La brasa
El pequeño acercó sus manitas al
fuego, la mujer lo agarró por sus raídas ropitas, no fuera caerse en las brasas
Lo tomo en brazos y se lo puso al
pecho, apenas le quedaba leche, estaba casi muerta de hambre, pero tenía que
seguir allí escondida, si quería salvar a su hijo, y, salvarse ella
Constantino, nunca debió dar
libertad a los cristianos, ahora vendrían por ella, y, por los suyos, y los
matarían
Si mataban, y comían niños según
se decía cuando eran perseguidos, más ahora que el emperador los había
declarado libres, y, a su culto, religión del Estado
Ahora el dios de Roma era un
judío crucificado, la cosa no dejaba de tener gracia
Cuando su padre, Claudio Lucius
Drangontius, se enteraba de la existencia de un cristiano, lo denunciaba
Ahora habían cambiado las tornas,
ahora eran los cristianos los que podrían denunciarlos a ellos; aquella mala
gente, porque ellos les daban la oportunidad
de vivir dando culto a los dioses, ellos los matarían
Para evitarlo Claudio su padre,
se había dado muerte, y, ella había huido con el hijo recién nacido, un año
malviviendo
De noche apenas dormía, no podía dejar se apagase el fuego, y al mismo
tiempo tenía que evitar que el hijo cayese en la brasa
De pronto escucho pasos trato de
ocultarse, pero no pudo
Una mujer penetro en la cueva
Dios mío, pobrecita cómo estás aquí,
ven, te llevaremos con nosotros a ti, y, a tu hijo necesitáis alimentaros
Juliana, no opuso resistencia no
tenía fuerzas; sabía que eran cristianos, y se temía lo peor
Cuando se lo conto, se echaron a
reír
El caso es que le daban la razón,
tan mal estaba que antes los persiguieran a ellos, como que ahora fuera ilegal
dar culto a Júpiter, los reyes no debían meterse en esos problemas, eran
hombres no dioses, aunque sólo hubiera un Dios
Si quieres no tienes por qué
abrazar nuestra fe, mejor dicho, no vamos a permitir que lo hagas sin conocerla,
y, después decide libremente no te vamos a denunciar
Pero mi padre, si os denunciaba
Porque no conocía a Dios
Entonces no coméis niños
No, aunque a veces los míos se
portan tan mal, que me lo planteo, no es broma, claro que no
Juliana, no tardó en darse cuenta
de que todo, lo que habían dicho de los cristianos era falso, también las
alabanzas exageradas del momento
Conoció su fe, pero no la abrazo,
si su moral
Juliana formaría parte de los que
no reciben el don de la fe, su hijo sí, y llegaría a ser mártir cuando un loco,
intentase instaurar de nuevo la religión pagana
Pero lo mismo que en la cueva una
brasa la había mantenido caliente, en su corazón también dormía la brasa de la
fe, y, esta le abriría un día la puerta del Cielo
Fin