sábado, 17 de abril de 2021

chocolate. Reflexión


El chocolate.  Reflexión
Siempre he sido fan del chocolate y del café, a partes iguales
Por aquel entonces habló de la época de mi infancia, en plena posguerra, el chocolate solía venir de dos formas, bueno en realidad de tres, las chocolatinas que eran alargadas, y las tabletas, unas eran para hacer el chocolate, y cada uno de sus pedazos, se llamaba, “onza”, mi preferido era el Exprés, porque la fábrica estaba delante de la casa en la que vivíamos entonces en Cordonería en La Coruña
Luego estaban los chocolates con leche, y, almendras, yo era fan de “La vaca”, y de la campana del Gorriaga
El chocolate era un artículo de lujo, así que el chocolate fino, se tomaba pocas veces y como premio, pero el chocolate para hacer, sí se tomaba con más frecuencia,  a mi me lo daban con un trozo de pan de trigo, como debido a su tamaño no podía hacerse bocadillo, Angelita, que era digamos mi prima mayor,  me dijo que  el chocolate no se comía en bocadillo, y, eso era para mí, un mandato divino
Iba por aquel entonces a la escuela de Doña Juanita, Dios la tiene en su gloria, los pequeños a veces llevabamos la merienda, y, un día un compañero, sacó su bocadillo, dentro del pan tenía chocolate, le dije que no lo podía tomar en bocadillo, no me hizo caso, entonces lo tumbe al suelo, lo patee, la maestra nos separó, llamó a casa, vinieron todos. Angelita me dijo, que el chocolate fino, si se podía comer en bocadillo, pero lo que no podía era pegar  a nadie, porque no hiciera lo que yo quería, me mando pedirle perdón, me lo dío claro que sí, a los 5 años, uno no guarda rencor, yo seguí tomando el chocolate encima del pan, y, cuando me daban  el fino, lo comía sin pan
Otro día contaré otra de mis historias con el chocolate.
Fin

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