domingo, 26 de agosto de 2007

El siervo de los talentos


Recuerdo que yo por entonces era una muchacha muy joven. Me había escapado de mi amo. Diógenes;  nada que ver con el sabio griego, este también era griego pero de sabio nada.

Y caminando como pude, había llegado hasta una ciudad de cuyo nombre no me acuerdo; por las figuras que vi,  intuí que debía de ser egipcia, o si soy sincera eso me importaba muy poco me sangraban los pies,  tenía hambre, por lo que me metí por la primera puerta que halle abierta. Y allí fue donde; conocí a Majencio.

Majencio era de esas personas que siempre se quejan de todo, que jamás encuentran nada bueno,  yo eso, no lo sabía entonces, lo supe después.

Lo que sucedió en aquel momento, fue que escuche, no sin querer yo era muy curiosa, como todos los que tienen que proteger su vida.

Esta era la conversación
“Tuve miedo de ti., que quieres recoger donde no has esparcido.
 Y recolectar donde no has sembrado. Así que enterré mi denario”
Oí también las palabras del amo “Siervo malo y haragán....quitadle el denario y dádselo al que tiene 10”

Luego vi, salir a Majencio, con la vista baja, refunfuñando.

Me acerque para pedirle un vaso de agua, me contesto.
Cómprala o vete a beber al rio.

Le dije que ni tenía dinero, para comprarla ni pensaba ir al rio, y que si se había molestado con su amo, no era mi problema que tuviese un amo tan malo.

Me tomo por los brazos y me sacudió.
“Tú eres idiota, mi amo malo, es un padre para todos nosotros, un padre....”
Vale hombre, vale,  respondí.
 Un padre, pues tu padre, es un poco raro,  se ha portado injustamente contigo. ¿O no?

No. He sido yo, el que le he fallado.

No entiendo, ¿Eso de que quiere cosechar donde no sembró?
Esa fue una mentira mía, mejor dicho una disculpa, s cierto que yo tenía miedo, de que los banqueros no pagasen lo suficiente; pero no lo es menos, que los banqueros quedan en otra ciudad;  no tenía ganas de viajar,  no lo es menos, que pensaba que al ser sólo un denario, el amo me lo regalaría para mí, por eso, porque soy un ladrón, escondí el denario en tierra, porque pensaba que el amo, me iba decir.
 “Pues un denario sólo es para ti”
 Pero es un hombre justo.
Pregunte de nuevo. ¿No es cierto lo de que sea un hombre, que recoge donde no ha esparcido, y cosecha donde no sembró?

Claro que no, si recoge o si cosecha lo que hemos esparcido, o sembrado cosecha lo suyo.

Nosotros nada tenemos, si sembramos en su tierra, es suya simiente y tierra, y somos suyos nosotros, sus siervos. Si por ejemplo se esparcen flores o frutos por el suelo,  sucede lo mismo

Por el contrario, como te dije, es un hombre muy bueno, y muy justo, nos trata como a sus iguales, no lo hace nadie con un siervo.

¿Cómo a sus iguales, e entiendo?

Sí veras, él puso su dinero en nuestras manos, en las mías, podía llevarlo él mismo a los banqueros, se fio de nosotros,  yo le he fallado,  porque soy un vago y un ladrón.

Le recomendé que entrase a pedirle perdón; y aunque no le diese el denario,Por lo menos que no lo vendiese en la siguiente subasta de esclavos.

El amo no lo vendió,  tampoco lo quiso más en su casa, le dio la libertad, que no era ningún regalo ; ya que Majencio, aparte del oficio que ejercía en casa de su amo, era el encargado de las cuentas, no sabía hacer casi nada,  además, el trabajo no le hacia ninguna gracia.

Y así empezó nuestra vida juntos, empezó a llevar mis cuentas de lo que  ganaba cantando.

Y de ese modo la conocí.

Madre mía como me recuerdo. “que guapa era. Y muy joven”; recuerdo que llevaba al niño en brazos., un niño, muy guapo, muy moreno,  que se veía era un torbellino, se le antojo, uno de los diosecillos, que yo vendía, además de cantar hacia y vendía ídolos.

Ella lo sacaba de sus manitas, yo no entendía porque, pensé que sería; por si la criaturita se lastimaba, y,le ofrecí primero unos rollos de papiro, con las tragedias de Sófocles.
 Me dijo.: Soy judía no griega
Rebusque,  y halle un papiro con unas historias en hebreo.
Me sonrió y me dijo. Gracias,  soy la esposa de un obrero, no sé leer.

No podía quedarme así, y tome unos dulces que ofrecí al pequeño, se puso perdido. ”Como se manchó”

La Madre sonreía, y le dijo. “a ver Jesús, dile gracias a la señora.”
El pequeño me contesto. Con su vocecita infantil “gatias”
De nada guapo. Fue mi respuesta.

Dos días más tarde, volví encontrar a Maria, ese era el nombre de la mujer.
Oye: que te parece si me ayudas a cuidar de mi pequeño, es que voy empezar a ayudar a hacer las faenas en una casa, aquí José no tiene tanto trabajo,  necesitamos el dinero,  te daré una parte de lo que me paguen en la casa, será bueno para todos, para mí, para mi niño que no puedo dejar solo,  para ti, estar con mi pequeño es lo mejor del mundo,  sin Él lo peor.

“A mí me parecieron exageraciones de madre, pero acepte encantada,  dejaría de estar en la calle todo el día, expuesta a todo.

Y así empecé a cuidar a Jesús, era un niño muy bueno,  enseguida me cogió cariño, yo le contaba historias,  le conté, lo que le había pasado a Majencio, tal  como lo había oído

Claro que un niño pequeño no recuerda nada,  pensaba yo; hasta que...

Pero aún es pronto para eso,  un día me anunciaron que volvían a su tierra,  Jesús me lleno la cara de besos. Yo por aquel entonces ya me había casado con Majencio.

Han pasado 32 años. Ya no soy la que era, mi marido Majencio murió en una reyerta en una taberna.
 He llegado a Israel como la amante de un romano,  movida por la curiosidad he ido a escuchar lo que estaba oyendo un grupo de gente.

Me quede ensimismada al oír que era el cuento,  mejor dicho la historia de Majencio que yo le había contado a mi niño Jesús,  sólo a él, sólo que en vez de denarios, hablaba de Talentos,  era la misma.

Me fije en su rostro, sus ojos eran los de mi niño, y no pude captar nada más. Porque se trataba de un bebe,  y este era un hombre joven, pero un hombre.
Me dije que no podría acercarme a él. Los de su raza son muy escrupulosos con las mujeres como yo, no sólo soy gentil, sino la amante de un romano.

Entonces fue Él quien me llamo,  Sefora. (no os había dicho mi nombre todavía)
Me volví corriendo
¿Me conoces?
¿Y tú no conoce ya a tu niño?
Y me abrazo, con la pureza propia de un niño
¿No tienes miedo, de que puedan pensar mal de Ti?
No, han dicho de mí, lo que han querido desde que soy un endemoniado, a que soy un blasfemo.

No, mi querida Sefora; nada hay de malo en abrazar a un amigo;  tú me cuidaste, tengo que decirle a mi Padre que se ocupe de Ti.

¿A Tu Padre, viven José y Maria?

No me refiero a José cuando hablo de mi Padre, sino a mi Padre al de Verdad al Dios de este pueblo ingrato,  en cuanto a José vive,  Pero con su “colega”
¿Su colega? (Le interrumpí)

Si Dios mi Padre, Mi Padre, con mi padre, en cuanto a Maria vive,  digo vive, vivirá siempre, cada día está más guapa y más joven,  Y eso que yo le he dado disgustos, no voluntarios,  si por mi causa., y  le esperan más.

No entendí mucho de que me hablaba.

Después me presento a un grupo de personas entre las que había varias mujeres. Estas me aceptaron sin recelo. Y volvía a encontrar a María, con aquel grupo de mujeres

 Estaba mucho más hermosa,  más joven.
Yo pude seguir con ellos, pero lo que Jesús decía me era extraño, hablaba de perdón, de amar al enemigo, de cosas que una mujer que había sido tan maltratada como yo, no podía tolerar.

Así que me dije. Jesús y Maria su Madre. Son buenas personas pero son judíos, y tú eres griega, educada en Egipto y amante de un romano., lo tuyo no es un solo Dios, sino muchos, y sobre todo tener la protección de Venus y de Mercurio.

Y como auto respuesta deje el grupo, no  hizo presión para que me quedará. Pero vi lágrimas en sus ojos.

Regrese con mi amante a Roma.

Y ahora soy ya muy vieja, y apenas veo. Hoy he estado a punto de morir abrasada porque han prendido fuego a la ciudad. Dicen que han sido los miembros de la nueva secta judía, los cristianos, yo sé que ha sido Tigelino. “Ese monstruo”
No puedo, permitir que mueran inocentes. He pedido me lleven ante el Emperador, estaban juzgado a uno de esos cristianos.
Nos metieron a los dos en la mazmorra.

A mí por calumniar al noble Tigelino, seguro que también Nerón está detrás, y al cristiano porque se negó a adorar a los dioses.

Entonces le pregunte

¿Tú cara me suena. De dónde eres?

Soy Pedro, Simón el Pescador de Galilea, ahora soy el indigno representante de Jesús
¿Jesús?
Si Jesús.
¿Jesús, el joven rabí, hijo de Maria?
El mismo. Nuestro Hermano y Señor
¿Qué fue de Él,  Que fue de su Madre?
Pues mira. Él fue condenado a muerte de Cruz, negado 3 veces por el cobarde que te habla,  Pero resucito, y después de resucitar, comió con nosotros, ahora esta con su Padre en el Cielo, pero yo puedo hacer que esté con nosotros, a su Madre, se la llevo, después de unos años con Él.

¿Puedes hacer que esté con nosotros, como?

Tu eres muy buena Sefora( él también me había reconocido) has arriesgado tu vida, al venir aquí, pero tú no crees, o si crees que Jesús es el Hijo de Dios, que los ídolos no son más que hechura humana.

Si creo, creo, creo que mi niño Jesús era Dios.
Entonces. ¿Quieres ser bautizada?

Respondí que sí,  Pedro me explico rápidamente, lo que yo no había querido aprender de labios de Jesús.

Después con el agua que teníamos en una palangana me bautizo.
 Diciendo, Sefora yo te bautizo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
A continuación tomo un pedazo del pan que le habían traído para cenar; y un poco de vino.
Pronuncio unas palabras maravillosas
“Esto es mi cuerpo. Esta es mi sangre”
Y yo caí de rodillas al tomar en mis manos el pedazo de pan,  llevar la copa a mis labios. Supe que allí estaba escondido el pequeño que cuide en Egipto.
Esta mañana se han llevado a Pedro a la cruz.

Yo  me he declarado cristiana.
Qué bueno es Dios. Es mejor que el mejor de los amos. Con Él uno puede retomar los talentos.

Ya estoy divagando, soy tan vieja,  he sido condenada a ser despedazada por las fieras.

Vienen a buscarme, tropiezo con todo, apenas veo
Alto.  ¿Qué ha pasado, no hay fieras,  vuelvo a ser joven muy joven,  pero además llevo una diadema en mi frente, veo a María que se  acerca hija mía.
Hija mía,  todo ha terminado ya estás en casa.
En casa,  en el cielo, mi casa, la casa de Jesús.
La casa de todos, los que retoman el camino, y, la de los que nunca lo abandonaron

Fin


martes, 7 de agosto de 2007

Rut, una historia de amor completo

Rut, una historia de amor completo 
Rut. La moabita, cerró los ojos del cadáver de su esposo, hacia tantos meses que velaba a la cabecera del enfermo en compañía, de su suegra Noemí, de su cuñada Orfa, y el marido de esta última había fallecido hacía dos días.
Recordó, lo que había pasado en su vida hasta entonces. Como se había enamorado, del joven judío, y como a pesar de las opiniones en contra de su familia, que no querían ver casada a la hija del sacerdote de Baal con un extranjero; se había casado. La historia de su cuñada era similar.

Su matrimonio había sido dichoso, sus suegros fueron unos padres para ella. Y, como a un padre lloró, a su suegro. Seguía practicando su religión. Y, más de una vez, se rió en su interior de que su marido y su cuñado, así como su suegra siguiesen empeñados en ese “dios” invisible, que ellos decían era el único Dios. Y ellos su pueblo.

Pero la tragedia había llamado a su puerta, en las minas en que trabajaban. Su esposo y su hermano un áspid, los había mordido, y nada pudo hacerse por sus vidas. Rut, invoco a sus dioses. Con promesas. Con amenazas. Nada. Nada, los conmovía, y se admiro de la serenidad de la oración de su suegra. Y de los mismos enfermos. “Que sea lo que Yahvé quiera”, sus suplicas humildes. Más de una vez se dijo ¿por qué no amenazaran a su dios?, y sin querer se dio una respuesta, porque su dios, si era Dios.

Tras los funerales. Por los difuntos. Tanto ella como su cuñada, tomaron la resolución de quedarse con su suegra. Pero esta. Es decir Noemí, no lo acepto. Eran 2 muchachas jóvenes. Apenas tenían 22 años. Y no era cuestión de amarrar su vida, a una mujer a la que ya no les unía nada; excepto el afecto

La cuñada de Rut, acepto. Pero Rut se mantuvo en sus 13, y con su suegra, dejo que el Dios de esta. El único Dios. Tomase posesión de su vida.

Las dos mujeres regresaron a la tierra de Noemí, a Belén. Y se encontraron con que sus campos había sido agostados. Por todo el tiempo que no fueron trabajados. Ahora sólo quedaba una cosa buscar trabajo y trabajar. Pero no era fácil encontrar trabajo para una extranjera. Y tuvo que buscar trabajo como “ayudante de siega”

Fue ahí, donde conoció a Booz.; le cautivaron sus ojos, sus manos fuertes. Su sentido de la justicia. El modo de tratar a sus jornaleros y a sus esclavos. Le emociono verlo hacer oración. Con sentimiento. No como quien cumple un rito vacío le emociono. Verlo reírse contando unos chistes mientras bebía de la bota de vino. Y sin darse cuenta. Empezó a enamorarse, y a desilusionarse.

Pues se decía ¿cómo va un hombre, como él fijarse en una pobre muchacha, como yo; es cierto que habían hablado, pero no pasaba de ser lo que hoy se llamaría una conversación de trabajo.

Un día. Rut, se lo contó a su suegra, esta, le dijo cómo tenia que hacer para probar si Booz la elegía( esta en el libro de Rut, en la Sagrada Biblia). Noemí le explico que había una ley, por la que un pariente vivo, tenía que tomar la viuda de su pariente más próximo muerto sin hijos para dar hijos a este, y que Booz era pariente suyo.

Rut. Aunque sin mucha fe, en su suegra. Hizo lo que esta le dijo. Y Booz le declaro su amor. Hubieron de vencer los obstáculos de otro pariente, que no tenía ganas de esposa pobre.

La moabita. Se convirtió en la esposa de Booz; antes de la boda; dijo, al que sería su a su esposo; “quiero que Noemí, este conmigo, si no aceptas dímelo: y, ya no me casaré”; Booz, la beso, y, le dijo, que como iba, dejar ir, a Noemí, quien iba, a educar al pequeño; que, Yahvé; iba crear aquella noche de su boda.

Rut, al oírlo, se puso colorada

Nueve meses más tarde, las vecinas. Felicitaban, a Noemí, porque su nuera le había dado un hijo; al que Noemí, educo como un buen judío, enseñándole, a querer, y, temer a Dios; y, sus padres, le enseñaron, que no hay razas distintas; que es bueno que el corazón, domine a veces a la cabeza; a querer, mucho a su abuelita Noemí.; quien al morir, fue llorada, por su nuera Rut, y, por el bueno de Booz.

A Rut.; le parecía que Dios, el Dios de Israel, en quien creía ahora, la había premiado más de lo que merecía, no sabía que su premio, se enteraría, en la morada de los justos; si allí hubiese tiempo, muchos siglos después; su premio; fue que de su descendencia; nacieron María, José, y, Jesús.

Jesús, el Redentor de todos; acepto tener, en su ascendencia una mujer idolatra, una pecadora

Fin



La Suegra de Pedro


La suegra de Pedro 

Hola me llamo Rebeca, soy viuda. Vivo en Cafarnaún con mi yerno Simón. Un buen muchacho, y un buen padre, desde la muerte de mi hija. Rut, al nacer su sexto hijo, un niño que murió con la madre., pobrecitos. Se dedico en cuerpo y alma, a sus 5 hijos el mayor Juan de 6 años, Maria de 4; Marcos de 3 y,  los dos gemelos de dos años. Petronila y Augusto.

Trabajar en compañía de su hermano Andrés.( Un buen chico, que aún sigue soltero, pese a tener ya 29 años, mi yerno tiene 34 pronto hará 35.),  vender el pescado,traer un poco para casa, educar a sus hijos, ir el sábado a la sinagoga., protestar cada vez, que un maldito publicano viene a “robarnos” para los malditos romanos.

Ah se me olvidaba y a beber un buen vino, con sus amigos, en la pequeña taberna del pueblo, o, en nuestra propia casa.
Simón tiene muy mal genio, pero sigue mi consejo y no se mete en lo que no le importa; yo le digo siempre: “Simón, los romanos no se van a ir, por más que protestes,  los poderosos oyen a través de las paredes, lo nuestro trabajar, educar como buenos judíos a estas criaturas, cumplir lo mejor que se pueda con la ley que el Eterno dio a Moisés. (Jamás hemos comido un alimento impuro).

Y en cuanto al Mesías. ¿Quién sabe si será hombre o idea, y si es hombre seguro que acabara poniéndose al lado de los rico.;  yo lo comprenderé porque de que le íbamos a servir los pobres para extender el Reino de Israel por todo el mundo  someter a los romanos.  claro que visto así,  El Mesías no creo que llegue nunca.

Un día,  Simón, llego nervioso a casa., apenas comió como si le preocupase algo; le pregunte si podía hacer algo por él. y entonces se confió en mí como un niño.

Rebeca”( me dijo); hoy he conocido a un hombre que me ha trastocado., veras fue por causa de mi hermano Andrés a este se lo presentaron, los 2 chicos de Zebedeo , ya sabes, los de  La Salomé, los que salen a veces a pescar con nosotros.

El hombre en cuestión debe ser de la edad de Andrés, en su físico no me fije mucho, pero si en sus ojos, tiene unos ojos, que no te sabría decir de que color son; porque son tan profundos, que te hundes en ellos;  parece que te miran halla dentro, donde sólo puede ver Yahvé. (lo corte para decirle que no , dijese blasfemias). Pero prosiguió, nos invito a ir a su casa, fuimos hasta Nazaret, vive en una casita humilde como esta, tal vez más, nos recibió su madre, debe tener por ahí tu edad unos 50 años; aunque ese es mi calculo; porque parece una chiquilla, cuando llegamos jugaba con unos niños en la calle; Jesús porque así se llama,  Él corrio hacia ella como un niño de 4 años,  se colgó a su cuello.

Pero no voy hablarte de su familia, sino de Él,  es carpintero.(Volví a interrumpirlo, para recordarle que los de Nazaret solían ser una gentuza( Pero no me hizo caso y siguió hablando.) lo que me preocupa son las palabras que me dijo “tú,  te llamaras Cefas., que quiere decir Pedro; piedra” ¿por qué lo diría, aunque eres mujer me lo puedes explicar.

Sonreí. Me había temido algo peor. “Por tu testarudez” le dije.

No, imposible, apenas hable una palabra,  no discutí con nadie,

Pues tal vez, porque cada vez eres más calvo, porque tu nuevo amigo., estaba borracho y se le ocurrió eso, como otra cosa.

Entonces se puso en pie, sus ojos brillaron con una rabia, que no era nacida del odio, sino del dolor,  me dijo “no lo ofendas. presiento que no es como nosotros”

¿No se te habrá metido en la cabeza que sea el Mesías?

No. Eso no,  El Mesías, no iba ser tan pobre, ni se iba a fijar en un miserable como yo.
No sé quién es. Pero se que es Alguien, que me va complicar la vida.

Cuidado con los charlatanes Simón, tienes hijos de los que ocuparte. Andrés que haga lo que quiera. Aunque mejor haría buscando esposa.

Al cabo de. 3 meses Simón casi ha olvidado a su nuevo conocido, hasta hoy que ha llegado a casa. diciendo que lo había vuelto a ver.

Me contó que le estuvo hablando a la gente, sobre no sé que cosa, de perdonar y amar a los enemigos. e que para ser feliz había que ser pobre y llorar,  también me dijo que estuvo hablando sobre la Ley de Moisés,  diciendo que él la iba a perfeccionar.

Le dije a Simón que tuviese cuidado, si las autoridades lo acusaban de blasfemo, y lo cogían en su compañía él también sería juzgado por ello.

Me tranquilizo diciéndome que no iba a mezclarse con aquel hombre. Pero que cuando hablaba. Si estaba cerca a la fuerza tenía que escucharlo.

Quienes si han formado ya un pequeño grupo con él son los hijos de Zebedeo Santiago, y su hermano Juan,  Felipe un joven de Betsaida, y Judas el banquero, un hombre de tu edad querida Rebeca, van siempre con él y le llaman Maestro, o sea Rabí.

Aún siguen trabajando, pero hay días que lo único que hacen es oírlo hablar,  creo que se han vuelto locos

¿Y Andrés?
Oh no,  Andrés piensa como yo, que se trata de un pobre charlatán, un vago, que por no trabajar, se lanza a predicar por el mundo, nada que ver con Juan Bautista. este viste como un profeta, Jesús es uno de los hombres más elegantes de Galilea,  Juan ayunaba casi constantemente,  no bebía vino. Jesús no tiene reparo en echar un buen trago de vino de una bota,  de beber un vaso en una casa o en una taberna, ayunar tampoco ayuna, lo que yo te digo suegra un vividor.

Estas fueron las últimas palabras que en sentido negativo, pronuncio mi yerno sobre ese tal Jesús.

Después de aquello ceno un poco de pescado beso a sus hijos, y se fue a pescar, con su hermano Andrés.

A la mañana siguiente lo espere inútilmente, temí lo peor, el mar es muy traidor y más mucho más cuando se trata de un lago como éste.

Llego casi anocheciendo cantando, como si estuviera beodo, me abrazo y se puso a bailar conmigo( siempre ha sido y es muy respetuoso )

¿Qué te pasa, te has vuelto loco?

Escucha, lo que me ha pasado hoy.

Ayer toda la noche, estuvimos intentando pescar y no atrapamos ni un solo pez, ni un pececillo pequeño, estábamos de un humor, pues bien cuando nos disponíamos a amarrar la barca, se nos acerco, Jesús y me pidió que le dejase subir a la barca para seguir hablando a la gente, tanto Andrés como yo, en un principio, pensamos decirle que si él había dormido toda la noche., nosotros habíamos estado trabajando pero luego pensamos que no era un mal chico;  que no había porque ser maleducados, así que le dije que sí,  subió a la barca, me pregunto un montón de cosas sobre los aparejos de pescar, y, le  conteste, porque un carpintero no esta obligado a saber cosas del mar; luego se puso a hablar, no sé de que, porque me dormí.

Al acabar de hablar se puso en pie, y,  me dijo. “Simón. Boga mar adentro y echad vuestras redes para pescar” Me tuve que poner la mano en la boca, para que no me viera reír, me acerque a mi hermano.; entre los dos tuvimos una idea, lo íbamos a “curar para siempre”;  que me acerque y le dije “Maestro. Toda la noche, hemos estado pescando y no hemos cogido nada, más porque tu lo dices echare. Las redes”

(Lo interrumpí para decirle no entiendo, porque le obedecisteis)

El motivo era cuando salieran las redes vacías decirle “Ya ves Jesús. ¿Mejor Jesús que Maestro verdad?.cada uno sabe de lo suyo, no tiene porque darte vergüenza, seguro que eres un buen carpintero, yo tampoco se clavar un clavo, tú no tienes porque saber que se pesca de noche, que de día los peces escapan, que no se vienen a meter en las redes, que son muy listos un consejo vuelve a Nazaret.

¿Lo hicisteis y que os dijo?

No. Rebeca, no lo hicimos
Por qué

Porque las redes salieron llenas a rebosar, tanto, que tuvimos que pedir la ayuda de los Zebedeo.
¿Pero es imposible de día no se pesca?

Si es imposible, por eso, me di cuenta de que no era; de que no es un simple hombre tuve miedo de que supiera quien soy en realidad de que conociese que pretendíamos burlarnos de Él y me eche a sus pies,  le dije “Aléjate de mi Señor, que soy un miserable pecador”

Me levanto del suelo, me seco los ojos, como si yo fuera un niño.,  me dijo, tranquilo amigo. En adelante pescaras hombres.

Y aquí estoy; Rebeca, ahora soy uno de los suyos.

“No Simón, porque tu te llamas Simón,  no Cefas, ni Pedro tú, te debes a tus hijos,  no a ese charlatán, lo de la pesca habrá sido suerte,  vete a saber que., no lo quiero saber ni me importa, pero te recuerdo que tu mismo, dijiste que ese hombre no podía ser el Mesías y ahora vas y le llamas Señor; oye que Señor sólo Yahvé y no un carpintero de Nazaret, que ve tú a ver si no es miembro de los celotes “lo de pescar hombres” es una frase que no me gusta; y no me vengas con lo de ser mujer. porque hay cosas que las entendemos mejor que vosotros”

No me hizo caso y entro a formar parte de su grupo, aunque sigue siendo un buen padre soy yo la que me ocupo de la educación de los niños suele faltar a 3 y 4 días y cuando llega, cuanta unas cosas que a mi me ponen los pelos de punta, un día sin más me; contó, que les había dicho. “que tenían que quererlo a Él más que a los hijos más que a los padres más que a la vida” a mi me sonaron a blasfemia, eso sólo lo puede decir el Eterno; y no lo dice, porque a Dios se le teme que amar se ama a los iguales.

Estoy preocupada ; he oído decir que ahora ya son un grupo de 11 hombres los que siguen al tal Jesús,  que los poderosos los fariseos, salvo unos pocos, hay locos en todas partes; y los sacerdotes lo califican de blasfemo,  de endemoniado; pero Simón parece como hechizado.

Mataron al Bautista por lo visto era pariente de Jesús.

Recuerdo una noche, ocurrió algo que me inquieto mucho, veréis resulta que Simón mi yerno ha sido siempre un buen judío; no es que se conozca al dedillo las Escrituras. No, Simón a penas sabe leer. Yo por supuesto como la mayoría de las mujeres de este pueblo soy analfabeta, pero eso no impide ser buenos judíos pues repito. Simón que siempre ha creído como esta mandado que El Eterno es Uno.; y, que no hay otro como Él llego diciendo unas cosas que me llenaron de miedo; llego diciendo ; que ese Jesús era “Hijo de Dios”, yo al principio pensé, que debía referirse a que era un hombre muy bueno, pero que va, me repitió una y otra vez. “Que es el Hijo de Dios. Hijo natural como él Simón lo es de su padre Juan; que fue el mismo Dios quien se lo dijo. (yo creo que se esta volviendo loco, como va ser un hombre; Hijo natural de Dios. si así fuera ese hombre sería Dios) no es imposible;  y,  no lo digo, porque me venga a la cabeza la idea de que no puede haber más de un Dios. que Yahvé es tan grande que puede ser un solo Dios aún siendo Padre e Hijo, pero lo que es imposible es que Dios se hiciese hombre y viniese a vivir con nosotros, no, imposible., además de ser así, le iba aguantar lo que les aguanta a los fariseos,  a los saduceos, que no hombre, que no, no hay más que ver lo que hizo el Eterno con los egipcios;  no digo que este Jesús sea un mal hombre, pero no puede ser más que un hombre

Después de aquella noche,  una mañana  llego diciéndome. “Rebeca” el segundo día de la semana,  El  Maestro se va a quedar aquí con nosotros unos días.

Ah no, fue mi respuesta, no quiero que me traigas líos a casa, pero después recordé que soy mujer,  mi opinión no cuenta. Así que le dije “Vale que venga”.

Recuerdo que todo el sabat,  el primer día de la semana, me pase imaginándome como seria,  lo imaginaba serio, como suelen ser los predicadores, desdeñando hablar conmigo por ser mujer como hacen los fariseos y la mayoría de los rabinos, sin pasar por alto ni una de las leyes de la purificación. “vaya jornada aburrida pensé,  los niños pobrecitos, porque como a toda la gente como él los niños no le gustarían y los echaría fuera, pero que le iba hacer, tenia que acogerlo.

Para mayor infortunio, pille una calentura, que casi me mata. Simón se alarmo mucho al verme así. Llamo a los mejores curanderos,  yo cada día estaba peor.

“no te preocupes suegra, le diré, al Señor que estas mala,  ya buscaremos otro sitio.”

Recuerdo que estaba como adormilada, debido a la fiebre; y oí la voz de mi yerno hablando con un hombre. “Señor( decía, por lo que aún en mi estado, supe que era el famoso Maestro) mi suegra esta enferma; y además tengo 5 niños pequeños.) Le oí responder: “Enferma. Oh no. Yo quiero que me prepare la comida”.

Me llene de rabia así de estúpidos podemos llegar a ser a veces.

Jesús entro en la casa, en aquel momento yo lo veía entre sombras, se sentó en mi cama lo que no hace jamás ningún líder religioso, una porque soy mujer, otra por ser una mujer enferma y por lo tanto impura, me aparto el pelo que tenía sobre los ojos,con el borde de su manto, sin asco, me seco el sudor,  me beso en la frente como si yo fuera su madre;  tomo mis manos entre las suyas, mis manos ardían por la fiebre, las suyas estaban frías, pues era el mes de Tebet, mis manos estaban además sudorosas, pero Él repito no me tenía asco,  me miro a los ojos,  dijo;  “vaya, vaya,  Rebeca así que para no servirle la comida a Tu Señor, vas y te enfermas, pues no,  eso no lo permito; así que fiebre;  Yo te lo ordeno deja a esta mujer. (dijo aquella frase como si mandase a un niño o a un perro; yo aunque enferma, me dije. “pobrecito” ahora se porque no te doy asco eres un loco); entonces me dijo. “leo los pensamientos,  no te preocupes, es normal que pienses así de mí, todavía no me conoces; y tu fiebre obedéceme ya.” Al punto note que estaba curada;  Y si la fiebre le había obedecido es que no era un simple hombre;  que me levante,  me eche a sus pies, pero me levanto diciendo, ahora tengo hambre, así de humano era,  así de divino.

Estuvo una semana con nosotros, además de hacer cosas como alimentar a más de 5.000 personas con 3 panes y cinco peces., hay otra cosa que hace también perfectamente, y es ponerse perdido., y es que se pasaba todo el tiempo que le era posible., incluso despreciando la compañía de los mayores, con los niños, no sólo con los de Simón, sino con todos los del pueblo, se tiraba en el suelo con ellos., les inventaba juegos, se dejaba ganar, les contaba historias era un niño más.; y lo más extraño decía que son los niños, los dueños del cielo.

Supe en aquel momento que mi yerno había tenido razón,  que yo había sido una mujer estúpida. Así que ya no volví a oponerme a que anduviese en su compañía.

Llego la pascua, y acepte que Simón no la pasase en casa, sino con su querido Rabí, ahora que sabía quien era me parecía lo más lógico.

Lo que no entendí fue cuando al anochecer del quinto día de la semana. Llego Simón llorando llamándose canalla y diciendo que había traicionado a su Maestro que por su culpa lo iban a crucificar, que en vez de defenderlo, lo había negado.

Como no acaba de creérmelo me acerque hasta Jerusalén y llegue a verlo, en la Cruz, en un principio me dije”era un impostor. ¿A saber por que habrás curado tú?”. Pero luego supe que era de verdad el Mesías; porque era Señor de la vida y de la muerte, lo supe cuando le gritaron “si eres hijo de Dios baja de la Cruz y creeremos en Ti; ”un impostor habría intentado soltarse, aunque muriera en el intento, al fin y al cabo es mejor muerte, el morir estrellado contra el suelo, que en una cruz., pero El no se movió, permaneció en su “trono” porque como eso veía él la cruz., y no bajo, porque el Señor no acepta ordenes de los siervos, murió cuando él quiso.

Yo aquel día también conocí a su Madre. Y supe porque Él era tan dulce, había salido a su Madre.

No me extraño la noticia de su Resurrección, como iba la muerte dominarle., ni tampoco que Simón., perdón, ahora debería decir Pedro, se pusiese hablar con tanta energía que convirtiese a tantas personas.

Yo ahora he sido bautizada,  con Maria su Madre me dedico a cuidar enfermos,  a enseñar a los niños que Jesús es el Mesías, siempre según los consejos o las ordenes de los otros primero y del nuevo un tal Matías,  y sobre todo de mi yerno, porque como dice Maria,  La Madre de Jesús,  Él ahora es como Jesús,  Mi Niño lo puso en su lugar.

El primer día de la semana, que ya ha dicho,  Pedro que vamos a cambiar el sábado por este día y llamarlo día del Señor, o sea domingo, porque en verdad el día primero, si es el día del Señor, y el sabat me suena a mi a truquillo de Moisés, porque Dios. no descansa nunca, o descansa siempre, según como se mire.

Estoy herida me han apuñalado, venía de lavar a Esteban una criatura de poco más de 20 años, al que lapidaron por confesar la Fe en Jesús el Resucitado, me preguntaron si yo también era nazarena(nos llaman así; aunque algunos dicen que mejor nos quedaría cristianos)les dije que sí, entonces me dijeron. “Reconoce que Jesús esta muerto, y que fue un blasfemo.” Quien me lo decía era un joven fariseo,  Saulo el alumno de Gamaliel,  un buen hombre este Gamaliel; les conteste que Jesús vive, y es Señor de vivos y muertos.; fue entonces cuando sentí el frió del acero en mis carnes.

Pero ahora de repente siento que he curado, ya no tengo heridas, oh si, una pequeña cicatriz, pero no me duele, y me veo joven, muy joven, alguien se acerca a mi. Es Jesús me toma de la mano. ; y,  me dice. “Ven Bendita de mi Padre, ven a conocer mi hogar,  y el tuyo”

Aquella noche. Pedro y los demás discípulos encontraron el cuerpo de Rebeca, hicieron duelo sobre ella,  no un duelo de tristeza sino de Esperanza en la Resurrección y le dieron sepultura.
Rebeca vivía ya en el Señor.
Fin

Criada de Caifas, cuento

Nadie recordaba la fecha en que había empezado a trabajar en la casa. Para muchos Serapia; había estado siempre a las ordenes del  sumo sacerdote de los judíos.

 La verdad era otra; de procedencia egipcia;  había llegado al hogar de Caifas; cuando este, contrajo matrimonio; hacía unos cuantos años; y, siguió en la misma cuando la esposa de Caifas abandono a su esposo en compañía de un oficial romano

Serapia. Se había convertido aparentemente al judaísmo. Pero sólo aparentemente porque en su corazón, seguía adorando a Isis. a Horus y a todos los dioses del país del Nilo.

Era una mujer egoísta, calculadora; y,  más de una vez, había hecho uso de su magia, para obtener a cambio de dañar a otros determinados beneficios.

Frente a su amo, figuraba ser una buena judía, aunque de preguntarle hubiese sido incapaz de relatar la lista de las 12 tribus.

Había muchas personas a las que odiaba; pero sobre todo, odiaba a 13 hombres, empezando por su Maestro, un tal Jesús de Nazaret, en eso se parecía a su amo.

Y, lo odiaba porque las palabras que en alguna de sus salidas logro oír directamente de sus labios, o de otros labios pero dichas por él. iban contra todo lo que ella quería y hacia.

Hablaban de perdón, y, ella sólo pensaba en la venganza
Hablaban de compartir; incluso con el que te ha robado
Y, ella sólo pensaba en robar sin ser vista, en usar maleficios para que muriese aquel rebaño, o, se secase aquella parra

Hablaban de que la felicidad era llorar. Ser pobre, ser justo. Desear la justicia. Perdonar.
Y, ella sabia, que sólo eran felices los que pisaban con su bota el cuello del adversario.
Por eso odiaba a Jesús a quien no conocía, y, odiaba a los que iban con Él.

Cada noche, en sus cultos orgiásticos, pedía a Isis, la iluminase para su venganza. Venganza que tendría un doble premio. Por un lado el acabar con Jesús y  sus seguidores, y,, demostrar su fidelidad a Caifas, conseguir la tomase por esposa, y,  hacerse con todas las riquezas de la casa.

Por ello aquella noche; se lleno de alegría, Jesús había sido detenido;  ella podía oír como era vejado e insultado;  hasta oyó la condena a muerte;  en el patio, estaba  uno de sus discípulos, el que sería su sucesor un tal Simón.

“Esta es la mía se dijo” Serapia, iré junto a él;. y, haré que confiese que era cómplice del nazareno.”
Y. dicho y hecho se acerco junto a él, que estaba calentándose, y, le pregunto

¿Tu eres de la compañía del hombre que están juzgando ahí dentro?

Pero el discípulo respondió. “No sabía, que estuviesen juzgando a nadie, ¿A quién te refieres mujer?
“A Jesús de Nazaret

Pobre hombre. Respondió, el discípulo algo había oído hablar de él;  pero no lo conozco

Allá a lo lejos canto un gallo;  Pero nadie hizo caso, porque es normal, que los gallos canten.
Volvió Serapia, esta vez en compañía de un criado, y, volvió a hacer la misma pregunta
“Oye, tú, como te llames; sabemos que eres amigo de ese Jesús, por dos cosas ambos sois de Galilea; y, además le cortaste la oreja al hermano de éste(señalando al criado) a Malco

Simón enrojecido de cólera, comenzó a decir;  “maldito sea ese hombre, y, malditos vosotros;  Yo soy un honrado pescador, no he visto jamás a ese hombre, y, no le he cortado la oreja a nadie, soy de Galilea y que, hay muchos galileos; yo no los conozco a todos; dejadme en paz.

Todavía, volvió Serapia a importunarlo;  y, este perjuro no conocer a su Maestro, luego canto el gallo, por segunda vez, Simón salió llorando.

Serapia continuo en su rincón, alegrándose de su victoria sobre aquel pobre hombre.
en el interior de la casa, se oían voces, griterío, ella  era curiosa como todas las de su raza; decidió averiguar lo que pasaba, y,  con esa disculpa se presento ante  Caifas; pretextando  ofrecerle un vaso de agua; fue entonces cuando lo vio; lo tenían atado; sus ojos, era imposible  decir de que color eran;  su rostro estaba desfigurado por los golpes, faltaban trozos de su barba,  le habían escupido.

Como mujer Serapia tenia corazón. y, no pudo dejar de sentir lastima por aquel Hombre; por muy criminal que fuera no podía merecer aquel trato; y  encima los suyos lo habían abandonado.
¡Pandilla de cobardes.¡. Volvió a mirarlo, y, le pareció que era Él; el que estaba, juzgando a Caifas.

Antes de abandonar la sala, oyó la voz de Caifas, cocondenándole a muerte; y, como todos los que han dejado de pensar, como todos los que no son servidores; si no serviles.
Serapia, creyó que, aquel Hombre merecía la muerte.

Cuando lo sacaron de la sala, aprovecho para gritarle.
“Ya ves, del Sanedrín., nadie se burla Jesús, se volvió a mirarla, pero su boca estaba tan seca, que no pudo articular palabra, le hablo con el corazón., Pero el de Serapia, estaba lleno del cerumen del pecado, y no pudo oírlo.

Sería, sobre la hora sexta, es decir sobre las 4 de la tarde, cuando una mujer con los ojos enrojecidos por el llanto, y, llevando de la mano a un chiquillo, de unos 12 ó 13 años se acerco a ella.

Mujer.¿ Trabajas al servicio de Caifas?. ¿Sabes algo de mi Hijo?

¿Quién es tu hijo; mujer? Respondió con un aire de orgullo, y, sin pararse  a mirar a la mujer que tenía ante sí.

Mi Hijo, es el Hombre, que ha sido detenido, y, traído aquí, ante Caifas.

A Serapia por un momento se le nublo la vista.; tenia ante sí a la Madre del joven que Caifas, acababa de condenar a muerte; Pero pronto recupero su orgullo egipcio; y,, mintiendo porque ella en realidad, seguía practicando los ritos aprendidos en Egipto.

Le respondió.
Tu Hijo ha sido condenado por blasfemo.
¿Condenado a muerte?

Si, claro a muerte.

En vez de gritos, y, maldiciones. Serapia sólo oyó estas palabras de boca de Maria.

“Bendito sea su Padre, que se haga su voluntad, mi Hijo es inocente.; Pero como me dijo Él.

Mamí, me he cargado con tantos pecados de mis “futuros hermanos”. “Qué no se si Papá, y, el Espíritu Santo, me querrán más con ellos”(esto lo dijo bromeando para alegrarme; Pero las lagrimas bañaban sus ojos). Hija mía dime ¿A dónde se lo han llevado?. Quiero estar a su lado.

Serapia, alzando la cabeza, respondió a María, se lo llevaron a  casa de Pilatos, y, no es la voluntad de su padre la que se va cumplir, sino la del Sanedrín, y, la de Roma, y,, no soy tu hija, te enteras, mujer.

María , la miro dulcemente, y, le dijo; no conoces quién es su Padre; por eso hablas así, y, , en cuanto a que no soy tu Madre, créeme que ya te siento así, aunque todavía no has nacido

Se marcho María, y, Serapia, quedo pensando que se trataba de una mujer;  a la que el dolor había enloquecido; porque ella,  estaba cerca de nacer en el reino de Osiris,  el dios egipcio de la muerte.

Se enteró por Caifas de la ratificación por parte de Pilatos de la condena a muerte en la cruz; pero no  no acudió a ver la crucifixión; su odio no llegaba tan lejos.

Pasaron los días, veía a Caifas anquilosado,como si un remordimiento atroz no lo dejase vivir., oyó rumores de que los discípulos de Jesús, habían robado su cuerpo, pero ella que había conocido a Pedro,  sabia que quién no es capaz de enfrentarse con una criada, no se arriesga a robar un cadáver, y,  además para qué; para perpetrar una mentira, de la que ellos habían sido, las primeras victimas
Así lo dijo a Caifas.

Amo. " estoy segura de que a ese tal Jesús, no lo robaron sus seguidores".

Caifas se puso en pie, lleno de cólera, la miro de arriba abajo, con los ojos inyectados en sangre., y, le dijo.

“Necia, ¿Qué quieres decir, que resucito, que hemos matado al Hijo del Eterno, que era el Mesías, más  todavía que era Dios?

Serapia, temblando respondió, no mi amo,  Yo no digo nada,  digo, los discípulos no fueron; yo conocí a uno, y,  por él vi, que eran todos unos cobardes; a lo mejor los soldados de Roma; Por otro lado pienso que no debe preocuparle que sea el Mesías; si lo fuese comprendería que lo hiciste por Dios.

Caifas, gruño,  él había actuado para congraciarse con Roma., Dios a Caifas le importaba muy poco, sólo había un dios al que servía, y, ese dios era el poder.

Han pasado 50 días, Serapia pese a ser egipcia; y, para disimular su fe pagana, se encuentra, en Jerusalén para celebrar la promulgación de la Ley en el Sinai, y. para agradecer las cosechas.

De pronto oye, como un trueno, y, escucha voces que se van definiendo,  oye en su voz de mujer pobre., de mujer arrancada de su tierra, de mujer separada de sus hijos, y, vendida como un animal, de mujer obligada a practicar una religión extraña, oye en esa voz; que Dios la ama, la ama tanto, que por ella entrego a su Hijo a la muerte, y.  por ella lo ha resucitado, la ama tanto, que si fuera preciso, volvería a entregarlo a la muerte, la ama tanto, que si ella quiere puede llamarle Padre.

Oye que el Hijo, siendo Dios, se hizo hombre por ella, se hizo embrión, se hizo feto, se hizo hombre condenado a muerte.

Y, con los ojos llenos de lagrimas, pregunta a Pedro; el discípulo cobarde ante ella, y. o que ahora habla sin miedo ante la multitud.

¿Qué debo hacer?

Y,  aquella tarde el agua del bautismo, ahogo a Serapia, la criada de Caifas, y, de las aguas del bautismo; broto una nueva criatura, Catalina, una mujer que desde su conversión, y, su nuevo nombre, colaboraría con la Madre del Redentor; en el cuidado de enfermos, hasta que un día  Caifas, la golpease por negarse,  a revelarle los lugares donde se reunían, y, Serapia.(perdón Catalina). Abandonase este mundo, para ver glorioso, y  para toda la eternidad, al Hombre; que un día viera desfigurado
Fin

Algunas mujeres de la Biblia La Cananea ( relato)

Era morena de ojos grandes. Esbelta como todas las de su pueblo. Un pueblo el fenicio que había conquistado mares. Que había recorrido el mundo entero. Era orgullosa, como orgullosa era su raza.

Pero ahora su orgullo estaba abatido.

 Astarte.(Se llamaba como la vieja diosa de su pueblo la esposa de Baal). Se había enamorado de un romano. Y, de aquel amor había nacido una hija. Isis. Una pequeña: que era toda su alegría, y, por la que había dado gracias a todos los Dioses.

Aunque su amado. Al saber que estaba embarazada. Tratase primero de convencerla de que se “deshiciera de aquello” y, luego la abandonase

No importaba: su pequeña la colmaba de cualquier desazón.

Aunque le doliese ver a las huestes romanas: y, recordar su engaño. Roma había hecho cosas buenas. Ella también estaba de acuerdo; en prohibir los sacrificios humanos.

Luego estaban los judíos. Ese pueblo raro. Primero sus antepasados; le habían robado a los suyos la tierra. Los habían asesinado. Y, decían que en el Nombre de su dios.

Claro que Astarte. Pensaba que su dios. Debía de ser inocente.
Tampoco entendía; como se las podían arreglar con un solo dios. El pobre no debía dar abasto con tanto problema.

Ahora ella vivía arrinconada en un trozo de su tierra.

Cuando las mujeres judías se cruzaban por casualidad con ella.: Al ver. Sus distintivos de creyente: en Baal y Astarte. Escupían al suelo, y, blasfemaban contra sus dioses.

Porque según los judíos no hay más dios que Yahvé.

Astarte sabe que los llaman perros.
Pero no importa porque a su cara no lo dicen. Y, ella no va hablar nunca con un judío.

Hoy Isis, su pequeña tiene fiebre. Se agita nerviosa. Nada la calma. Grita es como si una fuerza extraña y maligna la dominará.

Astarte recurre a todos los remedios. Y, acabados estos acude a los Dioses. Promete. Suplica. Amenaza. Se rasga las carnes. Hace sacrificios. Nada los Dioses; demuestran ser dioses es decir ídolos.

Una vecina le dice que hay un judío, que dicen tiene el poder de curar. Un tal Jesús. Que según algunos de su pueblo es el Mesías. Ella no sabe que significa tal cosa ni le importa.

El caso es que se ha enterado. De que el tal Jesús. Va pasar por el territorio de Sidón. Y, como según dicen es un enamorado de los niños. “Seguro que se compadece y cura a tu hijita”. La vecina le da las señas para conocerlo.

Y, Astarte se llena de esperanza.

Por fin ve a la comitiva. Sin conocerlo lo distingue enseguida. Alto. Andando como Señor de la Tierra entera. Va riendo y canturreando una canción.

Astarte se aproxima y grita. “Jesús Hijo de David. Ten piedad de mi, mi hijita es atormentada por un demonio”.

Pero el Hombre de mirada limpia. El amigo de los niños. No le hace ni caso. Sigue. Como si no oyera. Como si no tuviese corazón.

Astarte. No se rinde.
Socórreme. Grita de nuevo.

El joven se para. La manda acercarse. Y, ella va. Pensando ahora si, es que no me habría oído. Pero él dice. “veras mujer. Yo sólo he venido para las ovejas de Israel”.

El corazón le late más fuerte. No le importa el dolor de su hija. No le importa su dolor. Sólo le importan los de su pueblo. Es como todos los judíos.

Pero su amor de madre le dice que vuelva.

E insiste una vez más. “mi hijita

Entonces oye las palabras más duras; que, se le hallan dicho a un ser humano; por otro ser humano.

“Comprende mujer; no esta bien tomar el pan de los hijos; para los perros y sus cachorros”.

Si la ha llamado perro. Como hacen todos los judíos. De repente tiene ganas de insultarlo. De huir. Pero luego piensa. Los ídolos no le han hecho caso. Si perros, y, más que perros son. Pues viendo sus obras no reconocen a su Creador, y, lo confunden con el leño y la piedra.
Puesta de rodillas. Exclama

“Cierto Señor. Pero a los perros; les bastan las migas, que caen de la mesa de los amos”.

Jesús, la levanta, y. le dice. “cuanta fe tienes. Ve tranquila tu hija ha sido curada”

Mientras va oye decir.
 “En Israel no he visto tanta Fe como; en esta mujer. Como esta vendrán, y, se sentaran en el cielo con Abraham y los patriarcas”.

Llega a casa, la pequeña juega como un día normal. Astarte la toma y, va en busca de la comitiva que pernocta en su casa.

Ha pasado un año. Ahora es el Dios de Israel el único que adora Astarte.
 Los otros han cumplido el oficio de hacer un buen fuego.
No se ha convertido de forma oficial., Y, hoy ha bajado a Jerusalén. Oye un rumor de griteríos de voces.
 Y, un galopar de caballos. Se detiene haciéndose a un lado. Vé que llevan a 3 pobres hombres a los que van a crucificar.

El último esta irreconocible. Su espalda. Es una pura llaga, su cara esta tan amoratada tan mal;  que nadie lo puede reconocer. Se ha caído.

 Y,   ve como nadie lo ayuda.
Sacerca como puede; lo ayuda a levantarse, y, luego con el pañuelo de su cabeeza le limpia la cara.

No sabe quien es el reo. No le importa sabe ,que es un hombre.

Llega a su casa. Y. decide lavar el pañuelo. Es entonces cuando; descubre en la tela, el rostro del Hombre que curo a su hija. Y, no entiende como puede llegar a tanto la maldad de los hombres.

Hace ya cuatro años de aquellos sucesos.

 Astarte se ha casado con un romano bueno. Y, que también piensa que los dioses no deben ser nada, y, que el único Dios debe ser el de los judíos. Su esposo se llama Cornelio. Además de Isis a la que Cornelio;  quiere, como propia. Tienen otros dos Publio y Julio.

Hoy Cornelio(cuya historia es aparte), recibe en su casa a uno de los que aquel día acompañaban al Joven rabí. Y que ahora es como su “sucesor”.

Pedro, les cuenta les revela que Jesús vive. Que esta resucitado. Que es el Hijo de Dios, y, que ellos pueden serlo también

Como regalo de bautismo; Dios les manda el Espíritu Santo;  en una Confirmación anticipada.

 Cornelio y Astarte: que toma el nombre de Maria, como la Madre de su nuevo Hermano, y, Señor, y, sus hijos los de Cornelio siguen con su nombre. Su niña toma el de Ana.
Como la Madre de su Nueva Madre. Hermana y Señora.

Ahora al cabo de unos meses. Han de huir de Jerusalén ;porque los primeros destinatarios del mensaje; no lo quieren y los persiguen.

Marchan hacia Roma. Allí esperan disfrutar de la tolerancia que tuvo siempre el Imperio con toda creencia.
 Pero el cristianismo, que proclama igual al esclavo que al amo, que habla de amor al enemigo.

Que condena los vicios practicados hasta por el Emperador ,que se atreve a decir que el César sólo es un hombre. Y, que no debe ser adorado. O, sea que, no debe ser obedecido por encima de la conciencia.

 Es peligroso, y, hay que combatirlo. y, Roma lo hace.
Pero Astarte es decir Maria, no muere mártir.
 Ella vivirá cada día con ese temor, y, esa esperanza.
 Será su esposo quien reciba esa gracia.
Para ella el vehículo que, la llevará a reunirse con su Amigo Jesús; serán una fiebres que contraerá cuidando a una mujer enferma de cólera.
 Una pobre mujer que, antes de morir denunciará a Maria, y, a su familia. Por haberle visto una Cruz.
Y ,porque se fijo en que, no doblo la rodilla ante los penates.
No, la encarcelan pues cuando llegan ya esta muy mal.
Cornelio sí. Y, da testimonio con su vida.
Los dos se reúnen en el cielo en pocos días.
Dije que Astarte no fue mártir me equivoque. Nosotros la conocemos como la Valiente. Verónica. La Verónica.


Maite