sábado, 26 de mayo de 2012

Tomás no fue incredulo



Tomás no era incrédulo

Santo Tomás ha pasado a la historia, como el apóstol incrédulo: pero no es cierto
no era incrédulo, era prudente.

Gracias a él, podemos tener plena certeza; de la resurrección de Jesús. Nos demuestra que no era una locura colectiva. Que no fue un caso de cadáver robado. Ni un deseo en el corazón.
Tomás se había sentido, defraudado con la muerte de Jesús. Que el Mesías, aunque hubiese sido un simple hombre :hubiese acabado en la cruz. Era algo, inaudito. Ya que la cruz era un instrumento maldito. Y .hacía maldito al que moría en ella. Pero que hubiese pasado con el Mesías; siendo este según decía hijo natural de Dios. No pegaba ni con cola.
No quedaba más remedio que; aceptar los hechos como eran.

Aquel hombre; Jesús; tal vez un pobre loco, no lo iba a juzgar él.,había muerto en la cruz. Y, Dios lo había permitido; no para condenarlo.;Si no para evitar que todo Israel cayese en la idolatría, en la blasfemia de proclamarlo Hijo de Dios;Y. por ello había permitido su muerte.
A ,Tomás le dolía esta muerte, era su amigo, y además se parecían por ello le: habían puesto a él el mote del “gemelo”.
Cuando las mujeres primero, y, luego sus diez compañeros le dijeron que estaba vivo, que había hablado con ellos.
Les dijo de todo. Primero que lo habrían soñado.

Que se habrían confundido con cualquier extranjero. O con él mismo.
Pero Juan el chiquillo del grupo le espeto a bocajarro. No, Tomás estuvo aquí entro sin abrir la puerta nos dio la paz. Hablo un rato, nos dijo que le tocásemos. Y, comió un pedazo de pescado.
¿Comió pescado...? mirad. Cerrad mejor las puertas. Se os colo sabe Dios, quien. Y puede ser una trampa. Para ver como reacionaais. Jesús esta muerto, y, lo sabéis bien.

Siento que hayan robado su cuerpo. Y os voy a decir algo. Si ha resucitado. Yo lo creeré; si toco sus heridas :las de sus manos, y. pies y, las de su costado. Nadie le contesto
Pero unos días más tarde, de repente una luz lleno la casa. Y allí frente a Tomás estaba Jesús, sonriendo casi riendo a carcajadas.
Tomasito guapo, ven acercate a ;Tu Señor, anda majete; luego la luz que lo cubría haciendo de vestido; se aparto, y. Tomás vio la herida abierta, del costado, una herida, a través de la cual se veía una Luz que envolvía el mundo, el cielo, todo, una Luz que era el mismo Dios. Tomás quedo sin palabras.
Jesús le dijo: puedes tocar las heridas que me han hecho los clavos.
Tomás cayo de rodillas, se aferro a los pies, de Jesús no para tocar las heridas de los clavos, no toco ninguna. Si no para no caerse. Y, repitió mi Dios, mi Señor.
Jesús lo levanto, le dio un abrazo y un beso, le seco las lagrimas. Y. se seco las suyas y, le dijo hermano. Tomás, ahora que me ves, es fácil creer, dichosos los que crean sin haberme visto.
Después siguieron hablando.
Y, bueno Tomás tras irse Jesús al cielo se fue a la India a contarles como era, y cuanto les había amado.
Todos hemos deducido que la bienaventuranza era para nosotros. Y que Tomás era un incrédulo. No
Creer en lo que no se ve, no es aceptar los dogmas, si eso también. Pero es algo más, es saber que Dios no te abandona.

Cuando todo, todo, absolutamente todo de repente te vuelve la espalda, cuando todo el mundo mal interpreta tus buenas intenciones.
Cuando la enfermedad o la deshonra te llaman a la puerta.
Cuando no tienes ni fuerzas para hacer oración.
Cuando te preguntas si de veras existirá Dios.
Y, te respondes si, cuando le dices a Dios en medio de la noche. Vale Padre. Lo que quieras.
Cuando te parezca, ya me volverás a la luz. Entonces si, entonces somos bienaventurados, mientras no.
Creemos porque tocamos sus heridas porque lo palpamos en los sacramentos, en la gente buena.
En nuestra oración gozosa, en nuestra vida feliz.
No somos bienaventurados, creemos porque vemos.
Con el alma pero vemos. Y, Jesús dijo los que crean sin verme de ningún modo.
Y. Tomás no fue incrédulo. Él no desconfió del poder de Dios. El no quiso arriesgarse a ofender a Dios adorando a un hombre.
Pero cuando supo que el Hombre también era Dios no tuvo, reparo en adorarlo

domingo, 20 de mayo de 2012

La samaritana( cuento)

La samaritana

Os voy a contar una historia; de la que he sido testigo cuando vivía en Samaria; mi nombre es Claudia; soy samaritana; a mucha honra. No voy hablaros de mí, sino de Fotina;  una mujer de nuestro pueblo, una pecadora, según los puros. Es decir según los judíos.

Fotina. Era una mujer bellísima, de esas bellezas deslumbrantes,  pese a ello, había como algo oscuro en su interior, que hacía que hasta mi perro “Chosco” erizase los pelos al verla, yo tampoco me sentía muy a gusto en su compañía;  como si algo oliese mal en su interior; y no es que no se asease; la de perfumes y aceites que gastaba aquella mujer; no creo los gaste ni la  emperatriz, Mesalina.
Tampoco penséis, que lo que en el fondo teníamos era envidia, puesto que los hombres, bien que corrían a estar junto a ella.

Bueno os había prometido su historia. Y aquí esta.

Fotina. Se había casado muy joven,  con un muchacho samaritano, honrado, trabajador, pero un día. Él la abandono por otra, por una romana. Al principio. Fotina, lloro desconsolada. Pero después alguien le dijo;  que era una tontería llorar por quien estaba vivo; y pasándolo estupendamente;  entonces se olvido hasta del hijo, un niño pequeño que tenía; y se lanzo como una moza casadera. Volvió a casarse, a este segundo marido,  lo dejo,  por otro más joven, por su cama,  con el título de “marido” pasaron cinco hombres, griegos, samaritanos, romanos. Lo que no hubo nunca fue un judío. Fotina, los odiaba, como los odiábamos todos, odio, que era compartido.

Una mañana; nos sorprendió diciendo que dejaba a su quinto marido, para a vivir con Felipe;  no tendría mayor importancia; sí no fuese, porque Felipe;  tenía dueña; ahora ya no pienso así, ahora sé, que el único dueño de las personas es Dios.

Llevarían cuatro años juntos. Cuando  me abordo en la fuente, estaba hecha una furia.

“Ese hombre no piensa en los niños” (Y es que esta pecadora de la que os estoy hablando, tenía la casa llena de niños, y jamás, aunque alguna mujer griega de paso se lo dijo, uso las yerbas de la muerte. )
“Ni en los nuestros ni en los que son sólo míos; ¿sabes que ha hecho Claudia, pues ni más ni menos que ha ayudado a un judío, si Claudia a un perro, y maldito judío, lo encontró apaleado en el camino, y a mi amado “esposo”; no se le ocurrió, otra cosa; que curarle las heridas; gastando en ellas el vino y el aceite que tenía para vender;  por si fuera poco. Lo lleva a la posada y corre con los gastos,  claro ahora el judío, lo maldice por atreverse a tocarle;  hasta dice que a lo mejor fue él mi Felipe, quien lo ataco.

; No entiendo porque lo hizo; sí  nos consideran escoria,  dan más valor a un perro sarnoso, que a uno de nosotros;  han declarado impuro, el monte Gorazain; Donde adoramos a Dios, que es también su Dios.

¿Qué espíritu habrá llevado a mi Felipe a hacer una cosa así.?. Tengo miedo Claudia, presiento que algo va cambiar nuestras vidas. “

Yo la tranquilice como pude, diciéndole, que no era para tanto; que seguramente el judío en cuestión ya se habría olvidado;  desde luego, lo de Felipe había sido una imprudencia;  no había modo de consolarla. Fotina odiaba de todo corazón a los judíos.

Por ello, cuando le sucedió lo de aquella mañana;  por cierto sólo voy a contaros; algo de lo que ella me contó, el resto un amigo del interlocutor de Fotina, os lo va contar mejor que yo

Era el mes de junio;  Fotina. Se había quedado sin agua en casa, seria como la tercia. El sol abrasaba. Maldiciendo el haber nacido mujer salió con el cántaro a buscar agua; aún le faltaban cuatro pasos para llegar. Cuando lo vio, sentado en el suelo, con la espalda apoyada en la pared del pozo; por su turbante supo que era judío;  un perro judío, dio unos pasos mirando hacia otro lado; esperando que se fuera, no quería, ni que el aliento de uno de aquellos la rozase,  además podía ser un violador. Muchos judíos que se las daban de puros, y que tenían miedo si visitaban a una ramera de su pueblo; ser conocidos venían a violar samaritanas;  hasta pensaban haber hecho un acto virtuoso,  Fotina., pidió al cielo; que el desconocido se fuese; pero no lo hizo.

Por curiosidad Fotina volvió a mirarlo de lejos;  descubrió que tenia sed; miraba el pozo; se humedecía los labios con la lengua;  le dio la risa. Se encamino con orgullo al brocal esperaba amarrar el cubo que llevaba a la roldana, y tirar 2 ó 3 cubos de agua; él  seguro no le iba a pedir de beber, seria para un judío como pedirle a un perro;  ella tampoco le iba ofrecer porque podría insultarla.

Más he aquí que al llegar al pozo. Oye una voz que le dice. “mujer dame de beber”, al principio.; pensó que era su mente, pero el desconocido; la repitió. ¿se estaría burlando de ella?; pensó y como lo pensaba lo dijo ¿por qué tú, que eres judío me pides de beber a mi una mujer samaritana; pues no se tratan judíos ni samaritanos?

Entonces, sucedió algo maravilloso. El desconocido, se revelo, como Aquel que judíos y samaritanos esperamos,  Él que iba pedir agua, siendo el Creador del agua, de los judíos y los samaritanos. Se convirtió en fuente;  lavo a mi amiga,  no sólo la lavo, la lleno de si mismo de esa Agua que es la gracia, sin ofenderla con dulzura le descubrió la podredumbre de su vida le mostró un Dios Padre de todos.

Cuando llegaron los discípulos del desconocido; de Jesús. Fotina. Bebía sus palabras abrazada a sus pies. Sus discípulos se asombraron o escandalizaron; sus almas aún no estaban lo bastante limpias; o no fue menor el asombro que tuvimos en el pueblo, cuando corrió por nuestras casas; diciéndonos que el Mesías había estado con ella; que se llamaba Jesús y,  que era un chico muy guapo.

Yo de entrada pese. “El Mesías otro nuevo para tu cama";  me arrepentí enseguida,  ahora era otra la mujer que estaba a mi lado; hasta “Chosco” meneaba con gracia el rabo, era como si la hubiesen creado de nuevo.

Todos fuimos a ver a Jesús,  se dejo recibir en todas las casas, jugo con todos los niños., y nos enseño, como le había enseñado a Fotina. Que Dios sólo creo una raza, la de sus hijos; a los que Él como Hermano mayor venia a rescatar, que si una religión lleva al odio, es falsa, que a Dios se le adora en el corazón, que los templos están muy bien; siempre que sean para unirse los hermanos a rezar, que para Dios, judíos y samaritanos somos iguales; y algo que a mi me “escandalizo”  también los gentiles.

Han pasado ya unos pocos años. Los samaritanos vimos y oímos como los judíos y los gentiles condenaban a muerte a Jesús; muchos de los jefes de su pueblo. No le perdonaban su amistad con nosotros. Llego en una ocasión a poner como modelo, a Felipe, y lo hizo ante el fariseo que había recogido del suelo;  no es que este fuese el instigador pero si los de su “cuadrilla” con la muerte de Jesús; nos pareció que despertábamos de un sueño y entrábamos en una pesadilla. La pesadilla de ser los marginados los malditos.

Hubo una persona. Que conservo siempre la esperanza Fotina. “Él no puede ser sujeto por la muerte, es como el Agua viva; que nadie puede parar”.

Por ello no tuvo reparos en reconocer y aceptar su Resurrección.

No, no le vimos resucitado;  mejor dicho sí,  vimos su Resurrección en nosotros. Y aquel día en la recolección de las cosechas. Dejamos que el agua; lavase nuestras frentes y nuestras almas, no nos importo, aceptar la autoridad del judío Pedro sobre nosotros.

Fotina se siente feliz, lo mismo que yo, y, todos los samaritanos que hemos reconocido a Jesús como el Mesías. En nuestra comunidad hay samaritanos, judíos, gentiles, que han dejado el culto a los ídolos.

No quiero acabar mintiendo, en nuestra comunidad. Hay sólo los elegidos para hijos de Dios, que poco importa la cuna.

Fotina ahora es feliz, cuidando a una mujer Judía,  la Judía lo es dejándose cuidar por Fotina.

Ahora ya sabe;  Quien fue el Espíritu que movió a Felipe su “esposo” a cuidar al judío, fue Él mismo que resucito a Jesús. El Espíritu santo. El que ahora guía la mano de Pedro; ojala lo tenga hasta que venga,  El Señor de nuevo.

Hoy me han dicho que la emperatriz. Ha mandado matar a Fotina; no sabe la pobre mujer que nosotros no morimos. Porque somos los Hermanos del Resucitado.
Fin.

Odalisca

Pedro, espero en el café, la llegada de Juan; los dos jóvenes, habían quedado en verse; para decidir, su viaje de fin de carrera.

Cuando, apareció, su amigo; lo recrimino, por su tardanza.

“ Es imposible, contigo chico, tardas un año” dijo, aparentando, un  enfado, que no sentia.
Juan,  saco su cazadora, la puso, en el respaldo de la silla, se sentó, y, mirando a su amigo, dijo: “ Tranquilo, no estuve perdiendo el tiempo; mira ya tengo el lugar".

Sacando,  una carpeta, le mostró, el folleto de una agencia de viajes. “ ¿Ves, aquí esta, Jordania?”

Pedro, se quedo callado, sin decir nada, como si, no le gustase al idea, de pronto, añadió.

“Tú estas loco, ó,  qué, ¿Cómo, eliges, un país islámico?”

"Ya, ves, , me gusta el exotismo, y, desde luego, no voy, a renunciar, al viaje, si, no quieres. venir, voy solo".

“ Alto, ahí, que yo, no he dicho; que no vaya ir, sólo, que no me parece, prudente, en estos momentos un viaje a un país de esa cultura”

Una semana más tarde, llegaban, a la capital Amman; como el guía, les dio la noche libre; Pedro, propuso ir, a un  local típico; un  Café teatro

El lugar, era distinto, a cualquier otra cosa, que hubiesen podido, ver en Europa; todo estaba en penumbras, hombres sentados, en hermosos cojines; fumaban, sus pipas de agua, y, todo se hallaba envuelto, en un aroma misterioso, y, subyugante.

De pronto en el escenario, apareció, “ella” ( la odalisca) apenas unas lentejuelas, cubrían su impúdica desnudez; la mujer, era de una belleza absorbente, de una hermosura turbadora; realizó, la danza del vientre; y, la danza de los 7 velos.

 Pedro, no podía apartar, los ojos;  era como si estuviese encadenado, a la joven bailarina.

“Tengo que hablar con ella” dijo, a su amigo, cuando ambos se encontraban, fuera del local; Juan le respondió que era una locura.

Pero él no estaba, dispuesto a escuchar, el consejo de su amigo, así, que se acerco a la puerta, de acceso privado, los 2 árabes armados, que custodiaban el local; trataron de impedirle, la entrada en los aposentos privados de la bailarina, al tratarse de un infiel; y, ya lo tenían bien sujeto, cuando apareció, ella, más bella, si cabe, y, con un solo ademán, ordeno que lo soltasen, y, luego lo invito a  a recostarse a su lado, en unos cojines, de terciopelo rojo, y, negro, la habitación se hallaba completamente, a oscuras, exceptuando, unos candelabros de aceite, y, unas velas que le daban, un aire, misteriosos, y, extraño.

Criados, venidos de no sabía donde, es decir, que no los había visto en el local, les sirvieron las más exóticas bebidas, y, así paso con la joven, la más loca noche de pasión, y, sexo, como si fueran dos animales salvajes.

Extenuado, y, medio dormido, regreso, a la mañana siguiente al hotel; donde contó a Juan su aventura, este lo recrimino, pues veía, la aventura de su amigo, como algo peligroso, pero Pedro no escuchaba

Desde, aquel día todas las noches. iba, al Café teatro.  Cierta noche; ella, le pidió, una cosa que se desprendiera, de la cruz, que llevaba, al cuello.

Se lo pidió, como un acto de amor, y, él aunque era creyente, a su modo, no vacilo, ella tomo la cruz, la arrojo, en una copa de champagne, y,  la joya, se disolvió.

En el hotel, no contó nada a su amigo;  ocultándolo como un niño pequeño,  oculta sus travesuras, pero su amigo, se dio cuenta, de que no llevaba, la cruz, y, le pregunto,  por ella.

Su respuesta fue violenta

“ No es asunto tuyo”

Entonces Juan, comprendió, lo que estaba pasando, y, le dijo


“Cuidado con esa mujer”

Pedro, como era de suponer, no hizó caso, y, todo, siguió igual hasta, que  ella le pidió la joya, que lucia en su corona, la imagen de La Virgen, en la pequeña iglesia Católica; para ello, tendría que matar, al sacristán un viejo enfermo de cáncer, al que en realidad haría, un favor; ( le susurro al oido). Pedro, no acababa, de verlo claro, pero, ella lo cautivaba ,con sus caricias pues el premio, era ella misma, su cuerpo
.

Al día siguiente se dirigió a la iglesia, dispuesto a cometer, su crimen, y, su robo sacrílegos; ya tenía a punto el puñal, para hundirlo, en el pecho del anciano sacristán, (quien indiferente a todo dormitaba en un banco) de arrebatarle las llaves, y, robar la joya, salir corriendo, y, entregársela, "a la más hermosa de las mujeres". Pero su mirada, se topo, con el crucifijo, que pendía del cuello del viejo; y, comprendió, lo que iba hacer, estaba llorando de rodillas, cuando entro D. Manuel el cura.

Pedro, le conto todo lo sucedido, el sacerdote, salió con él de la iglesia, llevando el hisopo con el agua bendita; al llegar al café –teatro, se santiguo, y, lanzo un exorcismo, rociando con agua bendita, la entrada del local; al punto todo desaparecio, todo menos una culebra, de 4 cabezas horribles, con una piel de lentejuelas, que el joven, supo era la odalisca, que lo había querido, arrebatar.

Han pasado algunos años, hoy se casa Juan, y, oficia la ceremonia, un joven sacerdote, que marchará, a misiones, este sacerdote, a quien un día sedujera, una odalisca del infierno. Es Pedro.
Fin

El día que Lázaro no resucito( revivió)

Esta historia nunca sucedió, pero pudo suceder, claro que de haber sucedido, las cosas hubiesen sido de otro modo, porque no hubieran sido.

Hay personas que piensan que no sucedió, y claro viven de arreglo a ello, pero esta no es una historia moralista.

Lázaro un hombre joven, fuerte acostumbrado al duro trabajo en las viñas, vigilando y dirigiendo a sus obreros. Se encontró mal de repente, le dolía la cabeza, devolvía, y cada día estaba peor. Sus hermanas decidieron mandar aviso a un amigo de la familia a Jesús, que tantas veces había pasado noches pernoctando ya solo, ya con algunos de sus discípulos, cuando no con los 12 en casa de los tres hermanos. Pero Jesús no acudió, a las hermanas les dolió mucho, y les pareció como una muestra de falta de gratitud.
lo peor fue cuando al cabo de 14 días cuando el hermano llevaba días muerto, el amigo se presento, con toda su cuadrilla, visito la tumba, dijo lo típico consoló a las hermanas, y lloro un poco, lo que haría cualquiera; las gentes esperaban que hiciera algo, pero no hizo nada.

Aquella noche la hermana pequeña Marta, dijo a su hermana María, Nos hemos equivocado este hombre no es el enviado. A su hermana ni que decir tiene, que le pareció, una estupidez; lo que decía su hermana, muchos más amigos de Jesús habían muerto; aquello no quería decir nada. Pero para Marta quería decir que aquel hombre no tenía poder, puesto que a un amigo al que quería tanto lo dejaba muerto.

Unos meses más tarde, aquel hombre era detenido, en el juicio en el que se le acusaba de blasfemo trato de defenderse a base de, incongruencias, llego a decir para salvar su vida. Que el mismo concepto de Dios no estaba definido, que dios podía ser todo el que hace bien. Que hijos de dios, lo eran todos. Eso le salvo de la condena a muerte, pero no se salvo de la condena ante el tribunal civil por gritar contra el gobierno del César.

Lo condenaron a la muerte de Cruz, fue necesaria la violencia para que se dejase desnudar estaba rojo de vergüenza, y lo crucificaron maldijo a todos. Y cuando le dijeron que si era hijos de dios, bajase de la cruz. Hizo un esfuerzo y se tiro, murió aplastado contra el suelo.

Lo echaron a la fosa común, y a los pocos días los buitres y los perros se disputaban su carne.
Sus seguidores volvieron a su trabajo, las dos hermanas una de las cuales había ejercido la prostitución, dejaron las buenas obras que hacían y las dos tomaron el “oficio” que había tenido una de ellas. No les dolía y les hacía perder la fe, únicamente que aquel hombre no fuera el enviado sino que Dios, hubiese permitido que mediante engaños, falsos milagros el pueblo llegase a creer.

Pero no sucedió así. Muy al contrario la historia es solo cierta; hasta que llega a la casa del amigo muerto; porque si lloro ante la tumba como haría cualquier hombre, pero lo llamo de nuevo a la vida, como sólo puede hacer Dios.

También es cierto que lo detuvieron al cabo de pocos meses. Pero estaba tan majestuoso en el juicio que no se sabía si no fuera porque estaba atado, que el reo era Él. Lo condenaron por blasfemo pues no sólo no negó ser hijo de Dios. Sino que hablo como sólo Dios puede hablar.

“Tú lo has dicho, yo Soy”. Se sonrió al decirlo, porque vio el momento en que le había dicho lo mismo a Moisés. “Yo soy el que Soy”.

El poder civil lo vio inocente,, y lo condeno por miedo a no perder el puesto.

No opuso resistencia a los que sacaron su ropa, los niños pequeños no se avergüenzan de su desnudez porque su carne no conoce el pecado, y, Él aunque era Hombre era Niño su carne era. Es Inmaculada. No bajo de la cruz, aunque lo invitaron a hacerlo, porque era su trono, y un Rey no se baja del trono, porque a unos súbditos rebeldes se les meta en la cabeza. Murió si pero en la cruz, sus amigos tomaron su cadáver y lo enterraron en un sepulcro de uno de ellos. A los tres días el sepulcro estaba vacío, no porque nadie hubiese tomado su cuerpo sino porque salió por su propio pie.

Sus seguidores se llenaron de su fuerza, y se enfrentaron a reyes, y gobernadores por Él, pagaron con su sangre, entre ellos los 3 hermanos. Pero hoy sus seguidores somos; millones incluso tiene seguidores que no lo saben. Pero lo sabe Él.

Porque ese Hombre es Dios.
Si no hubiera resucitado a Lázaro no lo era.
La resurrección de Lázaro anticipa la suya
Fin

Cusa, administrador de Herodes

La vieja esclava, coloco sobre la mesa el cepillo de oro, con el que cepillaba el rubio cabello de su señora. Y pregunto

¿Mi ama, quiere que le cuente una historia, que sucedió en Judea, cuando yo era tan joven como lo eres tú ahora mi señora?

La joven patricia, sonrió, tal vez pensando que Martina era imposible que hubiese sido joven nunca; después giro el rostro hacia su esclava, y sin esconder su orgullo le dijo.

“Habla pues, me servirá de distracción”

Pues bien esta es la historia, yo, como ya te he dicho. Era muy joven. Y estaba como esclava de un matrimonio judío. Cusa Y Juana. Habia sido su regalo de bodas. Pero como mi persona no te interesa, voy a seguir con mi historia.
Cusa mi amo no era un mal hombre. Trabajaba de administrador de Herodes; este si, que era un zorro. Dios lo haya perdonado.

Pero estoy divagando. El caso es que Cusa. Más de una vez ayudo a la gente. Alterando facturas. Que los sicarios de Herodes les habían hecho firmar. Y sin las que se quedarían sin nada.

Era también un buen esposo. Y un buen padre, tenia 4 hijos. No recuerdo los nombres. Más que de uno. José. Este angelito. Habia nacido sin bracitos y con una sola pierna. Sus padres lo tenían oculto. Y se preguntaban
¿por qué Dios les habría mandado aquel castigo?

Sucedió por aquel entonces; que llego la noticia de que Mi Señor Jesús habia llegado al pueblo; bueno todavía no era mi Señor. Bueno lo era, pero yo no lo sabia.

Al llegar a este punto la conversación. La patricia se giro. Y dijo a su esclava ¿no has dicho que tu amo era Cusa. Como pues lo iba ser Jesús no entiendo?
Veras mi ama, Cusa lo era, como lo eres tú ahora, del caparazón de fuera. Jesús es dueño de todo mi ser. También es tu Amo.

La Patricia abofeteo a la anciana, diciéndole. “Cuidado soy hija de un senador descendiente de los Graco. Y he sido siempre libre”

“No mi ama. Eres esclava. Un día cuando pierdas esa falsa libertad, entonces serás libre, pero ahora sigamos con la historia”

Juana decidió ir ver al Nazareno( ya te he dicho que era la esposa de mi amo). Al volver contó que le había parecido un hombre justo y bueno. Y que seguramente fuese el Mesias. Dijo que le habia encantado su dulzura. Cusa, prohibió a su mujer que fuese a juntarse con aquella gente. Él no queria problemas con Herodes, y su deber como mujer era atender a sus hijos y su esposo.

Cuatro días más tarde. me pidió que la acompañase a ver a Jesús le recordé que amo. Lo habia prohibido y me dijo. Que era su esposa no su hija. Y que cuando se trata de una buena acción no debemos dejarnos dominar.

Llegamos a donde estaba Jesús. Y cuando por fin quedo libre. Le hablo mi ama, diciéndole que estaba decidida a seguirlo a donde fuera. Que haría por Él cualquier cosa. Pues había comprendido que era de verdad el Enviado
Jesús sonrió. Y, le dijo a Juana. ¿De verdad que estas dispuesta a hacer por mi, lo que te pida?

Si, Maestro dijo esta. Echándose a sus pies. Te seguiré en tus viajes. Dormiré donde durmáis vosotros así, sea sobre las piedras del camino.

No. Pregunto. Las locuras. Que se te ha metido hacer. Si no,¿ si estas dispuesta a hacer por mí lo que te pida?

Claro. Es lo que estoy diciendo.

No, Juana, estas diciendo lo que vas hacer para complacerte a Ti, y quieres que mi voluntad sea la tuya, y, yo no quiero eso que dices.

No quiero que me acompañes por los caminos y duermas donde durmamos nosotros porque somos 13 hombres. Y, tu eres una mujer. Y, una mujer casada. Ni a mi Madre que esta preservada del Pecado la traigo, menos a ti, que has nacido enferma, yo quiero que me sirvas, pero en tu hogar. Amando a tu esposo. A tus hijos. No avergonzándote de tu hijo José, que no es un castigo es una bendición. Si tu esposo no se opone. Puedes cuando estemos cerca de vuestra residencia, traernos un poco de comida. Y, un poco de vino. Y hasta dejarnos dormir en las caballerizas.

“Eso si que no. Señor. Jamás permitiré que tu duermas en una caballeriza”
Juana, yo nací entre animales. Y, te aseguro que son más fieles que los seres humanos. A veces será el sitio más seguro que nos podrás dejar. Y siempre que quiera tu esposo. Pues con tu paciencia debes prepararme sitio en su corazón y el de tus hijos. Y ahora regresa a tu hogar

Mi ama, regreso muy enojada. Diciendo que no entendía el comportamiento de Jesús, que parecía que le daba miedo; “el que dirán”, que seguramente se había equivocado con él.

Mientras Cusa. Al notar la marcha de su mujer, marcho en su búsqueda. Y al descubrir por otro esclavo que había partido en busca de Jesús se fue a exigirle, explicaciones.

Cusa era el jefe de los administradores de Herodes. No era hombre que se amilanase ante cualquiera, y más de un sacerdote y de un fariseo habían temblado ante él. Sin ir más lejos. Caifas. Pero al verse cara a cara con Jesús.

La cosa cambio. De entrada. Mi amo, se dirigió a él con voz fuerte.

“Escucha me, vengo a...” pero ya no acabo la frase. Jesús le lanzo una mirada tan llena de dulzura, que lo desmonto. Asi que empezó a tartamudear. El Maestro lo invito a sentarse. Y charlar con él. Hasta le ofrecio un trago de vino; luego sentándose a su lado.
Le dijo.
Cusa. Yo no soy tu rival. No quiero “robarte” a tu mujer. Yo os quiero a todos por igual y a cada uno en especial. Pero eso ahora no lo entiendes. Tu esposa, debe estar contigo. Y va estar contigo. Si tu quieres, cuando estemos cerca de tu residencia. Puede Juana traernos comida. También como le dije podeis dejarnos algún día dormir en las caballerizas. Y, no me vengas con que no.

Yo nací en medio de animales. Y la Naturaleza me pone más cerca á mi Padre

Y, así empezó la aventura. Primero. Juana les llevaba comida. Luego empezó por llevar su ropa. Para lavar en casa. La lavaba y secaba ella. Y lo hacia como si fuesen reliquias

Luego comenzaron los dos esposos a acompañar a Jesús y los otros 12 en sus desplazamientos no era siempre, pues el Maestro no lo habría permitido.

Pero ninguno de ellos, se atrevía a pedir la curación del pequeño José, pese a que presenciaban grandes milagros.
Y, llego el trágico día, Jesús fue conducido hasta el Palacio de Herodes.

Cuando llego estaba irreconocible. Pero se le conocía. Mi amo. Simulo no conocerlo. No quería jugarse su puesto. Por quien a lo mejor no era más que un cuentista. O, un blasfemo como decían sus acusadores. Jesús no respondió una palabra a Herodes y no hizo ningún milagro.

Entonces Cusa. Se dijo que había perdido el tiempo. Que si aquel hombre tuviese poder, lo demostraría ahora para salvar su vida. Haciendo lo que decía Herodes.
Juana su esposa, le decía que al revés. Así demostraba que nadie mandaba en él. Fuera de Dios su Padre.
A punto estuvo de abofetear a su esposa. Yo creo que se sentía mal consigo mismo por su cobardía.

El caso fue que Jesús fue condenado a muerte de Cruz. Mi ama Juana. Estuvo cerca viendo como lo ejecutaban. Y llego a casa desolada.
Al tercer día de aquello. Y que los seguidores de Jesús ahora llamamos domingo.
Juana me pidió. Le diese un manto negro. Pues iba ir con otras mujeres a ungir el cadáver de Jesús.

Llego deshecha en llanto a media mañana. Diciendo que habían robado su cuerpo. Que uno que se había querido hacerse pasar por un ángel le había dicho que no estaba allí, pues era el Viviente. Pero ella sabía que el habia muerto. Había visto su cadáver.

Y, de repente la habitación se ilumino. Allí estaba un extranjero que pedía un vaso de agua. Al principio Juana estuvo a punto de echarlo fuera. Pero recordó las enseñanzas de Jesús, y, le ofreció el agua. Al beberla el hombre le pregunto si podía hablar con su esposo. Por unas cuentas pendientes.

Creyendo que tal vez se trataba de un antiguo deudor llamó a Cusa.

Cusa no reconoció al forastero. Ni entendió, porque este pidió. Ver al niñito deforme. Al llegar donde estaba la criatura.

El hombre pregunto ¿Juana. No crees que Dios halla podido resucitar a su Hijo. Por lo tanto. Tampoco vas a creer que pueda acabar ahora de formar en esta criatura los miembros que no le formo en tu seno, ahora bien. Si crees que Dios resucito a su Hijo creerás también que pueda completar su obra, crees o no crees Juana?

Basta ya, dijo Cusa. No te he traído aquí, para que te burles de nuestro dolor.

Has dicho que tenías una deuda con nosotros. Pues venga. Acaba de una vez
Si tengo una deuda. Vuestro amor. Tu Fidelidad Cusa. Tu cobardía. Tu que me dijiste un día que me ibas ser siempre fiel.
Cusa dio media vuelta diciendo. Tú debes de estar loco. Yo no te he visto jamás.

¿Os haré la pregunta de otro modo. Creéis que Dios puede sanar este niño. Y por lo tanto resucitar a su Hijo. Creéis que si el Hijo de Dios puede resucitarse a si mismo. Puede curar a tu hijo?

“Quisiera creerlo. Dijeron los dos a un tiempo

Fue entonces cuando el desconocido tomo al niño en brazos. Lo metió entre su túnica y su piel. Y lo volvió a dar a sus padres. Cuando lo recibieron vieron la criatura más bella y sana que habían podido imaginar. Y, fue entonces cuando descubrieron la señal de una lanza. Y las marcas de unos clavos. Y cayeron de rodillas. Pero Él desapareció.

Cincuenta días más tarde mis amos se bautizaron y al principio la cosa fue fácil. Pero alguien denuncio a mi amo. Ante Herodes y lo mando matar. Fue entonces cuando yo fui vendida, y, vine a parar a casa de tus abuelos. Y poco a poco. descubrí la suerte de mis amos, y, yo también acepte a Jesús.

Si ahora quisiera mi ama, que le hablases de Él
¿de quien( dijo la patricia), de un judío crucificado. No. Martina. Por Júpiter.

Que por hoy basta. Más bien debería mandarte azotar por ser de esa secta enemiga del imperio. Pero mejor mañana. Ahora quiero que me eches polvos de oro. En el cabello. Para que luzca más dorado. Y, que enjoyes mis tobillos, y mi cuello. Que me pongas el peplo. Más hermoso. Viene a buscarme un descendiente de Ciceron.

“Lo haré mi ama. Pero si me escuchases. Si dejases te mostrase a Jesús cambiaria tu vida. Como cambio la mía. Y, la de Cusa y su esposa. Él te daría la verdadera alegría.
Tal vez otro día, y a lo mejor dijo dejando escapar una risa burlona, “hasta me hago cristiana.....”

No se ría, así, mi ama. Esa risa suena a burla de Dios. Y de Dios nadie se burla.
La joven patricia. No llego a ir a cenar con el descendiente de Cicerón. Ni a conocer la historia de Jesús.
Cuando se estaba bañando giro la cabeza y golpeo las sienes contra la bañera. Muriendo en el acto.
Hubiese podido ser libre. Pero eligió morir siendo esclava
Fin

Alejandro el herrero


 Alejandro el herrero 
Alejandro pertenecía al grupo que había aceptado a Jesús como el Mesías. En un principio, ni él ni su padre fueron admitidos en la pequeña comunidad. Pese a que, éste había ayudado al Maestro a cargar con la cruz. No se podía olvidar que era gentil. Y que esa ayuda, había sido forzada.
Sin embargo, no se tardó mucho, en dar cabida a los gentiles; y fue entonces cuando Simón de Cirene, se bautizó junto con sus dos hijos, Alejandro y Rufo.
Alejandro, no podía olvidar, la educación dada por su padre; en su época de niño, y, de adolescente, así que se lo pensó mucho antes de abrazar la nueva fe.
No era de los gustan de figurar en el sitio de los perdedores; la nueva doctrina no era fácil, con eso estaba de acuerdo, sobre todo lo de perdonar, a él siempre le había costado, mantener a raya su temperamento; pero había más cosas
Era un hombre ambicioso. No avaricioso. Ambicioso. Para él. El triunfo, el poder era lo primero. Le entusiasmó la idea de la resurrección. Del triunfo del pequeño rebaño de Cristo, al que se sumaba por el bautismo.
Mas no tardo, en darse cuenta, de que había hecho mal las cuentas; y que hablando a lo humano no había ganado, había perdido
Antes cuando era gentil. Era sólo despreciado por los judío. Lo cual, no le importaba mucho, aunque su madre hubiese sido judía. Ahora era despreciado, y. perseguido por judíos y gentiles.
En cuanto al poder del pequeño rebaño, no se veía por parte alguna. Eran perseguidos, de uno y otro lado, y, los que no eran perseguidos eran despreciados, habían de ocultarse para invocar el nombre de su Dios; también él como otros se había ido de Jerusalén. Y, trabajaba como herrero. Cada día, aumentaba el número, de los que morían victimas del odio fanático ya de los judíos ya de los gentiles. Y él no veía que resucitasen
No era menos cierto que en las reuniones que celebraban para la fracción del pan; se les decía que todo eso tendría lugar cuando volviese el Señor. Pero el Señor, no venía, así que empezó a decirse si su nueva fe, no sería más bien un error. Trato de espantar aquel pensamiento como pudo.
Y se puso a pensar, en que si no fuese cristiano se hubiera hecho rico; en poco tiempo, pero el cristianismo; si bien no condenaba las riquezas ponía por delante, al necesitado. Condenaba el robo. Y, hasta su apariencia, y no permitía el engaño y el fraude. Y, todo ello, para ser feliz, después de la muerte.
¿Si es que hay vida, después de la muerte? Le susurro una voz al fondo de su alma.
Habría que esperar, por lo de pronto, los buenos triunfarían. La vida era corta. Así que iba a mantenerme fiel.
Días más tarde; se enteró de que en la ciudad estaba un tal Saulo. Ahora apodado Pablo, este era un judío-cristiano. Que había sido perseguidor de los nazarenos. Es decir de los cristianos. Alejandro no podía dejar de olvidar. Los ataques y persecuciones de aquel hombre; y se preguntaba, cómo lo habrían admitido. Y, lo que era peor. Como si fuese un apóstol más.
El domingo al acudir a una de las reuniones. Se encontró con que era este Pablo quien dirigía a la asamblea. Y, aunque reconoció, el daño que había hecho. No pidió perdón a la asamblea por ello. Sino que se puso a hablar como si se viese lleno del Espíritu de Dios.
Con autoridad; y Alejandro comprobó, como muchos que tenían mártires en su casa. Callaban, y bajaban la cabeza ante aquel hombre.
Aquello era intolerable. Saulo siempre había sido distinto. Ya como judío no era despreciado por los romanos. Por ser romano de nacimiento, ni por los judíos pues era judío y notable.
  Educado en la escuela de Gamaliel. Y, ahora por si fuera poco. Se ponía a dar lecciones de doctrina a los mismos que había perseguido.
Decían que Cristo se le había aparecido en el Camino. Pero, para Alejandro eso no era más que un truco, inventado por aquel hombre, para estar a bien con todos. De ese modo empezó a odiar a Pablo.
A odiarlo porque veía en él al viejo Saulo. Y, no al joven Pablo. Su odió fue acrecido por la envidia, que sentía cuando cada domingo. Veía a las gentes escucharlo con cariño. Incluyendo a su hermano Rufo. Y, a su padre Simón.
Una noche estaba Alejandro a punto de cerrar su herrería, cuando llegaron unos soldados del emperador, de Nerón. Uno de ellos estaba o simulaba estar bebido.
Empezaron por decirle. Si era cristiano, y que sabía de un tal Pablo; si era de los que pensaban que el emperador estaba debajo del dios de los cristianos.
Alejandro no quería ser apóstata. Pero tampoco tenía ganas de servir de alimento a las fieras. Así que trato de mantener el equilibrio y dijo. Que; a ningún hombre se le podía preguntar por sus creencias. Sino por su fidelidad a Roma. Y él era un fiel súbdito del emperador, además no era más que un herrero, y, no podía perder el tiempo con tonterías. Si querían saber, si el emperador estaba sometido a Dios le preguntasen a Dios, o al emperador.
Los soldados rieron la gracia. Y dijeron “¿ y de Pablo que sabes?”
¿Qué voy a saber de Pablo?
Uno de los soldados abrió una bolsa, y, dejó. Que se viese su contenido. Entre piedras preciosas y monedas de oro. Etc. Debía de haber como 1.000 talentos. Lo que le permitiría, retirarse a la isla de Capri, llevarse a su padre enfermo, casarse, con una rica mujer; y, hasta atender a los pobres.
Si porque no pensaba dejar de ser cristiano. Toda aquella riqueza sería suya, sólo con decir donde se alojaba el tal Pablo.
Una voz le susurro, que eso era un acto como el de Judas. Pero otra más fuerte le dijo que no, que hasta era pecado pensarlo. Judas traicionó al Hijo de Dios y él no iba traicionar a nadie. Sólo iba a decir a unos soldados donde vivía un súbdito del emperador, si el tal Pablo era un buen romano. No tendría que temer. Si no era tiempo. De que pagase por los crímenes que había cometido contra la naciente Iglesia.
Por lo tanto, él Alejandro sólo la estaba purificando.
Vive en...
El soldado sacó una moneda de 10 denarios de la bolsa. La echo sobre la mesa. Y dijo. “!gracias¡ .nos vamos. Lo siento. No hay más por una traición, es una buena paga. ¿no te parece?.
Alejandro empezó a murmurar y maldecir a los dos soldados, pero pronto callo  en la cuenta de lo que había hecho. Se había metido a juzgar a un hermano, a desconfiar de la misericordia del Señor. Y, había hecho el peor pecado, la traición.
“Dios mío perdóname. Ayúdame.” Se dijo que debería buscar corriendo a uno de los sacerdotes para confesarle su crimen. Y, de paso alertarlo para que si era posible avisasen a Pablo. Y. se pusiese a salvo. Ya iba en camino. Cuando una mujer, llegó corriendo, para, decirle que era un canalla. Que por su culpa, Pablo estaba preso.
Aquello lo hundió. Y, durante unos días se mantuvo encerrado en su casa, se sentía cobarde y mezquino. Sin embargo, a su mente acudió el relato del Hijo prodigo. Y se dijo. Que no podía ser menos. Así, que iría a confesar su crimen. Necesitaba oír que Dios lo había perdonado.
Al salir noto un aire a quemado que provenía, de la parte del Trastevere, y salió corriendo hacia allí, por un momento se olvidó de porque había salido de casa.
Él no importaba. Había que salvar al mayor número de personas. Se metía por entre las llamas. Para rescatar al mayor número posible. Las llamas lo besaban, y él seguía adelante. De pronto un soldado lo detuvo. “tú eres cristiano: se ve claramente. Por eso estas aquí, ven estas detenido”
Alejandro fue conducido a la misma prisión; donde estaba Pablo. Al ver a su “victima” cayo de rodillas.
Perdóname hermano. Perdona mi traición, perdona que no creyese en tu conversión. Perdona mi ambición.
Pablo, lo levanto del suelo. Lo miro fijamente, y, de un puñetazo lo hizo rodar por el piso. Luego lo levanto. Lo abrazo llorando y le dijo:
Hermano. Es el Señor quien ha de perdonarnos a los dos. Yo fui perseguidor. Pero Dios tuvo compasión de mi, como la ha tenido de ti, fíjate te ha besado( y señalo las quemaduras que Alejandro tenía ya en sus manos) y, pronto nos dará a si lo espero su abrazo definitivo.
Dios te perdona Alejandro. Y si Dios te perdona. Pablo también.
A la mañana siguiente, Pablo y Alejandro eran decapitados. Como miembros de la secta cristiana, enemigos del imperio. Coautores del incendio, del que era autor real Tigelino.
A la mañana siguiente Alejandro comprobaba. Que la Resurrección si existía.
Fin

Cirineo


 Cirineo. 
Se llamaba Simón y había nacido en la pequeña localidad griega de Cirene. Había heredado un negocio de vinos de sus padres
Con 20 años se enamoró de Ruth, una joven judía. Pero los padres de ella, fervorosos, ó, fanáticos judíos según se mire. Se opusieron a su matrimonio. Que pese a todo se celebró.
Ella siguió practicando los ritos de su religión; y, Simon. Cumpliendo con la religión griega en la que no creía. Porque para él todos los dioses. Incluido claro esta; el dios invisible de los judíos no pasaban de ser un mito.
A los dos años. La pareja se vio bendecida; ó, aumentada con el nacimiento de su primer hijo. A quien la madre deseaba llamar como a uno de sus viejos profetas.
Pero Simon hizo valer su autoridad; y, le puso de nombre. Alejandro como al gran Alejandro Magno. Y, por supuesto no permitió fuese circuncidado.
Diez años más tarde nacía Rufo. Un hijo no deseado; y, a quien su madre había intentado todo para que no llegase al mundo.
La verdad es que a partir del nacimiento de Alejandro las cosas habían ido mal, apenas se ganaba en el negocio de los vinos.
Habían surgido nuevos competidores. Los emperadores se hacían traer el vino, desde España o Italia.
Y, los ricos; estaban haciendo lo mismo. Así que no era tiempo de llenarse de hijos.
En Jerusalén casada con un judío; tal vez Ruth nunca hubiera llegado a donde llegó; pero su esposo no había permitido siquiera ;que su hijo fuese circuncidado.
Ella estaba convencida de que; sólo los judíos sé  salvarían cuando viniese el Mesías.; por ello no tenía sentido traer al mundo más niños.
Además casi todas las mujeres griegas ;lo hacían; sólo se trataba de tomar unas yerbas.
Y, luego pues todo volvía a ser ;como si no hubiera pasado nada.
Aunque la primera vez; Ruth, tuvo la sensación de haber cometido un crimen.
Y, Simon la misma. Y así por dos o tres veces. Pero después se acostumbraron lo hacía todo el mundo, o, casi todo; las yerbas para recuperar la menstruación se vendían en los mercados como si fueran naranjas; ó, dátiles.
“Las jóvenes alegres de Corinto”; venían a comprarlas.
Y, para Ruth pasó a ser algo trivial, cuando su cuerpo le anunciaba una nueva vida.
Ella encargaba a Simón que le comprase las hierbas.
Pero Rufo, tenía ganas de vivir;   no hubo hierbas que pudiesen con él.
Incluso acudió a una bruja que usaba ciertos medios mecánicos, para conseguir librarse de aquel intruso, fue inútil.
El pequeño intruso seguía allí.  Ruth hubo de conformarse con seguir con su embarazo.
Llegó el parto, su cuerpo estaba tan mal debido a tantos ataques como había recibido.
Que al dar a luz a su hijo cerró sus ojos para siempre.
Simón enterró a su mujer,  recogió el hijo no deseado al que puso por nombre Rufo,  vendió la vinatería. Marchándose a vivir a Israel.
Pensando que tal vez los familiares de Ruth le diesen alguna ayuda al ver que eran parientes.
Pero la familia de Ruth no querían; saber nada, de unos parientes idólatras.
Y se vio obligado a comprar un huerto; que nadie quería por estar cerca del monte de las ejecuciones
Sus hijos no eran admitidos en la escuela; y, él se veía obligado a mal vender sus productos ;pues si no; nadie se los compraba.
Sólo lo hacían los fariseos, a  muy bajo precio.
Se fue curtiendo en el odio,  sus hijos se fueron educando como dos jóvenes rebeldes.
Como no podían acudir a la escuela. Era el propio padre quien se encargaba de transmitirles la cultura griega.
De enseñarles a leer a sus grandes trágicos y épicos;  sobre todo a odiar a los judíos y a su dios.
Eso sí. Simón les enseñó; que no había dioses.
Tampoco los que aparecían en la Odisea; en la Eneida, o,  en las tragedias de su pueblo.
Los dioses eran una forma que tenían los pueblos para explicar ciertas cosas que por ahora no se entendían, pero que ya se entenderían.
Dado que no había dioses ni dioses, no había más vida que la presente,  uno debía de pasarla lo mejor posible.
Ayudar al prójimo si, siempre que se cumpliese una de estas condiciones.
Que se fuese obtener ganancia por ello,  en el momento, o, en el futuro.
La otra, que, a uno le obligasen,  a ello.
Fuera de eso, ni un vaso de agua.
Eso que lo hicieran los estúpidos, que creían, que iban a seguir viviendo tras la muerte.
¡Imbéciles lo que serían es comida de gusanos¡
Aquella mañana Rufo;ya de, 15 años le había pedido permiso; para acercarse
hasta el Nazareno,  Simon se lo había dado, porque no creía prudente prohibir nada, a sus hijos.
Pero cuando Rufo y su hermano regresaron.
No le gusto; lo que le habían contado,  aquel hombre; un carpintero de Nazaret.
Predicaba el amor a los enemigos; la ayuda a todo el que lo necesitaba, sin esperar más recompensa que el amor de Dios.
Hablaba de justicia, de Amor. Pero no del amor que encarnaba Afrodita traducida Venus por los romanos.
No de un Amor que no dudaba en dar la vida, por los propios enemigos.
De la confianza ilimitada en Dios. A quien llamaba Papá;  en suma, aquel Hombre era un "loco".
Para quien la felicidad era. No ambicionar riquezas. Llorar. Y ser perseguido.
Bien está que según sus propios hijos le contaron; aunque ellos no lo vieron; decían que hacía cosas maravillosas y que una vez.
Había incluso resucitado a un muerto; caminado sobre el agua. Simon convenció a sus hijos de que todo era mentira.
Tal vez, aquel pobre loco; habría caminado por la orilla del mar;  nada más. Por supuesto que podían oírlo; pero sin creer nada de lo que él decía; cosas que por otro lado, no admitían ni sus propios paisanos.
Una mañana Alejandro el mayor preguntó a su padre si ayudaría al Nazareno en caso de que este precisase ayuda. Simon respondió. Si tiene con qué pagarme, lo haré encantado; si no; dado que no voy a sacar ninguna ventaja en el futuro por ayudar a un loco, que se cree hijo de un dios, pues simplemente no. “Ah no ser, que te obliguen. ¿verdad papá?” dijo Rufo. “Así es hijo, pero nadie va obligar a ayudar a un judío a quien los puros de su pueblo consideran un blasfemo”.
Simon se equivocaba, aquel viernes, víspera de la Pascua judía.

Aunque había judíos que la celebraban el jueves,  Simón venia del campo de trabajar su huerto, recoger algunos productos que tenía que vender en el mercado.
Ni el ni sus hijos celebrarían aquella fiesta,  oyó, un ruido atronador.
Y un oficial romano lo obligo a hacerse a un lado del camino. Llevaban tres desgraciados para ser ejecutados.
Una cosa es que Simon fuese ateo.
Que no estuviese, para ayudar al prójimo y, otra; que careciese de corazón y que no le dolieran aquellos desgraciados. Uno de ellos, cayó en tierra y por más esfuerzos no conseguía levantarse; el esbirro romano lo azotaba con su látigo, pero el reo, sucumbía más y más en el suelo; entonces el romano echó, una mirada; a ver a quien podía poner; como ayuda, para que pudiese llegar al lugar de las ejecuciones; pero ningún judío quería que después se le relacionase como él que había tomado una cruz.
Aunque fuese para ayudar a un reo a llegar al patíbulo; claro que tampoco era cuestión de que se muriese en la calle, no esa sería una buena muerte ;y, aquella gente llena de odio querían para Jesús, la peor de las muertes la muerte en cruz; no podía ser crucificado en mitad del camino.
Insistían a los romanos, que buscase algún impuro que le ayudará a llevar la cruz. Había algunos leprosos y hubiesen servido, si tuviesen fuerzas.
Hasta que uno de la turba se fijo en Simon. El impuro griego lo conocían por su apodo del cirineo, debido a su origen.
El centurión se acercó a Simón. “eh tu. Ven tienes que ayudar, a su Majestad a llegar a su trono(dijo en son de burla)”.
Simon trató en vano de protestar pero no le valió de nada.
La orden era de Roma;  no tuvo más remedio que ayudar al Nazareno.
Entre él y el centurión lo ayudaron a levantarse; y Simón cargo con el travesaño de la cruz el palo vertical se hallaba ya clavado en el Calvario.
Jesús extendió su mano, y tocó con ella, la mano de Simon, , Simon noto un estremecimiento. No fue un contacto con la muerte. Fue un contacto con La Vida.
Luego el joven reo clavó en él sus ojos, casi ciegos debido a la sangre, los salivazos y la tierra, y. le dijo con una voz. casi inaudible.
“Gracias. No olvidaré lo que haces, aunque lo estés haciendo obligado, y pediré a mi Padre, te perdone también a ti, que te perdone por haberme matado otras veces”.
Simon se auto convenció de que era un loco,él no lo había matado nunca.
Pero algo en su interior; según iban caminando le decía que aquel hombre no era un loco; , empezó a preguntarse¿ y si tuviese razón?;  recordó los hijos que no había dejado nacer, su esposa Ruth a quien él había empujado a seguir unas prácticas que iban contra su conciencia, ,y contra su cuerpo, no supo como, pero empezó a llorar.
Los que lo veían pensaban que lloraba por Jesús., pero Simon lloraba, por su vida pasada, no creía en ningún dios. Y, ¿si estaba equivocado?
Al llegar al monte. Se fijo una vez más en el rostro de Jesús. Pese a todo lo que estaba pasando estaba alegre. Estaba feliz;  había lágrimas en sus ojos, pero parecía  un rey que va tomar posesión de su trono. Que de un ajusticiado.
Luego, Simon se quedó viendo como era crucificado,  escucho de sus labios la petición de perdón por sus verdugos; , supo; que aquel Hombre no mentía cuando hablaba de amor a los enemigos. Su mirada hacia el pie de la cruz donde lloraban dos mujeres y un chiquillo.  Le hizo entrever que algo iba cambiar en su vida;  que ya había cambiado.
Sobre la hora de nona(las tres de la tarde) al desatarse la tormenta y abandonar la mayoría de las gentes la zona de las ejecuciones. Una de las mujeres que estaban al pie de la Cruz; se acercó a Simón; tomó su mano, deposito un beso en su mejilla. “Soy Maria,  La Madre de Jesús. Rogaré a mi Hijo por Ti”.
Simon respondió. “Gracias mujer.” Y se fue. Convencido de que aquella Madre se había trastornado.
Cincuenta días más tarde, en Jerusalén corren todo tipo de rumores. Según las autoridades judías los seguidores de Jesús, pese a que lo abandonaron al ser arrestado han robado su cuerpo. Por otro lado los seguidores de Jesús dicen que ha resucitado. El caso es que la tumba está vacía y, a Simon. No le cuadra mucho. Que quien no se arriesga por un vivo; lo haga por un muerto.; aunque tampoco sabe de muchos muertos que hayan salido andando, por su propio pie.
Hoy es el día de acción de gracias por las cosechas,  y, , la fiesta de la promulgación de la Ley en el Sinaí de la Ley judía; claro está. Judíos de todo el mundo, incluyendo a prosélitos(gentiles convertidos al Fe de Moisés) se hallan en la ciudad Santa.
Simon oye, asombrado como el viejo pescador, que se llama como él anuncia sin temor; y es entendido por los judíos de todo el mundo.
“Que Jesús vive, que ha resucitado”
Y, Simón; oye como Simon su tocayo el pescador llamado ahora Pedro. Les dice “Bautizaos en el nombre del Señor Jesús y seréis salvados”.
Simon entonces ve, claramente que Jesús si era en verdad el Hijo de Dios; y Simon llora sus pecados.  él también quiere bautizarse,  quiere servir a Dios,  se bautizará  y convencerá a Alejandro de que se bautice; en Rufo todavía manda él.
Pero Pedro el ex Simón, se niega a incorporar a la Iglesia a un gentil.
Simon empieza una vida, llena de luz, y, . sombra de alegría y pena. De luz. Porque ya sabe que hay un Dios, que ha entregado a su Hijo. (A quien él, pobre miserable tuvo el privilegio de ayudar a llevar la Cruz). Para adoptar a los hombres como hijos, de sombras, porque los que de algún modo, están haciendo en la tierra, las veces del Hijo de Dios, le niegan la entrada en el grupo de sus elegidos,  es como si su vida, no tuviese sentido.
Ahora sabe que la muerte no es el final. ¿Pero qué le espera después?.
De alegría, pues sabe que no ayudó a un reo. Ayudo aunque fuera obligado a un rey a rescatar a los súbditos perdidos; o. mejor dicho a sus hermanos.
De pena. Porque aquella ayuda la hizo obligado. Porque tal vez. Por ello sea castigado,  por ello. Dios no permita lo admitan en la Iglesia.
De pronto recuerda a la Mujer que se acercó aquel día, hasta él, a la Madre de Jesús.
Tiene que enterarse donde vive, sí Ella, es la única que le puede ayudar.
Consigue averiguar donde vive Maria; y se traslada allí. al principio no tiene suerte. Porque La Señora, como la llaman ahora los seguidores de su Hijo. Se halla atendiendo, a una mujer enferma. Cuando llega a casa, ve a Simon, lo invita a sentarse y le ofrece una taza de vino.
Simon no entiende como aquella Mujer está cuidando enfermos, educando niños, e incluso lavando leprosos, no entiende porque aquella Mujer está sirviendo; cuando es Ella la que debería ser servida.
Yo ahora se, quien es tu Hijo, y, quiero le ordenes a ese Pedro,  "Que me permita ser bautizado"
“Que yo le ordene a Pedro. Tú, no has entendido nada; mi querido hijo,  no le puedo ordenar a Pedro; sería como ordenarle a mi Hijo,  aunque le di órdenes de Niño, no puedo dárselas ahora, Yo no puedo mandar a Dios, soy su Esclava”
Simon no entiende nada. ¿Qué quiere decir, que ese Pedro también es Dios?
No. Responde Maria. Pedro no es Dios. Pero es el representante de mi Hijo; y mi Hijo si es Dios.
Lo que Pedro decide está bien decidido así lo quiso Mi Pequeño;  yo puedo hablarle a Jesús de ti; a mi también me gustaría que este grupo que llamamos Iglesia, entraseis también los gentiles; nunca entendí, lo de un Dios nacional.
Aunque la verdad que voy a saber yo; pobre mujer que jamás ha leído las Escrituras, porque no sé leer. Pero mi Hijo se acercó a los gentiles; una vez. Recuerdo que tendría poco menos de un mes. Vinieron unos sabios de países muy lejanos para adorarlo. Ahora andan diciendo por ahí que fueron tres,  pero la verdad es que pasaban de los cien. Después durante 3 años vivimos en Egipto; lí convivimos con gentiles. Así que yo tampoco entiendo porque mi querido Pedro y sus compañeros no os admiten, lo que te pasa a ti. Le pasa a otros muchos entre ellos Cornelio el Centurión,  Claudia Procula la esposa de Poncio el pobre hombre, que mandó crucificar a mi Querido Hijo y Señor.
Sabes, esta tarde cuando nos reunamos para la Fracción del Pan. Al comer a mi Hijo, le pediré por ti.
¿Al comer a tu Hijo; de que hablas Mujer?

De la Eucaristía;  de la Fracción del pan. "Mi Hijo en su Última Cena antes de morir; entregó su Cuerpo y su Sangre en Pan y Vino". Y, mandó a sus discípulos hacer lo mismo. Él no está solo en el cielo al lado de su Padre.
Está en cada pedazo de pan que comulgamos y en cada gota del vino que bebemos.
Simon interrumpe. Si, ya se. Está también, en los pobres. Y, en todo el que sufre.
Asi es.mi querido Simón. Pero ahí su presencia es distinta. En el Pan y el Vino consagrados esta de verdad, realmente, yo cada vez que comulgo, recuerdo,  cuando me daba pataditas antes de nacer, aunque ahora, la mayoría de las veces no sienta nada, pero se que Él está ahí., lo dijo Él y mi Niño no miente. Así que le pediré por ti, y, por los otros.
Simón sale esperanzado de la casa. Algo le dice que su deseo pronto se hará realidad;  en efecto 3 días más tarde, Simon es bautizado y recibe la imposición de las manos. Sus hijos también aceptan la nueva Fe. El cambio ha sido radical. Ahora la Iglesia está abierta a todo el mundo. Son precisamente los antiguos judíos quienes desatan una persecución sin cuartel contra los nuevos creyentes.
Y Simon es testigo de las primeras persecuciones. De la ejecución del joven Esteban.
Cuatro años más tarde, es detenido por los sicarios de un tal Saulo. Un judío que se ha hecho un juramento arrancar la superchería nazarena. Simon es azotado. Torturado; ante la mirada, fría e inhóspita de Saulo “Maldice a Jesús. Confiesa que está muerto” Simon repite. “Jesús vive.
Bendito sea su Nombre. Señor perdona a Saulo”.
Moribundo lo dejan tirado en el camino. Lo encuentra Maria la Madre de Jesús pero ya es tarde. Si se habla terrenalmente. Simon pese a todo, aún tiene tiempo para pedir a la Madre de Jesús que pida a su Hijo por el pobre Saulo.
Tan lleno de odio. “lo haré. Responde Maria. Pero podrás hacerlo tú. Pronto vas. Estar con él.”.
Lo sé. Contesta Simon. Pero Tu has estado siempre. Mamá. Y a Ti, te hace siempre caso.
Simon cierra sus ojos. Y entra en la Casa del Padre

sábado, 19 de mayo de 2012

El Haren

Las cien jóvenes del Harén de Asuero, se movían inquietas en la gran sala del gineceo, lo abandonaban muy pocas veces, lo cierto es que allí tenían todo lo que pudiesen necesitar, todo menos la libertad.

La mayor parte del tiempo la pasaban rasgando el aire; con las notas que, brotaban de sus arpas ,y, de sus citaras, otras se entretenían en cantar, o. iniciar pasos de danza, sin que faltasen las que pintaban y, bordaban.

Pero había algo que tenían todas en común, un pensamiento.

¿Quién será la elegida?.

Hacia unos días, cerca ya de un mes, que el rey había repudiado a la reina Vasti, porque esta lo desobedeció, y, ahora quería otra mujer para su trono, una cosa era cierta, no sería cualquiera la elegida, el rey quería una joven virgen; y, la mayoría de las que ocupaban el Harén no lo eran; la vírgenes se distinguían porque se cubrían con un velo blanco, pero una joven de un Haren no puede negarse a complacer al rey, por eso, el amanecer con velo blanco, no quería decir acabar el día con él.

La puerta del Harén, se abrió y una joven fue conducida al interior del mismo, se la veía muy joven, y, muy frágil, hasta tenía miedo de levantar los ojos del suelo, llevaba el velo blanco, y, Cataría, una de las concubinas más antiguas, corrió a su encuentro

Le pregunto como se llamaba, a lo que la joven después de algún balbuceo respondió, me llamo Ester

Cataria tomo a Ester de la mano, y la condujo a su rincón, allí la ayudo a recostarse en unos cojines para que descansará, después le pregunto cuánto años tenía, a lo que respondió 16 años.

¿ Y, por lo que veo eres virgen? Dijo Cataria

claro, ya te dije que tenía 16 años

Eso no tiene nada que ver, yo fui violada a los 14, tuve mi primer hijo a los 15, hijo que me fue arrebatado, no sé si para ofrecerlo a los dioses, después cuando fue hecha prisionera por los persas, y vine aquí volví a quedarme encinta, pero entonces sabía como arreglarlo y, no fui mamá

Pero eso es un crimen, dijo Esther con una vocecilla apagada

Tal vez, pero yo no podía exponerme a que me pasara lo mismo que la vez anterior, así que unas hierbas; y, todo solucionado, pero no creas me hubiese gustado tener a mi hijo, pero tenía miedo que pasara como la vez anterior, dicen que a los dioses no les gusta, pero yo no creo en los dioses

Yo tampoco, respondió Esther; yo creo en iba pronunciar un nombre, pero se detuvo, recordó lo que le había dicho su tío Mardoqueo.

Nadie debía de conocer su pueblo, nadie debía saber que Dios adoraba.

Cataria, le paso maternalmente la mano, por la cara, Ester tendría la edad que de ser niña, y, sólo los dioses sabían lo que era, el hijo-al que no dejo nacer, por eso no podía evitar portarse como una madre, y, se dijo, que haría lo que fuera por cuidar de la muchacha

¿En que piensas, pequeña? Le pregunto

en nada, tengo miedo, no sé para que estoy aquí

El rey te ha mandado llamar, porque quiere tomar esposa; y va elegir de entre las 20 vírgenes que estáis aquí, pero sólo escogerá a una, las otras poco a poco, se convertirán en sus concubinas, el rey es señor de todos ,y, de todas, es un honor ser elegida para su trono, pero también lo es, y no te asustes muchacha, serlo para su cama, aunque eso no lleve parejo el trono.


Cuando vengan a buscarte, tienes que ir, y, no puedes ni debes, porque te iría la vida en ello poner reparos a nada, que te pida; ya sea para ser su reina, ya sea para ser su amante.

Los hombres siempre han tenido el poder, y, si, son reyes más, y Asuero es las dos cosas, pero no te asustes estarás bien, aunque no llegues a reina, tendrás esclavos, y, ahora sonríe

Diez días más tarde, Asuero elegía a Ester como esposa, pero tras la fiesta de bodas, esta fue conducida a sus aposentos privados, no entendía como el rey no quería estar con ella, le dieron a elegir una esclava del Harén y escogió a Cataria

Esta se postro a sus pies nada más entrar en el recinto, Ester la levanto, “ no hagas eso, no esta bien”

Claro que esta bien, tú eres mi señora, mi reina



Sabes Cataria, yo quiero dormir en la alcoba de mi esposo, como lo hacían mis padres ;y ,mis tíos, le amo, y, es mi esposo


Es tu Señor; dijo la esclava

Ester no entendía, porque no podía tratar con confianza a su esposo, hasta que recibió la visita de su tío, y se vio obligada a acudir junto a su esposo, para salvar a su pueblo.

Entonces vio que el rey la amaba, tanto que por ella, y para ella anulaba las leyes, que le extendía el bastón de su mando, y le concedía su deseo

Todos conocieron entonces que Ester, se llamaba en realidad Esther y, era judía

Aquella tarde abrazados ;como dos enamorados porque ;eso es lo que eran los reyes; Asuero y Ester, se paseaban junto a los lagos de palacio

¿Qué puedo hacer por ti mi amor?

Amarme, pero además de eso, tengo dos caprichitos, el primero que nombres a Cataria, mi doncella, la considero una amiga, casi una madre, y quiero tenerla conmigo

Concedido, y el otro

Quiero dormir con mi marido todas las noches

¿Ah y quien es el afortunado, a lo mejor mando encerrarlo en mis mazmorras por tamaño atrevimiento?

Ya, esta, señor, os tengo prisioneros en el calabozo de mi corazón, y no os dejaré escapar

Ni, yo lo intentaré
Un beso apasionado sello aquella promesa sagrada

Concedo los dos deseos, porque las mujeres siempre han mandado y, si son reinas más, pero tengo otro, que os ruego me concedáis

¿Cuál?

Un hijo

Eso, sólo puede darlo, el Altísimo, y, creo que ya lo ha hecho, y puso con delicadeza la mano de Asuero sobre su vientre, para que este notase al hijo que empezaba a crecer

Te amo Esther, bendito sea tu Dios, que ya es el mío

Fin

El veneno



El inspector Laurans llegó a la casa de Clara Núñez, sobre las 9 de la mañana; lo hizo respondiendo a una llamada telefónica de Laura Garcia la empleada de hogar; de la Señora Núñez de Pico.
La joven sirvienta: se había asustado, al encontrar el cuerpo sin vida, de su señora en uno de los sofás del salón..

El inspector se dejo conducir por la empleada; allí sobre una mesa había una botella de wisqui, de una conocida marca, 1 vaso con restos del mencionado licor mezclado con agua, o tal vez con hielo ya derretido.
¿Ha tocado usted algo? Pregunto el inspector

Nada, señor inspector, esta mañana al llegar sobre las; 7 y media abrí con la llave que: me había dado doña Clara, ella solía levantarse sobre las 11; el primer sitio donde empiezo a limpiar; es el salón, porque es lo más alejado de:sus habitaciones; me extraño verla en el mismo; pensé que tal vez tuviese dolor de cabeza, últimamente me había dicho que sufría de fuertes jaquecas; pero cuando me acerque comprobé que la pobre señora estaba, muerta.
Calmese, señorita.( dijo, tratando de detener el llanto de Laura) y ahora escúcheme bien y respóndame con toda sinceridad.

Tocó usted algo del salón, fregó algún vaso, o, copa

No, señor no toque a nada.

Bien, Laura, me ha dicho que se llama Laura, verdad, ¿ Puede indicarme donde esta la cocina?

En la cocina, todo parecía normal, todo menos algo que brillaba en el fregadero, y que el inspector comprobó eran cristales, una ojeada rápida a la basura; y pudo comprobar; que alguien había roto un vaso; o, una copa, y había intentado ocultarlo.

¿Pero quien, y por qué?

La sirvienta, en ese caso, si fue el día anterior:por qué no elimino completamente las pruebas; de su “vasicidio”, bajando la basura, y. si fue por la mañana, por qué ocultar, que no había tocado nada, que lo primero que hiciera fuera ir al salón.

¿Y, si fue un tercero, alguien que estuviese ocultando por ejemplo un crimen?

Saco de; su bolsillo una bolsa esterilizada, metió los trozos de cristal, y, aconsejo a la joven no abandonar la ciudad; sin avisar a la policía.
Laurans mando, el vaso, o, mejor lo que quedaba del mismo al laboratorio, éste confirmo lo que sospechaba que en el mismo, había veneno; es decir que la muerte de Clara Núñez no había sido por causas naturales: si, no como consecuencia del veneno, en concreto de un tipo que se extraía de unas arañas del Pacífico, y, que era muy raro de encontrar; aunque no imposible como lo demostraba aquel lamentable hecho..

¿Pero quién dio el veneno a Clara?; ella misma, no, eso había que descartarlo en primer lugar; porque no tenía motivos para ello, era rica, dueña de un holding de tiendas de piel; en casi todo el país; recién separada de David Basquerra, empresario del mundo del cine, y, en trámites de un divorcio que la iba dejar; con una buena parte de la fortuna del Sr Basquerra, sin problemas de salud; al menos que se supiera; y además el veneno no estaba en el vaso que había en su mesa, si no en el que se había roto, cuando lo intentaban lavar; y, ningún suicida se levanta lava su vaso de muerte, y, se prepara otra bebida.

No, a Clara la habían asesinado.

¿ Pero quién?
Desde luego Laura; quedaba por lo pronto descartada, con la muerte de su patrona sólo conseguiría quedar sin trabajo.

Y, de pronto el inspector; se encontró pronunciando el nombre del ex marido de Clara,y,como no podía ser menos llamándolo por teléfono; para pedirle que acudiese a la comisaría para una cuestión de trámite

Al principio el sr. Basquerra; trató de excusar su visita a la comisaría; aludiendo excesivo trabajo, pero no le quedó más remedio;que ceder a la petición del Inspector

Así que al fin fue a la cita con el inspector Laurans, era el veinte de marzo.

Entro en el despacho; fue enojado, y diciendo.

Buenos, días inspector le recuerdo; que soy un hombre muy ocupado; e ignoro por qué tenía que verme con tanta urgencia

Se trata de su ex esposa

¿Sabrá que ha fallecido?

Sí, por supuesto, y lo lamento, Clara era una buena mujer, y nuestra separación fue amistosa

¿Amistosa , pero cara?

¿Qué insinúa inspector, que yo la mate? Por qué en ese caso, déjeme que llamé a mi abogado, aunque sería perder el tiempo, porque lógicamente yo, no la mate, ni tenía motivos para hacerlo;es cierto que; la visite el día anterior; a su muerte, le lleve una botella de wisqui de regalo, charlamos un poco, pero no bebimos nada,era muy pronto, simplemente tomamos un café, la sirvienta puede confirmarlo, aún estaba en casa; luego yo me fui, iba al cine, daban “ Lutero” y no quería perdérmela, fui al cine:“ Los Hermanos Lumiere” conservo la entrada, y creó; que son muchos los que se acuerdan de mí.

Bien,lo comprobaremos,(dijo el inspector); ahora,puede,irse,gracias por su colaboración y no salga de la ciudad sin avisar.

El inspector mando; dos policías a comprobar lo dicho por Basquerra; en efecto, había ido al cine la taquillera se acordaba, del ya que había discutido; al no querer esta cambiarle un billete de 500€
Después había insultado a un grupo de personas; que le obligaban a respetar la cola para entrar en la sala de proyección.

Un anuncio en la prensa, para que todos los que hubiesen ido a ver la película de Lutero se presentasen en la policía, fue atendida con amplitud; no había duda, en efecto Basquerra había ido al cine, y había dejado “huella”

Y, si fue al cine, no pudo matar a su esposa, dijo el subcomisario Sánchez

Claro que sí, el cine fue su coartada

Pero, cómo iba hacerlo cuando salió de la casa, estaba aún la empleada el crimen se cometió 2 horas más tarde

Así es, sólo nos falta averiguar si abandono su asiento en el cine, en algún momento, y, sí alguien vio salir del cine a un empleado de esos que usan mono.

De nuevo hubo que llamar a “ los compañeros de cine” de Basquerra, hasta dar con el que lo había tenido de compañero de butaca

“si lo recuerdo, fue en uno de los momentos más importantes ”

Por favor no es preciso me cuente la película, sólo dígame, abandono el Sr. Basquerra su asiento

Sí y me extraño la forma tan educada en que lo hizo, la verdad apenas me enteré, luego me enfrasque en la película, y, sólo me fijé al final en que estaba sentado en su butaca, me imagino que habría ido al servicio

Gracias, ha sido de gran ayuda

Bien, Sánchez sólo nos queda una cosa, preguntar a la vendedora de chicles sí recuerda ver salir a alguien sobre las 9 de la noche del cine

Tal, y, como suponía la vendedora confirmo que un obrero había salido a las 9: 45.

Ya esta Sánchez, Basquerra no tenía ganas de pagar el divorcio millonario de su ex mujer; y, además si esta moría como aún no había sentencia de divorcio; él heredaba toda su fortuna, así que preparo bien cuidadosamente el crimen

Primero fue a la casa, para llevar la botella de wisqui, en aquella visita tomaría sólo un café.

Necesitaba un primer testigo; y, este era Laura

Luego fue al cine, donde procuro ser “ bien conocido” después había salido con el mono de uno de los obreros que trabajaban en la remodelación de la sala contigua, como empresario del cine; y, del teatro conocía las salidas secretas, y, aprovecho para ir a la casa, preparar las bebidas en la cocina con el hielo, echar el veneno en la copa de Clara, sabía que el veneno necesitaba 1 hora para actuar, así que cuando su ex mujer empezó a quedarse dormida. Fue a la cocina; intentó fregar el vaso, que lamentablemente le rompió, por lo que había intentado ocultarlo, cómo había podido.

Sólo faltaba comprobar las huellas; y, en efecto las huellas del vaso roto eran suyas.
David Basquerra fue detenido,y, condenado a muerte, en California todavía se aplica la pena de muerte, el día de su ejecución por inyección letal

Sánchez le dijo al inspector, “no me creará, pero me temo que hemos cometido un crimen, que hemos mandado a la muerte aún inocente”

No diga tonterías, Sánchez, todo lo acusaba, era culpable y, ha pagado por lo que hizo

Una semana más tarde, Laura se presentaba en la comisaria, llevaba una carta;que había encontrado en un libro, un viejo volumen de Otelo.
La carta en cuestión era de puño, y letra de Clara Núñez

La carta dirigida, al que todavía era su esposo, decía.

“ Cuando encuentren esta carta, yo, ya no estaré aquí, si hay algo cosa que dudo, estaré en el infierno, pero tú te habrás ido ya también de:este mundo;y,no voluntariamente, no te perdono:que me hallas dejado, simplemente, porque te dije que no quería tener hijos, tenía derecho a deshacerme de lo que tú habías puesto en mi vientre, ahora a lo mejor para ti un castigo, me encuentro enferma de cáncer, por eso, con ese pretexto, te he pedido que vengas a verme, una vez que se vaya Laura, para charlar, que lo hagas de incógnito, y, estoy seguro de que lo harás, después sólo tengo que mandarte que laves mi vaso, para que la chica no sepa que ha venido nadie, y, te diré simplemente que tenía sueño; luego todo será dejar correr al destino.....”

¿Y ahora qué hacemos inspector?

Nada, Sánchez pedir a Dios que nos perdone, por jugar a ser dios, y pedir también al Inocente ajusticiado que pida por nosotros

¿Cree que Basquerra intercederá por nosotros?

Me refería a Jesús, él fue el primer inocente ajusticiado, Basquerra simplemente no era un criminal. Que Dios lo tenga en su gloria.

Vamos hay una llamada
Fin