jueves, 22 de agosto de 2019

El Robledal

El Robledal

En el pueblo había un inmenso bosque de robles, es cierto que había también otros árboles pero estos los robles, eran los más abundantes.

A los vecinos del pueblo, les gustaba ir a sentarse en el verano, y, en los días cálidos del otoño a  la sombra de los árboles, y, a los chiquillos correr y jugar entre sus gruesos troncos

Nadie había recorrido nunca toda su extensión, al menos que se supiese, pues acababa en una peligrosa barranca

Pero un día, unos chiquillos que jugaban imprudentemente cerca de la misma, encontraron un esqueleto humano. Se asustaron como no podía ser menos y fueron dar aviso a las autoridades

Vino el señor juez ordenó el levantamiento de los restos, de los huesos, y, se condujeron al centro anatómico, y, empezaron las especulaciones, no había ropa, solo girones de tela pegada a los huesos y, una especie de cartera de piel de cabra, o algo parecido

El juez hombre ya mayor dijo, pienso que esa cartera perteneció en vida, al marido de Patricia, la señora patricia, su marido fue seguramente como pensábamos uno de los paseados en ese triste episodio de nuestra historia, le fusilaron desnudo sólo con algunos trapos encima y dejaron su cuerpo en el robledal, en la parte que nadie visitaba. Hay que comunicárselo a su viuda, la pobre mujer piensa que se marchó como pensaba para Argentina

Todos es decir el juez, el forense, y, el cura del pueblo que se hallaba presente acordaron ir a dar la noticia a la señora Patricia.

La señora Patricia era una mujer mayor vestía de negro, pero tenía siempre una sonrisa en la boca, dispuesta siempre a ayudar a quien lo necesitará, había sacado adelante a 4 hijos, cuando el marido desapareció, y, ahora ayudaba al nieto  casado y en paro con 2 niños que tenía en casa, y, a sus 94 años, aún trabajaba el campo, las pequeñas huertas que tenía

Les mando entrar pues las puertas de su casa siempre estaban abiertas,  les ofreció un vaso de vino, o de leche recién ordeñada, ellos optaron por el vino, y, se sentaron tras hablar de cosas intranscendentes  fueron al meollo de la cuestión, le mostraron la cartera, y, le dijeron que habían hallado el cuerpo de su difunto esposo del señor Raimundo

Están locos, dijo, de dónde han sacado eso, a saber de quién serán esos huesos, a lo mejor de un romano, dicen que hubo por aquí, mi marido se fue para Argentina, lo que pasa es que allí, rehízo su vida, y, bueno hace dos meses me entere de su muerte. Pero no lo paseo nadie.

¿Está segura, señora Patricia?.  Pregunto el juez

Pues claro, y, ahora déjenme, que tengo que hacer la comida, buenos días les de Dios.

Al medio día, conto lo sucedido a su nieto y a su mujer.

Quiero. Les dijo, que de lo que os voy a contar no, contéis nada, a nadie,  y, a nadie es a nadie

Prosiguió

Los restos son de tu abuelo, había vecinos que no compartían sus ideas políticas, bueno más bien le tenían rabia por otras cosas que no vienen a cuento, y, lo denunciaron al que era entonces el alcalde del pueblo, de ideas contrarias a las de tu abuelo

Él tenía pensado irse para Argentina, eso es cierto.  Pero una noche lo vinieron a buscar, él propio alcalde y, otros de su cuadrilla, yo los seguí sin que me vieran pensaba poder ayudarle, pero el alcalde salió del grupo y, me ataco por la espalda me amordazo me tumbo al suelo y me violó, mientras era violada sentía los disparos que mataban a mi marido. Luego me advirtieron que si decía algo, matarían a toda mi familia, es decir a mis hijos y, a mis padres.

Calle, al poco tiempo supe que estaba embarazada, sabía que no era de mi esposo, por el tiempo que había pasado. Durante un tiempo pensé en deshacerme de aquello que crecía en mi vientre, pero luego me dije a mi misma, que aquel hijo era mi hijo, y, era hijo de mi esposo, pues lo concebí sí, por la violencia del alcalde, pero por salir a intentar defender a mi esposo. Y, además era un inocente que no tenía culpa de nada.  Deshacerme del, matarlo, sería ser como mi violador.  Así que seguí adelante con mi preñez y nació tu padre.

Eres admirable abuelita, dijo el nieto, pero no entiendo, por qué has mentido ahora

No he mentido, he tapado una parte oscura de la historia en la que nos volvimos bestias, tu abuelo está muerto, pues ya está, decir que eran sus restos  no le iba volver la vida. Y, destaparía rencores que ya están olvidados, el actual alcalde es nieto de aquel, y, este es un buen hombre, y, el otro, bueno, era otra época, una guerra había rencor, los de tu abuelo tampoco eran unos angelitos, y, no puedo asegurar aunque creo que no, que tu abuelo no hubiese hecho alguna barbaridad con los contrarios a sus ideas, pero eso es de otra época, a los muertos hay que dejarlos descansar en paz. Del pasado no hay que remover los muertos. Sólo fijarse en los errores para no repetirlos. Y, en los aciertos para imitarlos

Pues Silvino el de la granja,  ha puesto un requerimiento para encontrar los huesos de su bisabuelo,  que fue paseado, y, cree que lo sepultaron cerca de alguna tapia, o de una cuneta qué le parece. Pregunto la nieta política

Mira hija, no voy juzgar yo a Silvino, que no soy juez, pero pienso que mejor haría yendo visitar a sus padres que tiene en un asilo de ancianos, y, a los que no va ver, según él mismo cuenta, que buscando los huesos de un bisabuelo que no conoció, y, al que en el Cielo no le importa donde estén sus huesos. Pero no hagáis caso, que soy una vieja

Vieja, sí, dijo el nieto dándole un beso, pero muy guapa y muy sabia

Fin


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