martes, 2 de noviembre de 2021

La aldaba. Relato bíblico


Aldaba cuento bíblico
En aquella casa de Belen, eran muy buenos judíos, observaban la Tora, esperaba al Mesías, oraban a Dios para que lo mandase pronto, no se juntaban con los gentiles; eran puros. 
Tenían esclavos y críados pero los trataban bien, no como hacían los romanos, claro que siendo gentiles, qué se iba esperar
Raquel la mamá de la familia en cuestión, estaba bordando, mientras sus cinco hijos, jugaban en el suelo, y, el padre Samuel, leía en alto, un texto del profeta Isaías, uno que hablaba de una virgen que tenía un bebé
En las cocinas los críados preparaban la cena, se tenían también en cuenta a los pobres que irían a pedir al día siguiente,  porque era una buena familia judía
De pronto sono, es decir alguién golpeo la aldaba del portón, una esclava vino a preguntar si abría
“No, no abras ya es tarde, y, hoy con eso del Censo, hay muchos romanos”
La esclava se retiro en silencio
Siguió golpeando la aldaba, y, junto con ella la voz fuerte de un hombre, “Por favor abrid, mi esposa esta comenzado a tener los dolores del parto, precisamos, sitio para que nazca nuestro hijo”
La esclava volvió a preguntar, contó la situación, del que llamaba
Pero Raquel fue inflexible

" Un parto, da mucho trabajo, se mancha ropa, y, si muere la madre, algo que no es extraño, la casa se vuelve impura. No, no abras, que vayan a la posada, pero diles que les deseo la compañía y la ayuda del Eterno"
La criada, es decir la esclava hizo lo que le mando Raquel
José que era él que llamaba, se fue con María  a la posada, donde como no había sitio, los mandaron al establo, y, alli los llamados irracionales, hicieron fiesta, porque Dios los había elegido para ser sus primeros “adoradores”, en su nacimiento como hombre.
La buena gente de la casa de Belén, los buenos judíos, no se enteraron de que aquel día, se habían perdido la oportunidad de que el Mesías naciese en su casa, de que en su casa, se cumpliese precisamente; La Escritura de Isaías, que aquel día, cuando golpeo la aldaba, leía el esposo.
“Una virgen pare un niño, y, le llama por su Nombre, Dios con nosotros”
Su casa siguió limpia, y, su corazón vacío, aunque eran buena gente.


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