sábado, 17 de abril de 2021

Cartas


Cartas. Reflexión
Aquellas cartas de antaño, escritas a mano, a veces con letra ilegible, pero que eran un vacíar del alma sobre el papel.
Todas según a quien fuesen dirigidas empezaban de la misma manera, las familiares
Comenzaban así:
“ Queridos padres y hermanos( u otro parentesco siempre el más alto seguido del más bajo). Esperamos, o espero, que al recibo de esta, os encontréis bien de salud, nosotros bien por el momento a Dios Gracias”
Y, luego se contaban todas las tragedias de la vida, accidentes, enfermedades
Antes de la despedida, se hablaba de los vecinos conocidos por los destinatarios de la carta
Por último la despedida, “su hijo y hermano”, por último se ponían de parte de los vecinos, “Recuerdos”
Los Recuerdos no eran besos ni abrazos, eso era para los más cercanos, era la forma de decir al vecino, al conocido, que no se olvidaban del-

Cuando la persona no sabía escribir, recurría a otra, que a veces lo estropeaba, pues no ponía lo el otro le decía en su lengua, sino lo que le parecía más correcto, claro que él que mandaba escribir la carta, también se vengaba diciendo ponga
“perdón por las faltas de ortografía”
Los había honestos que ponían lo que le decían sin florituras.

Estas cartas que podían tardar días o hasta meses en llegar, dependiendo del destino, se esperaban como el agua de mayo, el corazón palpitaba al recibirlas, quienes sabían leer, lo hacían los que no, habían de recurrir a un 3º de confianza, que fuese persona callada. 
Según las noticias comunicadas así era la urgencia en responder. La llegada del cartero, era esperada con ansias, había un consenso comùn los certificados y telegramas, solo traen malas noticias, lo que naturalmente no era cierto.

Luego estaban las cartas formales dirigidas para solicitar un favor, una ayuda, no hablo de comerciales
Empezaban siempre de la misma forma : “Muy señor mío, o muy señores míos
Se exponía el problema, se pedía, se aludía a los sentimientos del receptor de la carta, “Teniendo en cuenta su caridad y buen corazón”, y, esto se ponía aunque la petición fuese justa y debida
La despedida era humilde, este su seguro servidor, y, si el que escribía era un hombre, y, el destinatario estaba casado, añadía “pongame a los pies de su señora”
sí la que escribía era una mujer. El añadido era. “De a su señora un respetuoso saludo en mi nombre, dígale que estoy siempre a servicio”

La mayoría de estas no se respondían, si había respuesta era fría, casi siempre para negar lo solicitado.

Ahora nos comunicamos por correo electrónico, por whatsapp, son otro tipo de mensajes, yo, echo en falta las viejas cartas
El cartero sigue viniendo, pero a traer facturas, suscripciones.
En este caso, si el tiempo pasado fue mejor

Chocolatería


Chocolatería. Reflexión
Era una chocolatería pequeña, estaba en la calle de La Franja, en La Coruña, tenía una entrada con un escalón roto de piedra, el local era pequeño alargado, hace tiempo que desapareció.
Mi madre solía llevarme alguna vez, a merendar allí, a tomar un chocolate con churros, ella tomaba café
Aquel día, en la mesa cercana a la nuestra, había una mujer con 2 niñas, más o menos de la misma edad, una de las niñas no paraba quieta, molestaba a los camareros, se cayo al suelo, se mancho una manga, la señora le dío un azote, entonces se podía, la sentó con fuerza en la silla, y, le increpo que se estuviera quieta, la pequeña sollozo compungida, mi madre mando con la mirada una señal de apoyó a la otra madre, y, aprovecho para recordarme a mí, la necesidad y obligación de portarme bien. 

De pronto la otra niña empezó hacer travesuras peores, sé mancho todo el jersey, la señora, no decía nada, mi madre le lanzó una mirada, y la dama replico, “no es mi hija, es de mi hermana”
Es decir no educaba a la pequeña, le daba igual, porque no la consideraba suya, era de su hermana, así que tanto le daba. 
Entonces me pareció fabuloso, ahora no, ahora sé el desapego que tenía hacia aquella criatura, por suerte para mí, el tiempo en que mi tía me crío y educo, lo hizo no como a la hija de su hermana, sino como a otra hija, a la que se castiga, y da un azote, cuando es preciso
Pero más allá de eso, me ayudó a no escandalizarme de los actos purificadores de Dios, Dios nos purifica, porque nos tiene por hijos, somos suyos, no como lo sucedido con la señora de la chocolatería.

Clínica de muñecas


Clínica de muñecas. Reflexión
Me basta con cerrar un poco los ojos, para viajar en el tiempo, y, estar allí, en la calle de La Franja en La Coruña, cerca de mi casa, era un local pequeño, al que se llegaba subiendo 2 escalones de piedra, muy altos para la viejita; la madrina Obdulia, que iba conmigo, no para mí, que entonces no tenía problemas
había muchas muñecas, y, juguetes, lo atendían varias personas, con batas blancas
El señor que atendía el mostrador, era amable cariñoso, se dirigía en este caso a la niña, con un “señora, procuraremos sanar a su hijita, a su muñeca, luego hablaba como si fuera un médico de “la dolencia”, que padecía·”
La niña en este caso, yo, respondía, diciendo que no era señora, y decía la edad afirmandola con los dedos
Entonces el señor, decía. “Disculpe señorita, pero no me diga que tiene usted 5 años, que mayor si me lo permite es”
A veces la muñeca o el juguete que fuese tenía arreglo, entonces se pagaba y se llevaba ya restaurada
Otras era imposible, entonces el buen señor, se limitaba a decir.
“Lo lamento mucho, pero la muñeca ha ido al cielo, para que los niños que viven allí puedan jugar, si era otro juguete, más o menos lo mismo, pero si el daño era que no se había podido arreglar por ejemplo una pierna, se daba diciéndo lo sentimos, pero ha perdido la pierna, luego se hacían señas al adulto que acompañaba, para entregarle si quería el juguete que no valía para nada, o los restos”, Muy pocos aceptaban
Sí observaba mucha tristeza, te obsequiaba con un juguete de los que no habían ido a recoger, y, cuando le intentaban pagar lo rechazaba
Para mí era un lugar mágico, una auténtica clínica donde los juguetes eran tratados como pacientes
Hace un par de días, ví en televisión una clínica de juguetes, y me  recordó la vieja clínica de mi ciudad
Ahora los niños tienen otros juguetes, y, cuando se le rompen o los rompen, simple y llanamente los tiran, no digo todos, si la mayorìa, porque sólo se les enseña a quererse a sí mismos.

chocolate. Reflexión


El chocolate.  Reflexión
Siempre he sido fan del chocolate y del café, a partes iguales
Por aquel entonces habló de la época de mi infancia, en plena posguerra, el chocolate solía venir de dos formas, bueno en realidad de tres, las chocolatinas que eran alargadas, y las tabletas, unas eran para hacer el chocolate, y cada uno de sus pedazos, se llamaba, “onza”, mi preferido era el Exprés, porque la fábrica estaba delante de la casa en la que vivíamos entonces en Cordonería en La Coruña
Luego estaban los chocolates con leche, y, almendras, yo era fan de “La vaca”, y de la campana del Gorriaga
El chocolate era un artículo de lujo, así que el chocolate fino, se tomaba pocas veces y como premio, pero el chocolate para hacer, sí se tomaba con más frecuencia,  a mi me lo daban con un trozo de pan de trigo, como debido a su tamaño no podía hacerse bocadillo, Angelita, que era digamos mi prima mayor,  me dijo que  el chocolate no se comía en bocadillo, y, eso era para mí, un mandato divino
Iba por aquel entonces a la escuela de Doña Juanita, Dios la tiene en su gloria, los pequeños a veces llevabamos la merienda, y, un día un compañero, sacó su bocadillo, dentro del pan tenía chocolate, le dije que no lo podía tomar en bocadillo, no me hizo caso, entonces lo tumbe al suelo, lo patee, la maestra nos separó, llamó a casa, vinieron todos. Angelita me dijo, que el chocolate fino, si se podía comer en bocadillo, pero lo que no podía era pegar  a nadie, porque no hiciera lo que yo quería, me mando pedirle perdón, me lo dío claro que sí, a los 5 años, uno no guarda rencor, yo seguí tomando el chocolate encima del pan, y, cuando me daban  el fino, lo comía sin pan
Otro día contaré otra de mis historias con el chocolate.
Fin

Cadillac y el autobús


El cadillac y el autobús. Relato
Entonces se llamaba cadillac a cualquier vehiculo aparatoso, solían traerlos los indianos, así se llamaba a los emigrantes que retornaban de América, o los otros, que venían de Europa, de otros países de Europa, y, algún turista
El autobús, se llamaba cuando iba de pueblo en pueblo, “coche de linéa”, eran enormes, encima en la Baca, llevaban asientos donde iban sentados algunos, dentro viajaban pasajeros de pie y sentados en asientos de madera, conviviendo con animales, gallinas, algún cerdito, conejo un oveja
No había sitio para maletas, así que la gente llevaba una bolsa, un hatillo, unas cajas atadas, o una maleta pero en la mano, durante el viaje como se hacía en el tren, se hablaba, y, aquí comienza nuestra  historia

Javier iba conduciendo su cadillac, en realidad era un Fiat, que le había regalado su padrino, por aprobar el primer curso de Derecho, él quería ser juez, para ganar mucho dinero, de pronto tuvo que parar el coche, el coche de línea el autobús, había llegado a su destino, bueno a uno de sus destinos, y, tenían que dejar que los viajeros se apeasen
“Vaya, ahora aquí parado, como vienen hasta con sus bestias”. entonces bajo ella, era morena alta, no muy delgada, llevaba un bolso al hombro, una caja que sostenía en la mano, y una maleta a rayas.
“Eh usted el del coche, ayudeme por favor”
Salió del coche, qué quiere
Pues no lo vé que me tome la maleta, para poder bajar
Vale, si quiere la llevo también a su casa
Acepto, ella subió al coche y le dijo el lugar más cercano en que podía dejarla, le dijo también su nombre, Angelita, y nada más.
Cuando Javier llego a casa, contó lo sucedido, su padrino y sus padres y abuelos, le dijeron que si había venido en el coche de linéa sería una joven campesina, vamos de los que trabajan la tierra, así que mejor pasará de ella, que no volviera hacer por verla, pues él pronto sería un señor juez

Angelita por su parte, también lo contó, y, su familia le dijo(eran otros tiempos), que no debiera de subir al coche de un desconocido, pero que si lo volvía a ver, que lo invitase a visitar la casa
Volvieron a verse en los bailes y las verbenas, y, a veces en Misa, pero Javier, siempre puso excusas
Un día Angelita empezó a salir con Miguel el amigo de Javier, poco a poco se enamoraron, y, llego el día en que Miguel anunció a Javier que se casaba con Angelita
Vas echar tu vida a perder, pronto serás médico, y, te casas con una que no es nadie
Es mi novia y la mujer que amó
Pero las mujeres de la clase social de Angelita, no son para nosotros, que somos universitarios
Pese a todo, por educación y cariño a su amigo, Javier aceptó la invitación para la boda
Lo que no entendía era porque el día de la boda, había tanta policía, de pronto vió llegar un coche, se asombró al ver que Los Duques de Corrazón, venían a aquella boda, pero se dijo que sería su buena obra del mes
Llegó la novia, Angelita, bellisima, y, entonces escuchó decir a su alrededor, que bella esta la duquesita, que sencilla y humilde es, viaja siempre en el coche de línea aunque sus padres le tienen chofer privado. Ha  terminado en la Sorbona de Paris el doctorado en artes e historia de la filosofía, y, eso no es nada en Santiago de Compostela se doctoro en Filología hispanica y veterinaria, es un portento
Javier rabiaba, por culpa de los suyos la había rechazado, por campesina, campesino era él
Se celebró la boda, y, el convite, los novios marcharon hacer un largo viaje
Javier nunca fue Juez, no estudiaba suspendía, su familia vivía por encima de sus posibilidades, así que acabaron arruinados, y, hubieron de ponerse ellos a trabajar, y, prescindir de sus trabajadores del campo
Fue entonces cuando Javier pidió ayuda a Miguel que ya era médico y famoso, y, este lo contrato como jardinero del palacio, allí vió que lo trataban de igual a igual, además los pequeños Miguelin y Gelito, los hijos de Angelita y Miguel lo adoraban, él se enamoró de una jovencita que siempre andaba dando de comer a los animalitos, pensó sería una criada, pero le daba igual
Un día le pidió para salir, ella le dijo que sí
Y, llegó el momento en que le dijo, que quería comer con él, la siguió, pensaba que irían al comedor de los criados en la cocina, pero lo llevo al comedor principal, allí estaban Angelita, Miguel, los padres de ella los duques, entonces supo que Raquel su novia era la hermana menor de Angelita
Espero que lo rechazarán, sólo era un jardinero, en lugar de eso, el  duque se levantó, y, le dió un abrazo,  esposa dijo a la duquesa, pronto tendremos un hijo más, siéntate Javier
Javier se caso con Raquel, y, de vez en cuando iba en su cadillac a ver llegar el autobús
Fin