viernes, 29 de diciembre de 2023

Los diablos Cabroncin y Conatiin


Los diablos Cabroncin, y Conatin y el hombre piadoso. Cuento
Una vez dos diablos llamados Cabroncin y Conatín, salieron a hacer su trabajo, es decir buscar clientes para el infierno
Anduvieron rondando un tiempo por la tierra, hasta que se fijaron en Prudencio, Prudencio era un hombre ya mayor, muy buena persona, y muy piadoso, en él que los dos diablos vieron un mirlo blanco
Ya está se dijeron el uno al otro, lo vamos a convencer para que haga lo que quiere “El Jefe”, y no el Enemigo
Pero todas las barbaridades, las tentaciones que le sugerían el bueno de Prudencio, las espantaba como había hecho el Hijo del Enemigo, aquel aciago día en Israel
Así que Cabroncin y Conatin, decidieron ponerse a pensar, lo que había que hacer, era alejarlo del Enemigo, bueno que se creyese alejado
Iban a dar el primer golpe
Alejarlo de la oración
No, no le iban a decir que no orase, ni que no rezase, eso sería de estúpidos y no se tenían por tales
El primero en atacar fue Cabroncin, se hizo el encontradizo, bajo la figura de un señor de mediana edad, que tras preguntarle por una calle, fue llevando la charla a su terreno, para decirle porque no acudía a unas charlas para aprender a orar
Prudencio le dijo que él era una persona sencilla, y había orado, toda su vida
Ya, dijo el señor es decir Cabroncin, pero es que eso no sirve, digame obtiene siempre lo que pide, se siente relajado
No claro que no, a veces sí, pero otras no, bueno le haré caso y acudiré
Prudencio fue, y no se enteró de nada
Entonces se acerco Conatín, bajo la figura de una señora que supuestamente había asistido, a las charlas, y convenció a Prudencio, de que no sabía orar, y de Él de arriba, no iba escuchar sus plegarias, pues oraba mal, así que mejor  era lo que iba hacer ella, era dejar la oración
Prudencio le dijo que él no pensaba dejar su Biblia, sus vísperas y laúdes, su visita a Jesús en el Sagrario, sus misas y su Rosario
De pronto apareció por allí Cabroncin, y se metió en la conversación; lo que hay que hacer es hacer bien. La Biblia dice usted, para sí no dice más que tonterías, bueno cosas de otros tiempos, y le cito cuatro barbaridades sacadas de contexto, el Rosario, repetir, y repetir palabras, y palabras, laúdes y vísperas, recitar poemas, la Misa, escuchar lecturas de ese Libro que ya hemos hablado(Se refería a la Biblia), y luego escuchar lo que diga un hombre como usted, y claro como yo, seguro que peor, puede ser incluso un pederasta, para al final comer un pedazo de pan sin sal ni levadura.
Prudencio saltó, “Ese Pan es el Señor Jesús, con su naturaleza humana y divina”
Por favor dijo el diablo Conatín, usted es un señor inteligente, es un pedazo de pan, para recordar a Jesús, pero piense un poco, como él de arriba, se iba meter en un pedazo de pan; y como un hombre que murió hace tanto tiempo, iba estar vivo allí. No hombre son símbolos.Miré yo opinó como este caballero, lo que hay que hacer es hacer bien, eso sí respetando al prójimo y no imponiendo
Y como la charla de encuentros que Prudencio creía ocasionales se repetía, día tras día, pues acabo convencido, y decidió dejar todo tipo de oración
Se dedicaría sólo a las buenas obras
Claro que no contaba con una cosa, no se pueden hacer buenas obras sin Dios
En un principio le fue bien, ayudaba a todo el mundo, llevo bolsas de comida a comedores y parroquias, decidió ir a un asilo, y un hospital a visitar a los que estaban allí
Los diablos vieron cerca al Enemigo
Así que atacaron en forma de dos viejecitos, que le abordaron  cuando iba para el asilo, los dos diablos, le pidieron los condujesé, y luego le dijeron que había que ir a la iglesia, Prudencio no sabía que decir, él pensaba que estaba haciendo lo correcto; pero uno de los diablos lo saco de sus pensamientos. “Hay que conservar las costumbres, las tradiciones de los mayores”, además usted cree que hace bien, visitando el asilo, pues no, nos recuerda que nos han olvidado, y saca trabajo a profesionales que pueden hacerlo desde un punto de vista profesional
Prudencio les dio la razón, tampoco iría al hospital,pero las bolsas de comida sí
Bueno eso sí, pudo hacerlo, hasta que escucho hablar de una ONG que había hecho algún tipo de robo o dispendio para beneficio propio, y por otro lado de personas que sin precisarlo, iban a buscar comida
Pensaba que estaba haciendo bien, y estaba haciendo mal
No, no iba llevar más bolsas de comida
Pero quería ayudar,  hacer el bien
Entonces se encontro con un viejo amigo, que era en realidad el diablo Cabroncín, se presento como Ramiro su compañero de escuela, Prudencio recordaba mal a Ramiro, así que entró al trapo, fueron a tomar unos vinos, y, el falso Ramiro, le habló de que habìa que vivir la vida, pensar en uno, si acaso un poco en los hijos si eran menores, y a la gente que le ayudase el gobierno, para eso “pagamos los impuestos”,  Digo yo.
Prudencio en poco tiempo se convirtió en un hombre que solo pensaba en sí mismo, egoísta, exigente que derrochaba en juergas.
Un día su hija menor Candela de 16 años le contó que se había quedado embarazada, Prudencio era viudo, la primera reacción  fue darle una bofetada, la chica dijo que ella quería criar a su hijo, no se veía capaz de casarse
Prudencio consulto con Ramiro, y Ramiro le sugirió que interrumpiese el embarazo, Candela se negó, pero era menor y no le servía de nada, cuando iban entrar al abortorio, donde iban a matar a su nieto, vio a unas personas rezando el Rosario, llegaron hacia él, el eco de las palabras.”Santa María Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores”, sin saber porque las repitió, se llenó de paz. “Dios mío que iba hacer, perdóname, Madre mía, gracias por venir en mi ayuda”, sin pensarlo más tomó a su hija de la mano, vamos hija, no voy matar a mi nieto, se subió a su auto, y volvió a casa,  sería abuelo, su hija ya era mamá,pues llevaba un hijo dentro, aún no sabía si criarían al bebé o lo darían en adopción, Dios iría mostrando el camino, lo que iba hacer, era ir a confesarse, volver a su vida de piedad, y de buenas obras
Al día siguiente lo encontró Ramiro, y le preguntó que tal estaba Candela, Prudencio le dijo que tanto su hija como su nieto, estaban bien
Tu nieto, un puñado de células
Bueno Ramiro, un puñado de células con alma, es lo que somos todos, y ahora te dejo salvo, que quieras venir a Misa
Yo a Misa, dijo el diablo, al que casí le da un mareo. Jamás
Pues entonces veo que eres un diablo, así que vete al infierno
Y de pronto, Ramiro desapareció
Desde aquel día, Prudencio tuvo mucho cuidado de no dejar su oración, su rosario, su Misa, y de no escuchar tonterías de desconocidos o conocidos que pretendiese alejarlo de Dios y de su Iglesia
Ocho meses más tarde nació su nieta,una nena que fue dada en adopción a un matrimonio amigo excelentes personas, que no podían tener bebés
Candela criaría sus propios hijos sí era voluntad de Dios, más adelante,pero siempre podría ver a su bebé.
Fin

jueves, 28 de diciembre de 2023

La madre

 

La madre
Ya era muy vieja, las religiosas que cuidaban a los ancianos en el asilo, siempre la recordaban allí, se sentaba en una sillita de lona, con su Biblia y su rosario cerca de una fuente que había en el huertecillo jardín que tenían las hermanas.
Unas la llamaban madre, otras abuela, otras señora Elena. Decían las religiosas más viejas que debía de pasar de los ciento dos años, pero vayan ustedes a saber.
Su familia no venía nunca a verla, si acaso en reyes o celebraciones para salir en la foto,
Quien sí solía venir con bastante frecuencia era, su Carmencita. Era esta una mujer que debía de rondar ya cerca de los 60 años, siempre traía un cariño para Doña Elena, y los demás ancianos y como no, las religiosas. Ella era la criada, de la hija de Doña Elena, pero no venía mandada por la hija, venía por su propia cuenta, y disculpaba a sus señores. Que dicho sea de paso no tenían disculpa, habían aparcado hacía muchos años allí a su madre, para poder viajar libremente.
Doña Elena, también los disculpaba
“Lo de viajar sabe usted madre. Decía a la superiora. Lo de viajar  lo han heredado de mí, a mí tambíen me encantaba viajar, a mi esposo lo mismo, siempre que nuestros trabajos nos lo permitían, nos ibamos a conocer mundo, pero al poco de casarnos llego Elenita y no puedes viajar con una bebé, los niños necesitan a su mamá y su papá, mire usted madre que malo es el demonio, que una amiga, me recomendó que me fuese a Londres, entonces aún no se mataban bebés en la panza de su mamá en España, bueno se hacía, pero sin la bendición del Estado, es decir el aborto era lo que es, un asesinato, ni que decir tiene que no lo hice, y rompí relación con aquella amiga, ni siquiera rezó por ella. Luego cuando la nena tuvo ya sus cuatro años, volvimos a viajar la dejabamos con mis padres o mis suegros, pero cuando cumplió los 8 llegaron los mellizos, luego el santo que tengo en el Cielo, el mongolito, bueno ya sé que ahora no sé puede decir esa palabra, ahora se les puede matar en la panza, pero no llamarles mongólicos. Ahora son personas con no sé qué cosa. También hubo quien me aconsejo acabar con su vida antes de nacer. No lo hice, mi angelito se fue al Cielo con dos añitos. Después del llego mi hijo Ricardo. Hubo más gente que me recomendo viajar a Londres, y cuando en España empezaron los 3 supuestos buscar un médico que me inventase cualquier excusa.
Yo madre pude hacerlo, pude quedarme solo con la nena, con Elena, y con otro más con Ricardo por ejemplo, y seguir viajando, pero no lo hice, eran mis hijos y sobre todo eran de Dios. Luego cuando falleció mi esposo en un atentado de los de la ETA era  policía, pues me quedé sola con 4 críos, el viajar  se había esfumado. Tal vez pude  llevarlos a un centro, aducir que me veía incapaz, y volver a viajar. No lo hice
Un día se reunieron todos, yo estaba bien, tenía 80 años, ahora tengo 99 para Navidad, no 105 como dice la hermana Ricarda, estaba bien, pero tenía problemas de movilidad, de vértigo, no podía viajar. Y ellos no iban a renunciar por mí. Eso sí, me dieron a elegir una residencia laica, o a ustedes. Y yo con las esposas de Jesús, que sí él se enamoró de ustedes será por algo. A veces el demonio viene se sienta a mi lado, y me dice. “estupida, yo te aconsejé bien, ahora hasta estarías viajando, en aviones especiales que llevan hospital, pero preferiste parir y dar la teta y limpiar culitos sucios, estupida y no vienen ni a verte, ni tus nietos, estupida”. Entonces yo lo amenazo con el Rosario y la Biblia, a veces le echo agua de la fuente, que como es natural es bendita, porque viene de Dios. Otras estoy a punto de caer en la tentación y pensar que el demonio tiene razón, pero sé que no, mis hijos y mis nietos son buenos, y sí ellos no vienen a verme, estoy segura sus nietos e hijos eran a verlos a ellos. Y, si no, pues a Jesús también lo abandonaron. Ahora madre le importaría que rezaramos un rosario a la Santísima Virgen, luego me lee usted algo de La Palabra de Dios.
La Religiosa toma el rosario y empieza a orar, y piensa. Jesús enamorado de ellas, puede por quien está loquito es por su Elenita, por Doña Elena. Que cuando parta de este mundo merece irse al Cielo corriendo, bueno que digo eso no lo merece nadie, lo mereció Jesús el Esposo, pero él me entiende.
Fin

Dónde está el tesoro

 

Dónde está el tesoro. Cuento
Había un campesino que tenía 3 hijos cuando se sentía próximo a morir los llamó; y les dijo
Hijos míos, como sabéis tengo 3 campitos, os dejo uno a cada uno, a tí Luís te dejo él que está en el camino que va a la iglesia. A tí Juan él que está en la ladera de la montaña; a tí Miguel él que está cerca de la casa. En cada uno hay un tesoro para vosotros y para vuestras familias.
Murió el campesino y sus hijos fueron a tomar posesión de sus herencias. Pero los campos eran feos, no tenían nada.
Luís decidió ponerse a cavar a ver si encontraba el dichoso tesoro, cavó un día y otro. Como solo sacaba tierra. Penso a lo mejor está muy hundido, así que contrató a un señor con un detector de metales, que le cobró un pastón sin encontrar nada. Decidió  pues, vender el campo, y se lo compró su hermano Juan.
Juan,tuvo la misma experiencia con el suyo, solo que él no lo vendió, ni contrató a ningún buscador de metales.
Lo mismo sucedió a Miguel que esté sí le vendió también su campito a Juan
Ni Luis ni Miguel entendían para qué quería su hermano aquellos campos, donde era evidente, no había ningún tesoro.
Pero Juan había decidido plantar y sembrar. Y como la tierra había sido tan ventilada, dió grandes cosechas, hasta frutales trasplantó. Se hizo un hombre rico; y como era buena persona compartió con sus hermanos
Él había entendido que el verdadero tesoro era la tierra, el fruto que le darían ella y Dios sí la trabajaba.
Fin

Un teléfono especial


Un teléfono especial
Pedrín acompañaba a su abuela a la iglesia, se quedaba entusiasmado al verla abrir un libro, leer, luego arrodillarse, volver a leer. Y volver a quedarse en silencio de rodillas.
Otras veces lo que hacía era pasar por sus dedos las bolitas de una cosa que los mayores llamaban rosario.
En casa su abuela hacía lo mismo, aunque no siempre se arrodillasé
Como a sus 5 años era muy curioso le preguntó. Por qué leía aquel libro, y “jugaba” con aquella cosa
Doña Aurelia, le dijo que se sentará a su lado, y muy sería le dijo.
Esto no es un libro, es un teléfono móvil, Y esto dijo tomando el rosario, también
Abuela que tengo cinco años, yo sé que es un libro, y una cosa que mamá llama rosario
Eso es lo que piensa la gente, algunos los más listos hasta dicen que son 73 libros, pero es un teléfono móvil, o celular como dice tu tío Leandro de Caracas.
Y, puedes hablar con ellos
Pues claro para eso son los teléfonos. Puedo hablar con Dios; mirá yo marco el número es decir habló el libro que es la Biblia, y busco uno de sus libros luego me conecto con la Central que la lleva el Espíritu Santo, y leo es decir voy escuchando en mi corazón, a veces falla la conexión siempre por mi culpa, entonces si es en la iglesia de rodillas le digo a Jesús, que “no le escucho”, y vuelvo a leer otra vez, es decir a “escuchar”
Qué te dice. 
Pues hijo es una conversación privada, pero a veces me felicita, otras me regaña, otras no escucho nada, pero sé que  habla, y que su Palabra ha quedado grabada en la grabadora de mi corazón

¿Y el Rosario?
Pues muy parecido, con él hablo con María la Mamá de Dios, junto con ella, voy recordando cosas de su vida, de la de Jesús, y aprovecho para darle gracias y pedirle.  En cada misterio que así se llama, la Mamá me va diciendo lo qué tengo que hacer.
Mirá vamos a rezar uno cortito, qué quieres pedir
Pedrín muy serio dijo. Que Miguel se caiga y se haga daño
No podemos pedir cosas malas a la Virgen, ella es buena
Pero Miguel es malo, pues entonces vamos a pedirle que Miguel se vuelva un  niño bueno.
Y, Doña Aurelia enseñó a rezar el Rosario a su nieto Pedrín.
Fin

El ogro

 

El ogro.  Cuento
Todos los niños pasaban corriendo frente aquella humilde casa, más bien cabaña, a veces, “el ogro”  se asomaba a la puerta, tenía el rostro lleno de costurones, como quemaduras, los brazos lo mismo, a los pequeños les daba miedo, y corrían, él y su mujer la ogresa, les sacaban pasteles, caramelos los pequeños tenían  miedo de cogerlos, aunque a veces volvían tras sus pasos y tomaban alguno.
Los mayores les decían que era la casa del ogro, que comía a los niños. Los mayores bueno, no todos Doña Obdulia no, y regañaba a los otros por eso.
Un día reunió a los niños, dos de ellos eran sus nietos y les dijo.
Os voy a llevar a una iglesia que queda muy lejos, quiero enseñaros a Jesús crucificado.
Abuela sí ya lo vemos en la iglesia.
Sí pero esa imagen es poco realista
La abuela los llevó a una iglesia donde el Crucificado se veía con el rostro retorcido de dolor, lleno de cicatrices, no era una imagen bonita
Qué os parece es un ogro
Abuela dijo su nieta Carmencita es Dios
Así es hija, es Dios, Dios y hombre, y está así murió así, con esas heridas que conserva, en sus manos y sus pies, dice un amigo suyo Isaías que estaba tan feo que no parecía ni un ser humano. ¿Sabeis por qué murió así?
Yo lo sé dijo Leandro, uno de los niños para llevarnos al Cielo
Así es para salvarnos, nos ama tanto que hace lo que sea, por cada uno
Pues bien a Don Ricardo y Doña Juana, los que llamáis y no quiero que lo volváis hacer el ogro y la ogresa les pasa lo mismo.
Mirad os voy a enseñar una foto de los dos el día de su boda.
Los pequeños vieron la foto de una pareja de recien casados bellisimos
Ahora os cuento porqué están así. Al poco tiempo de casarse Dios los bendijo con una hijita que se llevó al Cielo, y los médicos dijeron a Juana que no sería mamá nunca más. Esto los volcó en todos los pequeños, Juana era maestra y catequista,y Ricardo pediatra.
Un día se incendió una de las casitas de la aldea, en ella habían quedado dos bebés, que su madre había dejado en la cuna, esta mujer no era amiga de Ricardo y Juana. Más bien lo contrario, cuando se vió el fuego.
La mujer al principio quiso entrar pero tuvo miedo, y se dijo, ya estarán muertos, pero Ricardo que venía de una consulta lo pensó más, se metió entre las llamas, le cayeron vigas encima, pero él rescato a uno de los niños al que protegió con su cuerpo, ese niño dijo al pequeño Leandro es tu padre Raúl.
Mientras las gentes trataban de ayudar a Ricardo, llegó su mujer Juana, y al ver que aún faltaba una criatura entró dentro y consiguió sacarla, pero ella sufrió graves quemaduras, esa niña Leandro es tu mamá Celia
Eran otros tiempos no había medios  por eso les quedaron esas cicatrices tan horribles, pero que los hace bellísimos  a los ojos de Dios
Los pequeños no volvieron a llamarles ogro ni ogresa, ahora hasta entraban a su cabaña, escuchaban sus historias y comían sus dulces
Un día Obdulia nieta. Les dijo. Ustedes son los más guapos del pueblo, porque son tan feos. Como Jesusito en la Cruz.
Desde su corazón los pequeños los veían hermosos. Como realmente eran.
Fin

martes, 26 de diciembre de 2023

Jesús bancario

 

Jesús bancario. Cuento
Era una mañana soleada, José trabajaba en una mesa, y había terminado hacía rato un arado, que no cobraría aquella familia para quien lo había hecho; habían tenido un mal año
María tendía la ropa a clareo
Jesús llego corriendo
Papá, mamá, escuchadme, voy a trabajar en el banco del pueblo, me han  contratado
José y María, dejaron todo, y fueron escuchar
Qué dices Jesús
Que voy a ser banquero
Banquero, no hijo, bancario tal vez dijo José, aunque no te veo yo a tí en esas lindes
Yo, tampoco dijo María
Sí, estoy muy ilusionado, traigo la tablilla porque preciso tu permiso, papá. Dijo mirando a José
José firmó
María dijo a su esposo. Tranquilo cariño, el niño no tarda en volver a la carpintería, y pobre banco
Jesús empezó su trabajo de bancario
José y María escuchaban a los que tenían ahorritos en el banco, hablar bendiciones del muchacho, los clientes aumentaban
Hasta que llegó Jesús un día a casa
Papá, mamá me han despedido
Qué has hecho hijo, preguntaron a coro
Nada, lo normal. El banquero quiere hablar contigo
José fue hablar con el banquero, que colgaba el cártel de cerrado por quiebra
Qué paso Eliaquim
Qué paso que tu hijo Jesús me llevó a la quiebra
Cómo
Pues mira, yo le dije. Jesús tú en tu casa, paga a la gente el interés por el dinero que depositan, y, ya sabes lo que hay que hacer, cuando nos piden un préstamo
Me dijo, si jefecito a mandar que mi Padre, me mandó a servir; pues bien José yo féliz, los clientes aumentaban, como no iban hacerlo, sí daba todos los préstamos que le pedían, y cuando iban a devolverlo, no lo cobraba, o cuando le preguntaban cuándo tenían que devolver y los intereses les decía, cuando te acuerdes sí puedes, y de los intereses olvidate.
Pero lo peor no fue eso, que lo fue, es que sabes a como pagaba los intereses por el dinero que traían

No, cómo voy a saberlo dijo José
Pues a ciento por uno, no, no me equívoco José, no el uno por ciento 1% que seria lo normal, bueno lo normal algo menos, sí no ciento por uno, es decir que sí uno traía, un denario se llevaba 101
y cuando le pregunté, a quien había visto obrar así. Pagar ciento por uno, prestar y dar sin esperar recibir, me dijo con una sonrisa.

Le ví, se lo veo hacer a Papá, Él os da sin esperar nada a cambio, y os devuelve si algo le dais el ciento por uno, que nada le dais pues todo es suyo.
Le dije que se fuera. Me dio un abrazo y se fue. Ahora José tú dime cuando tú prestaste dinero, salvo a un vecino, cuando tuviste un banco, cómo qué te ve hacer eso a tí.

José que sabía a que Papá se había referido Jesús, y no podía aclararlo al bueno de Eliaquim, se limitó a decirle, esta en la edad, tiene 18 años, hay la juventud quien la pillará Eliaquim

Ojala el Mesías estuviese ya entre nosotros, incluso aunque aún no se hubiera revelado, lo precisamos José

Tranquilo Eliaquim, está muy cerca
José no dijo más. Abrazo y beso como era la costumbre a su amigo ex banquero y se despidió.
Fin,

Ana y la pequeña María

 

Ana y la pequeña María
Ana la esposa de Joaquín miraba a su pequeña niña, era tan hermosa, pero sobre todo tenía un algo, que hacía que pareciese más santa que el Templo, no es que fuera buena, lo era sin dejar de ser traviesa, es que se le sentía sufrir cuando veía hacer daño, y tan feliz, de rodillas, o de pie recitando los Salmos, o hablando en silencio con su Diosito
Ana sabía que al ser su esposo Joaquín descendiente de David, y no tener hijos varones, la nena María, debería ser dada en matrimonio a un descendiente de David
Pero para eso faltaba tiempo, la pequeñita solo tenía 6 añitos, que  El Dios de Israel la cuidasen.
Recordó el día en que la llevaron al Templo para agradecer y con sagrarla a Yhv
María que acariciaba un cachorrito de perro, lo besó, lo dejo con cuidado en el suelo, y corrió a los brazos de Ana
Y, no olvidemos los apócrifos Ana no era una anciana, era una mujer madura sí, pero jovén
Mamita, (Inma) ¿Sabes una cosa, quiero mucho a Diosito, es  tan bueno, y sufre tanto cuando nos portamos mal, yo no quiero portarme mal nunca?
Ana la sento en su regazo, le prohibió referirse al Eterno, con la expresión, “Diosito”, cuando hubiera otras personas que pudieran no entender, le dijo que estaba segura, que ella nunca se portaría mal, y le contó que de su familia, es decir de ella podía nacer el Mesías, bueno de ella, o de otra chica de su misma  tribu

A la pequeña María, la carita se le iluminó
El Mesías, sabes mamita, yo pido a Dios todos los días que lo mande, que venga ya, luego le pido perdón por mandarle y le pido, que lo mande cuando él quiera- Me gustaría tanto conocerlo, me postraría a sus pies, le llamaría Señor, pues es Señor por decisión de Dios, el Ungido como David, le obedeceria, lo intentaría, él me llamaría su servidora. Pero no quiero que venga por eso, sino para que todos los hombres también los gentiles pobrecitos, se puedan salvar, puedan conocer a Yhv, eso solo el Mesías podrá hacerlo

Ana, escuchaba entusiasmada, a su pequeña, pero como buena mamá judía, la corrigió. El Mesías,  viene para el Pueblo de Israel, para dominar sobre los gentiles, para que Israel domine sobre todos los pueblos

No mamita, te equivocas, viene para todos.
Qué cosas tienes, Dios quiera que lo llegues a conocer mi pequeña

Entonces una alondra blanca muy bella, se posó en el alféizar de la ventana, y dijo. “Pequeña María, tú no llamarás al Mesías, Señor le llamarás, Jesús, le llamarás hijo, y, él te llamará mamá”
Madre e hija se estremecieron, porque la alondra no es un prensora, pero pronto volvieron a la normalidad, miraron y la alondra estaba cantando como cualquier alondra, eso había sido.
Aquel día en el Cielo Los Tres reprendieron entre risas, al joven Arcangel Gabriel, el Verbo le dijo.
Gaby qué según el cómputo humano aún faltan diez añitos para que lleves el anuncio, y la joven más guapa de Israel sea mi mamá. Veo que tienes prisa por llevar el Mensaje
El Padre Dios dijo. Es nuestra mejor obra. Solo tu Encarnación hijo la superará, Y, la Ruhaj divina exclamó. “Yo estoy enamorado
Los Tres que somos Uno, estamos enamorados.
En la tierra todo seguía normal, Ana pidió a su nena le ayudase a dar de comer a unas gallinas, y a preparar la mesa para comer.
Todo seguía igual, una madre y una hija como cualquier otra
La madre y la hija no sospechaban que el Mesías nacería de la pequeña María, que vendría para hacer lo que la pequeña María soñaba, que sería la madre del Mesías, y lo que ni podían imaginarse, que aquella niña sería La Madre de Dios.
Era hija de Ana, pero era también su Madre y su Hermana mayor.
Fin.

viernes, 22 de diciembre de 2023

La ciega


La ciega. Cuento y reflexión
Aurora había nacido completamente sana, una niña fuerte, con todos sus sentidos. Sus padres eran un matrimonio acomodado que llenaron a la pequeña de todo tipo de caprichos. Creció pues consentida, como lo tenía todo, no echaba en falta, ni agradecía nada, despreciaba a las personas de clase social inferior a la suya, trataba con desprecio al servicio. En la escuela e Instituto, en varios pues fue expulsada de muchos, todos privados. Era una compañera egoísta.
Con los animalitos no era mucho mejor, se le antojaba un perro, un gato, hasta un pato quiso una vez, luego se cansaba y ya no lo querían por suerte sus padres daban el animalito a familias que lo iban cuidar bien.
Tambien maltrataba las plantas los árboles, arrojaba basura el mar cuando iban a la playa; y el río de su pueblo lo consideraba su basurero.
Destruía los nidos que podía
Hizo la primera Comunión, para recibir los regalos más caros, y así siguió mucho tiempo, con caprichos, amigos que lo eran por que los invitaba  a cosas caras
Su sentido más desarrollado era la vista, era capaz de ver una hormiga negra, en una piedra en noche oscura. Su tía Remedios le decía que debía dar gracias a Dios por todo lo que tenía, en especial por la vista.
Ella se  reía, Dios en caso de que existiera, no tenía nada que ver con su sentido de la vista, era cosa de los genes.
Un día, ya debía de tener unos 22 años, y se iba casar pronto, se despertó y todo estaba oscuro, llamó con malos modos a una de las empleadas de sus padres, y le recrimino por no haberle abierto aún las persianas y corrido las cortinas, la joven doncella le dijo. Que todo estaba abierto, y hacía un día espléndido. Aurora no le creyó, ella no veía nada, le ordeno que avisará a sus padres estos acudieron y confirmaron lo dicho por la criada. Pero ella seguía sin ver. La llevaron a los mejores médicos, todos dijeron lo mismo, ceguera irreversible; el nervio óptico se había desprendido  no había cura
Al principio se desesperó, maldijo. Pero poco a poco se fue calmando, recordó las oraciones de la Iglesia, los Salmos, lo poco que había retenido de La Biblia, quería aprender braille, para poder leer la Biblia en Braille, de pronto su rostro se iluminó, pidió perdón a todos. Su novio que tenía ya varias amantes y se casaba con ella por interés, al ver que estaba ciega, rompió con ella.
Aurora aprendió Braille, empezó a colaborar en la iglesia como catequista, se paraba a hablar con todo el mundo, le gustaba escuchar el murmullo del río, se paraba  a oler las flores, acariciaba a los perros y los gatos, tenía un perro lazarillo, y un gato epuloncillo, le llamaba por lo tragón que era
Se hizo una persona encantadora
Un día que estaba con su tía Remedios, le dijo. Tía sabe usted una cosa, desde que Dios me devolvió la vista, estoy mucho mejor, la tía pensó que se había producido, un hecho milagroso. Pero Aurora la sacó, de su error. 
No tía no veo en el sentido que usted piensa, en ese mis ojos siguen sin luz y lo estarán siempre, salvo un milagro que ni pido, ni merezco, no me refiero a otra visión más profunda, yo antes tenía ciegos el alma y el corazón, por eso no veía, ni agradecía lo que Dios había hecho, despreciaba y maltrataba sus criaturas, y no solo a las que son solo sus criaturas sino también a las que además de criaturas son su imagen y sus hijos, ahora en mi corazón lo veo claro, y guárdeme el secreto a veces veo a Dios, al Creador al Padre
Cómo lo ves, mi niña. Dijo la tía Remedios, como un viejito
Que va, lo veo como un chiquillo que juega con nosotros, cómo va ser un viejo, no ve tía, que por Dios no pasa el tiempo.
Se enamoró Aurora de un joven que tenía buena vista, se casaron, y no, no tuvieron hijos pero adoptaron dos nenes de dos jóvenes mamás que habían sido ultrajadas, y que en lugar de condenar a muerte a sus bebés los dieron a Aurora y su esposo.
Así que sí tuvo hijos una nena que se llamó como ella Aurora, y un nené que se llamó como su papá Leandro.
Llegó a ser muy viejita y fue una abuelita adorable para sus cinco nietos todos de su hija Aurora, Leandro de fue de misionero a África y murió mártir.
Fin

El cazador, el Tulipán granate y la ribera del mar.


El cazador, el tulipán granate y la ribera del mar. Cuento
Había una vez un cazador, al que en contra de lo que pueda pensarse, le gustaban mucho los animalitos; de hecho él no cazaba para colgar cabezas, ni poner alfombras, es decir no mataba por matar, lo hacía para comer; y para defender los rebaños de vez en cuando
Vivía nuestro amigo. 
Por cierto todos los depredadores cazan, y los humanos somos el primer depredador, pero sigamos con la historia. Así que ahí vamos, vivía en una aldea que tenía mar y río, como también pescaba de vez en cuando, ya fuese en la mar, o en el río; aunque muchas veces iba solo admirar su belleza, contemplar al Creador viendo su obra
Un día vió un hermoso conejo, no era tiempo de veda; y Juan que así se llamaba pensó. “ Que buena pieza, me ofrece el Señor, para alimentar a mi esposa y mis cinco hijitos; hermano conejito, todos tenemos que servirnos unos a otros, tú me servirás de alimento a mí, y a mi familia” Dicho esto internamente, preparó su escopeta, pero el conejo, se echó a correr a toda velocidad, por lo que Juan erró el tiro, pero se echó detrás del animalito, y vió que descendía, hacia la mar
De pronto el conejo se paró; y le habló con voz humana
“Cazador, no me hagas daño, sé que no eres malo, yo también tengo hijitos aún pequeños, sí me dejas con vida, te mostraré algo que te hará rico, y no precisarás matarnos para comer
Juan se frotó los ojos y los oídos, hizo la señal de La Cruz, y tras invocar la protección de la Santísima Virgen. Dijo al conejo
“Es raro que hables siendo un animal, puede seas el Enemigo, para demostrarme que no,lo eres dí ahora conmigo
Bendita sea la Madre de Dios, Viva Cristo Redentor, Que grande es Nuestro Creador”
Pues claro, eso está hecho, los animalitos alabamos a Dios todos los días, él nos alimenta y cuida, y nunca le desobedecemos. Y dicho esto, repitió la pequeña jaculatoria
Juan sabía que El Enemigo, se las sabe todas, así que aún no estaba conforme, por eso añadió
Bien, pero aún falta algo, ahora dí
“Solo Dios es grande y poderoso”
Al oír esto el conejo, rugió como si fuese una manada de leones, el rugido fue tan fuerte, que se desprendieron piedras
Jamás vociferó con una voz que ya no era dulce, sino que tenía sonido al infierno, un olor como a huevos podridos lo infecto todo. Juan se volvió a santiguar, y vió como el falso conejo, se transformaba en una culebra inmensa que se metía bajo tierra.
Dió las gracias a Nuestra Señora, y pidió al Cielo le pusiera cerca un animalito de verdad, para poder cazar
De pronto se fijo en una planta no muy común en aquellas tierras, y máxime cerca del mar. Se trataba de un tulipán granate, y de tamaño gigante
Entendía algo de plantas, así que saco un esqueje, iba dejar la caza, por un momento; y llevar aquello al Instituto de botánica, a ver que le decían
Así lo hizo, las noticias que le dieron, eran inmejorables, Se trataba de un espécimen que se creía extinto; Juan fue recompensado de forma generosa.
Tanto que desde aquel día; solo cazó cuando tuvo necesidad alguna fiera, para proteger los rebaños
Pero como recordaba que el demonio disfrazado de conejo, le había prometido riquezas, con más de la mitad del premio que le dieron, mandó tallar una pequeña custodia de oro, para Jesús, y el resto de la mitad del premio, se lo dió a Jesús también en comida, en ropa en casas, porque Jesús no está solo en el Sagrario, está también en los pobres.
Con el resto puso una quesería, educó a sus hijos y vivió en paz con Dios y su creación.
Fin

sábado, 16 de diciembre de 2023

La historia de un hombre bueno.


La historia de un hombre bueno, dos diablos y como La Virgen evito que Jesús llorará.
Esta historia, pasó hace tiempo
Eliseo era un hombre muy bueno, bien vamos a bajar a la tierra, era una persona buena, siempre ayudaba al que lo necesitaba, pero de un tiempo a esta parte, las cosas digamos que se le torcieron, la enfermedad de su mujer, el quedar viudo  con 3  niños pequeños, hizo que contrajera deudas, y que esas deudas lo llevasen a la ruina, perdió su pequeño rebaño. Y tuvo que empezar a trabajar como pastor a salariado
Aquella noche le tocaba empezar el turno de vela del rebaño después de que en el puesto de guardia sonase la última trompeta,  muy tarde ya, al ir a  notificárselo a su patrón, quien era además el dueño de la Posada, se encontró con dos jóvenes posiblemente, bueno seguro que matrimonio, ya que la joven tenía pancita, era evidente que estaban allí por el censo. Malditos romanos, ya verán cuando venga el Mesías, los va hacer picadillo, dijo en silencio, para que los romanos que rondaban no lo hicieran picadillo a él.
Eliseo escuchó como su amo, despedía a la pareja indicándoles un viejo cobertizo donde se guardaban animales y heno; no es que fuera mal hombre, es que no había sitio
Eliseo dejo escapar una lagrima, le hubiera gustado tanto darles alojamiento, pero en su pequeña cabaña tan poco había sitio, bueno ni cabaña, vivían en las cuadras de su suegra.
A eso de la media noche un poco más, el cielo se volvió como de cristal una música que nunca se había escuchado sonó en el aire, aunque parece ser, que no todos escuchaban la misma, y un joven  muy hermoso sin alas ni montas, al que se unieron otros igual, les anunciaron el nacimiento del Mesías, el Salvador. Les dijeron que lo encontrarían en pañales en un comedero de animales, vamos un pesebre
Los pastores al momento se dijeron. Vamos a ver lo que nos han dicho, y se pusieron en camino, Eliseo también se levanto, él no podía llevar un cordero, no era suyo, pero se lo pediría al amo, y si le daba permiso volvería por el animalito, lo que le llevaría era la fruta que se había llevado para comer él
Pero entonces se dio de bruces con un desconocido, que se puso a hablar sin presentarse siquiera, y le dijo.
Que eso que pensaba hacer era una tontería, cómo iba nacer el Mesías en una cuadra, si era el rey de Israel, descendiente del rey David, que pensará un poco, además de que los iba salvar un bebé, que precisaba protección, y lo de llevar fruta a una recién parida, es hasta un insulto, yo, prosiguió el desconocido que era en realidad Belcebú, no quiero meterme en lo que no me importa, pero me caes bien, y, pues te doy mi opinión
Eliseo se dijo, pues tiene razón este señor, ni siquiera se preguntó como sabía lo que iba hacer
Al poco tiempo, lo pensó mejor y decidió ir, no iba llevar el corderito, sí dos manzanas hermosas, y un corderito de barro hecho por él, para que jugase el pequeñín fuese o no el Mesías
Y se topo con otro desconocido, este era uno de los diablos más odiados de Satanás, los diablos solo saben odiar, se llamaba Raputino, este le dijo lo mismo que Belcebú, pero añadió que llevar una imagen, era llevarlos a la idolatría, que La Ley prohibía las imágenes, y le cito La Ley, muy bien por cierto, Eliseo dijo que él, llevaba un juguete.
Es un error insistió, tú  quédate cuidando el rebaño de tu amo, y déjate de tonterías, es mi consejo
Eliseo le dio la razón
Pero pronto se dijo, aquí hay diablo encerrado, no voy hacer lo que pensé
Y así lo hizo, fue primero a la posada a pedir permiso a su amo, para regalarles un corderito, y este se lo dio, luego con sus dos manzanas, y una ovejita de barro, hecha por él,  se encaminó a la cuadra donde había nacido el Mesías.
Sus amigos los otros pastores ya se habían ido casi todos
La Mamá del bebé, estaba intentando que esté no empezará a llorar. Fue entonces cuando entró Eliseo, al verlo supo que era él, se disculpó por la pobreza de sus regalos, pero el papá del bebé le dio las gracias, entonces la Mamá, que por cierto Eliseo se enteró entonces de que se llamaba María, tomo la ovejita de barro, y una manzana colorada y la acercó al niño, este aún no podía verla, pero la acarició con sus manitas y sonrío
Y, no lo siento la oveja no se volvió de verdad, Este  es un cuento serio, y Jesús no hacía esas tonterías.
Volveré con un cordero de verdad, dijo Eliseo
No, vuelve tú con tus niños dijo José el papá, tú también eres pobre, lo que has traído, ha sido lo mejor. Yo, dijo María, te lo agradezco mucho, no sabía que hacer para que no empezará a llorar, y ya ves, le ha encantado tu ovejita, y la manzana; gracias Eliseo, estas invitado a la fiesta de la circuncisión, le vamos a llamar Jesús, su Papá quiso ese nombre, para él
Eliseo no dijo nada, pero pensó, pues claro siempre es el padre él que escoge el nombre.
A los ocho días, con sus tres pequeños fue a la circuncisión del pequeño Jesús, quien lloró como un  descosido, y su Mamá como toda mamá también.
Fin