miércoles, 21 de diciembre de 2022

El violinista y la hipocresía social


 El violinista  y la hipocresía social. 
Todos los cárteles lo anunciaban, todas las emisoras de radio lo repetían, la tv en todos sus canales, se hizo eco del evento; y lo mismo hizo toda la prensa
En el teatro Colón, actuaba, iba actuar el violista, Abraham Sánchez Yahu, su fama era mundial
Se exigía rigurosa etiqueta, para asistir al mismo, y el precio de las entradas alcanzó cifras nunca pensadas.
El teatro prohibió su grabación, quería vender los discos, y que nadie lo escuchase gratis desde su casa
El día del estreno y los 3 que siguieron, se agotaron todas las entradas, señoras con estolas de piel, señoritas con chales de seda, o pareos, todas luciendo sus joyas caballeros, con smoking, chaqué o traje con corbata, salían hablando maravillas
Fue mucha más la gente que no pudo escuchar al joven músico, porque no tenían dinero para la entrada ni ropa adecuada, otros llegaron a empeñarse para ir
Cinco días más tarde en una de las calles más céntricas, aledañas al teatro, cerca de unas cafeterías y de varios comercios, apareció un joven de rasgos semíticos tocando el violín
Algunos pasaban y echaban una moneda en la funda del mismo
Otros decían,
“Lo que faltaba, esto es una vergüenza, vago, que se vaya a su país, seguro que viene a violar mujeres o niños, y aguantar ese ruído”
La señora de un comercio, que había empeñado sus alianzas de boda la suya y la de su esposo, para escuchar el concierto dijo
“ Por el amor de Dios, que tengo un negocio, y este ruido me impide atender a los clientes”
Otra señora de otra tienda, dijo más o menos lo mismo
Una señorita que iba con unas amigas, se río y dijo
“Le gusta hacer ruído”. Dicha señorita había asistido al concierto
Algunas personas que no habían podido, ir se paraban, escuchaban, aplaudían y decían
“Que bien toca, esto ha sido de Haendel, lo anterior era de Brahms etc.” echaban unas monedas,  y estaban otro ratito
Un hombre joven un papá con un niño de 7 años que había ido al concierto, el niño también se paró y dijo
“ Debe irse, está molestando a la gente”
Pero el niño, corrigió a su papá
“Papá, es el señor del teatro, está tocando lo mismo”
El Papá corrigió al pequeño
“No digas tonterías hijo, este señor es un vagabundo un mendigo, el señor del teatro es el violinista  Abraham Sánchez Yahu. Sí te oyerá”
La gente que estaba por allí dió la razón al papá
Pero el pequeño saco una especie de estampita, se la había dado el mismo  Abraham Sánchez Yahu, firmada y dedicada para él, allí estaba la foto, sí era él
El violinista callejero era  Abraham Sánchez Yahu
Pero porqué no lo habían reconocido
Pues porque salvo el niño y otros iguales la edad no importa, la música no les importaba y habían ido al teatro a lucirse, porque era caro
Y, porqué el violinista había dado el concierto callejero
Pues porque él amaba la música, había empezado en la calle en Israel, y luego había tenido un mecenas y acabó siendo uno de los más famosos
Le gustaba tocar para los que amaban la música, ricos o pobres, y no había podido
Muchos que se pararon a escucharlo, no pudieron, si muchos asnos sordos para la melodía, a los cuales las mismas notas tocadas en la calle, parecían ruído
Le pidieron perdón, perdón que les dijo no tenían porque pedirlo, anunció que ya había hablado con el alcalde e iba dar 2 conciertos gratis al aire libre en las dos plazas mayores de la ciudad, para que los que amaban la música pudieran ir
Espero añadió que los que han asistido a mis conciertos, y me han dicho, sin duda tienen razón, que mi música es un ruido insoportable, lo mismo que quienes me llamaron violador, tengan la decencia de no acudir, para que haya sitio para quienes saben escuchar, porque como este niño tienen alma pura, aunque no tengan joyas. 
Dicho lo cual, se levantó y se fue
Los conciertos al aire libre no fueron 2, sino toda una semana, en la que estrenó obras propias
La gente que de verdad amaba la música, ricos, pobres, disfrutaron de ella.





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