Los pecadores van al Cielo. Relato reflexión
A la pequeña iglesia había llegado, un nuevo párroco, pronto acudieron los vecinos a las Misas que celebraba, y, él buen cura, aprovechaba en todas sus homilías para dejar bien claro, que solo las personas buenas iban al Cielo, los pecadores los malos, iban al Infierno, esto a la gente le encantaba oírlo.
Por eso de que todos en mayor o en menor medida, solemos estar seguros de “nuestra santidad”, y la maldad del vecino. Y cuando hacemos algo mal, no fuimos nosotros, fueron las circunstancias.
Hay que decir también que había personas que no estaban de acuerdo, para nada. Pero el cura se mantenía en sus 13
Los buenos al Cielo, se lo da Dios como premio, los malos o pecadores al Infierno, los manda Dios como castigo
Como en cada Misa, se juntan los tres estados de La Iglesia, los de la Iglesia Triunfante, estaban que bufaban
Algunos como Pablo y Pedro, pidieron permiso al Padre, para ir a cantarle las cuarenta al curita, permiso que Dios Padre, les denego
Qué al Cielo no van los pecadores. ¿Entonces, cómo estoy yo aquí, yo que fui un perseguidor? Grito el Apóstol de los gentiles
Y, yo fui un apostata, dijo Pedro, Yo un adultero asesino, dijo David
Yo, yo…, así cada uno de los bienaventurados exceptuando a María la Señora y Madre, y a José, todos y cada uno nombraban sus pecados sus faltas
Pablo volvió hablar. Tú, dijo dirigiéndose al Amor divino, al Espíritu Santo, me inspiraste, que nada ni Cielo ni Infierno, ni ninguna criatura, podía separarnos del Amor de Dios, manifestado en Jesús que se entregó y murió por nuestros pecados.
Que Jesús, que Tú mi Dios, dijo dirigiéndose a Dios Hijo, a Jesús, me habías amado cuando era perseguidor, y habías dado tu vida por mi, y ahora ese cura imbécil. Dice que los pecadores no van al Cielo
Nos esta insultando, y esta insultando Señor vuestro infinito Amor y Misericordia.
Jesús tomó la Palabra
Tienes razón Pablo, el buen cura olvido sin culpa suya, que al Cielo a nosotros al Padre, a la Ruhah y a mí, nadie viene por sus méritos, sino por los míos, que vuestras obras buenas las hacemos nosotros Tres que somos Uno, que al Infierno solo entra quien lo decide voluntariamente, rechazando nuestro Amor y Misericordia, que
Bueno, me dice mamá, y papá José, que mandé a Gabriel disfrazado de joven repartidos de coca cola, para que vaya junto al cura, y le deje una Biblia, que Tú Ruhacita guapa, harás que se abra donde importa, y por supuesto, Ignacio de Loyola, también ira un libro que hable de algunos de vosotros, contados como erais hasta que os lavé con mi Sangre
Aquel mismo día, pues como sabemos en el Cielo no hay tiempo, el buen cura, recibía la visita de un joven melenudo, pintarrajeado, con percings, que le traía de regalo una caja de coca cola, de un amigo, en la caja, iba una Biblia, y un libro que contaba la vida real de muchos santos
El cura leyó, y lloró al comprobar el Amor y la Misericordia de Dios, y la dureza de su pobre corazón, y dió gracias, porque él se sentía y sabía que era pecador
Aquel día, leyó pasajes del libro, cito textos de la Biblia, y, dejo claro en su homilía y en todas las que dió en su vida que quien va al Cielo, va por Jesús, y por el Sí de La Virgen, quien va al Infierno, va por su No, al Amor y la Misericordia de Dios, y su Si, al Diablo y amiguetes
Que los pecadores van al Cielo. Bueno hay 3 humanos que nunca lo fueron
Jesús, y sus papís, la Virgen María, y San José. Pero es que la familia es la familia.
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