lunes, 3 de diciembre de 2018

pelota


Pelota

Aquella pelota no era un balón de futbol, ni siquiera era de esas pelotas que vendían los buhoneros con una cuerda que saltaban, no está, estaba hecha con trapos viejos, recubierta de lana, no botaba, por supuesto, pero al niño, o la niña le encantaría, y, cuando gatease la haría rodar, a su manera

Lucía espera anhelante el  nacimiento de su nieto, o nieta, ayer su nuera le comunico que estaba encinta, a ella a la nuera no le hace gracia  ya tienen 4 niños más, el marido no tiene trabajo, viven en una chabola, bueno en una casa humilde

De pronto Lucía ve entrar a su nuera, esta demacrada, se acerca con la pelota, pero la mujer la aparta, deje eso, ya no hay nada, me han solucionado el problema

Qué problema

Este dice tocándose el vientre, la asistenta social, y, un médico que conocía ella me ayudaron para que pudiese solucionarlo


Solucionar qué, un embarazo se soluciona pariendo

Eso en su época

En mi época y en todas,  también en la mía, había mujeres malditas que mataban a sus hijos en el vientre y al nacer

Yo no mate a nadie, dispuse de mi cuerpo

Así pues no veo te falte nada, lo que se es que mi nietecito nunca vera la luz, maldita seas

La mujer llora, que quería que hiciera no tenemos apenas para comer

Perdona hija, malditos los que te llevaron a suprimir la vida en tu vientre malditos los que en lugar de ofrecerte el aborto asesino, no te dieron un trabajo para tu esposo, y, hasta para ti, y, para el chico mayor, tú eres otra víctima, anda descansa

La mujer, la nuera entra en la casa en una repisa hay una foto de ella embarazada del hijo más pequeño, al verla es consciente de lo que hizo, y, que ya no tiene remedio y rompe a llorar

Lucía mete la pelota en el cesto de la ropa, y, va a tenderla al campo entonces una ráfaga de aire, se la lleva volando, algo muy raro, pues era una pelota de trapo, y, lana

Pero la pelota asciende hasta el Cielo, porque hay un niño que además de rogar por su abuela, sus hermanos a los que conocerá en el Cielo, su papá, y, su pobre mamá, por sus asesinos no ruego bueno, si ruega para ellos venganza, maldición ira castigo divino, es normal no llego a ir a la catequesis para aprender que hay que perdonar. Dios lo escucha, porque los niños “mandan en Dios”

Pero como sigue siendo un niño, todos lo son en el Cielo, los niños más tienen que jugar, y, lo hace con la pelota que había hecho para él su abuela, pelota de trapo y lana, que en el Cielo se transforman en el verdadero material del que estaban hechos de Amor y de fe y esperanza en Dios, es decir Amor y Gloria

fin


Pasarela


Pasarela

Carmen, observo a sus compañeras que se estaban dando los últimos retoques, para salir a desfilar, ante el inmenso gentío, se trataba de la presentación de una importante  marca de ropa

Pero no era cualquier ropa era lencería femenina

Pensó en sus padres, y, sus hermanas pequeñas, allá en la aldea, si supieran que iba caminar semi desnuda, ante hombres y mujeres desconocidos, se avergonzarían de ella; pero acaso en la playa no estaban  las mujeres en bikini, que tenía de malo, ella era una chica decente, y, este el de modelo era el único trabajo que había encontrado en él que le pagaran bien, siendo un trabajo decente, y, necesitaba el dinero, quería que su hermana Juana, la chiquita de 12 años pudiera ir a un buen hospital donde se hiciera todo lo posible, y, se lograse vencer la leucemia que la estaba matando

Beso la foto de su hermana, con la misma devoción que una imagen sagrada, y, acaso no lo era, claro que sí, se dijo, nada malo hay en lo que voy hacer, mi cuerpo es obra de Dios y de mis padres, no salgo desnuda, pero si por salvar a mi hermana hubiera de hacerlo lo haría, digo por mi hermana, por cualquier niño

Lorenza, una compañera la saco de su ensueño, te toca

Carmen salió desfilo con firmeza, sólo un ligero rubor teñía sus mejillas, el desfile fue todo un éxito

A la noche, la llamaron desde la aldea, la habían visto  en la tv, y, les había encantado a todos, hasta a D. Venancio el cura, que decía que parecía que una nube la cubría, como había cubierto a Santa Eulalia la mártir catalana.

Y, lo mejor de todo fue que podía pagar el hospital de su hermana, aunque el resultado no fuera el esperado. Le quedaría el consuelo de haberlo intentado, sin ceder a tontos y viejos perjuicios.

Fin

El Rellano


El Rellano (cuento)

Esta es la historia de un rellano, el rellano era el escalón más ancho que había en las viejas casas, y, que los vecinos aprovechaban para descansar, antes de llegar a sus viviendas, descansar y hablar con los otros vecinos. Porque en aquella época casi ninguna casa tenía ascensor, bueno las de algunos sí

En esta casa la ciudad no importa, hay 5 pisos, no hay portera pues es gente humilde

El primero está vacío pues hace poco que fallecieron los dueños, bueno inquilinos en un accidente

El segundo está ocupado por Doña Alicia, viuda sin hijos. Que no se ha vuelto a casar, porque no ha querido, y, por la devoción a su difunto un santo, según ella

Doña Alicia, o, la señora Alicia, o Alicia, según el vecino que la trate, es una buena mujer servicial, siempre dispuesta echar una mano, y, que siempre tiene alguna golosina para los pequeños del  3º piso

En aquel momento se hallaba descansando con su bolsa de la compra apoyada en la pared

Buenos días  Raquel, ( a todo esto Raquel es la señora del 3º piso esta casada con Fernando, que es cartero, tienen 3 niños y esperan el 4º para dentro de unos meses), qué tal te encuentras hoy.

Muy bien señora Alicia, este embarazo lo llevo mejor que el de la niña, si Dios quiere, dentro de 4 meses tendremos otro pequeño, no sé como voy hacer entonces para seguir en la oficina, y, con el sueldo de Fernando solo no podemos, aunque tampoco nos quejamos.  Pero no le he preguntado que tal se encuentra usted, quiere que le ayude a subir la bolsa hasta su casa

No hija, que tú ya llevas tu peso, y, bendito peso, descanso un poco y, sigo, por cierto no te olvides de mandar a los niños a la tarde, estoy en deuda con ellos

Usted no, debe nada, pero se los mandaré les encantan sus dulces

Por cierto sabes algo de Amparo, (Amparo es la vecina del 4º, viuda con hijos y nietos que sólo asoman el hocico en Navidad, para recoger “la paga”, aunque Amparo, la señora Amparo, los disculpa diciendo que la llaman por teléfono, que no vienen porque ella les dice que no hace falta…)

La vi ayer a la tarde, se veía bastante cansada no me extraña es un 4º, y, ya no es una niña, ah fíjese ahí baja

Buenos días  me alegra encontraros aquí, quería pediros un favor es que hoy me duelen mucho las piernas, y, no me atrevo a bajar a la calle, necesitaría algunas cosas para hacer la comida

Raquel toma nota, lo mismo hace Alicia, toman nota  mentalmente, luego Alicia dice, un momento  esperadme aquí, o entrad mejor en casa, asi descansáis, ya en casa lleva la bolsa a la despensa, y, sale con una bolsa que contiene la mayoría de las cosas que precisa Amparo, en la cocina  reparte la mayor  parte del guiso que iba comer en una olla.

Esto es para ti, Amparo, y no protestes ya sabemos que no te hace falta, pero tampoco estamos para bajar a la calle, y, volver a subir y, a mí se me iba perder hice de más, y, las cosas se pasan

Raquel interviene para decir esto pesa mucho, voy subir a mi piso, y, los dos niños mayores le ayudaran, mejor dicho se lo subirán a su casa

Gracias no merezco tanto, sois como mi familia, mejor, mis hijos, mis nietos aunque los disculpo, bueno ya sabéis. ( al decir esto sus ojos se humedecen)

Ya en su casa Amparo, se acuerda de que no ha ido a visitar a los vecinos del 5º un anciano  con demencia senil, entonces decían “chocho”, y, su hijo un hombre recién jubilado al que su esposa abandono, debido a la enfermedad del padre, tienen muchos gastos
Tanto Amparo, como Alicia, como Raquel, suelen echarles una mano

Ahora es Amparo la que sube, el hijo le abre la puerta y, ella aprovecha para interesarse por el padre, y, llevarles más de la mitad del guiso que le dio a ella Alicia, para que coman algo caliente

Han pasado algunos días

Esta vez son Amparo y Raquel, las que coinciden en el rellano del 3º piso, las mujeres se saludan, y, luego se hacen la pregunta de si Alicia estará bien, hace días que no la ven, deciden llamar a la puerta para enterarse
Nadie responde, entonces Raquel sube a su piso y baja con las llaves, era normal que los vecinos tuviesen las llaves de los demás, por si se olvidaban, sobre todo, cuando los vecinos vivían solos

Entran en la casa, y, la encuentran en el suelo, Raquel comprueba que esta viva, entonces llama una ambulancia, pero va tardar mucho, así que tienen que buscar otra solución, entre Fernando el esposo de Raquel, y. German el hijo del señor del 5º la llevaran al hospital, todo quedará en un susto gracias a la intervención de sus vecinos

Ahora se turnan para atenderla todos van echarle una mano, hasta D. Hilario el anciano, del 5º que le hace compañía contándole  batallitas, aunque a veces se le va la mente, y, le dice

A ti, te dejan ya salir tus padres sola, yo, aún voy a la escuela

Alicia sonríe, y, dice, no me dejan pero salgo igual

Asi es la vida en el rellano, otras veces se comparten alegrías, se discute porque son humanos, pero sobre todo son vecinos que en las casas sin ascensor era como decir “familia”




El Oso


El Oso cuento

Eliseo, se adentró en la montaña, no paraba de estrujar contra su pecho el manto de su maestro Elías, éste había sido llevado al Cielo, en carro de fuego, él ahora era su indigno sucesor, tenía miedo, pero sabía que el Dios de Israel, no lo abandonaría

Iba con miedo, merodeaba por las montañas un oso herido, el animal era peligroso, pues estaba hambriento, de pronto escucho unos pasos, unos jovenzuelos lo iban siguiendo lanzándole piedras, y, llamándole calvo, se volvió hacia ellos, pero siguieron sus insultos, entonces los recrimino, duramente, pidió fuesen castigados

Vio entonces aparecer a la fiera que dio muerte a los muchachos, su corazón, tembló, él no quería aquel castigo, pero Dios consoló su corazón, aquellos muchachos habían sido liberados de sí mismos, de seguir vivos llegarían a ser unos malvados, gracias al oso, que había sido otro medio de transporte al Cielo, esperarían en el Sheol, al Mesías, Dios no los había condenado, los había salvado, aunque pareciera lo contrario

Eliseo sonrío, su Dios tenías sus maneras de salvar, por algo era Único, el Único Dios

Fin

miércoles, 25 de julio de 2018

La llegada

La llegada

Irene bajo del autobús, un muchacho le pregunto, si precisaba ayuda para sacar las maletas. Le dijo que no, con una sonrisa, era poco lo que tenía que tomar una vieja bolsa

Su estancia en el pueblo iba ser corta, aunque en pocos días tendría que venir para quedarse, para quedarse

Para quedarse se repetía, en una tierra que no amaba, dejando atrás tantas cosas.  Una mujer se le acerco

Hola, tú eres Irene la sobrina de Carmen, ay hija dame un beso, cuanto me alegro de verte

La mujer hablaba y hablaba, Carmen la recordaba entre sombras, recuerdos del pasado, le dio un beso que apenas le rozo la mejilla, y, añadió un “estoy bien gracias”

Ahora tocaba esperar que Carmen, o sus hijos vinieran a buscarla, no eran mala gente, al contrario eran muy buenos, y, pensaban que tenían el monopolio del bien, entre todos iban a manipularla, haría lo que ellos quisieran, toda su vida, caería bajo sus garras

Sobre todo su tía Carmen que se creía con derecho a decidir  lo que Irene, y, quien no fuese Irene debía hacer, decir, pensar

Pero esta vez no lo iba permitir, no esta vez no, su vida iba ser la de siempre, y, si no era posible no sería la que ellos querían.

Un bocinazo la arranco de sus pensamientos
Su primo Jorge, hijo de su tía salió del coche, mira a la prima Irene que guapa, iba decirle que no le gustaban los piropos tontos, pero no iba discutir, por eso se limitó a decir, gracias Jorge, ¿Has venido solo?

No, viene mamá y mi esposa, ahora vamos a dejar tu bolsa en casa, y, luego subiremos al faro

No, Jorge, yo voy para casa, no tengo ganas de ver el faro, no sería su único no, pero tenía que defender su libertad
Fin




Rosa

Rosa (cuento infantil)


Pedrin era un niño muy pobre, pero con una mamá que lo quería mucho, como eran pobres, Pedrin no recibía regalo en forma de dinero, para comprar chuches, ni para la hucha, cuando un tío o un amigo de los papás venían a casa, y, le daba una moneda, se la daba a su mamá, y, ella la usaba para comprar comida, porque papá estaba sin trabajo. Con todo era muy feliz, y tenía juguetes que le hacía su papá

Pero se aproximaba el día de la madre, en el colegio todos los niños preparaban el regalo para la mamá, él no tenía ni para comprar una cartulina y hacerle un detalle con sus manitas, su mamá que era tan buena, no tendría regalo.
El día de la madre sería un día sin regalo para mamá

Aquella tarde cuando salió del colegio,  se detuvo frente a un escaparate en el que se veían muchos televisores encendidos, en uno de ellos se veían muchas flores sobre todo rosas, y, unos niños que con ayuda de otras personas mayores las cortaban, y, luego se las daban a una señora que estaba sentada en un banco, y, que debía de ser su mama

A Pedrín se le ocurrió una idea, le pediría las rosas  a la señora Rosa, la vecina, que tenía muchas, y, así lo hizo, pero la señora Rosa se negó, ella las vendía, y, no pensaba regalárselas a la madre de Pedrín

Entonces Pedrín tuvo otra idea, las tomaría del jardín público, y, allá se fue, pero al intentar arrancar la rosa, se le clavo una espina, y se puso a llorar porque le dolía, entonces apareció Fidel el guarda, y le  curo la herida,  le dijo que lo que había intentado hacer era algo malo, porque el jardín no era suyo, aunque entendía las razones

Pedrin le dio las gracias pero le dijo, que él quería que su mamá, recibiera una rosa como regalo el día de la madre

Entonces Fidel el guarda que era muy bueno, le dijo cuál le gustaría más, el pequeño escogió,  y, el guarda la dibujo bueno tomo la mano del niño, para que fuera este quien la dibujara. Al final le dijo ahora llévasela a tu mamá, le va encantar

Y, Pedrín el día de la madre, entrego a su mamá  aquella rosa pintada, que a la mamá de Pedrín le gustó mucho

¿Sabes una cosa Pedrin, vamos ir al jardín, si quieres?  Pedrín dijo que sí, porque le encantaba pasear con su mamá

Ya en el jardín mirando las rosas y, otras flores, dijo la mamá. Mira el mejor jardinero, Dios ha puesto las flores en los jardines en los campos, para que todas las mamás las puedan ver, y, su Mamá que es La Virgen, aquí están siempre frescas y lozanas, las que se cortan se mustian al poco tiempo. Y, solo las puede disfrutar una mamá

Aquí hay rosas para todas las mamás

Fin







martes, 26 de junio de 2018

Felicitación


Felicitación

Se aproximaba la navidad, aunque hacía mucho tiempo, que a Claudia no le importaba, no le decía nada, si llamaba a sus conocidos y familiares, pero por costumbre, nadie la invitaba, bueno lo hacían por cumplido, y, por lo mismo ella rehusaba

Claudia era una alta ejecutiva, de vuelos en primera clase, soltera sin hijos, pudo ser madre, pero lo soluciono a tiempo, decía con un deje de cinismo, aunque no sabía porque lloraba al ver una mujer embarazada, con un bebé, o un simple muñeco

Había sido creyente en tiempos ahora no, eso era lo que decía, aunque nunca dijo, porque entonces ese miedo atroz a la muerte, y, porque lloraba a solas en su casa, de noche aferrando la almohada llamado a Dios

No ponía nacimiento, si un pequeño y ridículo abeto con bolas de material recicable, y, un pequeño misterio al que no daba más importancia que a otras figuras

Su comida tampoco era especial porque ya lo  era siempre, y, además ella no tenía nada que celebrar

Aquella mañana la portera le subió el correo.

Se puso a revisarlo con calma, la mayoría eran facturas del banco, pero entre todas  destacaban dos sobres, de sendas empresas una de material tecnológico, y, otra de una empresa de alimentación, de ambas era buena cliente

Abrió la que provenía de la empresa de tecnología, era una postal de navidad. Bajo un cuadro gris, una pareja sentada en un banco de dos cuerpos sin mirarse, clavaban sus ojos en un lejano abeto, y, un papá noël  colgado del mismo, en el pie de la postal un texto

“Computercoxer.com”, Le desea unas felices fiestas, y, un próspero año
No supo porque pero sintió un nudo en el estómago, la postal hubiera valido lo mismo, para dar el pésame. Era una postal triste, amargada.  No pudo evitar recordar las felicitaciones de su infancia, con aquellos niños, ahora era una navidad sin niño, y, eso es imposible

Tomo la carta de la empresa de alimentación

En principio era como todas,  le agradecían el haber podido contar con ella como cliente, como amiga tantos años, pero de pronto había algo distinto, algo inaudito, en una carta de publicidad

Le decían que no podían felicitarle las fiestas, porque recordaban a todos los que no tenían que comer, aunque ellos gracias a personas como ella, pudiesen paliar en parte ese mal, no dando limosnas, sino creando puestos de trabajo, y, después si, haciendo donaciones a proyectos justos, nunca lo hemos dicho, porque queremos que usted compré nuestros productos por su calidad, no  porque demos el 1, 4, o el 40% a  obras solidarias,  eso es asunto nuestro particular, lo suyo es pagar por la calidad, y, si se lo comentamos ahora es porque la consideramos una amiga, no para pedirle nada, ni interceder por nadie

No sabemos si es usted cristiana, o de otra religión, o si es atea o agnóstica, ni, nos importa, pero nosotros si somos cristianos, bueno los fundadores de la empresa, porque ahora hay de todo

Por eso, nuestros deseos son los mejores para usted y los suyos, pero como no hay fiesta que celebrar y no sé si usted celebra la Navidad de Aquel Niño, pues si le deseo un buen año

Lo que si vamos hacer es no creo que le moleste mandarle, una vieja postal con el deseo de que si No lo encontró lo encuentre, si lo tiene no lo pierda

Atentamente

Finaba la empresa

Claudia siguió mirando había una postal como las de antes, una mujer joven, con un hombre a su lado, abrazaba a un bebé, mientras unos rayos de luz iluminaban unos haces de paja, y, unos animalitos parecían sonreír

No pudo evitar unas lágrimas, pensó en su pequeño, al que no llego a abrazar, porque ella misma lo asesino

Beso la postal con la inocencia que lo hacía de pequeña, pidió perdón desde su corazón, y, se supo perdonada

Al otro día, tenía cosas que hacer

Primero iría a confesarse

Luego preparar una Navidad por todo lo alto, compartiendo con los que no tenían, incluso haría una donación aunque no se la pidieran a la empresa de alimentación que le había conducido a Él

Iba ser la mejor Navidad de su vida

Porque Él acababa de nacer para ella, gracias a una Felicitación de Navidad

Fin







domingo, 24 de junio de 2018

El Zar ( una historia de amor)


El Zar (relato de amor)

Esta historia transcurre hace mucho tiempo, por aquel entonces en Rusia, reinaban los zares, pero hubo un territorio, que dicen se escindió de Rusia, el nombre no lo busquéis en los libros, ni en los Atlas, porque  ya no existe
Es por ello que el protagonista de esta historia, el Zar Ciriaquelus, no es conocido

Pues bien S.M.I. Ciriaquelus, era un buen Zar, y, un buen hijo, un buen hombre, lo tenía todo, su deseo mayor era que su pequeño imperio fuera feliz, que todos tuviesen su casa, su huerto,  en fin lo que se tenía allá por el siglo XIV.

En este imperio pequeño, había nobles, campesinos, y, campesinas, y, precisamente, es una campesina, la segunda protagonista de nuestra historia

La campesina, a la que me refiero era una joven hija de campesinos humilde es decir pobre, que todas las mañanas llevaba sus rebaños al bosque, cuando la nieve lo permitía, que daba de comer a las gallinas,  trabajaba en el campo, se llamaba,  Noelia, porque aunque no era rusa, como si lo fuese

Además de los campesinos,  había nobles, no muchos pues el país era pequeño,  estos, unos pocos duques, y, barones se dedicaban a lo que todos los nobles, salvo honrosas excepciones, a vivir del cuento, es decir cazar por vicio, no por necesidad, comer como cerdos, no podían hacerlo de otro modo, ser soberbios con sus criados y siervos, claro también había nobles que lo eran en todo el sentido, y, ahí entra la Duquesa Andresca de Conturata

La noble Duquesa Andresca era una joven que admiraba al zar, era buena con sus sirvientes, odiaba la caza, solo se debe matar para comer, no para extender la piel del animal en el suelo, y, además cantaba como los ángeles, tocaba el arpa, la lira, y, otros instrumentos, era buena amazona, y, apasionada lectora, ella  y el Zar Ciriacus eran buenos amigos desde la infancia. Por todo ello, los Padres del Zar, y, los Padres de La Duquesa, habían concertado su matrimonio, y, este matrimonio concertado, se hubiera llevado a cabo,  porque ambos confundían el afecto que se tenían con el amor.

Pero un día  que salió por obligación con una partida de caza, su caballo se espanto, cayo en un barranco, unos bandidos le robaron las insignias y lo dejaron mal herido, sin nada que lo identificase

Uno de los perros de la campesina Noelia lo descubrió, con ayuda de los padres y hermanos de la muchacha, lo llevaron a su casa, lo cuidaron sin saber quién era, pues para colmo había perdido la memoria

El caso fue, que el amor, el amor de verdad nació entre los dos jóvenes, mientras se daba al Zar por muerto, entonces no es como ahora, sólo quien hubiese visto un retrato del zar podía conocerlo, y, entre esos no estaba la campesina

Un día recupero la memoria, y, entonces le dijo a la que ya era su amada, debemos huir a otra tierra, mis padres nunca permitirán rompa mi compromiso, y, menos que ellos los padres de mi prometida, no puedo consentir que la nobleza se alce en armas, si nos vamos yo trabajaré en el campo, como tú, y, mi puesto lo ocupará mi hermano

Noelia, no quería que su amado, renunciase al trono por ella, pero cuando vio que no sería feliz en el mismo, acepto huyeron de noche, por montes, cruzaron territorio helado, hasta una aldea donde nadie los conocía, se casaron ante el Pope, pues eran buenos cristianos ortodoxos

Pero un día,  alguien vio, una insignia real, en manos de uno de los hermanos mayores de Noelia, no era nada de valor, y, no se habían percatado de ello, pues eran analfabetos, se trataba de las iniciales del Zar en una de sus camisas interiores, como el joven nunca había llegado a saber quién era, pues se apropió de la camisa, de quien consideraba su cuñado, pero quiso el infortunio, que lo viesen, y, lo denunciaran

Fue juzgado por traición y condenado a muerte, nadie creyó sus argumentos, pero la noticia llego a la aldea donde vivía el antiguo zar, ahora el campesino Ciro, se había reducido el nombre,  y, su esposa la campesina Noelia

Al enterarse, ambos tomaron una resolución se presentarían, y, dirían la verdad, así lo hicieron no les creyeron, pero si aceptaron que el hermano de Noelia no había sido el asesino del zar, sino aquella pareja de campesinos, y, los condenaron a muerte, ambos se preparaban para afrontar la muerte con serenidad, morían por una causa justa, y juntos, eran cristianos creían en la resurrección, no tenían que temer

Antes de la ejecución el reo era expuesto semi desnudo a las burlas del pueblo, a las mujeres en atención al pudor se las libraba de esta afrenta, entonces al desnudar al zar, se oyó una voz entre la muchedumbre, “es mi hijo”, todo el mundo mira quien había gritado, era la Zarina madre, que reconoció, una herida que la partera había hecho sin querer al zar, en su nacimiento al extraerlo del seno de su madre

Ni que decir tienen que fue suspendida la ejecución, se le pidieron disculpas, si querían que fuesen muertos los que lo habían condenado, pero dijeron que no. Ni tampoco el imperio de aquel pequeño país

Por lo que hace a sus padres y hermanos pensaban lo mismo, así que ellos se iban a vivir como campesinos la noble que hubiese debido ser la esposa del Zar los acompaño, ella ayudaría como maestra, y, casaría con el hermano mayor de Nalia, bueno de Noelia, con el tiempo, Rusia anexiono aquel país, y, según dicen se ordenó quemar toda la historia del mismo, para que nunca nadie supiese de su existencia

Por ello hay quien dice, que no es más que una leyenda, pero yo si creo que es cierta, porque el amor no entiende de clases, y lo puede todo.

Fin










lunes, 11 de junio de 2018

La rata

 La rata


Lucía, bajo hasta las cuadras del palacio, acarició a su yegua “Rosada”, “hoy no voy a montarte, amiguita, quiero salir a ver cómo viven los siervos de papá”, a todo esto, Lucía es una joven de  16 años, hija de un señor feudal, un buen hombre,  y, a Lucía le gusta mezclarse con la gente de su pueblo, entrar en las casas, comer con ellos su humilde comida, y, jugar con sus animales, y, eso va hacer en este momento.

Ya en la calle, recorre todos los recovecos, saluda a los campesinos, y, a los aguadores, a los mercaderes, y, observa escondidos en unos matorrales unos ojillos, se agacha para ver que es. Es una rata, una hermosa rata, las niñas de la Edad Media no tenían miedo a las ratas, aun no había razón para ello

El encuentro con la rata
Lucía se agacho y tomo el animalito en sus brazos, era suave lo atrajo hacia su seno, para darle calor, y se dirigió con él a Palacio, entro en la cocina, todos querían acariciar a la rata, llegaron los chicos de las caballerizas, a comer, la rata se puso nerviosa y mordió a Lucía.

En ese momento entro un gato, el animal erizo sus pelos y, se lanzó a perseguir a la rata

La muchacha sus criados y el gato

Lucía, y, sus criados estaban encantados con el animalito, con la rata, hasta que entro un gato, un gato de pelaje negro y blanco, que bufo con los pelos erizados hacia el roedor, hizo ademán de atacarle.
Tanto Lucía como sus sirvientes tomaron piedras para espantar al animal, “fuera, fuera, maldito gato, fuera, eres amigo de las brujas”, el animal escapo, y, Lucía se sintió feliz, había tenido suerte, su rata estaba salvada, ya era tarde iba acostarse


por la mañana a Lucía le dolía mucho la cabeza y la garganta, seguramente se habría resfriado, la cubrieron con mantas para calentar su cuerpo, para evitar que el calor se marchase, bajo sus axilas, y, sus ingles, había dos pequeños bultitos.

Lucía estaba cada vez peor, a los diez días fallecía, y, no solo ella sus criados, su ama, la casa se marcó con una cruz amarilla era la peste, y, la peste llego a muchas otras casas, a todos los que directa o indirectamente habían tenido contacto con ella, o sus sirvientes

Los predicadores hablaban de un castigo del cielo, y, a las pobres no se les ocurría otra cosa flagelarse


Los pobres llenos de supersticiones, con la fe en un dios sangriento, vengativo, justiciero, se golpeaban creyéndose culpables, con sus golpes extendían la enfermedad de unos a otros, los muertos eran millares, las rata la propagaban, pero había casas en las que se aceptaba a los gatos, porque se sabía que Dios los había creado, y, los gatos.

En las casas donde no se echaron a los gatos, la peste no entro, desde entonces la rata fue el enemigo, el gato un animal doméstico, en realidad la pobre rata, tampoco tenía culpa, ni la pulga que transportaba la peste, si siquiera  el bacilo, o el virus causante,  “yesina pestiae”; el culpable lo eran todos, y, no lo era nadie

Pero no era un castigo, castigo por qué, por ser oprimidos,  por ser privados del conocimiento al que tenían derecho, culpables de miseria de falta de higiene

No, nadie ni las ratas tenía culpa de la muerte negra la peste, que no se ha extinguido,  puede volver en cualquier momento

Y, hay dos una física que sólo mata, otra moral que manda al infierno, y, que  está ahora activa

De la primera culpable nadie, de la segunda, culpables todos

Fin.


sábado, 26 de mayo de 2018

mecedora

Mecedora

La vieja mecedora se mecía, se balanceaba sola en el amplio porche, de la casa de campo, nadie se sentaba en ella, estaba tan vieja, que el señor Raijon, había dicho que lo mejor sería tirarla, aprovechando la madera, para el fuego, sobre todo, ahora que era invierno, y, hacía  tanto frío, pero tanto la señora Raijon, como su hija,  la  joven Ruth, se habían opuesto

No puedes quemar la mecedora de la abuela, la mecedora de tu madre, no tienes corazón, había dicho la señora Raijon

El señor Raijon, o mejor dicho, James, como le llamaré desde ahora pues es su nombre de pila, si tenía corazón, pero no creía en las tonterías de su esposa, Mary, y, de su hija Ruth, su madre había muerto, pues que descansará en paz

Sin embargo algo tenía la mecedora, la mecedora de la abuela, porque jamás se habían sentado en ella desde que su usuaria principal, la abuela se quedó un día dormida con su balanceo, con un sueño del que despertó en el Cielo

La madre de Raijon, la abuela de Ruth, era una mujer fuerte, con ochenta años dirigía una yunta de bueyes,  adiestraba caballos, y, montaba como una joven amazona. Había sido mujer luchadora que llego al nuevo mundo, huyendo de la persecución religiosa promovida contra los irlandeses católicos en el XIX, aunque ella no era católica nunca lo fue,  pero si su esposo, y, la esposa decía debe ir, donde va el marido, había luchado en la nueva tierra no contra los indios,  sino contra los que pretendían echarles de lo que les pertenecía, como buena cristiana no estaba con el colonizador blanco, sino con el indio al que  se mataba, y, se arrinconaba

Tuvo varios hijos pero solo sobrevivió James Raijon, el resto murió a temprana edad, o en trifulcas en tabernas, pero gracias a          James fue abuela de Ruth la nieta que llevaba su propio nombre.

Han pasado ya más de 10  años desde la muerte de la abuela Ruth, su nieta la recuerda, mejor dicho la sigue viendo en la vieja mecedora
Cierra los ojos, y, deja vagar su imaginación, es un día cálido de verano, los caballos, y, el resto de los animales beben en el abrevadero

La abuela está sentada en la mecedora,  es un día cálido de junio, los animales pacen en el prado abierto, el perro se pelea y juega con el gato, el gran roble vierte su sombra generosa sobre el porche de la casa, la abuela, está en la mecedora, su pelo completamente blanco, recogido en un moño, brilla con los rayos del sol, a su lado en una mesa tiene su Biblia, su vieja Biblia, a la que acude muchas veces en busca de consuelo, sobre su regazo reposa un ovillo de lana, y, unas agujas de hacer punto, de hacer media en concreto, 4, ayer fueron dos y, de tricotar, porque ayer Ruth, tejió una mantita, un jersey, y, un pantaloncito de bebé, para su vecina, Clara, hoy le está tejiendo, los patucos la criatura nacerá pronto, y, sabe que nadie, estará con ella, la desprecian, porque el padre de la criatura es un piel roja, un indio, que la secuestro, y, del que va tener a su hijo.
Las buenas gentes católicas, como Clara, no entienden porque no pidió ayuda, para poner fin, a un embarazo maldito, Clara se negó, hacerlo sería un crimen, y, la abuela Ruth, está de acuerdo con ella.

De pronto, la abuela Ruth, toma su Biblia, la abre y lee, “Tú formaste mis entrañas, tú me tejiste en el seno materno”
¿Sabes que quiere decir?, pregunta a su nieta, una muchacha de 18 años, que lleva su nombre


La muchacha casi una niña, se la queda mirando, se pone colorada, baja los ojos, “si abuela, creo que es cuando una mujer está esperando un bebé”

No hija, es cuando lleva un bebé en su cuerpo, cuando deja que Dios, forme en ella, a su hijo, porque es Dios, no los padres quien nos da la vida, a todos, también al pequeño de Clara

Pero dicen abuela, que ese niño es fruto del pecado

Todo niño es una bendición hija, todo niño, no importa cómo ni quien sea su padre, nunca lo olvides, y, Clara es muy valiente, muy valiente, pero ahora háblame de ti, pronto cumplirás dieciocho años, seguro que esa cabecita tiene muchos sueños, que algún muchacho se ha instalado a vivir ahí, o tal vez ha bajado más abajo, a tu corazón, pienso en James el hijo del herrero, o en Peter el mayor del Pastor

Yo no tengo sueños, abuela, haré lo que los padres quieran

Bueno, está bien obedecer a los padres, lo dice La Biblia, pero en el corazón sólo manda Dios, y, es de esos sueños de los que  quiero que me hables, ven siéntate aquí a mi lado

Rut, se sentó al lado de su abuela, en el viejo banco de madera, apoyo su espalda contra la balconada, y, cerró los ojos

Oye, que me cuentes tus sueños, no que te pongas a soñar ahora

Si abuela, sueño con una casa como esta, o esta misma, con un hombre bueno como papá, como dicen que era el abuelo, un hombre que no piense que los que son de otro color, de otra raza, de otra fe son mejores ni peores, un hombre que me defienda si me atacan, que me abrace fuerte, que siembre en mi la vida, que me de muchos hijos

Eso último imposible los hijos son don del Altísimo, tu esposo sólo puede sembrar, pero es Dios como en la tierra quien hace que la semilla germine, y, hay alguien concreto en ese sueño

Si abuela, el joven Peter el hijo del pastor, es evangélico como tú, y, eso no gustará a mis padres, ni a los suyos que yo sea católica, pero ni él ni yo, traicionaremos nuestra conciencia, ni desobedeceremos a nuestros padres, si ellos no quieren no, nos casaremos

Solo hay que obedecer a Dios, es decir hay que obedecerle antes que a los hombres, aunque esos hombres sean los padres

Que quieres decir, que si os amáis, y, estáis seguros debéis casaros y, no abandonar vuestra fe, respetarla, mira te voy a contar mis sueños, los que tuve y los que tengo

La abuela puso la labor de punto que estaba tejiendo, y, empezó a hablar mirando a lo lejos, como si durmiera, hablaba de una tierra lejana, de unas gentes que perseguían a otras por ver de otra forma el evangelio, La Escritura

Qué miras, pregunto la nieta

La abuela estuvo un rato sin responder, como si su vista, se hubiera quedado estancada en un punto, luego sonrío, y, su rostro se  transfiguro, se puso en pie como una jovencita, y, dijo

Lo miro a él

¿A quién abuela?

A él, a tu abuelo, no lo ves ahí viene caminando erguido, con su sonrisa de siempre, el ramo de flores silvestres en la mano, me está llamado, tengo que ir a su encuentro

Qué dices abuela, no hay nadie, el abuelo está muerto
No, está vivo, y, es joven, y, yo también soy joven, no ves que soy una chiquilla de 18 años, si, amado mío ahí voy a tu encuentro

Rut, mira a su abuela desplomada en la mecedora, con miedo se acerca y pregunta

¿Duermes abuela?, no hay respuesta

De la garganta de Rut, brota un sollozo, la abuela ha muerto, se ha reunido con el abuelo

Así fue dijo Rut, como murió la abuela, aunque yo sé que hay veces que viene a sentarse a su mecedora, fue una pena muy grande su muerte

No hija, dice la madre de Rut, una dicha vivió su vida en plenitud, y su amado vino a buscarla



Pero tú crees de verdad qué el abuelo, vino a buscarla

Claro que sí, y, ahora nos sonríen desde el Cielo

Por eso, no debemos quemar la mecedora, yo creo, -dijo Rut- que a veces, los abuelos se sientan en la mecedora, y, la abuela más veces todavía, lo sé porque aunque no sople el aire, la mecedora se mece sola, y, a su alrededor hay paz.

De acuerdo  mujeres, dijo James, no quemaré la mecedora de mi madre, me vendrá bien para cuando sea viejo.

Fin


sábado, 17 de marzo de 2018

Locutor

Locutor

A Pedrito  le habían dicho que  los niños no debían tocar las cosas de los mayores, que algunos eran peligrosas, y, él era un buen niño, un niño obediente, pero la verdad es que estaba aburrido, no había podido ir a la escuela por el temporal. En aquella época no te venía a buscar el autobús, sus padres no tenían coche, a no tener no tenían casi nada, o, si tenían mucho, se tenían decía su mamá a su papá el uno al otro. Ahora no tenían a su papá  estaba en la cárcel, por pensar distinto, él no entendía nada, el caso era que su mamá estaba en la cama muy malita, con mucha tos, él había escuchado al médico decir a la vecina que venía a cuidarla, que no se podía hacer nada, la mamá se iba morir, el vio llorar a la vecina, que luego le dijo que era que una motita de polvo se le había metido en un ojo, sabía que era mentira

Estaba triste, su mamá dormía, su hermanita tenía solo 8 meses, llovía fuerte, por eso encendió la radio, se tuvo que subir a una silla para llegar, y cayeron al suelo unos botes que por suerte no se rompieron ni despertaron a la mamá, de pronto escucho.

Una voz en la radio
“Aquí radio “Alegría”, en el dial  456.j, su emisora de la felicidad, hoy está con nosotros el Reverendo, Juan Luis Eleazaro, viene hablarnos de cómo conoció a Jesús, y, como Jesús cambio su vida. Nos acompaña también el Reverendo Padre. D. Miguel Rafael Bibliales, sacerdote católico, que confirma lo que dice su amigo, D. Juan Luis. Jesús cura cuerpos y almas…
Pedrito se puso muy cerca y fue escuchado lo que decían aquellos hombres, solo interrumpidos por el que había hablado primero. A Pedrito le pareció muy bonito, si fuera cierto, aquel señor, aquel Jesús curaría a su mamá, tenía que averiguar dónde estaría, para ello saber dónde estaban aquellos señores bueno, aquellos duendes, porque él sabía que en la radio, quien hablaba, eran los duendes, decidió averiguar donde se escondían

Dónde estarán metidos

Para ello miro por las rendijas de las teclas de encendido, no veía nada, se fue a la cocina, pillo un cuchillo, para hacer un espacio, y, allá van los plomos. Su mamá se levantó pues la despertó el ruido, muy enojada, pudimos arder todos, casi provocas un incendio, eres un niño malo, Pedrito se calló, él no era malo, él solo quería que ella sanase, como antes
“Quería ver a los duendes”, dijo a modo de disculpa, su mamá lo beso, los duendes son cosas de papá, para reírse de ti, ahí no hay nadie, es como cuando hablamos con aboiña de Galicia, por teléfono
¿Es un teléfono?

No, hombre no, es una radio y por ella escuchamos a otros señores que hablan desde otra casa
Pues hablaron de un señor que lo cura todo, te curaría
Ya, otro engañador
No creo, se llama Jesús
¿Y, eso qué, es un nombre como otro?; por qué no habrás escuchado, claro que lo has hecho. No quiero que oigas esta emisora, hablan de cosas que no existen
¿Cuentos?
Peor los cuentos ya sabemos que no son verdad, pero ellos hablan de lo que sabemos que no existe, bueno si hubo hace muchos siglos un tal Jesús, del que esa gente dice que hacia cosas curaciones, y, que las sigue haciendo, pero es mentira, existió, pero no existe, y, no debes oír esa emisora entiendes, un hombre que lo cura todo, es un cuento, solo eso un cuento

Un cuento un hombre que lo curaba todo

¿Y, si fuera cierto, si de verdad aquel hombre pudiera curar a su mamá? Tenía que salir de casa, ir aquel sitio, y pedir que curasen a su mamá, le iba desobedecer, su amigo Luisin, decía que no se podía desobedecer a los papás que era pecado, pero era porque él y sus papas, decían que dios existía, sus papás los de Pedrin decía que era un cuento, y, lo del pecado, lo mismo, así que solo tenía que procurar que no se enterasen y lo castigasen. Decidió volver a encender la radio, a ver si se enteraba dónde estaban, y resulto que estaba hablando un rey, un rey mágico, o mago que debía ser lo mismo

Un rey mágico

Pedrín llego casi extenuado a la emisora, se estaba haciendo el programa de Navidad, en él que “Los Reyes Magos”, respondían las cartas de los pequeños oyentes, aquel día le tocaba el turno a, “Gaspar”; a Pedrín que nunca había visto a ningún rey, no le extraño que Gaspar no llevase barba, ni manto real, sino que vistiese pantalones como su papá, jersey gordo de lana, bufanda a cuadros, a otro niño, si le hubiese extrañado, a Pedrin, no.

Hola, tú eres el rey mágico
Mágico no, Mago,  soy Gaspar, me ves así vestido porque resulta
Pedrin no le dejo seguir, yo sólo quiero saber si eres mágico, tú ropa no me importa
No, soy mágico, soy Mago, soy Gaspar, ya sabes uno de los 3 reyes que llevamos los regalos a los niños buenos, recordando la visita hecha a Jesús

A mí, nunca me trajisteis nada, y, soy bueno
Bueno, a lo mejor se nos extravió tu dirección, dime que quieres y concedido
Seguro
Si hombre seguro, un rey mago no miente jamás
Quiero que mi mamá no se muera, que se cure, tiene una enfermedad muy mala, dicen que se va morir y no quiero. Aquí el pequeño estallo en un sollozo
Vicente García Lobrajo, es decir el rey Gaspar, no pudo evitar que el llanto acudiese a sus ojos, él había esperado, la petición de un tren eléctrico, un coche a pilas, una pistola laser
Se agacho y acarició al pequeño, mira vamos ir a ver a tu mamá, si nos dices donde vives, lo sabemos pero es para comprobar lo listo que eres, Pedrin les dio su dirección
Y, marcho para su casa, iba feliz estaba seguro de que su mamá se curaría

En la emisora dieron por terminado el programa, tenían que hablar de lo sucedido

Ramiro Gutiérrez, no era  solo un locutor, era un hombre bueno, recordaba aunque muy confusamente la muerte de su madre, cuando él solo tenía 6 años, aunque la tía que lo acogió a él, y a sus hermanos los trato con todo el cariño posible, sin embargo él notaba que no era como sus primitos, y no es que lo marginarán, no, incluso lo consentían más, y, tal vez por eso. El caso es que estaba dispuesto ayudar al pequeño Pedrin

Para ello habló con Vicente García Lobrajo, el rey Gaspar, que era médico, y, también tenía buen corazón

Entre todos fueron a la casa de la madre de Pedrín
Al principio la mamá de Pedrin lo negó todo, pero luego estallo en llanto, estaba muy enferma, padecía una enfermedad incurable, mostro al médico su diagnóstico, la cura no asegurada era muy cara, ella, que tenía que trabajar porque su marido no tenía trabajo, no podía pagarla

El locutor y Vicente, el médico se ofrecieron a hacerlo ellos, el médico además de no cobrarle nada, le enviaría una enfermera para que se ocupase de ella y, una señora que le ayudase en las labores de la casa, tampoco le supondría ningún gasto, la estancia en la clínica, cada 2 días

El locutor daría trabajo como recadero al padre de Pedrín, primero iba hablar con un juez buena persona, para que le consiguiese el indulto por buena conducta, no dudaba que ante lo dramático de la situación lo conseguiría

La buena mujer no lo podía creer

Por qué lo hacen
Por usted, por Pedrín un niño valiente, por mi madre dijo el locutor

Pero si no me conocen, ni a Pedrin, si no van a conseguir nada, nunca podremos pagarles

Bueno, dijo el doctor, ya sabe, “hoy por usted mañana por mí, nunca se sabe” no se preocupe, si nos han pagado hace mucho, y, nos pagaron de  nuevo en la sonrisa de su hijo

La mamá de Pedrin acepto, aunque en su interior creía que a los pocos días se cansarían porque nadie hace nada porque sí

Pero no fue así, al contrario a lo ya ofrecido, se añadieron alimentos y ropa para la, bebé, pago del alquiler del piso de los recibos de la luz, del agua y del carbón
No podían comprender tanta generosidad, no los conocían de nada, y, nada podían esperar recibir de ellos que eran tan pobres, y, por una vez  la mamá de Pedrín deseo que existiera Dios, se dijo de existir sería tan bueno, como esta gente que me ayuda sin conocerme, y, entonces sin saber como se echó a llorar pero no de pena, de felicidad de una felicidad tan grande que le reventaba el pecho, pues se había dado cuenta, de que si aquellos desconocidos eran tan buenos, era porque Dios lo era más, pero lo que la hizo aún más feliz, fue descubrir que Dios siempre había estado con ella, en un rinconcito de su corazón, aunque ella no lo supiera

Sabía que su enfermedad era grave, por eso le iba rogar a su esposo le llevase un sacerdote, o la acompañase a la iglesia, daba gracias  a Dios de que sus hijos estaban bautizados, se lo debía a su suegra

Cuando se lo dijo a Pedro su esposo, este se enojó un poco, un comunista como él, aunque lo callase, tratando con curas, pero como era un buen hombre cedió, la mamá de Pedrín recibió los sacramentos, y, hablo a Piedrín la nena era muy pequeña, le hablo de Dios, Pedrín ya lo conocía gracias a su abuela, y, se alegró de que su mamá lo conociese, ahora la mamá de Pedrin se iba al Cielo con su Amigo Dios, Pedro el papá, estaba triste, porque él no creía todavía en el buen Dios, o eso pensaba, si pensaba que no creía, pero el día del entierro de la mamá de Pedrin, amaneció un día muy feo, con mucha lluvia, tormenta oscuro, aunque era verano,  a las 12 del mediodía, no se veía nada todos estaban tristes, muy  tristes, el papá de Pedrín, vestido de negro, con  gafas oscuras para que no se vieran sus lágrimas; con Pedrin  de la mano, y, la bebé al lado en un carricoche, miraba sin saber a donde, sin oír las para él extrañas palabras del sacerdote, de pronto, el cielo se ilumino,  todos miraron al Cielo, Pedrin dijo, mamá encendió la luz, en el Cielo es otra hora, su padre también sonrío, si en el Cielo era otra hora, la del amor y la misericordia, ahora sabía que su  esposa lo esperaba en el Cielo, con Dios
Vamos dijo a Pedrin, mamá nos ve desde el Cielo

Pedrin lloraba y reía, lloraba por su mamá, reía porque sabía que ahora que estaba en el Cielo, ninguna enfermedad le quitaría a su mamá

Fin