miércoles, 13 de febrero de 2019

La perrera

La perrera

Juanito es un niño de cinco años, que adora a los animalitos, se para en la calle con todos los perritos y gatitos, que se encuentra, es un admirador del perro de la señora Carmen su vecina del 5º, y, del gato de la señorita Aurora la vecina del 3º. Hoy es el cumpleaños de Juanito, y, ha pedido un regalo a sus papás, quiere un perrito, sus papás dudan, sobre todo su papá, duda porque ama a los animales, por su trabajo han de cambiar de domicilio con relativa frecuencia. Por ello toma una decisión,  llevará a Juanito a visitar una perrera

Al pequeño le salta el corazón, esta como en una nube quisiera acariciar a todos los perritos que están ahí, entonces su padre, le hace una pregunta
¿Te gustaría adoptar uno, que llevásemos uno a casa?, Si, respondió el niño, con un gran alborozo

Pero antes debes de saber que no son juguetes, no son el peluche, o el tren que hoy lo quieres, y, cuando te cansas lo arrinconas o lo das, estos perritos son seres vivos, y, tienen mucho valor

¿Son caros?

No hablo de precio, de dinero, sino de otro valor, muchos están aquí porque los humanos que los habían adoptado murieron, otros porque los abandonaron, los cogieron de cachorros y se olvidaron que iban a crecer a envejecer que no eran un juguete. Tú sabes que si llevas uno tendrás que cuidarlo siempre, llevarlo a la calle aunque llueva, ahora y cuando sea viejito, si nos trasladamos tendremos que vivir en un barrio, donde se permita tener animales domésticos, no podrás decir “ya no lo quiero”, porque con las cosas de valor no se juega. Por eso antes de nada, vamos ir a visitar el Museo, allí entenderás mejor lo que te digo, eso espero

El padre de Juanito, llevo a este al museo de la ciudad, una importante pinacoteca que alberga pintores de distintas épocas, fue explicando al niño los cuadros, los autores y, luego le hizo una pregunta

Imagínate Juanito, que a un señor se le antojase uno de estos cuadros, y, que se lo regalase El Museo, ya sabemos que no puede hacerse, pero imagínalo, o que una persona encontrase un cuadro de estos pintores, y, lo llevase a su casa, para tenerlo en el salón, pero al cabo de un tiempo, ya no le gustase, o, pensase que no iba bien, con el nuevo decorado, y, lo arrojase a la calle a la basura, o lo quemase. Aquel señor sería perseguido por los policías, todos estaríamos en su contra, por haber destruido una obra de arte, la obra de un gran artista, de un gran pintor. Todos pensaríamos que antes de haber elegido el cuadro, debiera de haberlo pensado mejor. Pues bien, ninguno de estos cuadros, ninguna obra de arte, tiene el valor de un perrito, o de cualquier otro ser vivo, y, no te hablo de dinero, que es algo que se puede contar, sino de algo incontable de un valor mucho mayor
¿Sabes por qué?

No

Porque ellos también son obras de arte, los cuadros, las esculturas tienen su valor debido a su autor, pues bien, el Autor de los animalitos es Dios, por lo tanto el maltratarlos, el matarlos por capricho, el abandonarlos es destruir algo que Dios ha hecho, es como decirle a Dios, “mira lo que me importa lo que haces tú, ahora ya no lo quiero”
Por eso los animalitos son sagrados, son la huella de Dios, nosotros somos su imagen y sus hijos, y, hemos de cuidar de ellos, pero son siempre se puede hacer  teniéndolos con uno, tú puedes venir de vez en cuando a verlos, hacerles caricias, decirles palabras de cariño, que ellos sienten, sacrificarte de tus chuches, y, traerles algo que les guste, y, que en la perrera te autoricen, tratar con cariño al perrito de Carmen, o al gatito de Aurora, lo mismo con los callejeros, eso sí, sin tocar a todos los perros que no todos tienen buen carácter, lo que te dejen papá y los mayores que te acompañen. O puedes coger uno, él que te elija a ti, pero sabiendo que es para siempre, porque no es un juguete, es un objeto sagrado porque ha sido hecho por Dios

Juanito miro a su padre
Quiero adoptar uno, no todos los del centro de acogida, de la perrera, para irlos a visitar, y, darles mi cariño, quiero hacer lo que me has dicho, papá, al fin y al cabo ya soy mayor, tengo 6 años

Y, Juanito y su padre fueron de nuevo a la perrera, a visitar a sus amiguitos los perros aquellas obras de arte del Creador


Fin



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