martes, 19 de noviembre de 2019

El Emir

El Emir

Mohamad era un joven islámico recién llegado, al pueblo como tantos otros había tenido que huir de su país

Era un joven alegre, servicial siempre dispuesto a echar una mano, a sus vecinos, con lo que poco a poco, se fue ganando el corazón de todos

Gracias a Caritas y Manos Unidas, había encontrado trabajo en la panadería, que había salido ganando con él, pues hacía unos dulces riquísimos

Además así podían abrir los domingos, pues Mohamad, descansaba como buen musulmán los viernes.

La dueña de la panadería le llamaba cariñosamente, “El Emir”, a él le hacía gracia, y, no se enfundaba, poco a poco, todo el barrio lo conocía por el Emir

La dueña de la panadería, que a todo esto, aún no he dicho que se llamaba Manuela, la señora Manuela, era viuda, y, tenía 3 hijos, juan, Luis, y, Carmela

Carmela era una muchacha que estudiaba 2º años de filosofía, aunque pensaba dedicarse a la panadería, era una muchacha alegre, colaboraba como catequista de adultos  y en cursos de Biblia en la parroquia

Un día, “el Emir”, se fijó en Carmela, y, decidió saludarla, y, probar suerte, invitándola a tomar un café

Ella acepto, y, hablaron de porque había tenido que huir de su país, de los estudios de ella; del daño que los malos musulmanes los yihadista, hacían a una religión a una religión tan bella como el islam, y, del daño que los malos cristianos, los que rechazan a los inmigrantes etc. hacen a una religión tan hermosa como el cristianismo

De tomar café los jueves y viernes por la tarde, pasaron a ir al cine, hasta que un día

Carmela lo invito a su grupo de estudio de La Biblia
Emir, acepto, algunas personas del grupo pusieron mala cara, pero Carmela  no cedió

Y, Mohamad empezó a ir al grupo bíblico, muchas historias las conocía aunque con otra versión, pero le encantaba también la nueva
A muchos les sorprendió su fe en La Virgen María, un día, Emir tuvo una idea

Les pregunto qué les parecería, que él les leyese y les contase historias del Corán

Y, como en todas partes hay intolerantes no faltaron los que dijeron que si se permitía la lectura del Corán dejarían el grupo
Carmela, no podía imponerse, ya había impuesto la presencia de Emir

Así que no le quedó más remedio que decirle que no

Entonces el joven, que no iría más al grupo, si no querían escuchar su Libro Sagrado, no tenía él porque escuchar el suyo

Emir acudió al trabajo como siempre, pero no a tomar su café, ni a ir al cine con Carmela, ella se sentía mal, y decidió abordarlo, le explico las razones que había tenido para no aceptar su propuesta que era muy buena

Y, le sugirió unas ideas
Hablar con el cura que era muy abierto, para organizar otro grupo, donde se leyera y comentara la Biblia y el Corán, se invitarían a otros musulmanes

Si el cura no daba permiso

Lo harían en su casa

Y, el cura dio su permiso, y, con el tiempo hubo musulmanes que abrazaron la fe cristiana

Emir no, pero si se enamoró perdidamente de su Carmela, su cristiana, y, le pidió que se casara con él

Carmela le pregunto, si quería hacerse cristiano, pero de verdad, porque creyese en la fe cristiana

No, respondió, creo en la fe que dieron mis padres soy islámico, Jesús es para mí un profeta, un gran profeta, pero te amo, y, respeto que tú seas cristiana
Eso sí los niños que Allah nos dé, serán islámicos las niñas lo dejo a tu criterio
Salvo que tú, quieras abrazar el islam

Carmela le dijo que no, no iba abrazar el Islam, era cristiana, no muy buena pero cristiana, podían casarse es cierto con matrimonio mixto, pero sería un error
Con un amigo, hasta con tu novio, puedes aceptar otra religión otra forma de relacionarse con Dios, pero ver como sus propios hijos están divididos, y, dejarlos a su aire jamás, tanto Emir como ella eran buenos creyentes, su fe era un tesoro, que debían dar a sus hijos, pero a todos

Su matrimonio tal como pensaba Emir, estaba destinado al fracaso, y, ella no podía apostatar, que eso es lo que sería una conversión falsa al Islam

Y, no podía obligar a Emir a apostatar, que eso es lo que sería una falsa conversión al cristianismo

No, no podían casarse se amaban demasiado como para exigir uno al otro, que cometiese el mayor pecado, la apostasía.

Seguirían como amigos, y, el resto lo dejarían bueno lo dejarían todo en manos de Dios, que era el mismo

Ambos sufrieron mucho al tomar esta decisión, pero el amor ambos lo sabían exige sacrificio

Al cabo de unos años, ambos conocieron personas de su misma fe, y, se enamoraron, y, se casaron

Y, la amistad siguió para siempre entre Emir y Carmela

Fin




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