lunes, 29 de mayo de 2017

Cartera



 Cartera

Emilia, se ajustó el moño, miró a su esposo Felipe, anda cariño desayuna, me gustaría dejar los cacharros fregados antes de irme a casa de Doña Ramona
Felipe, bebió un sorbo de café, apretó los puños hasta casi hacerse sangre. No hay derecho, que tu tengas que trabajar fregando lo que otros manchan, y, estando como estas, no hay derecho, pero te juro, Emilia que encontraré trabajo
Claro que sí Felipe, es una mala racha, ya verás como todo pasa, y por mí no te preocupes, Doña Ramona es buena mujer, y, todo trabajo es digno, y, éste (dijo acariciándose el vientre); todavía no molesta, y, los otros cinco tienen también que comer
Felipe hizo ademán de lavar su tazón pero Emilia se lo impidió, anda deja que no sabes, mejor dame un beso
Un beso de amor sincero, puro del mismo amor que habían estrenado siendo casi unos niños, fuer su despedida por aquel día
Ya en la calle, Felipe deambulo buscando trabajo, siempre con resultado negativo
Hasta que vio una cartera en el suelo, la abrió para ver su contenido, un billete de 500 pts., todo en dineral, en aquel momento, pensó lo que podría hacer, pagar la deuda del ultramarinos, comprar zapatos a los chicos, llevar a cenar a Emilia
Bien Felipe, se dijo a sí mismo, deja de soñar y mira si hay algo más, vaya aquí está un carnet de identidad a nombre de D. Luis Salvatierra de Braguela, el conocido banquero, banquero y dueño de media región
Una hora más tarde, Felipe se hallaba en presencia del señor Salvatierra
¿Y, bien dígame en qué puedo ayudarle?
He venido a devolverle esta cartera, la encontré en el parqué
Ah, si la carterita. ¿Ha venido por una cartera?
Tenía su carnet, y,  dinero un billete de quinientas pesetas
¿Ha venido a devolverme un billete de quinientas pesetas, es que no sabe quién soy?
Sí D. Luis, sé quién es usted, lo sabe todo el mundo
Pues discúlpeme, pero no lo entiendo, si sabe quién soy, porque me devuelve un dinero que a mí no me hace falta, y que estoy seguro, usted necesita más, o me equívoco
No,  se equivoca, no le devuelvo la cartera y el dinero, porque usted sea D. Luis Salvatierra, lo haría igual si usted fuese un minero, el rey, o el Papa
Entonces por qué me la devuelve
Porque yo también soy un hombre honrado, digo también digo también porque sé que usted pese a ser rico también lo es
Luis Salvatierra se levantó de su sillón, rodeo la mesa de su despacho, y abrazo a Felipe
Disculpe este abrazo, le gustaría trabajar en uno de mis bancos, por ahora de conserje, pero ya me encargaré de que vaya ascendiendo
No, sé que decir, Gracias D. Luis, acepto
Y, así fue como el director general  del Banco de Braguela empezó su trabajo, porque las personas honradas siempre tienen su recompensa
Fin



No hay comentarios: