martes, 7 de enero de 2025

Mi último tango

 Mi último tango 

Es la historia de una mujer mayor. Corrían los años 60, en unas improvisadas terrazas puestas no lejos del monumento a Curros Enríquez, casi frente al viejo Hotel Atlántico, al lado de Copacabana, frente al Kiosco Alfonso. Que aún era cine

Yo era muy pequeña sentada con mi abuela bebía una naranjada, jugaba.

Mi abuela con su moño sentada regia bebía el suyo 

Fue entonces cuando se acercó una mujer, no podría describirla; hay que tener en cuenta que era muy pequeña la mujer en cuestión era toda una anciana debería pasar ya de los 30 años 

Pidió permiso para sentarse, que mi abuela le concedió encantada

La conversación la recordaría mi abuela muchos años después, por eso la tengo tan clara 

El nombre no, por eso le llamaré, Carmen 

Carmen acababa de llegar de Argentina a donde regresaría tras un mes de vacaciones en casa de  unos familiares, su vida estaba en la capital bonaerense mi abuela le preguntó si tenía hijos, a lo que respondió que era señorita. Y, en la época de la que hablo eso lo decía todo 

Llegaron los acordes de un tango. Mi abuela dijo 

“Escuché música de su tierra”

Carmen sonrió y dijo 

“¿Le gusta el tango?”

“Me gusta y lo bailo muy bien, libre de una soberbia”

La verdad era una buena bailarina yo no heredé ese don

Carmen volvió hablar 

Yo bailé mi último tango hace cerca de 15 años fue el último no bailaré,jamás otro tango 

Mi abuela le dijo que nadie sabía lo que Dios le tenía reservado 

Carmen entonces contó su historia

Nieta de emigrantes españoles, había nacido en Buenos Aires, su padre era encargado de una empresa, y su madre se ocupaba de la casa y sus dos hermanos menores 

Ella, es decir Carmen iba a la universidad tampoco dijo a cual ni que estudiaba. Allí se hizo novia de Alfonso, el heredero de los jefes, bueno del jefe de su padre, una de las familias más ricas de la capital. Ya se conocían pero fue entonces cuando se hicieron novios. Su madre le dijo que era un error; los padres de Alfonso nunca aceptarían que su hijo casase con la hija de un empleado 

Lo cierto es que la familia de Alfonso la aceptó muy bien. La invitaban a todas sus fiestas 

Carmen quedó encinta, lo dijo muy bajito como si confesará un crimen

Cuando lo contó a sus padres la reprendieron, y le mandaron hablar con su novio y su familia.

Mi abuela interrumpió un momento para decir

“Claro como no le iban a reñir. “Sí celebraron Misa, sin estar ordenados”

Carmen prosiguió. La madre de Alfonso se mostró comprensible

Ojalá en el mundo todos los problemas fueran de ese cariz. Unos días y solucionado 

Carmen pensó en su pedida, en su boda

Cinco días más tarde. Alfonso la invitó al baile en el casino estaban también los padres del, al sonar un tango, Alfonso la sacó a bailar, mientras danzaban le dijo que ya su padre había hablado con un doctor amigo suyo que se ocuparía de todo. Carmen en su inocencia le dijo que aún faltaban meses 

Alfonso le aclaro que no iba nacer ningún niño

Lo abofeteó y salió corriendo. Sus padres la consolaron. Su padre se cambió de empresa, ella dejó la universidad, ella fue enviada a casa de su abuela en el campo donde alumbró a dos pequeños niño y niña. A los que sus abuelos maternos llevaron al orfanato o Inclusa, había que cuidar el nombre de la familia ella no pudo oponerse.

Mi abuela la ánimo, le dijo que confiará en la Virgen, que le pidiera por sus hijos, volvería a verlos si era la voluntad de Dios

Carmen confesó rezar todas las noches una Salve a La Virgen de Luján. Como mi abuela no conocía la advocación le regaló una estampa y a mí otra 

Pasaron los años, mi abuela falleció y yo me hice mayor debía andar por los veinte y algo. 

Llegaban noticias horribles de Argentina. De lo que no voy hablar 

Yo estaba en Bonilla en la calle de la Galera. Y se nos acercó una mujer de unos 50 o 60 años me había reconocido, preguntó por mi abuela, mi madre le dijo que había fallecido hacía un par de años 

Entonces Carmen, pues era ella, nos presentó a un hombre maduro, muy feo, como debe ser el hombre para ser hermoso

Era Alfonso su esposo 

Mi madre tan gentil les dio nuestras señas y los invitó a tomar café una tarde 

Llegaron los dos con unos pasteles riquísimos de la confitería del Cantón 

Contaron que habían salido de Argentina como pudieron al ver como se ponían las cosas salieron sin saber el Uno de la otra. El con los hijos que pensaba eran solo adoptivos, como su esposa Raquel fallecida hacía varios años; no había podido tener hijos. Adoptaron 2 hermanitos niño y niña 

Al salir de Argentina, Alfonso con sus hijos ya jóvenes adultos se instaló en Barcelona donde residía ahora 

Uno de sus hijos precisó un tratamiento especial, era ya por los años 80. Los médicos creyeron que sería necesario un trasplante de médula. Alfonso se hizo la prueba pero avisó de que no sería compatible pues eran adoptados. No era compatible, pero si era el papá el ADN, no mentía. Quién sí lo era, fue Carmen que trabajaba como limpiadora y se brindó como donante, y resultó ser la la mamá 

Alfonso y Carmen se abrazaron, lloraron. Carmen perdonó a Alfonso y se casaron en la catedral del mar.

Nos enseñaron una foto de la boda, Carmen bellísima con un traje sastre de color crema sin tocado, con un medallón con La Virgen de Luján y dos rosas en la mano 

El novio con un traje a rayas y una corbata roja

Luego mostraron la foto de otra boda. Hacía menos tiempo la novia iba de blanco, como una princesa era su hija Amelia el hijo Ricardo sería ordenado sacerdote con el permiso de Dios en cuatro meses 

Carmen nos contó que tanto Amelia como Ricardo le llamaban por su nombre Carmen; cosa lógica pues su madre había sido Raquel 

Yo, pregunté. ¿Y, su último tango?

Carmen sonrió. Que razón tenía tu abuela, cada día bailamos nuestro tango en casa en salones de baile. Y seguiremos si Dios quiere bailando en el Cielo.

Durante un tiempo se escribieron con mi madre. Una mano asesina puso fin a sus vidas en la tierra, a las suyas y a muchas más con un atentado criminal en un supermercado del Corte Inglés

Yo los imagino jóvenes danzando su tango en el Cielo sobre nubes de algodón.

Fin 




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