jueves, 1 de noviembre de 2007

La gallina pelada



Esta historia transcurrió en Galicia; hace ya bastantes años, vivía por aquel entonces en un pueblo de la provincia de La Coruña, llamado Santa Marta de Ortigueira, un pequeño a quien llamaban Cesariño, que vivía en compañía de sus papás,  abuelos, y. hermanas en una casa de labradores, en la que como en todas las de su especie no faltaban las gallinas; dichos animalitos, correteaban por el patio, picoteaban por las huertas, las de sus amos y, las de los vecinos, una de estas gallinas; es la protagonista de nuestra historia la llamaban “la gallina pelada”; porque el avecilla a quien sus dueños querían mucho: porque era una gran ponedora tenia el cuello pelado, es decir sin plumas, nadie sabia el motivo aparte de eso era negra como la noche, pero de un negro bonito, de un negro luminoso, porque hay un color negro bueno, y, uno malo, es bueno el color negro de las personas de color, de la noche, de los apagones de luz de un perro o un caballo negro en suma es bueno el color negro hecho por Dios, y, es malo el negro de la conciencia del crimen, en suma del que procede de los hombres; así pues la gallina pelada tenía un color negro muy bonito.

Cierto día se rompió una patita, y en la casa  de Cesariño; tomaron una resolución, había que matar a la gallina, no la podían dejar siendo coja, pues lo que sucedería, seria que el raposo ó,  sea el zorrito se la comería, y, antes de que la comiese el zorro. pensaban que era mejor comer la ellos; aunque a decir verdad a la gallina tanto le daba quien la comiese

Cesariño,  intervino para decir; que no estaba de acuerdo, y, pidió por favor que no la matasen, que él la curaría; tanto sus padres como sus abuelos le dijeron que no; que se ocupase de estudiar y, no de hacer de veterinario aficionado, pero él insistió lloro, prometió lo imprometible, y, por fin cansados le dijeron que si pero con una condición si la gallina no se dejaba curar la pata; ó, seguía coja la matarían; a ellos tampoco les hacia gracia tener que hacerlo; pues era una gran ponedora; aquí Cesariño se gano un tortazo por decir por eso la queréis, por los huevos no por ella , ella no os importa, pero yo la quiero porque es mi amiga.

Ahora nuestro amiguito tiene que curar a su gallina; pero como, esta en una aldea de Galicia, y, todavía no se ha inventado la televisión, jamás visito un hospital; no sabe ¿qué puede hacer se pregunta? De pronto recordó, que en unos tebeos del Capitán Trueno, había leído algo, de alguien a quien se le rompía un brazo, y, se lo curaban, claro que la pata de una gallina, no es el brazo de una persona, pero funcionaria igual.

Ahora lo único que necesitaba era ir por el tebeo, del "Capitán Trueno" y, ver los "útiles médicos que precisaba"-

Allí estaba todo lo necesario alcohol, unas tablillas esparadrapo, gasas para vendar la patita, y, la colaboración de la gallina; y, también necesitaba yeso para hacer una escayola, a los 5 minutos ya tenia casi todo lo necesario, las tablillas se las proporciono una escoba vieja que rompió, el alcohol una botella de agua ardiente (orujo) las gasas unos retales de una sábana vieja que su abuelita, le permitió romper, pero el yeso para la escayola no había modo de encontrarlo, hasta que tuvo una idea, el barro también se solidificaba,  se ponía duro, así que usaría barro, tomo pues 2 latas viejas hizo en una un amasijo de barro, en la otra echo agua limpia para lavar la herida de la "enfermita". y fue en busca de ésta; la gallina no se hizo difícil de coger estando como estaba la pobre no podía escapar; así que Cesariño pudo cargar con ella, y, se dispuso a ejercer de veterinario; el avecilla no se estaba quieta protestaba, porque ignoraba lo que le iban hacer, así que no le quedo más remedio que ponerla sobre una silla, y, atarla, con uno de los trapitos le lavo la patita luego desinfecto con el orujo, le echo un poco de barro cuidando de que las 2 partes de la rotula que habían roto encajasen, y, lo sujeto con 2 tablillas de escoba poniendo otro poco de barro, y, vendando de nuevo la patita, y, ya sólo le quedaba poner a la pacienta en el suelo, y, al otro día continuar la cura, ya que el vendaje debía ser cambiado cada día,.

Los 2 primeros, la gallinita siguió mostrándose reacia, a ser curada; más he aquí que el cuarto día estando “el pequeño veterinario” en la cama, sintió unos pasitos cortos por la escalera, el dormía en una gran habitación en una cama solito y, en otras sus hermanas, un picotazo lo despertó era su "enfermita" que le presentaba la pata y en su "idioma" cacareando le decía ;"Cacaraca Cacaraca" (doctor mire mi patita por favor), saltó de la cama, y, con la gallina pelada en brazos bajo corriendo la escalera, iba diciéndole no debiste subir. "Gallina pelada" a los papás,  no les gusta que los animales subáis al piso, ahora vamos hacer la cura, esta vez no fue necesario atarla ella se dejo curar y a partir de aquel día subía todos los días al piso hasta que Cesariño le dio el alta.

Nuestra amiguita, quedo bien podía correr como antes, aunque le quedo un pequeño bultito porque la patita no quedo muy bien encajada; pero todo volvió a la normalidad, seguía correteando con las demás gallina, poniendo huevos en suma haciendo lo que es propio de una gallina.

Había en el gallinero un gallo hermoso con una cresta de vivos colores. Y, del cual todas las gallinas estaban enamoradas, ya que era un adonis gallináceo, nuestra amiga nunca pretendió que el gallo se fijase en ella, que era fea, y, ahora además tenía un defecto en una patita, pero fue precisamente su humildad lo que hizo que el gallo le obsequiase, con unos convites a base de gusanos lombrices etc. ósea el plato preferido de las aves de corral, el amor surgió de pronto entre las 2 aves; hasta que el gallito con voz muy tímida la pidió en matrimonio, le dijo si quería ser una de sus esposas; las aves de corral son polígamas. De esto los humanos de la casa no sabían nada.

Un día dejaron de ver a la gallinita, la buscaron por varios sitios inútilmente, entonces llegaron a una conclusión la habían comido, los candidatos para darse el banquete eran ó, bien el zorro, ó, los refugiados, que escapados de los horrores de la guerra, vivían ocultos en los montes, y, que aprovechando que la casa estaba vacía, mientras los niños iban a la escuela, y, los mayores al campo habrían entrado y, cogido la gallina; el zorro fue descartado enseguida, no había dejado plumas y, además, el raposo nunca se va con una pieza sola, suele el buen zorrito hacer la compra del mes, aunque se le olvida pagar; quedaban pues los escondidos, los maquis, que hacer, los papás,  de Cesariño no eran gente metida en política, la gente del campo no entiende de política, eso dice al menos, la gente del campo entiende de justicia, denunciar el robo del ave; podría suponer la muerte de hombres, que ningún mal habían hecho salvo pensar distinto

¿Pero que idea es mejor que otra? Así pues se tomo el acuerdo, de decir si alguien preguntaba por la gallina, que a lo mejor estaba por algún sitio, ó, la había comido el zorro, algunos vecinos les apuntaron la idea de que, hubiese sido un refugiado, pero lo negaron diciendo que era una locura, que casi nunca había estado la casa vacía y, que además habían dejado dinero a la vista, y, no había faltado lo que dejaba bien claro que no habían sido hombres.

El tiempo pasó, y, también paso el recuerdo de la gallina.

¿Pero qué había pasado?  Lo que sucediera fuera, lo siguiente ella, y, el gallito habían sido padres sabiendo "la gallina pelada", que sus huevecitos traían un futuro pollito dentro, decidió protegerlos, como buena madre, así que se marcho a ponerlos fuera en un escondite del camino, justamente en una zarzamora, allí empollo 12 huevos que dieron origen, a 12 pollitos amarillos como el oro, y, que correteaban al lado de su mamá quien orgullosa de sus pequeños, no paraban de enseñarles como alimentarse, cuando le pareció que ya podían ser presentados en "sociedad" decidió volver a casa sabía el camino, a los pequeños los instruyo, diciéndoles que iban a su hogar, que allí a ella le habían curado la patita, que allí había conocido a su papá,  el gallito y, que eran unos humanos muy buenos, todo lo bueno que son los humanos claro.

La alegría que tuvo Cesariño, y, con él todos los demás, al ver llegar a la gallina acompañada de 12 pollitos fue inmensa; los abuelitos aprovecharon la ocasión para recordar a Cesariño, y, sus hermanos que nunca se podían sacar conclusiones equivocadas, pues las cosas no son como parecen, ellos habían pensado que la gallina había sido comida, y, estaba empollando unos huevos; por ello nunca se debe pensar mal, y, mucho menos decir lo pensado.

La nueva familia fue obsequiada, con un convite,  de bienvenida consistente, en pan mojado en leche, galletas picadas, y, lo más sabroso un exquisito plato de maíz, y, trigo

Aquí termina la historia de la gallina pelada, quien me dijeron llego a ser muy viejecita y, un día se fue al cielo de las gallinas.
Fin

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