lunes, 31 de marzo de 2014

Antorchas



Pedro, Sergio, Elena, Rosa, y, Jaime; tenían muchas cosas en común; eran amigos, y, tenían la misma profesión, escritores, e, historiadores

Se hallaban; preparando, una novela,  sobre la vida de un noble castellano.

Escogieron para su trabajo, un castillo de la provincia de Valladolid, llegaron al mismo, al anochecer; recorrieron todas las dependencias, del mismo.
Cuando de pronto; se oyó el sonido de un trueno; y, todas  las luces, se apagaron.

Elena, dijo, que no había porque inquietarse; ya que se trataba de un corte de luz; pero el apagón se hacía más largo, y, estaban en un lugar desconocido, casi totalmente.

La única solución, apunto, Pedro, era quedarse quietos hasta que se restableciera el servicio eléctrico.

Era el mes de febrero, Valladolid es una ciudad muy fría; necesitaban tanto como la luz, poder encender los radiadores, o, el frío los dejaría tiesos

Sergio, alargo la mano hacia la pared, y, haciendo un esfuerzo, saco un pedazo de madera, “Esto nos servirá, dadme un encendedor”, con aquel pedazo de madera, hizo una antorcha, la alegría brillo en todos los rostros. La llama iluminaba la estancia, como si fuese un diminuto sol; ahora; dijo Sergio, “yo iré delante, guiándoos con la antorcha, y, vosotros; seguidme,debemos  salir de aquí todos juntos, y; solo tenemos una antorcha”.

Jaime, fue el único que no acepto; él,  no tenía alma de borrego,  (dijo), y, conocía el castillo, la oscuridad no era tanta, y, era posible encontrase otro pedazo de madera, para hacer una antorcha, aunque no le hacía falta; trataron de disuadirlo, pero era demasiado orgulloso,  “ya os pillare fuera, tranquilos”.

El grupo, inició su  salida del castillo, ya fuera con la antorcha todavía encendida, porque la noche estaba oscura,  oyeron un estrépito;  Sergio, fue corriendo,  con la antorcha en la mano; hacia el lugar del que, de provenía el ruido,  el infortunado cuerpo de Jaime,  yacía, en el suelo,  en un charco de sangre;  se  había precipitado por una de las escaleras.

Dieron aviso a las autoridades, y, a su familia, la policía forense certifico, que la caída mortal, se había producido, al haber caído accidentalmente por uno de los huecos del castillo, el correspondiente a un torreón derruido hacía muchos años; justo a su lado, había unas escaleras de piedra; pero al no tener luz, no las vio.

Todos lloraron su muerte, una muerte que pudo evitarse, si los hubiese seguido.

Fin