domingo, 15 de mayo de 2011

La Zarza

La Zarza


Hace muchos, muchísimos años, en el claro del bosque a los pies de una montaña, había 1 arbusto, y un árbol, el árbol era fuerte y poderoso, sus grandes ramas parecían tocar el cielo, el viento lo mecía pero lo derrumbaba, se trataba de un baobab, el arbusto era una zarza mora, era pequeña, y estaba llena de pequeños espinos, sólo la pisaban las abejas que iban libar a sus pequeñas flores

Sin embargo la zarza, se sentía feliz
Cierto día, el baobab decidió hacer “ un esfuerzo” y mirando hacia abajo, hablo a la zarza
“ Me imagino, que debes maldecir tu suerte, debe ser muy triste ser una plantita despreciable que no vale, para nada”

Oh, no, ( dijo la zarza) me siento muy feliz, es cierto, que no tengo la belleza que posees tú, ni, bueno, no podemos compararnos, pero Dios me ha querido zarza, y eso es suficiente, a mi no vienen más que, abejas, avispas, y algún borriquillo a “ comer mis hojas”, pero si sirvo a esas criaturas ya es bastante, bueno, también algunos pastores arrancan alguna de mis moras, mientras pastorean el rebaño, eso ya me parece mucho

¿ Es que acaso, quieres decir que eres más que yo?

No, por favor, sr árbol, yo sólo soy, un humilde arbusto, pero soy lo que soy, porque el Creador de todos los seres lo quiso así, sí Él no quisiera que hubiese zarzas no habría zarzas.

El baobab decidió mirar hacia otro lado, e interrumpir la conversación.

Aquella noche, la zarza y el baobab recibieron una vista muy importante, la visita de un ángel, bueno en realidad era un arcángel, se llamaba, bueno se sigue llamando, Gabriel, este les dijo

“ Soy Gabriel, Dios me envía, para deciros que va elegir a uno de vosotros para manifestarse y acercarse a los hombres en concreto a un pastor que viene a pastorear por aquí, las señales que debe tener aquel de vosotros que vaya ser elegido, son en parte las mismas que deberá tener, bueno, que ya tiene en la mente de Dios, la que ha destinado para que sea Madre de Dios, y Reina de los ángeles, de los hombres y de vosotros también, bueno Reina de todo lo creado.

¿ Y que es lo que tiene la Reina? Pregunto el baobab

La Reina todavía no ha sido creada, y, aunque a los ángeles, Dios ya nos dijo, como iba ser, no tenemos permiso de contarlo a nadie, y ese nadie, sois vosotros, pero si os puedo adelantar, uno de vosotros dos, o tú, baobab, o la zarza sereis los elegidos, para que desde uno de vosotros Dios hable a ese hombre y por él a otros, y les comunique algo muy importante, que Dios no quiere que unos hombres hagan daño a otros, y una mujer la que será nuestra Reina, será la elegida para que Dios habite dentro de ella, y allí se haga hombre, y así pueda enseñar a los hombres a amar, dado que la misión será muy similar es por lo que salvando la distancia de ser arbusto, o árbol, y ser mujer, es por lo que vuestras virtudes habrán de ser muy parecidas

Os deseo suerte
Y me voy, tengo unos cuantos recados que hacer todavía

Gabriel se despidió dejando un rastro de luz en el cielo, y la zarza y el baobab quedaron pensando lo que les había dicho el ángel

Por fin, hablo el árbol, no cabe duda, soy hermoso, soy grande y fuerte, sé que mi madera es lo mejor, que los mejores pájaros, anidan en mis ramas, doy buenos frutos, tengo belleza, fuerza, frutos, sólo yo, puedo ser el elegido, me imagino que esa Mujer que aún no ha sido creada deberá ser así, bella, fuerte, sabedora de lo que puede hacer, de que mucho depende de ella.

Tienes razón, dijo la zarza, pienso igual, tú, serás el elegido, y ya te felicito por ello, yo no valgo nada, cómo se iba fijar el Creador en mí, que soy un pequeño arbusto, es cierto que soy feliz porque Él me quiso zarza, pero soy indigna de estar en una casa, cuanto menos de que el Creador este en mí

A la mañana siguiente, mientras las ovejas pastaban la hierba que crecía la pie de la montaña, un resplandor inmenso cubrió todo el bosque, los animalitos se sintieron llenos de paz, como el primer día de la Creación, y un fuego que no quemaba, pero que lo iluminaba todo, fue penetrando dentro de la humilde zarza, que se sintió de repente, llena del más profundo esplendor, y una voz muy dulce y muy fuerte, le hablo, “ no temas mi pequeño arbusto, soy Yo, Tú Creador, tu eres la elegida, tu mi humilde zarza, tú, que te sabes nada, ante mí, así será tu Reina, la Madre de Dios.”

La pobre zarza no sabía que contestar, se sentía llena de gozo, ella, la insignificante, había sido la elegida, pero no pudo dejar de pensar en el árbol, y pidió, a Dios por él…

No te preocupes, también él tendrá su papel.

Lo que paso después ya lo sabéis, Dios hablo a Moisés desde la zarza que ardía y no se consumía

Pasaron miles de años, y Dios eligió a una Mujer muy humilde, a una jovencita que a los ojos de la gente era insignificante, para que fuese la Madre del Hijo de Dios, la Madre de Dios, y nació Jesús, hablo de su Padre a las gentes, y llego un momento en que el odio de los hombres le llevó a la muerte en Cruz, Él pudo librarse de aquella muerte, pero su Papá Dios le pidió que en vez de hacerlo, se dejase matar, y así ganase el Cielo, que como ya era suyo podía regalarlo a los hombres que serían de nuevo sus hermanos, y Jesús obedeció a su Papá y, es ahora aquí donde entra de nuevo, el baobab, ya sabéis que este árbol africano puede alcanzar más de 3.000 años de vida, pues bien, unos soldados romanos, habían talado aquel ya viejo árbol, en un principio, pensaban hacer con él, unos barcos, pero luego, cuando en Jerusalén tuvieron que crucificar a Jesús, y aquellos dos delincuentes, a uno de los centuriones se le ocurrió que el baobab, podría servir muy bien para cruz del Nazareno
Ya convertido en cruz, el árbol, maldecía su suerte, era lo peor que le podía pasar, ser un patíbulo, y qué patíbulo; el que era objeto de maldición,  él no se merecía aquello

Cuando Jesús estuvo clavado  en él, le dijo, “ Amiguito, no te preocupes, eres un privilegiado, yo no  soy,  sólo un Hombre, soy tu Creador, ves esa Mujer humilde que esta ahí, de pie, abrazada a ti, es tu Reina, mi Madre, no serás despreciado, serás adorado, los hombres se enfrentaran al mal, contigo en la mano, serás el símbolo de mi realeza, de que gracias a ti, si amiguito, gracias a ti, he rescatado a mis hermanitos, del Dragón que los tenía secuestrados”

Pero nada de eso, contentaba al viejo árbol, que se sentía mojado por la sangre que salía del cuerpo del crucificado

Por fin, Jesús entrego su Alma Santa al Padre, y fue entonces cuando el baobab, comprendió que de él había pendido el cuerpo del Hijo de Dios.

Los amigos de Jesús, lo bajaron de la Cruz, es decir del viejo baobab, y éste se volvió a poner triste, había servido para que los hombres matasen al Hijo de Dios.

Pero al amanecer del primer día de la semana, es decir del domingo, el viejo árbol vio que unos ángeles le rodeaban y le cantaban una canción que la Iglesia sigue repitiendo todos los viernes santos.

OH Cruz fiel
Árbol único en nobleza
Jamás el bosque dio mejor tributo
Ni en hoja, en flor ni en fruto
Tú sólo entre los árboles nacido
Para tener el Ungido en tu regazo
Tú el árbol que salva a los humanos
Tu el abrazo, de Dios con los verdugos del Ungido.

Y el baobab se quedo contento, porque al mismo tiempo supo, que Jesús ya había resucitado.
Y él como la zarza había cumplido el fin para el que fue Creado, y desde ahora, sería la Santa Cruz, el emblema de la Victoria de Jesús

Fin