Una historia paralela al buen samaritano
Está historia está inspirada en la original. Sólo cambian algunas cosas porque es una historia paralela
Aquí no hay un hombre que bajaba de Jerusalén a Jericó
La persona víctima de los ladrones en este caso tironeros de bolsos: es una señora. Doña Engracia Pérez de Rivadulla, esposa, madre y abuela ejemplar,Dama de todas las cofradías, presidenta de todas las mesas en que “se venden estampitas”
Doña Engracia pertenece a la clase media alta, por eso mira a los que considera porque lo son, de arriba abajo, no saluda a los pobres que piden a la puerta del templo, si alguna vez les da algo, más bien lo arroja
Con la señorita Claudia Prieto, la señora Doña Lucía Jiménez de Portoson,un caballero llamado D. Jaime y otras dos mujeres de clase obrera, una encima divorciada. Admitidas en el grupo por cabezonería del párroco D. Vicente
El grupo se dedica a preparar las lecturas de las misas. Algo que a Doña Engracia y amigas del grupo les parece perder el tiempo porque lo conocen desde niñas…
Nuestra amiga está en contra de la acogida de inmigrantes, le importa un bledo que se ahoguen. Es más ni lo cree, insiste en que una persona que conoció su madre cuando era niña, niña la madre había emigrado a Francia como Dios manda con contrato y pasaporte. Todo él que intenta hacer le ver que la situación de los que vienen en pateras es distinta, ella sigue en sus trece; por cierto el inmigrante al que alude fue su abuelo materno
Engracia está convencida de que todos los inmigrantes son delincuentes, si son musulmanes más criminales, y sus amigas de la parroquia piensan lo mismo
Hay un joven musulmán que a veces pide a la puerta del templo, otras se ofrece en los supermercados para ayudar a cargar bolsas
Engracia no lo puede ver
El día que nos interesa. En la parroquia tenían adoración tras el Retiro espiritual, después era la reunión para preparar las lecturas
El Retiro empezaba a las 6 en punto
Nuestra amiga iba caminando a toda prisa, cuando una pareja bien vestida se acercó con el pretexto de preguntarle por una calle, aprovecharon para arrebatarle el bolso como se resistió la arrojaron al suelo, y la dejaron magullada, sin bolso con la blusa rota
A los pocos minutos paso cerca de donde estaba caída y medio inconsciente, Doña Lucía que la vio y la reconoció, hasta la encomendó al Padre Pío. No se acercó pues lo primero es lo primero y a las 6 empezaba el Retiro.Entre Engracia y el Retiro seguido de la adoración. Ganaba el Retiro, bueno Lucía decía entre Dios Nuestro Señor y Engracia,. gana Nuestro Señor. Se lo decía así misma
Engracia seguía tirada
Dos minutos más tarde como un bólido paso la señorita Claudia, que hizo lo mismo que Lucía por las mismas razones, sólo que en lugar de encomendarla al Padre Pío lo hizo a Santa Rita
Cuando había pasado más de media hora. Apareció el joven musulmán iba en una especie de camioneta que le habían prestado para que pudiese hacer algunos trabajos como repartidor
Había terminado su jornada, iba a clase de castellano y geografía, quería prepararse para adoptar la nacionalidad española
Ver a Engracia cuyo nombre no conocía si sus desprecios y hasta algún insulto. Verla detener su vehículo hacerle algunas curas, en su patria era médico cirujano de los buenos, con ayuda de un viandante la montó en su vehículo no se atrevió a llevar la a un centro de salud, además no tenía rupturas, ni nada grave; la llevó a la pensión donde el y otros dos compatriotas se alojaban,la patrona la señora Obdulia una buena mujer se ganaba la vida alquilando habitaciones, era una madre para todos
Acogió a Engracia y se negó aceptar los 20 euros que el joven le quería dar por las molestias. Cuando Engracia abrió los ojos le hizo beber un caldo y le contó lo sucedido, que ya Engracia sabía en parte pues nunca estuvo inconsciente del todo. La señora Obdulia llamó a los servicios médicos que mandaron una ambulancia para trasladar la al Centro de salud
Cuando recibió el alta y tanto Lucía como Claudia le contaron sus versiones. Prometió una vela al Padre Pío y otra a Santa Rita, por librar la del moro y de la bruja
La verdad es que sin ellos sobre todo sin el moro teniendo en cuenta que era diciembre y estaban a (-6) caída en una bajada, es posible que su vida hubiese corrido peligro o no.Dios sabe
Ahora en esta historia tomando de plantilla la original
Cuál de las tres personas que vieron a Doña Engracia herida se portaron como cristianos, fueron su prójimo. Doña Lucia, la señorita Claudia, el joven islámico. Y, una vez sabido ya sabes lo que nos dice Jesús que hagamos lo mismo.
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