Observo a su primogénito muerto,
se oían los lamentos de las esclavas, y, los aullidos, balidos, y, todas la
voces lastimeras de los animales; naturalmente no habían muerto sólo los
primogénitos, hacía tiempo que el aire no era limpio en Egipto, al menos en
aquella región, no había que pensar en maldiciones como decían los esclavos
Lo que sucedía es que la región
de Gossen donde vivían los hebreos era más sana, y con todo, seguro que también
tenían sus muertos
Moisés, Moisés, dijo su nombre
casi en un murmullo, cuanto había querido a, aquel hombre, habían jugado
juntos, y, de no ser por su problema al hablar, hasta habría sido él, el
faraón, con todo pudo ser un príncipe Egipto, su adopción por la princesa, le
daba derecho a ello
Pero no quiso, de repente recordó
que era hijo de esclavos, y, él muy necio reclamo la libertad para todos en
nombre de un solo dios, frente a todo nuestro panteón, un dios qué se llama, no
pudo contener una carcajada, al recordar la visita de Moisés con Aarón, “Un
dios que se llama, “él que es”; es decir, “yo soy””, pena que no sepamos quién
es, pobrecito, ese dios sólo invisible, va poder con Amón, Osiris, Ra, Isis, o
con cualquiera de nuestros dioses
No, claro que no voy dejar ir a
los hebreos además aquí están bien, se les trata como a cualquier trabajador, en Egipto no se permite
maltratar a un esclavo, ni aun obrero, no lo permiten los dioses
Un soldado interrumpió en la
estancia real
Señor, el pueblo está sublevado,
dicen que los culpables de las muertes son los hebreos, o su dios
El pueblo es ignorante, ya
deberías saberlo, Sabhoteo
Lo sé, Majestad, pero no podéis
poner el trono del Halcón en peligro por ello
Tienes razón Sabhoteo, ordena que
se deje ir a los hebreos, que conste que se van porque yo así lo quiero
Poco tiempo después, Ramsés el
faraón pensó que tal vez habría sido un error, dejarlos partir, y, ordeno
fueran obligados a volver, nunca lo hubiera hecho
Aquel día sí fue día de luto en
Egipto
Fin
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