martes, 10 de agosto de 2010

Barrabas


Se llama Jesús. pero todos lo conocen por su apodo “Bar abbas que pronuncian mal y dicen Barrabas.
Lo apodan así hijo del padre, o niño de papá, por que este guerrillero zelote de 30 años, este hombre de piel curtida, de manos finas, que no dudan a la hora de hundir el puñal en el cuerpo de un romano. Este hombre que prepara emboscadas a las comitivas de centuriones que entran en la ciudad sagrada de Jerusalén. No es como los otros guerrilleros un miserable resentido de la sociedad. No Jesús o Barrabas, como quieran llamarle procede de una de las mejores familias; de Israel es pariente sobrino de Caifas el sumo sacerdote. Pero en vez del sacerdocio o el rabinato ha preferido las armas.

Quiere expulsar a los romanos. Y llevar a Israel a una época de gloria, como en el reinado de David.

Las personas admiraban en un principio; a Barrabas. Pero pronto cambiaron esta admiración por indiferencia e incluso odio; las mujeres no le perdonaban que llevase a sus hombres a la muerte. Y los hombres se sentían desalentados. Porque Roma parecía invencible.

Algunos de sus seguidores para colmo se fueron tras otro joven un carpintero de familia humilde. Hijo de un tal José que había muerto aplastado, cuando intentaba auxiliar a un obrero. Bueno a decir verdad se trataba de un esclavo romano. El hijo que se llamaba Jesús había seguido la vocación del padre. Quien a los 30 años. Le había dado por revelarse, como el enviado del Señor.
Al principio Barrabas pensó en atraerlo para su causa; pero pronto desistió de su intento; al ver que se trataba de un loco. Que hablaba de amar a los enemigos. Lo que significaba amar a los romanos. Su tío Caifas decía que Jesús era un blasfemo, un hereje, un maldito. Barrabas. Estaba seguro de que sólo se trataba de un loco. Un loco que le había robado seguidores. Cobardes por cierto.

Paso el tiempo. Jesús seguía hablando de Amor, de perdón de paz. De un Dios que buscaba a los hombres. E incluso favorecía con una curación a un romano.

Barrabas seguía hablando de odiar, de odio a Roma, de odio a los publícanos que colaboraban con Roma; e incluso llego a perpetrar un atentado en el que fue muerto un general romano. El y otros 2 compañeros éstos unos esclavos romanos rebeldes Dimas y Gestas, fueron puestos en prisión.

Dos días más tarde oían la sentencia, serían crucificados, el día anterior al sábado solemne de pascua.

Barrabas maldijo su suerte. No le gustaba morir crucificado por muchas razones. Por que era una muerte horrible, y porque pese a todo o por encima de todo era judío, creyente, y sabía que morir en la cruz era morir.

Abandonado por Dios. “maldito quien cuelga del madero”, si las muertes más impías eran ser ahorcado o ser crucificado. Y ahora esos malditos gentiles, perros idolatras de los romanos. Lo habían condenado, a morir en la cruz. Sabia que tío Caifas haría lo imposible por salvarlo. Pero era poco lo que podía hacer.

Llego el día de su ejecución desde la celda Barrabas escucho lo que pasaba, habían traído a otro hombre se inclino para ver si habían atrapado alguno de sus compañeros que lograran huir. Pero no era Jesús. “ A ese” dijo Barrabas, mirando a sus compañeros le han tendido una celada, ese no hizo en su vida daño a nadie. Mirad por donde vamos a ser 4 los crucificados. Pero de pronto oyó que la gente gritaba en la plaza. “suelta a Barrabas, y crucifica a Jesús”.

Minutos más tarde Caifas entraba acompañado de un soldado romano en la celda de Barrabas o Jesús de Jerusalén. Y le decía, “vamos, vístete, estas libre”.

Aunque la muerte en la cruz . le espantaba Barrabas era un guerrillero, no un cobarde, así que dijo a su tío; “Caifas ese hombre es inocente, no debe pagar por mi crimen”.

Pero Caifas le corto diciendo es el pueblo quien lo ha decidido, y además, como va ser más inocente que tu un blasfemo que se ha hecho Hijo de Dios. Tu has matado pero en defensa de la patria.( esto claro lo dijo en arameo para que el romano no entendiese de que hablaban).

Salió Barrabas con su tío y no pudo dejar de lanzar una mirada al joven que lo iba a sustituir en la cruz.

Pasaron los días y Barrabas. Ya volvía a usar su nombre de Jesús de Jerusalén estaba en la casa de su tío Caifas. Y se preparaba para ser rabí, sería un hombre honrado, un buen judío. Y ayudaría a la gente a no caer en la superchería como los discípulos de aquel pobre hombre que lo había sustituido en la cruz. Del cual decía su tío que habían robado el cadáver.

Era el primer día de la semana. De Pentecostés. Se habían reunido judíos venidos de todo el mundo para agradecer a Dios las cosechas.

De pronto los seguidores de Jesús se asomaron al pequeño balcón de la casa, en la que estaban resguardados. Y empezaron a decir de forma, que los entendían todos, fuera cual fuera su cultura. El poder y el amor de Dios.

Barrabas. O sea Jesús de Jerusalén. dijo riendo con otros amigos, “Que estaban borrachos”. Esperaba que callarían avergonzados. Ya que era gente cobarde no habían sabido defender a su Maestro y amigo, lo habían dejado morir solo y habían huido todos como cobardes. E incluso el que estaba de pie en la ventana. Y al que Jesús de Jerusalén o sea Barrabas reconoció. Era un tal Simón. apodado Pedro. Pues bien aquel hombre había negado a Jesús ante una simple criada, bueno diciendo la verdad eran 5 criados, pero allí, había mas de 6000 personas; que no eran criados. Ni esclavos. Así pues bajarían la cabeza y dejarían de hablar.

Más no fue así. De los labios de aquel hombre cobarde, ante unos criados, pero ahora convertido en león escucho Jesús de Jerusalén es decir Barrabas. Que Jesús había muerto y había resucitado. Que había muerto por él por Barrabas. Pero no por que lo hubiera decidido el tío Caifas. No porque lo decidió su Padre Dios. Supo que Jesús lo había sustituido en la cruz. Como sustituyo a cada uno de nosotros. Y supo que aquel joven era Dios. La prueba de su resurrección. Era precisamente la valentía de aquellos hombres. Si aquello era obra del nazareno del rabí de Galilea.

Barrabas o Jesús de Jerusalén como le llamaban de nuevo se bautizo. Fue uno de los 3000 incorporados a la naciente iglesia.
Pero su familia no podía permitirlo. Caifas no iba denunciar a un sobrino. Por encima de todo estaba el buen nombre de la familia. Primero se le trataría de atraer con buenas palabras. Pero en vista de que todo era inútil se tomo la decisión de poner fin a su vida. Se contrataría a un sicario quien lo apuñalaría en un camino fingiendo un robo. Nadie sabría que le habría dado a última hora por seguir a aquel grupo de locos. Alos que ya les habían dicho que no hablasen de aquel hombre.

Sólo Dios conoció el martirio de Barrabas. Dios y el que lo sustituyo en la cruz. Bueno y su tío Caifas que planeo su asesinato como había planeado tantos en su vida.

Los demás incluidos los seguidores de Jesús pensaron, que había sido muerto por un ladrón. E incluso pensaron algunos si no sería un espía de su tío.

Pero Barrabas que no figuraría en el santoral con ninguno de sus nombres. Formaría parte de ese elenco de mártires y santos anónimos de todos los tiempos.

De esos hombres y mujeres. A quienes su buen corazón llevo un día por el camino equivocado. Y a quienes el Corazón de Dios trajo hacia el Camino de La Verdad. De esos hombres y mujeres. Que como los vimos ciegos fuimos incapaces. De ver que habían recobrado la luz. Esos cuya santidad tuvimos tal vez por educación o cobardía. O por algo de intenciones ocultas. Esos cuyos martirios con sangre o sin ella, calificamos de desgracias.

Pero no importa como no le importo a Barrabas. Lo que importa es ser santo y mártir ante Dios.

Su nombre paso a la historia gracias a la Biblia. “Suelta a Barrabas y crucifica a Jesús”. Fin