miércoles, 7 de mayo de 2014

El Rescate



Lo que más deseaba Luisa, a sus 11 años,  era poder conducir una moto;  por lo que decidió, pedirla a sus padres, como regalo de fin de curso, por las buenas notas, obtenidas.

“Me lo merezco”; dijo muy sería a su padre, he aprobado, todas las asignaturas, con media de matrícula de honor; papá, puedes hacerlo, gracias a Dios, eres un hombre rico

Y, en efecto, D. Julio Navalcero, lo era, poseía una cadena de tiendas de comestibles, y de hoteles; eso, sin contar con la fortuna de su esposa, Clara Losada de Navalcero; tenían sólo dos hijas, Ana, la mayor que estudiaba en Paris, y, Luisa, el ojito derecho de D. Julio

Aquella noche, mientras tomaban el postre, Luisa beso a su padre, y, haciéndose la mimosa, le pidió, como regalo de reyes la moto. D Julio, miro primero a su esposa, y, luego a su hija, para decirle, que le compraría cualquier cosa; pero la moto no, y, por dos razones

La primera, porque es un regalo muy caro, para  una niña de 11 años

La segunda, porque es algo muy peligroso, así que jovencita, la respuesta es; “no”

Luisa, no replico, conocía a su padre, cuando decía, no, era no

Paso toda la noche llorando

Al día siguiente, en el Instituto, contó su pequeño drama, a Fernando, un compañero de clase; y, medio noviete, este le dijo, que tenía una idea, para que pudiesen tener la moto

“que tu padre, te de el dinero, para comprarla”; le dijo, muy serio

A  Luisa le dio, un ataque de risa, menuda tontería

Fernando, no se inmuto, aguanto las risas, las carcajadas sin ofenderse lo más mínimo; después poniéndose más serio, le dijo

“Escucha,  no pretendo que le digas; papá, dame 5.000 €, para una moto, no se trata de eso;  lo que he pensado, es en  simular tu secuestro, y, pedir un  rescate tengo un bajo, que nos iría de perlas, es de mi abuelo, podrías,  bueno, podríamos escondernos allí”

Luisa, acepto, y, mientras ella iba, con Fernando, a un bajo, situado en las afueras de la ciudad.

Su padre, recibía, un anónimo, hecho con letras de periódico, en el que se le pedía, como rescate, si quería volver, a ver con vida; a Luisa,  500.000€; si, quinientos mil; no, los 5.000 de la moto, como pensaba, Luisa; D. Julio no estaba dispuesto, a tirar el dinero, por supuesto, le interesaba su hija,  por eso puso el asunto, en manos de  la policía,  pero no se consiguió  ningún resultado

Tres días más tarde, Fernando, envío otro anónimo,  subiendo la cantidad en 1.000€ más; al no tener respuesta, llamó, por teléfono disimulando su voz, aunque pocas, si había hablado alguna vez con el padre de Luisa.

“Escuche, si no deposita, 80.000 € sin marcar, y, nuevos, en el contenedor, que hay en los cantones, frente al cine, “Perro Verde”; si no lo hace, hoy antes de las 12 de la noche; no volverá a ver con vida, a su hijita, no hay más mensajes”. Y, colgó

En los 3 días que llevaba, Luisa, “ secuestrada”; la había convencido, para trasladarse, a otro sitio, la niña, seguía creyendo, que a su padre, sólo le pedía, los cinco mil que costaba la moto; por eso no entendía la tardanza, ignoraba la maldad de su amigo.

Empezó, a sospechar, cuando Fernando la encerró, en un cuartucho de un piso, le dio, un orinal, y, una manta, para dormir te vale, el suelo, no intentes huir, ni pedir ayuda, estas sola, yo vendré, a traerte comida, cada 4 días, así, que raciónala,  claro que si tu padre, no paga, no, podré mantenerte, y, dejarte libre, no puedo, sería peligroso para mí. ¿Lo entiendes?

Así, que reza, porque tu padre, pagué, porque sólo habrá un culpable de tu muerte, él, tu querido papá

Luisa, paso, dos días, y, dos noches horribles, no tenía, ni radio, ni libros, sólo una ventana; que daba a la parte trasera de unos edificios

Al tercer día, la despertó,  un olor  raro, como a quemado, miro por el cristal, y, vio que había un incendio, en una de las casas, cuyo patio, veía, desde su ventana; observo, como los bomberos rescataban a los inquilinos, para ella, no  existía, peligro por el fuego, pero podía ser su salvación; tomo el orinal, y, golpeo con fuerza, el cristal, de la ventana, hasta romperlo, luego, lo arrojo,  por la ventana, rogando, no lastimase, a nadie, pero si llamase la atención, tuvo suerte, un bombero miro indignado, para arriba, entonces, asomo la cabeza, y, lanzo, un grito de socorro, que se ahogo, en su garganta.

Pero como nadie, hace una gamberrada, y, se queda esperando, que lo feliciten, el joven  bombero, intuyo, que había algo raro, así que trepo por la escalera, y, llego a su ventana; no  pudo sacarla por el ventanuco, pero  si aviso, por su móvil, a la policía,  que vino enseguida, derribo, la puerta, y, Luisa, fue liberada, Fernando, encarcelado, porque Luisa, no se calló, su nombre, el bombero, que propició, su rescate, y, que se llamaba Miguel, recibió, una medalla, al valor, y, fue ascendido, a capitán.

En cuanto, a Luisa,  recibió,   una lección, la de no fiarse de quien te intenta oponer, a los tuyos, y, el cariño, de sus padres, que  ahora, sabía, era más valioso, que una moto

Fin



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