martes, 26 de junio de 2018

Felicitación


Felicitación

Se aproximaba la navidad, aunque hacía mucho tiempo, que a Claudia no le importaba, no le decía nada, si llamaba a sus conocidos y familiares, pero por costumbre, nadie la invitaba, bueno lo hacían por cumplido, y, por lo mismo ella rehusaba

Claudia era una alta ejecutiva, de vuelos en primera clase, soltera sin hijos, pudo ser madre, pero lo soluciono a tiempo, decía con un deje de cinismo, aunque no sabía porque lloraba al ver una mujer embarazada, con un bebé, o un simple muñeco

Había sido creyente en tiempos ahora no, eso era lo que decía, aunque nunca dijo, porque entonces ese miedo atroz a la muerte, y, porque lloraba a solas en su casa, de noche aferrando la almohada llamado a Dios

No ponía nacimiento, si un pequeño y ridículo abeto con bolas de material recicable, y, un pequeño misterio al que no daba más importancia que a otras figuras

Su comida tampoco era especial porque ya lo  era siempre, y, además ella no tenía nada que celebrar

Aquella mañana la portera le subió el correo.

Se puso a revisarlo con calma, la mayoría eran facturas del banco, pero entre todas  destacaban dos sobres, de sendas empresas una de material tecnológico, y, otra de una empresa de alimentación, de ambas era buena cliente

Abrió la que provenía de la empresa de tecnología, era una postal de navidad. Bajo un cuadro gris, una pareja sentada en un banco de dos cuerpos sin mirarse, clavaban sus ojos en un lejano abeto, y, un papá noël  colgado del mismo, en el pie de la postal un texto

“Computercoxer.com”, Le desea unas felices fiestas, y, un próspero año
No supo porque pero sintió un nudo en el estómago, la postal hubiera valido lo mismo, para dar el pésame. Era una postal triste, amargada.  No pudo evitar recordar las felicitaciones de su infancia, con aquellos niños, ahora era una navidad sin niño, y, eso es imposible

Tomo la carta de la empresa de alimentación

En principio era como todas,  le agradecían el haber podido contar con ella como cliente, como amiga tantos años, pero de pronto había algo distinto, algo inaudito, en una carta de publicidad

Le decían que no podían felicitarle las fiestas, porque recordaban a todos los que no tenían que comer, aunque ellos gracias a personas como ella, pudiesen paliar en parte ese mal, no dando limosnas, sino creando puestos de trabajo, y, después si, haciendo donaciones a proyectos justos, nunca lo hemos dicho, porque queremos que usted compré nuestros productos por su calidad, no  porque demos el 1, 4, o el 40% a  obras solidarias,  eso es asunto nuestro particular, lo suyo es pagar por la calidad, y, si se lo comentamos ahora es porque la consideramos una amiga, no para pedirle nada, ni interceder por nadie

No sabemos si es usted cristiana, o de otra religión, o si es atea o agnóstica, ni, nos importa, pero nosotros si somos cristianos, bueno los fundadores de la empresa, porque ahora hay de todo

Por eso, nuestros deseos son los mejores para usted y los suyos, pero como no hay fiesta que celebrar y no sé si usted celebra la Navidad de Aquel Niño, pues si le deseo un buen año

Lo que si vamos hacer es no creo que le moleste mandarle, una vieja postal con el deseo de que si No lo encontró lo encuentre, si lo tiene no lo pierda

Atentamente

Finaba la empresa

Claudia siguió mirando había una postal como las de antes, una mujer joven, con un hombre a su lado, abrazaba a un bebé, mientras unos rayos de luz iluminaban unos haces de paja, y, unos animalitos parecían sonreír

No pudo evitar unas lágrimas, pensó en su pequeño, al que no llego a abrazar, porque ella misma lo asesino

Beso la postal con la inocencia que lo hacía de pequeña, pidió perdón desde su corazón, y, se supo perdonada

Al otro día, tenía cosas que hacer

Primero iría a confesarse

Luego preparar una Navidad por todo lo alto, compartiendo con los que no tenían, incluso haría una donación aunque no se la pidieran a la empresa de alimentación que le había conducido a Él

Iba ser la mejor Navidad de su vida

Porque Él acababa de nacer para ella, gracias a una Felicitación de Navidad

Fin







domingo, 24 de junio de 2018

El Zar ( una historia de amor)


El Zar (relato de amor)

Esta historia transcurre hace mucho tiempo, por aquel entonces en Rusia, reinaban los zares, pero hubo un territorio, que dicen se escindió de Rusia, el nombre no lo busquéis en los libros, ni en los Atlas, porque  ya no existe
Es por ello que el protagonista de esta historia, el Zar Ciriaquelus, no es conocido

Pues bien S.M.I. Ciriaquelus, era un buen Zar, y, un buen hijo, un buen hombre, lo tenía todo, su deseo mayor era que su pequeño imperio fuera feliz, que todos tuviesen su casa, su huerto,  en fin lo que se tenía allá por el siglo XIV.

En este imperio pequeño, había nobles, campesinos, y, campesinas, y, precisamente, es una campesina, la segunda protagonista de nuestra historia

La campesina, a la que me refiero era una joven hija de campesinos humilde es decir pobre, que todas las mañanas llevaba sus rebaños al bosque, cuando la nieve lo permitía, que daba de comer a las gallinas,  trabajaba en el campo, se llamaba,  Noelia, porque aunque no era rusa, como si lo fuese

Además de los campesinos,  había nobles, no muchos pues el país era pequeño,  estos, unos pocos duques, y, barones se dedicaban a lo que todos los nobles, salvo honrosas excepciones, a vivir del cuento, es decir cazar por vicio, no por necesidad, comer como cerdos, no podían hacerlo de otro modo, ser soberbios con sus criados y siervos, claro también había nobles que lo eran en todo el sentido, y, ahí entra la Duquesa Andresca de Conturata

La noble Duquesa Andresca era una joven que admiraba al zar, era buena con sus sirvientes, odiaba la caza, solo se debe matar para comer, no para extender la piel del animal en el suelo, y, además cantaba como los ángeles, tocaba el arpa, la lira, y, otros instrumentos, era buena amazona, y, apasionada lectora, ella  y el Zar Ciriacus eran buenos amigos desde la infancia. Por todo ello, los Padres del Zar, y, los Padres de La Duquesa, habían concertado su matrimonio, y, este matrimonio concertado, se hubiera llevado a cabo,  porque ambos confundían el afecto que se tenían con el amor.

Pero un día  que salió por obligación con una partida de caza, su caballo se espanto, cayo en un barranco, unos bandidos le robaron las insignias y lo dejaron mal herido, sin nada que lo identificase

Uno de los perros de la campesina Noelia lo descubrió, con ayuda de los padres y hermanos de la muchacha, lo llevaron a su casa, lo cuidaron sin saber quién era, pues para colmo había perdido la memoria

El caso fue, que el amor, el amor de verdad nació entre los dos jóvenes, mientras se daba al Zar por muerto, entonces no es como ahora, sólo quien hubiese visto un retrato del zar podía conocerlo, y, entre esos no estaba la campesina

Un día recupero la memoria, y, entonces le dijo a la que ya era su amada, debemos huir a otra tierra, mis padres nunca permitirán rompa mi compromiso, y, menos que ellos los padres de mi prometida, no puedo consentir que la nobleza se alce en armas, si nos vamos yo trabajaré en el campo, como tú, y, mi puesto lo ocupará mi hermano

Noelia, no quería que su amado, renunciase al trono por ella, pero cuando vio que no sería feliz en el mismo, acepto huyeron de noche, por montes, cruzaron territorio helado, hasta una aldea donde nadie los conocía, se casaron ante el Pope, pues eran buenos cristianos ortodoxos

Pero un día,  alguien vio, una insignia real, en manos de uno de los hermanos mayores de Noelia, no era nada de valor, y, no se habían percatado de ello, pues eran analfabetos, se trataba de las iniciales del Zar en una de sus camisas interiores, como el joven nunca había llegado a saber quién era, pues se apropió de la camisa, de quien consideraba su cuñado, pero quiso el infortunio, que lo viesen, y, lo denunciaran

Fue juzgado por traición y condenado a muerte, nadie creyó sus argumentos, pero la noticia llego a la aldea donde vivía el antiguo zar, ahora el campesino Ciro, se había reducido el nombre,  y, su esposa la campesina Noelia

Al enterarse, ambos tomaron una resolución se presentarían, y, dirían la verdad, así lo hicieron no les creyeron, pero si aceptaron que el hermano de Noelia no había sido el asesino del zar, sino aquella pareja de campesinos, y, los condenaron a muerte, ambos se preparaban para afrontar la muerte con serenidad, morían por una causa justa, y juntos, eran cristianos creían en la resurrección, no tenían que temer

Antes de la ejecución el reo era expuesto semi desnudo a las burlas del pueblo, a las mujeres en atención al pudor se las libraba de esta afrenta, entonces al desnudar al zar, se oyó una voz entre la muchedumbre, “es mi hijo”, todo el mundo mira quien había gritado, era la Zarina madre, que reconoció, una herida que la partera había hecho sin querer al zar, en su nacimiento al extraerlo del seno de su madre

Ni que decir tienen que fue suspendida la ejecución, se le pidieron disculpas, si querían que fuesen muertos los que lo habían condenado, pero dijeron que no. Ni tampoco el imperio de aquel pequeño país

Por lo que hace a sus padres y hermanos pensaban lo mismo, así que ellos se iban a vivir como campesinos la noble que hubiese debido ser la esposa del Zar los acompaño, ella ayudaría como maestra, y, casaría con el hermano mayor de Nalia, bueno de Noelia, con el tiempo, Rusia anexiono aquel país, y, según dicen se ordenó quemar toda la historia del mismo, para que nunca nadie supiese de su existencia

Por ello hay quien dice, que no es más que una leyenda, pero yo si creo que es cierta, porque el amor no entiende de clases, y lo puede todo.

Fin










lunes, 11 de junio de 2018

La rata

 La rata


Lucía, bajo hasta las cuadras del palacio, acarició a su yegua “Rosada”, “hoy no voy a montarte, amiguita, quiero salir a ver cómo viven los siervos de papá”, a todo esto, Lucía es una joven de  16 años, hija de un señor feudal, un buen hombre,  y, a Lucía le gusta mezclarse con la gente de su pueblo, entrar en las casas, comer con ellos su humilde comida, y, jugar con sus animales, y, eso va hacer en este momento.

Ya en la calle, recorre todos los recovecos, saluda a los campesinos, y, a los aguadores, a los mercaderes, y, observa escondidos en unos matorrales unos ojillos, se agacha para ver que es. Es una rata, una hermosa rata, las niñas de la Edad Media no tenían miedo a las ratas, aun no había razón para ello

El encuentro con la rata
Lucía se agacho y tomo el animalito en sus brazos, era suave lo atrajo hacia su seno, para darle calor, y se dirigió con él a Palacio, entro en la cocina, todos querían acariciar a la rata, llegaron los chicos de las caballerizas, a comer, la rata se puso nerviosa y mordió a Lucía.

En ese momento entro un gato, el animal erizo sus pelos y, se lanzó a perseguir a la rata

La muchacha sus criados y el gato

Lucía, y, sus criados estaban encantados con el animalito, con la rata, hasta que entro un gato, un gato de pelaje negro y blanco, que bufo con los pelos erizados hacia el roedor, hizo ademán de atacarle.
Tanto Lucía como sus sirvientes tomaron piedras para espantar al animal, “fuera, fuera, maldito gato, fuera, eres amigo de las brujas”, el animal escapo, y, Lucía se sintió feliz, había tenido suerte, su rata estaba salvada, ya era tarde iba acostarse


por la mañana a Lucía le dolía mucho la cabeza y la garganta, seguramente se habría resfriado, la cubrieron con mantas para calentar su cuerpo, para evitar que el calor se marchase, bajo sus axilas, y, sus ingles, había dos pequeños bultitos.

Lucía estaba cada vez peor, a los diez días fallecía, y, no solo ella sus criados, su ama, la casa se marcó con una cruz amarilla era la peste, y, la peste llego a muchas otras casas, a todos los que directa o indirectamente habían tenido contacto con ella, o sus sirvientes

Los predicadores hablaban de un castigo del cielo, y, a las pobres no se les ocurría otra cosa flagelarse


Los pobres llenos de supersticiones, con la fe en un dios sangriento, vengativo, justiciero, se golpeaban creyéndose culpables, con sus golpes extendían la enfermedad de unos a otros, los muertos eran millares, las rata la propagaban, pero había casas en las que se aceptaba a los gatos, porque se sabía que Dios los había creado, y, los gatos.

En las casas donde no se echaron a los gatos, la peste no entro, desde entonces la rata fue el enemigo, el gato un animal doméstico, en realidad la pobre rata, tampoco tenía culpa, ni la pulga que transportaba la peste, si siquiera  el bacilo, o el virus causante,  “yesina pestiae”; el culpable lo eran todos, y, no lo era nadie

Pero no era un castigo, castigo por qué, por ser oprimidos,  por ser privados del conocimiento al que tenían derecho, culpables de miseria de falta de higiene

No, nadie ni las ratas tenía culpa de la muerte negra la peste, que no se ha extinguido,  puede volver en cualquier momento

Y, hay dos una física que sólo mata, otra moral que manda al infierno, y, que  está ahora activa

De la primera culpable nadie, de la segunda, culpables todos

Fin.