Ópera
Elena vivía con su padre en una
humilde casa, ella trabajaba como sirvienta, por horas, asistenta, había tenido
que dejar sus estudios en la Normal, en la escuela de Magisterio, y, renunciar
a su sueño de ser maestra, primero por la enfermedad de su madre, y, ahora por
el mal desconocido que se cebaba en su
padre; el cual aunque sólo tenía, 55 años, parecía un anciano, por su aspecto
físico, porque su espíritu seguía siendo el de un niño.
Su nombre era Antonio; había sido
músico, había intentado , por todos los
medios, hacer nacer el amor a la música,
en sus hijos, tanto en Elena, como en el pequeño Antonio, de tan sólo 10 años, consiguió que amasen la música,
sobre todo la ópera; y, hay que reconocer que lo consiguió
No había concierto emitido por la
radio, que se perdiesen, al teatro hacía mucho que no iban
Aquella noche, Elena, sentada
junto al fuego, que parecía iluminar su moreno rostro, como queriendo nimbar su
piedad filial, dijo sonriendo a su padre.
Mañana en el teatro, “Dû, le
coin” estrenan la Traviata, ya sabes que
es una de mis preferidas: los amores tan puros entre Violeta, y, Alfredo que
con la música parecen aún más profundos, que en obra de Dumas, donde se llaman
Margarita, y, Adolfo; no, papá no hables
aún, ya sé que no podemos ir a la función, sólo te pido permiso, para ver la
entrada de los artistas
Antonio, contuvo una lagrima, y,
le dijo, que nada podía negarle, y, que tenía su permiso para ver la entrada de
los artistas, en un suspiro entrecortado dijo, “Ojala pudiese llevarte yo,
mismo a la opera”
Grandes carteles anunciaban la
representación de la Traviata; con el joven tenor, Piérre du Choix, en el papel de Alfredo; y, la joven diva,
Catherine du Chaussons, en el papel de Violeta,
Piérre, había despuntado ya, como
uno de los mejores tenores, del mundo, en operas de menor calado, ahora se
enfrentaba al papel de Alfredo, con una gran ilusión; en uno de los descansos en los ensayos, comentaba a Pedro, su padre. “¿Té has fijado, papá, La Traviata; gusta a
la gente, porque cuenta una historia de amor imposible, como iba enamorarse un
joven de buena familia como Alfredo, de una prostítuta, eso, sólo en el teatro,
las novelas, y, la opera, verdad que estas de acuerdo?
Don Pedro, miro sonriendo a su
hijo, se acarició la barba, y, le dijo, muy serio. “¿De acuerdo contigo?, para
nada, el amor no entiende clases sociales, ni de esas tonterías, Violeta, ama a
Alfredo con un corazón puro, así que por supuesto, la historia es posible.
De acuerdo, replico, Piérre, es
posible; pero ni el padre de Alfredo lo entendía, claro que no era como tú,
papá, era un viejo egoísta.
Pues a mí, tercio, Catherine,
(amiga de la infancia de Piérre, y, quien daba vida, a Violeta en la escena),
me parece un amor puro, un amor sin intereses
Fíjate, papá, como defiende su
personaje, dijo riendo Piérre
La representación fue todo un
éxito; Elena vio la entrada y salida de los actores, y, no pudo evitar correr
hacia Piérre, y, pedirle un autógrafo, él firmo encantado, en el sencillo, y,
humilde bloc, antes de devolvérselo, le dijo
“Espero que mañana, asistirá a la
función”
No, creo que pueda ser,
respondió, no tengo ropa adecuada; bueno no vaya usted a pensar mal, la tengo,
pero se da el caso de que esta en la tintorería; y, a mi padre le sucede lo mismo,
y, créame, usted que lo sentimos mucho
Pues no es problema, si me lo
permiten, con mucho gusto, le haré llegar un vestido de mi hermana Louisse, que
es más, o, menos de su talla, y, uno de mi padre, para el suyo, siempre que no
lo tomen como un atrevimiento, son ropas sencillas, pero aunque no sean del
tipo que acostumbren a llevar a estos eventos,
les podrán servir
Qué se ha creído, señor, no
precisamos ropa, prestada de nadie
Lo, sé, señorita, lo sé, no la necesitan pero se da el caso de que la tienen
en la tintorería, yo, no se la regalo, se la presto, si quiere
Dos días, más tarde, Elena, y, su
padre, asistían emocionados a la representación de “La Traviata”
A la salida, Antonio, agradeció,
la invitación y los trajes, y, prometió devolverlos tan pronto, los tuviesen
listos en la tintorería; la verdad es que los iban a lavar, y, planchar en
casa, pero no podían permitir que
conociese la pobreza en la que vivían, ni, que viese su humilde hogar eso sería
humillante
Pero Pierre, insistió en acompañarlo,
una, y, otra vez, que no pudieron negarse, y, así un día, si, y, otro también
el joven tenor, visitaba el humilde hogar, conocía la historia de Antonio, y,
se iban enamorando de Elena, y, Elena de Piérre
Cuando Piérre, hablo a su padre, Jacques,
de sus planes de boda, con Elena, este le aconsejo pensarlo bien, porque el
matrimonio era algo serio, el personalmente no hubiese elegido una joven, como
Elena, para nuera, y, no, porque tuviese nada en contra de la joven.
A Piérre, no le gustaron, las
insinuaciones de su progenitor, y, le pregunto, si rechazaba a Elena, por ser
culta, honesta, y, hermosa, “y, tú, padre defendías el personaje de la
Traviata”, le soltó a bocajarro
“No, seas un niño, Piérre, le
respondió, tanto La Traviata, como la Dama de las Camelias, son historias de
ficción, novelas, cuentos, y, en ese mundo irreal, todo es posible, y, todo
funciona, en la vida real no, no es posible, en el caso que nos ocupa, en el
tuyo, has de tener en cuenta, que Elena, y, su padre, están contigo, por puro
interés, si ella llega a casarse contigo, su padre aunque sea ocasionalmente,
volverá a subir a un escenario como pianista, dejaran de vivir en una casucha,
para hacerlo en una mansión; te equivocas papá, me quiere a mi, voy a casarme
con ella; pero antes aunque sé que no debía hacerlo, voy a comprobar, si es
cierto lo que piensas, si lo es, no dudes que haré tu voluntad, papá
Mientras en la casita de Antonio , este decía a su hija, que tuviese cuidado; no
fuera suceder que Pierre, sólo quisiera burlarse de ella
“No, papá, me quiere. ¿Recuerdas, los que me decías sobre el amor, de Violeta,
y, Alfredo?
Si, hija lo recuerdo, respondió, Antonio , pero recuerda que es una novela, una obra de
teatro, la vida real es distinta.
Al día siguiente recibían la
visita de Piérre, se le veía muy triste
sin fuerzas para hablar, venía a contarles la terrible tragedia que se había
abatido sobre su familia; en primer
lugar una enfermedad desconocida, lo había dejado sin voz para el canto, y, si
no podía cantar el único trabajo que podría desempeñar era la descarga de
camiones; y, por si ellos fuera poco, hoy mismo un antiguo acreedor, al que
había tenido que firmar un pagaré, por la resolución de un grave problema en el
pasado, exigía el pago, de lo debido con los intereses correspondientes, tanto
él como su padre, habían cancelado la deuda en su día, pero fiándose no habían
querido justificante del pago, y, ahora no tenían con que demostrarlo, dado que
era un amigo, les había parecido una
ofensa, aceptar, recibo del pago, y, ahora lo habían perdido todo.
Le contó que se habían mudado a
una buhardilla de alquiler en una zona de bastante mala fama
“Entendería, dijo que, no quisieras
seguir con la boda”
Merecerías, respondió, Elena, un
par de cachetes, como me puedes ofender, de ese modo tan cruel, yo te amo, a
ti, me da igual si eres tenor, o, picapedrero
Piérre con la ayuda de un amigo
periodista, mejor dicho de “un falso periodista, le mostró un periódico en el
que se informaba de su ruina; de la ruina de la familia de tenores Ducroix, y,
de la enfermedad del joven tenor,
Sí Elena hubiese leído otros
periódicos habría visto, que todo aquello no era más que un montaje, e incluso,
si hubiese podido leer la versión real, de “Le quotidien”; pero para que iba a gastar el
dinero en prensa, si Piérre, se la
llevaba gratis
Jacques, tuvo que reconocer la
victoria de su hijo
Llego el día de su enlace, en su
emoción, Elena no había advertido que su alianza era muy valiosa; no le importaba ella pensaba a Pierre pobre, y,
lo aceptaba, no sería la mujer de un tenor famoso y rico, si la de un hombre
honrado; de un honrado estibador de muelles, todos juntos vivirían en su “casita”
Tras el “Si quiero”; Piérre,
entono con fuerza el Ave María
Elena lo miro atónita, sin poder
creer lo que estaba oyendo, ¿”Pero si tú, me dijiste que estabas mudo para el
canto?
“Pues ya ves (respondió
sonriendo) un milagro por algo es un sacramento”
Y, tú un sinvergüenza, replico
muy seria, debería dejarte, pero no lo voy hacer
Tras la luna de miel, Pierre
torno al canto, Elena a sus estudios de magisterio, Antonio volvió a dar clases
de música, y, tocar el piano, los médicos consiguieron curar la dolencia que
padecía. La alegría de la nueva familia aumento cuando Elena, anunció
que su amor, había sido bendecido, y se hallaba esperando un hijo, alegría que
se hizo mayor, cuando ocho meses más tarde, dio
á luz a una niña, a la que llamo, María Violeta, María por la Virgen
Madre, Violeta por la protagonista femenina, de la Traviata; y un niño al que llamo como a su hermano
fallecido, a los dos años; Javier, ambos pensaba Elena, serían, dos grandes
divos de la música, los mejores.
La realidad fue muy distinta, a
como se la imaginaba, ni María Violeta, ni, Javier, tenían aptitudes, ni les
gustaba la música clásica, así que ninguno fue músico, ni tenor, ni tiple,
Violeta fue escritora, y, algo muy importante, “mamá y esposa”, Javier, fue sacerdote, pero si
hubo, músicos, y, divas del Bell canto, en la familia de Elena y Piérre, porque
después de los mellizos, fueron padres 4 veces más, y, siempre, siempre fueron
felices
Fin