sábado, 12 de septiembre de 2020

Candelas cuento de misterio

Candelas cuento de misterio y amor

Su madre, su abuela, sus hermanos mayores su padre la habían advertido, "no te fíes de nadie, aunque creas conocerlo, sino es de la familia, no lo acompañes por el bosque, ve derecha a casa de la costura, hay gente buena, pero también mala, y, ni una ni otra lo llevan escrito en la frente, recuerda que más jóvenes desaparecieron,

Pero Rosaura a sus 18 años, pensaba que todo eso eran manías de gente mayor, ni que viviera rodeada de bandidos, por eso aquella tarde al volver de la costura, y, encontrarse con uno de los vecinos y amigo de su familia, el señor Ricardo, no sospecho nada, lo saludo, y, él le dijo que la invitaba a ir a tomar a su casa, donde estaban su esposa, y su suegra un vaso de vino, y,, probar el jamón y el tocino de la matanza, Irian a lomos de su mula, y, él mismo la llevaría después a su casa; por un momento Rosaura recordó el dicho de sus mayores, pero lo rechazo enseguida, era el señor Ricardo, asi pues monto con él en la mula, pero pronto se dio cuenta de que se desviaban del camino que llevaba a la casa del señor Ricardo, su corazón dio un vuelco, pero se tranquilizo pensando, que tendría que ir ver alguna finca, pero de pronto, paro la mula,  la mando bajar, e intento besarla, ella se zafó del, pero siendo más fuerte la derrumbo al suelo, y, arranco sus ropas, la muchacha, agarro un palo, y, consiguió golpearle  y huir, desnuda, llena de miedo, escondiéndose entre los matorrales para no ser hallada, hasta que diviso a lo lejos, una casa, con luz, rogó al Cielo que hubiése una mujer en la casa, pues iba desnuda, a la puerta se asomo una mujer

Qué te ha pasado chiquilla, pasa no tengas miedo, estoy sola, este no es un lugar muy adecuado para una joven como tú, imagino lo que te ha pasado, mira voy a traerte un vestido que aún no he estrenado, y, ropa interior nueva, para que te vistas, Rosaura le dio las gracias,  y le dijo que no era necesario que la ropa fuera sin estrenar, pero la mujer le replico, sí lo es hija mía, yo soy una mala mujer, así me llaman, y, tú eres una joven virgen, y, no debes de vestir  mi ropa, pero tengo ropa sin estrenar te la traigo, luego vamos a rezar ante el altar que tengo a La Virgen, porque soy puta, pero soy cristiana

Ya veremos como hacemos para que tu familia sepa de tí, en la puerta colgaré el lazo rojo, asi los caballeros que vienen a jugar a las cartas, sabrán que no puedo jugar

Mientras la familia de Rosaura al notar que no venía se alarmaron entonces no había móviles, y, teléfono lo tenían muy pocos en sus casas, al ver que anochecía, todos los vecinos incluido el señor Ricardo. salieron en su búsqueda, no encontraron nada, la madre de Rosaura pregunto a Ricardo por la herida que tenía en la frente, él le dijo que se había golpeado con una viga en su casa, uno de los hermanos de Rosaura, dijo que a lo mejor la habían raptado, y, propuso adentrarse en el bosque, y, eso hicieron, aunque a Ricardo le pareciera una tontería, eso dijo, aunque lo que temía era hallasen la ropa de la joven, como sucedió, al principio, pensaron en que la habrían matado, pero no había cadáver ni sangre en la ropa. Quién se la habría llevado desnuda, y, entonces Ricardo dijo, allá  no ven las luces de la casa de Raquel, la mala mujer del pueblo, ella es la culpable,  habrá golpeado a Rosaura, primero la traería hasta aquí, con engaños, ella pobre inocente no sabe nada de la vida, luego la golpearía la desnudaría, y, la llevaría a su casa, donde primero tratará de convencerla,  luego si no lo consigue la forzará a ser una como ella, pero trabajando para ella, la abuela de Rosaura, dijo que no lo creía, Raquel era una mujer pública, pero buena mujer,  pero nada perdemos por ir a ver, dijo Ricardo, y, allá se fueron, si esta, y creo que sí, iba diciendo el mal llamado señor Ricardo, pediremos que el juez condene a Raquel a la horca. Llegaron a la casa, y, llamaron abrió Raquel,  que se alegro al verlos, al punto, apareció Rosaura, que se echo a los cuellos de su abuela, esta señora abuela, la abuela que había defendido a Raquel, al ver allí a su nieta, creyó a Ricardo. y, dijo a la joven, no temas hija, esta mala mujer lo pagará con su vida. Qué dices abuela, la señora Raquel es buena, ella me protegió, me acogió, os acompaña el viejo Ricardo, por lo que veo. Un respeto niña, el señor Ricardo, para tí. No abuela, de señor no tiene nada, el canalla mejor, no os contó como se hizo la herida, se la hice yo, tratando de huir del, que quiso robar mi virtud, Dios me puso un palo en la mano, seguro que aún esta con mis ropas, las que él me arranco, y, la joven termino de contar todo lo que había sucedido, y, lo bien que se había portado con ella, la señora Raquel, comprobado que lo del palo era cierto, Ricardo fue encarcelado y condenado a muerte, pero Rosaura, la señora Raquel, y su abuela, rogaron no lo matasen pues solo Dios es dueño de la vida, le llegaba con la cárcel, su esposa, y su suegra tampoco sintieron que fuera a la cárcel, pues como todo canalla era también un maltratador.

Y, Rosaura aprendió una cosa a que no debía fiarse de nadie, y, que los que parecen o tiene la gente por malos, no siempre lo son.

Fin

Candelas, cuento bíblico

Candelas, cuento bíblico


Las 10 jóvenes reían y conversaban entre ellas, aquel era un día grande, su amiga la que para todas ellas era como una hermana, había sido conducida desde su hogar paterno, entre cánticos y, bailes al que sería su nuevo hogar, él de su esposo, esperaba debajo del baldaquino, colocado cerca de la puerta del hogar, a que llegará el esposo, ya eran esposos desde que firmaran el contrato matrimonial, pero la ley o la costumbre mandaban que no fuesen plenamente esposos, hasta que al cabo de un año la novia o esposa fuese llevada a casa del esposo.

El novio estaba con sus amigos, y, las 10, jóvenes deberían alumbrarlo con sus candelas, o alcuzas de aceite, hasta la casa, les entro el sueño y se durmieron, al despertar, miraron sus candelas, bien, bien dijeron algunas, pero otras vieron que el aceite se iba acabar, Rebeca una de las que se estaba quedando sin aceite, dijo a las otras si podrían darles alguno, pero todas se negaron, no por egoísmo es que acabarian todas sin él, así que mejor fuesen al pueblo, y, al pueblo que se fueron cinco de las muchachas, y, se entretuvieron  con las flores, los pájaros, y, charlando, y, el tiempo paso, mientras llego el novio, lo recibieron las cinco jóvenes que lo acompañaron hasta donde esperaba la novia, entraron todos en casa, y, se cerró la puerta, cuando llegaron las otras cinco, no les quedo otra que golpear,  y fue el propio esposo, él que salió a la puerta.
"ábrenos, señor dijeron, somos cinco de las jóvenes y, fuimos por aceite", lo siento, dijo el esposo, las jóvenes ya han entrado, a vosotras no os conozco, ni son horas

Ellas se echaron a llorar, tenían miedo, tenían que volver a sus casas solas, ya se iban llorando, cuando a Rebeca, se le ocurrió una idea, iban a volver a llamar, a las otras les pareció una locura, pero que podían perder, así pues, Rebeca golpeo la puerta, de nuevo pregunto tras ella el esposo, y, Rebeca respondió, soy Rebeca, y, conmigo están Sara, Raquel, Rut, Elena, Salome, somos amigas de María tu esposa, amigas casi hermanas desde niñas, tú José también nos conoces, y, jugaste con nosotras de pequeño, hicimos mal es cierto, pero vas a dejar a las amigas de tu esposa fuera, eso no esta bien, no es de un buen judío,  tras la puerta se oyó otra voz, la de otra jovencita, José es Rebeca, ya me extrañaba que no vinieran, venga ábreles, no ves que empieza a hacer frío, además quiero a mis amigas conmigo, y, José el esposo, abrió porque se lo pidió su esposa, porque eran sus amigas, las amigas de su esposa, y, nadie se quedo fuera

30 años más tarde el hijo de José y de María, contaría la historia, obviando que todas habían entrado, él sabía que descubriríamos el truco, de que no importa, si nos quedamos sin aceite en nuestra lámpara María, se encarga, como buena Amiga, de que entremos al banquete de bodas, ya no el suyo, El de Su Hijo, sí podemos como las jóvenes de este cuento llamarla amiga, y, también es bueno contar con el esposo de esta historia nuestro querido San José.

Fin

A candela conto en galego

A candela, conto en galego

Fai moito tempo, moito, moito, había un raparigo que vivia nunha aldea de Galiza, ca sua aboa, a sua irma mais cativa, quil, os seus pais, morreran sendo il, e a sua irma tan cativiños, que il nin os lembraba

O noso amigo, chamase Manolo, a sua irma Rosa  sua avoa, Carmela, son probes, non dos maís probes, viven nunha casiña de pedra, que ergueu, cas suas mans o seu avo, teñen  un pozo do que sacan auga, unha leira pequena  onde recollen, centeo, trigo, e un castaño, e, non, non teñen patacas, ni tomates, porque isto pasou fai tanto tempo, que non viñeran aida das Américas, nin ninguen sabía que era iso, si teñen berzas, calabacins;  animais, 2 ovellas que lles dan lá, unha  vaca que axuda a traballar a terra, e dicir a leira,  4 pitas e un galo, que dan os ovos, un can de palleiro, e un gato, que esta sempre que pode perto da lereira

Non teñen luz eléctrica, pois faltan moitos seculos, pra que un señor chamado Edison a descubra; pro tampouco teñen candies de gas, alumeasen con velas, e dicir candelas, cando poden mercar a cera, pra facelas, ou cun candil  ou candela de aceite.

E con isto xa podemos empezar a historia en serio

A avoa Carmela, o encender o lume da lareira, cos mixtos,  percatouse de que o candil ou a candela, estaba apagada, e, non so apagada non tiña nen pizca de aceite, hasta que fose a feira vender ovos, queixo, algunhas verduras, non podería mercalo, pra freir non soian usar o aceite, senon o sebo ou grasa do porco, que se recollia, o facer os terrons; non se alporizou a señora Carmela, por non tener aceite, foi ollar se quedaba algunha vela, candela de cera, nada, ben Deus xa lles votaría unha man

Mandou erguer os rapaces , deulles o almorzo; un vaso de leite morno, e dicir tal e como sal do ubre da vaca, cun pedazo de pan de centeo, preparouse pra ir traballar o campo,  puxo na carteira da escola de Manolo, un pedazo de pan e de queixo, e unha bota de viño rebaixado con auga, Manolo ia pra a escola, e tiña que andar moito, non  iba sempre,  pro alo menos tres día a seman, a sua aboa, quería que fose, o menos que supese botar contas, ler e escribir, a nena iría cando fose un pouco maís grande. Bicouno, e lembroulle, que vira cedo, non se entretuvera cos outros rapaces, xogando, pois logo anoitecía e ia sen candela, pues a sua non tiña aceite.

No camiño de volta da escola Manolo, atopou unha candela, con moito aceite, e moi fermosa, tomouna, e levouna pra casa, e dicho a sua avoa, a verdad, que a, atopara, a avoa Carmela,, dixolle que as cousas teñen dono, aquela candela era de alguen que a perdera e, andaría a buscala, tiñan que preguntar os veciños, e, asi percorreron o lugar, preguntando de que era, naide perdera candela, nenguna, outras personas xa se darían por contentas, pro a señora Carmela, non, e mandou a Manolo que dibuxaba moi ben, que fixese un debuxo da mesma e escribise debaixo onde a atopara, e onde a podía o seu dono vir recoller, fixeron moitos carteis, que amarraron con cordas a arbores no camiño no que fora atopada  e perto da escola,

E o cabo de catro días,  unha carroza real, parou cerca do fogar de Manolo a sua irma, e a sua avoa, baixou un home moi elegante, e continuación o rei e maila a raiña

Pediron permiso pra entrar, pois o rei, e rei do país, pro cada un e rei na sua casa, a avoa mandounos pasar chea de medo, e de ledicia, a raiña contou que a candela era da sua filla a princesa, que a perdera cando saira a dar unha volta cas suas donas, alabou a honrandez da avoa e do neto, e dixolles, que podían ir vivir a o se pazo, Manolo, xogaria ca princesa que era da sua idade, mais ou menos, e o mesmo a nena, a irma, e estudaraían no pazo cos mesmos mestres

A avoa rexeitou, agora os nenos son cativos serían iguales e xogarían xuntos,  pro o cabo de pouco tempo, a vosa filla Maxestade sería a princesa, e os meus netos seus criados, moitas grazas pro non

Entendoa moi ben, dixo o rei, pro o que non poden rexeitar e que lles mandemos aceite dos nosos olivos, que mercamos o rei moro de Granada, e que dan moi bon aceite, e que veña un criado noso, levar e traer o seu neto, e loga a sua neta, a escola, onde aprendera moito maís, e logo a universidade

Pois non Maxestade, eu non podo aceptar que me regaledes aceite, mentras os meus veciños non o teñen, mellor porque non poñedes colmeas pra que todos os veciños podamos facer mel, e cera da que facer candelas, o aceite xa o mercaríamos, o da escola non esta mal, pro a do pobo tampouco, na aldea  hai maís nenos, mellor poñan a suas maxestades escolas maís perto da aldea pra todos os nenos e nenas, e, o da universidade, si, pro non pra o meu neto, senon pra il, ou pra outro, u outras se demostran nos estudios que serven para estudar

Os reises pareceulles moi ben, e aceptaron, puñeron as colmenas na aldea, duas a cada veciño,  fixeron  escolas, crearon o que hoxe se chaman, becas de estudio, e so impoñeron unha condicción, un día cada dos meses irían ca princesa, e o principe que era moi cativiño, pasar un día con iles, como uns mais, a avoa acetou, e Manolo, a sua irma, fixeronse moi amigos dos principes, por que a amizade non entende mais ca de nobreza do corazón.

Fin