"La Pichoncita, es decir una Paloma"
Juan, al que ya apodaban, “El
Bautista”; sentía en su interior, un sentimiento de que algo muy grande estaba
a punto de suceder, llevaba ya tiempo diciéndoles a los que se iban a bautizar,
o mejor dicho a que los bautizase, que pronto llegaría él que ellos esperaban, el
enviado, pero que no pensasen que les iba ir bien, como no cambiasen, él que
iba a venir, y, que los bautizaría en Espíritu Santo y Fuego, arrancaría los
pecadores de la tierra, sería Ira, que devastaría y quemaría como si fuesen
pajas, a los hacedores del mal, que recogería solamente lo bueno de Israel, que no presumiesen diciendo que eran hijos de Abraham, porque Dios podía sacar hijos de Abraham de las mismas
piedras.
Entonces levanto los ojos, y, vio
acercarse a Jesús, su primo, el hijo del tío José y de la tía Maria, una voz
interior le dijo que era Él, que era él que, esperaban el Mesías judío.
Jesús se puso en la cola de los
que iban a ser bautizados por Juan, y, él es decir Juan no entendía, porque
guardaba fila, él no tenía que bautizarse, mucho menos guardar cola, le hizo
señas con la mano, pero Jesús pareció no darse cuenta.
De pronto los dos primos
estuvieron juntos, uno frente al otro, Jesús le dijo que iba a que lo
bautizase, y, Juan le dijo que tenía que ser al revés, pero Jesús, sonriendo le
dijo, déjame hacer, tenemos que hacer lo que Dios quiere, entonces Juan cedió,
no le quedaba más remedio.
Jesús salió del agua, entonces
Juan vio, una pichoncita, es decir una paloma, blanca como la nieve, hermosísima,
con unas alas tan grandes, que se posó suavemente en los hombros de Jesús, y, lo
abrazaba, y, Jesús le sonreía, y, le acariciaba las alas, que parecían hechas
de Luz, y, escucho una Voz, que hablaba a Jesús y le decía, “Tú eres mi Hijo amado, mi predilecto; en él que me
complazco” y, no sólo eso, también oyó, que La Voz decía, “Este es mi Hijo
amado, escuchadlo”
Juan cayo postrado de rodillas,
pues estaba ante Dios, pero Jesús se acercó para despedirse.
Ahora ya no dudaba, el Mesías era
su primo, y, algo más que no entendía, Dios le llamará hijo.
Paso el tiempo y Herodes metió a
Juan en la cárcel, y, sus discípulos fueron a decirle que, Jesús trataba con la
peor gente, que acogía a pecadores, a putas, a publicanos, y, que de ira, tenía
más un niño recién nacido, así que el Mesías no tenía indicios de serlo
Entonces, Juan se acordó del
bautizo, y, les habló de La Paloma, que él pensaba habían visto todos, pero
nadie viera ninguna paloma, ni oyera voz alguna.
Fue cuando Juan, los mando a
preguntarle al mismo Jesús, si era Él o tenían que aguardar otro
Cuando volvieron con la
respuesta, que eran los hechos de Jesús, Juan creyó sin dudar, él era el que
estaba equivocado, era Ira sí, pero con el Demonio, con el Mal, con la
Injusticia, con el Pecado, no con sus hermanos menores a los que venía a buscar
y salvar.
Y, Dios le reveló a Juan, que había
visto al mismo Dios como es Tres Personas, en La Unidad de un Solo Ser, El Padre que era La Voz, que escucho en su corazón,
el Espíritu que sin ser paloma, quiso manifestarse así, para Juan y Jesús, y,
el Hijo Jesús, que ahora era ya, para siempre también un ser humano, y su primo
Fin