Locutor
A Pedrito le habían dicho
que los niños no debían tocar las cosas
de los mayores, que algunos eran peligrosas, y, él era un buen niño, un niño
obediente, pero la verdad es que estaba aburrido, no había podido ir a la
escuela por el temporal. En aquella época no te venía a buscar el autobús, sus
padres no tenían coche, a no tener no tenían casi nada, o, si tenían mucho, se
tenían decía su mamá a su papá el uno al otro. Ahora no tenían a su papá estaba en la cárcel, por pensar distinto, él
no entendía nada, el caso era que su mamá estaba en la cama muy malita, con
mucha tos, él había escuchado al médico decir a la vecina que venía a cuidarla,
que no se podía hacer nada, la mamá se iba morir, el vio llorar a la vecina,
que luego le dijo que era que una motita de polvo se le había metido en un ojo,
sabía que era mentira
Estaba triste, su mamá dormía, su hermanita tenía solo 8 meses, llovía
fuerte, por eso encendió la radio, se tuvo que subir a una silla para llegar, y
cayeron al suelo unos botes que por suerte no se rompieron ni despertaron a la
mamá, de pronto escucho.
Una voz en la radio
“Aquí radio “Alegría”, en el dial
456.j, su emisora de la felicidad, hoy está con nosotros el Reverendo,
Juan Luis Eleazaro, viene hablarnos de cómo conoció a Jesús, y, como Jesús
cambio su vida. Nos acompaña también el Reverendo Padre. D. Miguel Rafael
Bibliales, sacerdote católico, que confirma lo que dice su amigo, D. Juan Luis.
Jesús cura cuerpos y almas…
Pedrito se puso muy cerca y fue escuchado lo que decían aquellos
hombres, solo interrumpidos por el que había hablado primero. A Pedrito le
pareció muy bonito, si fuera cierto, aquel señor, aquel Jesús curaría a su
mamá, tenía que averiguar dónde estaría, para ello saber dónde estaban aquellos
señores bueno, aquellos duendes, porque él sabía que en la radio, quien hablaba,
eran los duendes, decidió averiguar donde se escondían
Dónde estarán metidos
Para ello miro por las rendijas de las teclas de encendido, no veía
nada, se fue a la cocina, pillo un cuchillo, para hacer un espacio, y, allá van
los plomos. Su mamá se levantó pues la despertó el ruido, muy enojada, pudimos
arder todos, casi provocas un incendio, eres un niño malo, Pedrito se calló, él
no era malo, él solo quería que ella sanase, como antes
“Quería ver a los duendes”, dijo a modo de disculpa, su mamá lo beso,
los duendes son cosas de papá, para reírse de ti, ahí no hay nadie, es como
cuando hablamos con aboiña de Galicia, por teléfono
¿Es un teléfono?
No, hombre no, es una radio y por ella escuchamos a otros señores que
hablan desde otra casa
Pues hablaron de un señor que lo cura todo, te curaría
Ya, otro engañador
No creo, se llama Jesús
¿Y, eso qué, es un nombre como otro?; por qué no habrás escuchado,
claro que lo has hecho. No quiero que oigas esta emisora, hablan de cosas que
no existen
¿Cuentos?
Peor los cuentos ya sabemos que no son verdad, pero ellos hablan de lo
que sabemos que no existe, bueno si hubo hace muchos siglos un tal Jesús, del
que esa gente dice que hacia cosas curaciones, y, que las sigue haciendo, pero
es mentira, existió, pero no existe, y, no debes oír esa emisora entiendes, un
hombre que lo cura todo, es un cuento, solo eso un cuento
Un cuento un hombre que lo curaba todo
¿Y, si fuera cierto, si de verdad aquel hombre pudiera curar a su mamá?
Tenía que salir de casa, ir aquel sitio, y pedir que curasen a su mamá, le iba
desobedecer, su amigo Luisin, decía que no se podía desobedecer a los papás que
era pecado, pero era porque él y sus papas, decían que dios existía, sus papás
los de Pedrin decía que era un cuento, y, lo del pecado, lo mismo, así que solo
tenía que procurar que no se enterasen y lo castigasen. Decidió volver a
encender la radio, a ver si se enteraba dónde estaban, y resulto que estaba
hablando un rey, un rey mágico, o mago que debía ser lo mismo
Un rey mágico
Pedrín llego casi extenuado a la emisora, se estaba haciendo el
programa de Navidad, en él que “Los Reyes Magos”, respondían las cartas de los
pequeños oyentes, aquel día le tocaba el turno a, “Gaspar”; a Pedrín que nunca
había visto a ningún rey, no le extraño que Gaspar no llevase barba, ni manto
real, sino que vistiese pantalones como su papá, jersey gordo de lana, bufanda
a cuadros, a otro niño, si le hubiese extrañado, a Pedrin, no.
Hola, tú eres el rey mágico
Mágico no, Mago, soy Gaspar, me
ves así vestido porque resulta
Pedrin no le dejo seguir, yo sólo quiero saber si eres mágico, tú ropa
no me importa
No, soy mágico, soy Mago, soy Gaspar, ya sabes uno de los 3 reyes que
llevamos los regalos a los niños buenos, recordando la visita hecha a Jesús
A mí, nunca me trajisteis nada, y, soy bueno
Bueno, a lo mejor se nos extravió tu dirección, dime que quieres y
concedido
Seguro
Si hombre seguro, un rey mago no miente jamás
Quiero que mi mamá no se muera, que se cure, tiene una enfermedad muy
mala, dicen que se va morir y no quiero. Aquí el pequeño estallo en un sollozo
Vicente García Lobrajo, es decir el rey Gaspar, no pudo evitar que el
llanto acudiese a sus ojos, él había esperado, la petición de un tren
eléctrico, un coche a pilas, una pistola laser
Se agacho y acarició al pequeño, mira vamos ir a ver a tu mamá, si nos
dices donde vives, lo sabemos pero es para comprobar lo listo que eres, Pedrin
les dio su dirección
Y, marcho para su casa, iba feliz estaba seguro de que su mamá se
curaría
En la emisora dieron por terminado el programa, tenían que hablar de lo
sucedido
Ramiro Gutiérrez, no era solo un
locutor, era un hombre bueno, recordaba aunque muy confusamente la muerte de su
madre, cuando él solo tenía 6 años, aunque la tía que lo acogió a él, y a sus hermanos
los trato con todo el cariño posible, sin embargo él notaba que no era como sus
primitos, y no es que lo marginarán, no, incluso lo consentían más, y, tal vez
por eso. El caso es que estaba dispuesto ayudar al pequeño Pedrin
Para ello habló con Vicente García Lobrajo, el rey Gaspar, que era
médico, y, también tenía buen corazón
Entre todos fueron a la casa de la madre de Pedrín
Al principio la mamá de Pedrin lo negó todo, pero luego estallo en
llanto, estaba muy enferma, padecía una enfermedad incurable, mostro al médico
su diagnóstico, la cura no asegurada era muy cara, ella, que tenía que trabajar
porque su marido no tenía trabajo, no podía pagarla
El locutor y Vicente, el médico se ofrecieron a hacerlo ellos, el
médico además de no cobrarle nada, le enviaría una enfermera para que se
ocupase de ella y, una señora que le ayudase en las labores de la casa, tampoco
le supondría ningún gasto, la estancia en la clínica, cada 2 días
El locutor daría trabajo como recadero al padre de Pedrín, primero iba
hablar con un juez buena persona, para que le consiguiese el indulto por buena
conducta, no dudaba que ante lo dramático de la situación lo conseguiría
La buena mujer no lo podía creer
Por qué lo hacen
Por usted, por Pedrín un niño valiente, por mi madre dijo el locutor
Pero si no me conocen, ni a Pedrin, si no van a conseguir nada, nunca
podremos pagarles
Bueno, dijo el doctor, ya sabe, “hoy por usted mañana por mí, nunca se
sabe” no se preocupe, si nos han pagado hace mucho, y, nos pagaron de nuevo en la sonrisa de su hijo
La mamá de Pedrin acepto, aunque en su interior creía que a los pocos
días se cansarían porque nadie hace nada porque sí
Pero no fue así, al contrario a lo ya ofrecido, se añadieron alimentos
y ropa para la, bebé, pago del alquiler del piso de los recibos de la luz, del
agua y del carbón
No podían comprender tanta generosidad, no los conocían de nada, y,
nada podían esperar recibir de ellos que eran tan pobres, y, por una vez la mamá de Pedrín deseo que existiera Dios,
se dijo de existir sería tan bueno, como esta gente que me ayuda sin conocerme,
y, entonces sin saber como se echó a llorar pero no de pena, de felicidad de
una felicidad tan grande que le reventaba el pecho, pues se había dado cuenta,
de que si aquellos desconocidos eran tan buenos, era porque Dios lo era más,
pero lo que la hizo aún más feliz, fue descubrir que Dios siempre había estado
con ella, en un rinconcito de su corazón, aunque ella no lo supiera
Sabía que su enfermedad era grave, por eso le iba rogar a su esposo le
llevase un sacerdote, o la acompañase a la iglesia, daba gracias a Dios de que sus hijos estaban bautizados,
se lo debía a su suegra
Cuando se lo dijo a Pedro su esposo, este se enojó un poco, un
comunista como él, aunque lo callase, tratando con curas, pero como era un buen
hombre cedió, la mamá de Pedrín recibió los sacramentos, y, hablo a Piedrín la
nena era muy pequeña, le hablo de Dios, Pedrín ya lo conocía gracias a su
abuela, y, se alegró de que su mamá lo conociese, ahora la mamá de Pedrin se
iba al Cielo con su Amigo Dios, Pedro el papá, estaba triste, porque él no
creía todavía en el buen Dios, o eso pensaba, si pensaba que no creía, pero el
día del entierro de la mamá de Pedrin, amaneció un día muy feo, con mucha
lluvia, tormenta oscuro, aunque era verano,
a las 12 del mediodía, no se veía nada todos estaban tristes, muy tristes, el papá de Pedrín, vestido de negro,
con gafas oscuras para que no se vieran
sus lágrimas; con Pedrin de la mano, y,
la bebé al lado en un carricoche, miraba sin saber a donde, sin oír las para él
extrañas palabras del sacerdote, de pronto, el cielo se ilumino, todos miraron al Cielo, Pedrin dijo, mamá encendió
la luz, en el Cielo es otra hora, su padre también sonrío, si en el Cielo era
otra hora, la del amor y la misericordia, ahora sabía que su esposa lo esperaba en el Cielo, con Dios
Vamos dijo a Pedrin, mamá nos ve desde el Cielo
Pedrin lloraba y reía, lloraba por su mamá, reía porque sabía que ahora
que estaba en el Cielo, ninguna enfermedad le quitaría a su mamá
Fin