sábado, 31 de agosto de 2019

El heno

El heno

El heno es la hierba seca mezclada con paja, que se usa, o se usaba al menos como cama, y, para alimento de los animalitos del campo, compañeros de trabajo del hombre, vacas, bueyes, burritos, mulas, etc., una parte se les echaba en el pesebre, para que comiesen.

Otra más abundante y con más paja, se repartía por el suelo, para que durmiesen

En esta historia, donde hay, al menos una vaca, un buey, una mula y un burrito, estaban todos muy contentos, porque  su amita, la humana para la que trabajaban  como ayudantes en el campo les había echado en su pesebre heno, un heno que se veía tenía que estar muy sabroso, y, les había hecho “su cama “con paja y hierba limpia

Pero cerca ya de la noche, entraron aquellos dos jóvenes, ella esperando un bebé para muy pronto, y, cogieron  de la paja y, la hierba que era la cama de ellos, para poder descansar un poco, y, luego cuando nació el bebé que era muy lindo, como todos los bebés, y, muy llorón, la mamá,  lo coloco en el pesebre, y, lo cubrió además de con los pañales y la ropita que le traía, con el heno que era su comida.

Y, ellos miraron al bebé y a la mamá, y, como serían todo lo irracionales que quieran, pero de tontos nada, vieron que aquel bebé era su Creador, que había nacido como un humano, él sabría porque, y, la mamá que era muy guapa, y, era una humana, sólo una humana, era además su Reina, y, como buenos súbditos, no ignorantes como los humanos, se sintieron orgullosos de que su Reina, escogiese tener a su bebito entre ellos, y, que lo que iba ser su comida, le sirviese de abrigo al Recién nacido.

Luego hablaron entre ellos, y, decidieron que como Creador sería todopoderoso, pero como bebé llorón era lo más indefenso, y, precisaba calor, y, los cuatro se pusieron a echar su aliento sobre él, y, sus ángeles de la guarda, porque los animalitos también tienen su ángel de la guarda, les dijeron que habían hecho muy pero que muy bien.

La Mamá del bebé, la joven María, y,  su esposo, el joven José, sonreían y, vigilaban no le fueran hacer daño al bebé, y, es que La Mamá María, no sabía que Ella era ya la Reina de todo lo creado, y, lo que estaba viendo, era el homenaje de sus súbditos más inteligentes los animalitos buenos.

Fin

martes, 27 de agosto de 2019

El mañana

El mañana

Un niño pregunto a su abuelo, abuelito, qué  es, el mañana
El abuelo estuvo callado un poco, fumo su pipa, porque los abuelos entonces fumaban, después miro al cielo, miro a la tierra, volvió fumar, el niño estaba ya nervioso, hasta había dejado tranquila a una pobre lagartija. Abuelo. ¿No me has oído?, qué es el mañana

El mañana, dijo por fin el viejo, es una mentira, un cuento, una trola, el mañana no existe

Qué dices abuelo, cómo no va existir

No hijo, lo único que existe es hoy, y, a veces nos engañamos dejando cosas para “mañana”, o “el mañana”, y, esa mañana, o  “El mañana” nunca llegan, porque siempre estamos en hoy.

Por eso, debemos hacer las cosas en su momento, y, vivir la vida en su momento, en el hoy que nos encontramos, porque no sabemos si tendremos otro hoy, porque no lo olvides nunca, si Dios en su infinita misericordia nos da otro día de vida, ese día no se llamará mañana, se llamará “hoy”

Fin.

jueves, 22 de agosto de 2019

El Robledal

El Robledal

En el pueblo había un inmenso bosque de robles, es cierto que había también otros árboles pero estos los robles, eran los más abundantes.

A los vecinos del pueblo, les gustaba ir a sentarse en el verano, y, en los días cálidos del otoño a  la sombra de los árboles, y, a los chiquillos correr y jugar entre sus gruesos troncos

Nadie había recorrido nunca toda su extensión, al menos que se supiese, pues acababa en una peligrosa barranca

Pero un día, unos chiquillos que jugaban imprudentemente cerca de la misma, encontraron un esqueleto humano. Se asustaron como no podía ser menos y fueron dar aviso a las autoridades

Vino el señor juez ordenó el levantamiento de los restos, de los huesos, y, se condujeron al centro anatómico, y, empezaron las especulaciones, no había ropa, solo girones de tela pegada a los huesos y, una especie de cartera de piel de cabra, o algo parecido

El juez hombre ya mayor dijo, pienso que esa cartera perteneció en vida, al marido de Patricia, la señora patricia, su marido fue seguramente como pensábamos uno de los paseados en ese triste episodio de nuestra historia, le fusilaron desnudo sólo con algunos trapos encima y dejaron su cuerpo en el robledal, en la parte que nadie visitaba. Hay que comunicárselo a su viuda, la pobre mujer piensa que se marchó como pensaba para Argentina

Todos es decir el juez, el forense, y, el cura del pueblo que se hallaba presente acordaron ir a dar la noticia a la señora Patricia.

La señora Patricia era una mujer mayor vestía de negro, pero tenía siempre una sonrisa en la boca, dispuesta siempre a ayudar a quien lo necesitará, había sacado adelante a 4 hijos, cuando el marido desapareció, y, ahora ayudaba al nieto  casado y en paro con 2 niños que tenía en casa, y, a sus 94 años, aún trabajaba el campo, las pequeñas huertas que tenía

Les mando entrar pues las puertas de su casa siempre estaban abiertas,  les ofreció un vaso de vino, o de leche recién ordeñada, ellos optaron por el vino, y, se sentaron tras hablar de cosas intranscendentes  fueron al meollo de la cuestión, le mostraron la cartera, y, le dijeron que habían hallado el cuerpo de su difunto esposo del señor Raimundo

Están locos, dijo, de dónde han sacado eso, a saber de quién serán esos huesos, a lo mejor de un romano, dicen que hubo por aquí, mi marido se fue para Argentina, lo que pasa es que allí, rehízo su vida, y, bueno hace dos meses me entere de su muerte. Pero no lo paseo nadie.

¿Está segura, señora Patricia?.  Pregunto el juez

Pues claro, y, ahora déjenme, que tengo que hacer la comida, buenos días les de Dios.

Al medio día, conto lo sucedido a su nieto y a su mujer.

Quiero. Les dijo, que de lo que os voy a contar no, contéis nada, a nadie,  y, a nadie es a nadie

Prosiguió

Los restos son de tu abuelo, había vecinos que no compartían sus ideas políticas, bueno más bien le tenían rabia por otras cosas que no vienen a cuento, y, lo denunciaron al que era entonces el alcalde del pueblo, de ideas contrarias a las de tu abuelo

Él tenía pensado irse para Argentina, eso es cierto.  Pero una noche lo vinieron a buscar, él propio alcalde y, otros de su cuadrilla, yo los seguí sin que me vieran pensaba poder ayudarle, pero el alcalde salió del grupo y, me ataco por la espalda me amordazo me tumbo al suelo y me violó, mientras era violada sentía los disparos que mataban a mi marido. Luego me advirtieron que si decía algo, matarían a toda mi familia, es decir a mis hijos y, a mis padres.

Calle, al poco tiempo supe que estaba embarazada, sabía que no era de mi esposo, por el tiempo que había pasado. Durante un tiempo pensé en deshacerme de aquello que crecía en mi vientre, pero luego me dije a mi misma, que aquel hijo era mi hijo, y, era hijo de mi esposo, pues lo concebí sí, por la violencia del alcalde, pero por salir a intentar defender a mi esposo. Y, además era un inocente que no tenía culpa de nada.  Deshacerme del, matarlo, sería ser como mi violador.  Así que seguí adelante con mi preñez y nació tu padre.

Eres admirable abuelita, dijo el nieto, pero no entiendo, por qué has mentido ahora

No he mentido, he tapado una parte oscura de la historia en la que nos volvimos bestias, tu abuelo está muerto, pues ya está, decir que eran sus restos  no le iba volver la vida. Y, destaparía rencores que ya están olvidados, el actual alcalde es nieto de aquel, y, este es un buen hombre, y, el otro, bueno, era otra época, una guerra había rencor, los de tu abuelo tampoco eran unos angelitos, y, no puedo asegurar aunque creo que no, que tu abuelo no hubiese hecho alguna barbaridad con los contrarios a sus ideas, pero eso es de otra época, a los muertos hay que dejarlos descansar en paz. Del pasado no hay que remover los muertos. Sólo fijarse en los errores para no repetirlos. Y, en los aciertos para imitarlos

Pues Silvino el de la granja,  ha puesto un requerimiento para encontrar los huesos de su bisabuelo,  que fue paseado, y, cree que lo sepultaron cerca de alguna tapia, o de una cuneta qué le parece. Pregunto la nieta política

Mira hija, no voy juzgar yo a Silvino, que no soy juez, pero pienso que mejor haría yendo visitar a sus padres que tiene en un asilo de ancianos, y, a los que no va ver, según él mismo cuenta, que buscando los huesos de un bisabuelo que no conoció, y, al que en el Cielo no le importa donde estén sus huesos. Pero no hagáis caso, que soy una vieja

Vieja, sí, dijo el nieto dándole un beso, pero muy guapa y muy sabia

Fin


martes, 20 de agosto de 2019

El Faro

El Faro

Hacía pocos meses que Clarisa, se había tenido que mudar a un pequeño pueblo del interior de España.

Su carácter alegre, y, jovial, chocaba con aquel lugar que parecía dormir anclado en el tiempo

Sus estrechos y empedrados callejones daban una sensación de ahogo, que hacían sentir a Clarisa, la impresión de que se iban a derrumbar sobre ella.

Las gentes del pueblo eran hoscas, taciturnas, como si ocultasen un gran secreto, un secreto sobre el cual pesasen no los años, los siglos, todo era sombrío en aquel lugar, salvo la vieja ermita, pero esta,  salvo los domingos que el cura venia decir Misa, a la que asistían solo 4 mujeres enlutadas y unos pocos chiquillos, estaba cerrada

Ella se dijo, a si misma, que todo era producto de su mente, debería de procurar encontrar amigos, su trabajo lo realizaba desde su casa, por medio de Internet, así que no le quedaba otra, que buscar  sitios donde conocer gente a fin a ella, imposible.

Se dedicó a ir al único cine que tenían, y, que abría todos los días, trato de entablar conversaciones en el café, en la tienda, pero todo eran monosílabos.

Un día, en su casa, que daba como todas a un oscuro callejón, le pareció que la luz de la farola, el faro le llamaban en el pueblo que alumbraba, bueno decir alumbrar es mucho, la calle, se apagaba por momentos, y, que se escuchaban gritos. Se asomó pero no vio nada, el farol, es decir la farola, seguía alumbrando igual, y, no había nadie. Se dijo a si misma que aquello era fruto de su desbocada imaginación, y, después de cenar, leer, ver un poco la tv. Se fue a la cama

Pero el hecho se repitió al otro día, y, al otro.

Su mente abierta le dijo, que era posible, que algo hubiese sucedido en el pasado, y, se propuso investigarlo

Y, como ya había previsto, le dieron con todas las puertas en las narices, una extranjera, metiendo las narices en la historia del pueblo

Un día, pregunto por un templo cristiano de culto  a católico,  poco falto para que la apedrearan, no entendía el por qué. Pero no era mujer que se amilanase

Y, decidió llamar a Juan su  ex pareja. Era historiador doctorado en historia medieval, y, acepto ayudarle

Y, así, Clarisa se enteró de que en La España de Felipe II, donde la quema de “herejes” era el deporte del buen rey, una mujer luterana, había conseguido refugiarse en aquel pueblo, donde ella vivía ahora, se había escondido allí con sus dos criaturas, y, otra que llevaba en su vientre, pero un día un grupo de vecinos que venía de Misa, la descubrió, y, decidieron llevarla ante el Tribunal de La Inquisición,  primero le arrancaron los hijos de las manos, desoyendo sus gritos, luego olvidando su estado, o, mejor recordándolo, la golpearon hasta hacerla abortar, pues el Tribunal no infringía torturas a las embarazadas, hasta que parían, los golpes no sólo causaron la muerte del inocente no nacido, sino los de la pobre mujer luterana.

Cuyo cadáver, fue encontrado al día siguiente, los autores no negaron los hechos, pues torpemente pensaban ser recompensados, pero fueron condenados a muerte. Ellos no eran quién, para condenar ni matar a nadie. El pueblo entero, saco a los asesinos de la mazmorra y, se mantuvieron ocultos en los sótanos de las casas,  hasta que el hecho se olvidó, y, el pueblo se mantuvo siempre como un pueblo fiel, al rey, y, a la Iglesia.

Pero la joven madre luterana asesinada, antes de morir había dicho, que perdonaba a sus verdugos, pero  le pediría a Dios que su crimen fuese sabido por todo el mundo

Y, por eso, el tiempo, había devuelto sus lamentos, y Clarisa los había escuchado, ahora ya todo el mundo sabía la verdad, aunque el pueblo siguiese llevando el peso de su viejo crimen encima

Clarisa conto el hecho histórico en las redes sociales, y, en la prensa, aunque muchos no lo entendieron

Hubo una mujer que sí, por eso, aquella noche, el farol, es decir la farola ya no tembló, ni quiso apagarse ni se oyeron más ruidos que los ladridos de los perros, y, el canto de los pájaros.

Fin

sábado, 17 de agosto de 2019

El cisne del río Cabe

El cisne del río Cabe

En el río Cabe, en la ciudad, más bien aldea, o pueblo rural de Monforte de Lemos.
Cerca del mal llamado “Puente romano”, Puente viejo, y, va que se pierde, hay un paseo fluvial, mal cuidado, sucio, viejo. Pero no voy hablar ni del puente, ni del pueblo, ni siquiera del río

Voy hablar de un cisne blanco, que mezclado con otras aves acuáticas, se desliza por las aguas, no muy limpias, todo hay que decirlo

A veces el ave, sale con otras de su especie, a los pequeños prados que rodean, el paseo,  extiende sus blancas alas al cielo, menea su cuello, come en la hierba, luego se aleja del grupo, y, se queda solo mirando, a lo lejos.
Un día me pareció ver una lágrima en sus ojos, tal vez alguno pueda pensar que estoy loca, un poco sí, lo confieso, y, me alegro de ello, es precisa un poco de locura, para vivir en este mundo. Pero sigamos con el cisne del río Cabe

Decía que el animal, parecía llorar, y, es cierto. Porque este cisne tenía una hermosa compañera, una cisne macho, con la que recorría las aguas de otro río, El Tormes en Salamanca, pero un día, una persona, no sé si natural de  Monforte, o de otro pueblo, decidió tomarlos para su finca privada, la hembra y los cisnes pequeños murieron. Y, sólo quedo el cisne macho. Que por decisión de las autoridades no podía estar en finca privada, y, dado que su captor, había llegado con ellos a Monforte, termino en el río Cabe, por eso, El Cisne blanco llora por su amada, y, por sus hijos, no ha vuelto a tomar pareja, cosa normal en su especie, y, sueña el día. Porque está convencido de ello. De hallar a su amada en el Cielo, y, deslizarse por las aguas de las lagunas celestiales

Yo, también creo que será así. Mientras tanto, y, mientras dure mi estancia en esta mal llamada ciudad. Cada vez que paso por el Puente viejo, y, veo al Cisne blanco, le envió un saludo, aunque las gentes de este lugar me miren como una loca. No me ofende. Porque es un poco verdad

Fin