pasarela móvil,que recorren el cielo. Cuento futurista.
Era el año 3015. Andrea llamó por el teléfono telepático a su amiga, Rosaura. Para felicitarle su quinto siglo; hacía tiempo que la humanidad había superado lo que los antiguos llamaban véjez, por supuesto seguían muriendo, pero él que más jovén lo hacía tenía cerca del milenio.
Las jóvenes hablaron largo rato, quedaron para tomar un café, en una de las galaxias, a decir verdad en uno de sus exo planetas; a donde se trasladarían gracias al ascensor y la pasarela móvil, que recorría el firmamento, hacía tiempo que se había logrado superar la velocidad de la Luz
Ya en la cafetería del exoplaneta. “Luz celeste, X34”, se unió a ambos jóvenes Pedro, les contó lo mal que había pasado en clase de historia; cuando la profesora les habló de los siglos XX y XXI del pasado milenio, los horrores de los crímenes nazis, y estalinistas. Pero lo peor, con ser eso horrible, fue que cerca del final del siglo XX y primera mitad del XXI del pasado milenio, los gobiernos, ya sabéis que entonces había muchos países. Pues bien los gobiernos autorizaban a sacar la vida a los enfermos, y otra cosa aún peor muchas mujeres iban a médicos a sacar las criaturas que llevaban en su vientre
Rosaura interrumpió. Bueno eso se hace ahora también, no sabía que estuvieran tan avanzados. De hecho yo fue sacada del útero de mi madre de concepción, que no podía criarme, y llevada al útero de mi madre de parto
No Rosaura. Prosiguió Pedro, nada de eso; era imposible entonces las criaturas eran muertas en el seno de sus madres, de formas horribles, lo llamaban “derecho al aborto”
Cómo podían ser tan crueles; dijo Andrea. Ahora entiendo que tuviesen pena de muerte. Sí mataban a sus hijos.
Y es que en el año 3015, no había pena de muerte, ni carceles los que cometían delitos muy graves, eran llevados en un ascensor y plataforma móvil especial, a una galaxia lejana, donde se les dejaba para que vivieran a su aire. Cada tiempo se iba ver si habían cambiado, y querían tornar a la tierra
Las  religiones habían avanzado al respeto, por supuesto hacía siglos que existía una Sola Iglesia, presidida por el Papa, y que por supuesto éste seguía en Roma
No había animalistas, sí personas que amaban a los animales, pero todos eran conscientes de que eran depredadores, y sí había vegetarianos, pero por motivos dietéticos.
Eso sí el maltrato, la muerte cruel y el abandono de animalitos se castigaba duramente.
El cambio climático parecía detenido, se podría decir que eran felices.
No existían las armas, y las guerras eran otra de las atrocidades del pasado.
Solo había un país mundial. Gobernado por un conjunto de 100 personas elegidas democráticamente de forma rotatoria. No había partidos políticos
El país se llamaba “Tierra de Dios”
Pero esto es un cuento futurista, un cuento.
Fin

martes, 2 de enero de 2024

El orifice


El Orifice. Cuento

A Pablito le encantaba salir con su abuelo Leandro de paseó, ir a visitar a los amigos de D. Leandro, y aprender tantas cosas.
Aquella tarde D. Leandro lo llevó al taller de  su amigo, Manuel
Antes de entrar le dijo que se fijará en las cosas tan bonitas que se exponían en una vitrina, el pequeño estaba ensimismado. 
Luego tras golpear en una puerta pidieron permiso, les abrio la puerta un hombre de unos 55 años la edad que tenía el abuelo Leandro, el hombre llevaba puesto un delantal de cuero, unas gafas rarisimas, y tras mandarles e invitarles a pasar, saludo a Pablito con un apretón de manos, y les fue mostrando su taller, la forja, la fragua, luego les dió unas gafas como las suyas y dos delantales iguales, así como unos guantes, tenía también para el niño pues contaba conque iría con su abuelo.
D. Manuel tomo un trozo de hierro y lo metio en un sitio con mucho fuego, del que brotaban chispas, luego lo retiro con unas pinzas de hierro, y le fue golpeando hasta que se transformo en una delicada mariposa, o una flor, puso los objetos a enfriar, se sacó los guantes, y tomo unos moldes con distintas formas. Volvió a ponerse los guantes y tomo un trozo de oro, y otro de plata y los vertío en un recipiente hasta que se volvieron líquidos, tomo cada recipiente con ayuda de sus gruesos guantes y con un cacillo especial fue vertiendo con mucho cuidado el oro y la plata liquído en aquellos moldes que había preparado, luego se saco de nuevo los guantes y el mandil y dijo a sus amigos que hicieran lo propio.
“Esto tardará en enfríar, os invitó a un chocolate y un café con churros en la cafetería que hay aquí al lado”
Mientras saboreaban el café los dos hombres y el niño el chocolate, el pequeño pregunto a D. Manuel porqué hacia aquellas cosas
Porque soy un orife, es decir trabajo los metales. El hierro es duro, y no puede trabajarse en frío, así que es preciso ablandarlo en el fuego de la fragua, luego se puede hacer lo que se quiera, pero en ese momento la pieza esta caliente y es frágil, hay que dejarla enfríar  para que tome su forma definitiva. Y todos la admiren.
Con el oro y la plata pasa otra cosa similar en frío son duros y no pueden manejarse, pero en la fragua especial, se vuelven líquidos,  hay que echarlos en moldes especiales, con la forma de lo que uno quiere que salgan, unos seran collares, cadenas, pulseras, sortijas, pero otro tendrá que ser trabajado a mano cuando aún está templado. 
D. Leandro, preguntó a Pablito. ¿Tú crees que aquí D. Manuel es malo, con los metales que trabaja, que no los quiere, qué haría mejor dejándolos como son?
No, claro que no abuelo, el hierro solo sería un trozo de hierro, y lo mismo aunque más bonito el oro y la plata
Bien dicho nieto. Y dimé, tú piensas que sí  esos metales tuviesen inteligencia. ¿Protestarían?
No lo sé abuelo
Pues sí lo harían, pero luego cuando se viesen transformados, estarían orgullosos y bendecirían y darían gracias a nuestro amigo D. Manuel. Pues bien así hace el Orifice mayor
Quien es.
Dios hijo, cada uno de nosotros puede ser un trozo de hierro, o de oro o plata, y el Señor nos convierte en joyas bellísimas, pero es preciso que nos dejemos meter en la fragua, que nos dejemos modelar por la vida, y no intentemos escapar de sus manos, pues solo nos quebraríamos
¿Entiendes a tú abuelo Pablito? Pregunto D. Leandro
No mucho dijo el niño
Pero cuando creció y la vida lo golpeó, recordó aquellas palabras de su abuelo y su amigo orifice y supo aguantar los golpes de la vida, saliendo de cada uno mejor persona.
Fin