sábado, 22 de febrero de 2025

La modista

 La modista 

No era una modista de alta costura.

Sus clientas que más que clientas eran amigas. Eran mujeres humildes.

En su casa en el que atendía un pequeño huerto en el que correteaban gallinas, algún conejo. Un perro y un gato

Para ayudar se vendía huevos o gallinas y algún conejo. Claro que la mayoría los regalaba

Muchas jóvenes aprendían con ella a coser empezando por lo básico

No sabía Corté clásico no estudiará patronaje, pero tenía sus trucos y no había modelo que no sacase

En su habitación de pruebas

Escuchaba confidencias si era oportuno aconsejaba, animaba, consolaba y siempre con el sigilo de un confesor. Su casa estaba abierta a todos

Si alguien le contaba que una de las clientas a las que había hecho un vestido un traje, decía que a la señora Manuela, sólo le llevaba ropa para arreglar, y ropa de estar en casa pero que a ella le habían hecho la ropa

En Taller de alta costura La gaviota 

Taller de alta costura. Aguja y dedal

Taller de alta costura Doña Carmen 

Sonreía. Sabía que había sido ella, y volverían a ella. Los talleres citados no podían pagarlos. Pero si había quien creyese que era un trabajo suyo. Era de uno aquellos grandes talleres es que tan mal no lo debía hacer

Por su cumpleaños sus nietos le regalaron la novela de María Dueñas. “El tiempo entre costuras”

Se rió mucho. Decía en plan de broma; cuando alguien le metía prisa 

“Calma, calma que tú no eres lo único que me da pan, yo soy una espía de primera”

Y, a la pregunta de sí era de rusos o yanquis.

Decía 

“No tengo preferencia, del que pagué mejor”

Algunos la llaman Manuela, otros señora Manuela

Pero todos la conocen por. La modista del pueblo.






La celadora

 La celadora

El pueblo era pequeño. Hacía pocos años que tenían hospital. 

Un hospital público, con todos los adelantos médicos. Con profesionales de primera

Allí trabajaba una mujer a la que todos los del pueblo querían y respetan incluso los que no habían estado como pacientes en el centro sanitario.

No eran pocos los ex pacientes que afirmaban deberle la vida 

La conocían por la señorita Luisa 

Y, no era una doctora. Era una celadora, una mujer fuerte y suave a la vez.

Mientras empujaba las camillas aprovechaba para contar un chiste un suceso gracioso

Cuando la situación era dramática. Se inventaba noticias positivas

En la sección infantil la requerían, para que los niños se comieran la comida

Cuando entraba a hacer la limpieza en una habitación lo hacía sonriendo. Hablaba del buen tiempo. De que se dejasen cuidar. Y, cuando el enfermo le decía que tenía para mucho tiempo allí. La señorita Luisa, le hablaba de que el tiempo iba empeorar. Que suerte tenía cuando saliera del hospital ya sería el buen tiempo.

Los domingos se ofrecía para acompañar a los que quisieran a los servicios religiosos de su Iglesia.

Un día y no fue el único los parientes de un enfermo grave avisaron de que el enfermo no quería ver a un cura. Luisa preguntó al propio enfermo que si quería y, ayudó a uno de los curas del hospital para entrar disfrazado.

En algunas ocasiones jugándose el puesto para siempre. Aprovechó sus conocimientos informáticos para alterar resultados de pruebas a embarazadas en las que el diagnóstico sobre la criatura había sido negativo. Ella sabía que les aconsejarían abortar; y las pobres madres, se verían obligadas

Cuando la criatura que ella había salvado nacía sana. Se alegraba, cuando nacía mal, se alegraba al ver como nunca era rechazada.

Nadie sabía donde vivía, si claro que constaba un domicilio, pero solo una familia de inmigrantes pobres sin hogar. Y unos sin hogar de la calle que fueron atendidos en el centro sanitario. Y a los que no dudo en llevar a su casa hasta que tuvieron hogar propio. Nadie sabía como vivía 

Muchos decían, parece un ángel.

Se equivocaban, no lo parecía. Lo era 

Era el mismo Ángel que el Primer Jueves Santo había consolado a Jesús. Ahora lo hacía con sus hermanos menores.

¿Pero no hubo nunca una celadora llamada Luisa. Si, claro que sí. Pero era déspota, cruel. Por eso Dios hizo que le saliese una oportunidad en el Polo Norte. Y el Ángel del Jueves Santo. Tomó su apariencia.

Es lo que me han contado.

Fin


El altar

 El altar 

Belinda acompañada de sus padres recorría la iglesia. Te casarás aquí en el altar La Virgen del Rosario, sobre este altar dejarás tu ramo de novia, tú ramo de azahar.

Saldrás llevando una rosa blanca que yo como madrina te entregaré 

Belinda sonrió faltaban aún cuatro meses para que se convirtiese en la señora de D. Claudio Arcada

Aquella noche cenaría con su prometido.

Durante la cena Claudio le comunicó que su boda tendría que retrasarse tres meses más. La empresa de la que era segundo director, querían que pasara 5 meses en la filial de Frankfurt, y otros dos posiblemente tres no más. Aunque aceptaban hombres casados para ésto querían, exigían fuese soltero. Si todo iba bien, ascendiera o no se casarían

Y, por qué no les dices que no te interesa aspirar al ascenso

Cariño, porque no tardarían en hacer que me fuera. Ellos quieren gente competitiva. ¿No, pensarás que te voy a cambiar por una teutona?

Belinda sonrió

A la mañana siguiente en el desayuno lo confío a sus padres, la boda tendría que celebrarse posiblemente dentro de un año, lo más pronto en 7 meses como muy pronto en 6 meses.

Sus padres escuchaban atentos 

De pronto la madre dijo no pasa nada. Cuando sea, será 

Si pasa algo mamà, no podré llevar el ramo de azahar, ni ir de blanco, desentonaría de mi barriga o si es más tarde de llevar un niño en brazos. Me casaré con un traje de coctel y sobre el altar dejaré el ramo que llevé 

Dámaso el padre, miró a su esposa

Luego dijo 

Que inocente eres, lo tuyo tiene arreglo. Tú no te casarás encinta, porque eso lo va solucionar un amigo mío que es doctor, y no es la primera vez que hace ese trabajo. Cuando sea te casas y cuando sea el momento serás madre

Ya lo soy, parirlo. Porque enteraros lo voy a parir, sólo será poner lo a la vista del mundo.

Olvídate hija. Somos personas importantes, colaboramos con la iglesia. Se supone que nuestra hija ha respetado el 6⁰ mandamiento, y se casa virgen 

Y para vuestra hipocresía violais el 4⁰, el 5⁰ y el 8⁰

No. Tendré a mi hijo

En ese caso tendrás que ir te de casa 

Lo haré 

Belinda llamó llorando a Claudio. Le dijo que precisaba hablar le

Cuando estuvieron juntos lo puso al tanto esperaba su apoyo; pero Claudio pensaba como sus padres. Y, Belinda rompió con él. Unos días más tarde Dejaba dando un portazo la casa de los que ya no consideraba sus padres y se marchaba a otra ciudad

Donde primero atracó fue en la pensión de Doña Celia una viuda que ejercía de madre de sus huéspedes y que la felicito por su valentía. Ella haría de abuela del que naciese

Celia le encontró trabajo en la peluquería a la que iba todas las semanas, hacer se la permanente.

Belinda se adaptó bien a la peluquería las clientas la adoraban

Tuvo un niño. Doña Celia fue su madrina. Le puso de nombre Fernando, fue entonces cuando reveló a Belinda que tenía dos hijos Fernando casado en Francia. Y Sofía monja de clausura 

No sabía usted era viuda 

Es que no lo soy. Mis hijos nacieron en la guerra, un miliciano comunista me violó, todo el mundo me recomendó lo mismo que a tí, hasta un cura y una monja dijeron que seguramente teniendo en cuenta el padre. Dios no lo tendría por pecado. Les dije que si tenía padre, también tenía madre, que era yo. Y, que a Dios no le gustan las madres asesinas.

Pido a Dios que no les perdoné por eso rezo para que no los matasen, el martirio borraría su culpa. La niña también fue fruto de una violación, me violó un joven falangista, falangista sólo de uniforme. Un grupo de anarquistas y comunistas me acogieron y protegieron. Me animaron a tener el niño. El mal comprendí no es lo mismo que el bien propiedad de ninguna ideología

Rezo a Dios por ellos que no mueran sin conocerlo.

Varios meses más tarde vino Fernando, venía con dos niñas y un niño. Su esposa había muerto al intentar cruzar una vía del tren.

Nada más ver se, Belinda y Fernando supieron que habían sido creados el Uno para la otra, la otra para el uno. Se casaron a los dos años del regreso de Fernando.

Belinda era un novia original. Vestía de azul claro no llevaba ramo en su lugar llevaba un niño de cada mano, otro niño y una niña vestidos de blanco portaban las arras.

Fueron una familia feliz a la que llegaron más hijos.

Fernando hijo se hizo sacerdote. Fue destinado al pueblo de su madre. Conocía su historia y pedía a Dios por el cobarde que lo engendrará, pues su padre era Fernando, también pedía por los padres de su madre

Un día lo avisaron del hospital para que fuese atender a tres heridos graves en un accidente. Habían pedido un sacerdote

Fernando escuchó la confesión del hombre, no quería morir sin el perdón de Dios por haber querido matar a su nieto. Fernando supo estaba hablando con su abuelo lo consoló, lo absolvió. Puso un beso en su frente, y le dijo que era su nieto y como nieto también le perdonaba. La mujer resultó su abuela, el hombre su padre. Todos murieron reconciliados con Dios. Mediante la absolución de un sacerdote que compartía su sangre, y al que habían querido matar cuando aún no había nacido. Bendijo a su madre a su abuela Celia a Fernando su verdadero padre; no podría hablar lo con nadie. Sólo con Jesús que cada día bajaba al Pan y el Vino en el altar. Cuando pronunciaba las mismas palabras de Jesús en el Cenáculo. Cuando Fernando cedía místicamente su sitio a Jesús de Nazaret. Pan y Vino que se convertían en La Sangre y el Cuerpo del Hijo de María. Gracias a que Belinda la madre de Fernando no quiso profanar el altar poniendo sobre él flores malditas, flores de sangre.

Fin


La vieja música

 La vieja música 

La abuela como le llamaban todos era muy mayor, entonces se era muy mayor antes

Sentada en su sillón de mimbre en la larga galería veía pasar a las gentes que iban y venían.

De pronto se quedó como mirando y escuchando

Vamos a bailar. Dijo poniéndose en pie y comenzando a bailar la polca

Venga bailar no escucháis la orquesta 

Clotilde su hija y Leandra su nieta. Le dijeron que no escuchaban nada. Ni había orquesta alguna

Más tarde la familia hablaría de que la cabeza de la abuela empezaba a fallar. El consenso era casi unánime, Rebeca su nieta más joven sostenía que la abuela estaba perfectamente

Enfurruñada y llorosa, fue buscar a la abuela 

¿Abuela, qué te pasa?

A mí nada, que tengo ganas de baile. “Los patos fríos se han alarmado, como si lo viera. Es que no saben ver más allá de sus hocicos

Cómo iban escuchar la música ni ver la orquesta si viven solo con ojos y oídos puestos en el suelo. Tú tía Clotilde y tu prima Carmela buscaban una orquesta en la calle. Yo la escuchaba la escuchó en mi corazón es La orquesta que toca en el Cielo. ¿Sabes Rebeca, hay un Salmo en el que el salmista agradece a Dios por sacar le, el vestido de duelo y sacar lo a bailar?

Y ahora dame tu mano a bailar.

Rebeca no conocía los bailes de su abuela ella era una joven moderna. Estaban en 1913

¿Abuela te gustó siempre bailar?

Siempre desde que nací, según mi madre desde antes. Cuando era una jovencita, vivía en el pueblo con mis padres y hermanos

En las fiestas se organizaban orquestas de los que sabían tocar algún instrumento y cantar un poco.

Las muchachas bailábamos unas con otras, ellos nos observaban y luego nos pedían permiso para bailar y se lo pedían a nuestros padres

Así conocí a Miguel el padre de tu tía Clotilde. Nos hicimos novios con la bendición de ambas familias. Entonces fue requerido para ir a la guerra, y pensamos en casarnos al principio tanto a sus padres como a los míos les parecía una locura. Pero Don Abundio el cura nos apoyó. Les hizo ver que nos queríamos, y bueno una pareja enamorada que se despide porque el joven se va a una guerra suele ser algo más que un paseo recogiendo flores

Así que nos casamos, tuvimos una luna de miel de dos días. Y, se marchó ya no regresaría más, volvieron, bueno trajeron sus restos. El murió por la cobardía de los que hacen las guerras, murió por ser pobre los ricos pagan y no van. Yo me encontré de pronto viuda con 16 años y un hijo o hija en mis entrañas. Fue una niña. Le pusieron Clotilde porque los padrinos eran hermanos de mi padre, bueno hermano el padrino la madrina era su esposa. Venían de Francia y por lo visto Santa Clotilde es una santa francesa que fue reina de ese país.

Cuando Clotilde tenía unos 4 años. Le ofrecieron a mi padre un trabajo en la ciudad y dejamos el pueblo, mis padres, mi hermano menor el tío abuelo. Gabriel que emigraría a Argentina, donde ya estaban mis hermanos Luisa y Pedro. Remigio e Indalecio fallecieron en la misma guerra que mi esposo.

Yo era joven, y no me gustaba vestir de negro. Un día le dije a mi padre. Que deseaba volver a bailar. Acepto enseguida, y mi madre que cosía muy bien me hizo dos vestidos uno Rosa y otro azul

El sábado llevando a Clotilde fuimos a la sala de baile. Y pronto llegaron las noticias al pueblo. Nos las contó escandalizada una vecina del pueblo, quien aprovechando que venía al médico nos visitó y de paso espío.

Mi padre le dijo que era cierto sacará el luto que no llevaba al Cielo a nadie. Vestía como correspondía a mi edad 21 años e iba al baile porque tenía la edad

La vecina del pueblo dijo que debía respeto a mi esposo. Pero mi padre le recordó que el matrimonio se disuelve con la muerte. Que yo no tenía un esposo en ningún lado porque Dios se lo había llevado al Cielo.

La vecina se fue escandalizada

Y, yo seguí yendo al baile. Allí conocí a Gabriel era solo 2 años mayor que yo, viudo también con dos criaturas un niño de dos años y una rorro de pocos meses la esposa falleció en el parto

Al cabo de un año nos casamos el bueno de Don Abundio, vino a bendecir nuestro enlace

De pronto era madre de tres niños. Pues nunca me sentí madrastra ni ellos me vieron así. Aunque sabían que tenían otra mamá en el Cielo. Mamá Lucia, y Clotilde sabía que ella tenía en el Cielo otro papá. Papá Miguel

Todas las noches rezábamos por ellos y les mandabamos besos por La Virgen del Carmen

A los dos años de casados nació Indalecio que solo vivió fuera de mi cuerpo dos horas

Luego vinieron Ángela, Blanca, Aurelia, Roberto y Belarmino. A los que se sumaban Clotilde, Lucía y Gabeto, es decir Gabriel tú padre.

¿Abuela, así que no soy tu nieta en realidad,?

Tú eres tonta te dije que nunca fui madrastra tú padre es mi hijo como todos los demás, es cierto que nunca lo llevé en mis entrañas ni lo amamante, pero lo crié desde chiquito, velé al lado de su cuna lo eduque bueno lo que hice con todos. Del mismo modo Gabriel tú abuelo. Fue padre de todos, tan padre de Clotilde, como del resto 

Fui muy feliz con mi Gabriel, hasta que hace 10 años Dios se lo llevó. Pronto me llevará a mí, entonces me vestirá con el traje de fiesta y me sacará a bailar

Y, tú no te olvides ninguna noche de rezar por tus bisabuelos, tus tíos y por él abuelo Miguel, el abuelo Gabriel, la abuela Lucía y cuando Dios me llamé por mi, tú abuela Dolores. Y mandar besos por La Virgen del Carmen

¿Abuela por qué, por La Virgen del Carmen?

Porque cada sábado visita el Purgatorio,da los besos que le enviaron de la tierra, y los que trae del Cielo. Luego hace el examen. Los que por fin saben bailar se van con ella. El resto sigue aprendiendo.

¿Ya, y qué pasa con los besos. Si están en el Cielo?

Pues se los da 

¿Pero y si están en el infierno,?

No, tenemos familia con “el Cornudo”

¿Lo dices porque todos fuisteis buenos y os merecéis el Cielo?

No hija, lo digo porque Quién es Bueno es Dios Nuestro Señor, que entregó a su Hijo para salvarnos, nosotros no merecemos nada lo mereció Jesús para cada uno. Gracias a qué su mamá dijo Si, al. Arcangel quien por cierto se llama como tú padre y abuelo. Acabo de darme cuenta de que me casé con dos arcángeles Miguel y Gabriel. Cuando nazca el que llevás en tu vientre, tanto sí es niño como niña. Llámale Rafael, o Rafaela. Y, recuerda aunque el padre te dejará eres una mujer pura una madre valiente.

Si el día de mi entierro está nublado y de pronto veis unos rayos de sol. Es que Jesús me ha sacado a bailar.

La abuela Dolores falleció cinco días más tarde. El día del entierro amaneció oscuro, pero a la salida de la iglesia en el cielo aparecieron unos rayos de sol. Y Rebeca dijo. Ya está la abuela bailando con Jesús, todos la miraron como a una loca, bueno todos no. Don Abundio, dijo Dios lo quiera

Seis meses más tarde nacía el pequeño Rafael 

Salmo 30

 "Canto para la consagración del templo. Salmo de David.

Quiero ensalzarte, ¡oh Yahvé! porque me has puesto en salvo y no has alegrado a mis enemigos por causa mía.

Yahvé, mi Dios, clamé a ti, y tú me curaste.

Oh Yahvé! has sacado mi alma del seol, me has hecho revivir de entre los que bajan a la fosa.

Cantad a Yahvé vosotros, sus piadosos, y ensalzad su santo recuerdo.

 Porque un instante dura su cólera, y su benevolencia es de por vida. Alberga la tarde llantos, mas a la mañana está la exultación.

Yo dije en mi prosperidad: “No seré jamás conmovido.”

 Tú, ¡oh Yahvé! por tu benevolencia me asegurabas honor y fortaleza, Apenas escondiste tu rostro, fui conturbado.

A ti clamé, ¡oh Yahvé! y a Yahvé pedí piedad.

¿Qué provecho hay en mi sangre, en que yo descienda a la fosa? ¿Te alabará el polvo? ¿Cantará tu fidelidad?

Escúchame, Yahvé, y ten piedad de mí. Vino Yahvé en mi socorro.

mudaste mi lamentación en júbilo, desataste mi vestido y me invitaste a danzar"


viernes, 14 de febrero de 2025

Alud

 Alud

Andrea, Clara, Alexia, Eva Tere, y otras veinte personas entre las que había cuatro varones. Formaban un peculiar grupo de amigos. Aunque la amistad no tuviese en todos el mismo grado.

Salvo Alexia y Eva amigas desde el seno materno de sus madres como acostumbraban a decir. El resto se habían conocido en la edad adulta. Los

Unían muchas cosas y otras no separaban, enriquecían a cada uno y al grupo en su conjunto.


Los jueves solían quedar en la cafetería cercana al puerto, para planificar lo que iban hacer. En el fin de semana y, las horas libres ya que todos por suerte trabajaban

La persona encargada de las reuniones era Andrea a la que solía acompañar Juan su esposo. Como no acudían todos, los asistentes pasaban la información a los que no habían podido o no habían querido acudir.

Nos vamos de viaje 

Andrea habló de un viaje para Semana Santa, todos bueno salvo un pequeño grupo que no lo habían conseguido. Tenían sus vacaciones para la Semana Santa, y la semana subsiguiente.

Tras los saludos iniciales, la petición de las consumiciones, hablar de cosas intranscendentes

Andrea tomó la palabra

Propongo un viaje de cinco días a una aldea de Kenia, aquí tienen el nombre. Es un sitio seguro, nos alojaremos en tiendas de campaña al pie de una pequeña montaña que podemos escalar.

Tenemos también acceso al hotel cercano. Hotel La Gacela y el león. Allí podremos ducharnos, y en urgencias ir al wáter.

Todos estuvieron de acuerdo. Bueno todos no

Tere: Dijo que ella no podía ir

Cuando Andrea pregunto la razón 

El único motivo que dió fue

“No puedo subir a un avión, no quiero morir, ni voy escalar, tengo vértigo. Y lo sabéis”

Nadie quiere morir, dijo Alexia, el avión es tan seguro como un coche. O sí prefieres el coche tan inseguro como el avión. Tere, Tere sabemos que eres donante de órganos, y estás haciendo trampa, cómo vas ser donante si te cuidas en exceso. Lo dijo con una sonrisa. Todos, Tere incluida se rieron.

Andrea volvió a tomar la palabra

Sabemos que tienes vértigo, no eres la única persona en el grupo con esa dificultad, pero no tienes porque escalar puedes hacer senderismo, fotografía, relajarte y tomar notas para tu próxima novela. 

Cuando dos horas más tarde acabó la reunión todos salieron convencidos de hacer el viaje, Tere también sería su primer viaje en avión. Iba cumplir 43 años se había divorciado 4 veces, había recorrido medio mundo en coche, tren, barco

Tenía varios libros editados pero nunca había subido a un avión


El sueño. ¿Premonitorio?

Aquella noche. Tere tuvo una pesadilla estaban en Kenia, en la aldea todo iba bien. De pronto un alud causaba la muerte de los que estaban escalando la pequeña montaña, y aplastaba el campamento ella se despertaba en la cama de un hospital; grave pero viva

No hizo caso al sueño lo achacó a sus miedos 

Pero el sueño se repitió las noches siguientes. Y eso significaba que no era un simple sueño. Debían anular el viaje.

Intentó conseguir lo sin contar el sueño. Como era de suponer no logro nada

Así que reveló la verdad, contó el sueño, bueno la pesadilla

Hubo reacciones de todo tipo, de burla, de enojo. Y una decisión unánime.

Fue Juan el marido de Andrea quien habló pero todos aplaudieron

“Tere, no vengas si no quieres, nosotros vamos a ir. Soy un hombre del siglo XXI, no me guío por sueños’

Ella insistió que era peligroso. El sueño era un mensaje

Tuvo que darse por vencida.

Hasta que volvió el sueño. Y, ahora con una novedad veía el día de la tragedia el miércoles de la Semana de Pascua

Lo que no entendía es porque ella que no iba hacer el viaje seguía en el sueño, despertando en el hospital

Tenía que volver a hablar con sus amigos. Callar pensaba, sería ser culpable de su muerte

Le comento lo que iba hacer a Lourdes su prima.

“Mira Teresa, déjalos en paz. Nadie muere antes del día que Dios le asignó, y de ese día no escapa nadie”

En La Biblia, Dios habla muchas veces en sueños

“Teresa no manipules La Palabra de Dios para tus ideas del mezozoico”


Naturalmente no hubo caso y volvió a la carga 

Llegó La Semana Santa, y el grupo de 30 amigos tomó el avión

Regresarían el jueves de la primera Semana de Pascua

El viaje fue muy bien, y aprovechaban siempre que podían para enviar le wsps con fotos, videos, mensajes de voz

Y seguía la vida

“Quieta, quieta no intenté moverse, tuvo mucha suerte, por suerte sólo está magullada. Un coche la tiró al suelo en un paso de cebra, un mes con muletas y listo”

Lourdes entró en la habitación del hospital. Beso a su prima

Tere, que desgracia. ¿No lo sabes, verdad?

Saber qué 

Tus amigos se vinieron de Kenia el domingo de Pascua, al final tú insistencia los convenció de no estar allí el martes de Pascua. Cambiaron Kenia por el Pirineo leridano.

Y, aquí tienes la noticia un alud de piedras en el Pirineo leridano arrasa un campamento asentado en su base y la muerte de 6 escaladores

“Lourdes tenías razón”

Tere acudió al funeral por sus amigos en silla de ruedas. Nunca los olvidaría por suerte era creyente, era cristiana y sabía que estaban más vivos que nunca

Fin 


La maleta

 La maleta 

No puedo decir que pudiese llamala, amiga en el sentido pleno de la palabra. Pero si que era una persona con la que compartía o eso creía muchas cosas.

En un grupo de Biblia del que formaba parte. Había salido la idea de ir pasar un día de oración y convivencia a un monasterio cercano. El coste era asequible y podíamos invitar a personas con las mismas inquietudes

A mí mente vino Fernanda

Al llegar a casa la llamé, yo entonces no tenía móvil

Me contestó enseguida, al cabo de unos cinco minutos le di, la noticia; invitándole a venir con nosotros.

“Ay María, cómo se te ocurre, tú piensas que soy una niña como tú, no hija no, soy mayor voy a cumplir pronto 56 años, ya no tengo el cuerpo ni la mente para eso, sí supieras como están mis huesos no tendrías esa idea”

No le pedí disculpas eso sí le dije que yo tenía 50 años. Que lamentaba no estuviese al cien o noventa por cien al menos

Que me llamase si precisaba algo.

Pasaron los días. Tuvo lugar la convivencia a la que había invitado a Fernanda

Cuando de pronto la veo con dos maletas. Una enorme.

Me acerqué para ayudar la 

“No, te preocupes no pesan, están vacías. No voy ir por toda la ciudad con ellas, pero hasta la parada de taxis si, pero antes nos vamos a tomar un chocolate con churros en esa terraza.

Nos sentamos en la terraza

Mientras tomábamos los churros y el chocolate caliente, un jueves de agosto con 39⁰

Le pregunté porque andaba con dos maletas

“Las acabo de comprar, por cierto muy bien de precio. Me voy dos meses”

¿Que bien Fernanda, cuanto me alegro, verás que bien te sienta estar en el campo con tu sobrina?

Se rió 

“¿De dónde sacas que voy al pueblo?. No, María me voy de viaje primero Italia, Grecia. Luego iremos a Petra, Egipto. Que aún soy joven, y la vida aquí son dos días”

No podía creer lo. Era la misma persona que se sentía en decrepitud cuando la invité a la convivencia. 

Le deseé buen viaje, agradecí la invitación. No la acompañe a la parada de taxis.

Pensé que si podía hacer ese viaje podría llegar con las dos maletas a la parada. Por grande que fuera una.

Fin




Un regalo no es…

 Un regalo no es…

No es una forma de pagar un favor de forma velada 

No es un medio para mostrar poder, riqueza 

No es una forma de pretender educar, cambiar 

El regalo es una forma de compartir la alegría y la felicidad con una persona 

Al amigo al que no le gusta la música, regalarle un CD de música. 

No es un regalo es un intento velado de manipulación. Aunque a uno le guste con locura la música, si no le gusta al que recibe el obsequio, es un mal regalo.

El regalo debe ser por su coste. Una cosa que quien lo recibe pueda corresponder de forma similar

Se exceptúan los casos de amigos de clases sociales diferentes

Cuando un amigo está en una situación económica difícil pero que puede solventar se con el tiempo 

Se puede regalar de todo. Depende del grado de amistad 

Y, cuando se trata de amigos íntimos, o familia se puede preguntar al que se le va regalar. Que quiere

Y, cuando se recibe un regalo

Se agradece, y salvo que vaya contra de lo que uno es, o quiere. Se acepta

Sin tonterías como 

“No merezco tanto”

El regalo no se hace por mérito, por pago. Si no por cariño, simpatía

Y, cuando no se puede regalar. Siempre se puede

Porque siempre se puede dar un saludo, un abrazo.



Encuentro con alguien que “No está”

 Encuentro con alguien que “No está”

Esta historia es real. Le pasó a mi madre que era una persona muy creyente, y muy racional

Suprimo los apellidos. Y, empiezo.

Era domingo, no recuerdo el mes Teresa había ido a Misa a la Iglesia de los PP Jesuitas, a la última Misa vespertina del domingo

Al llegar en la calle Real casi a la altura del Gobierno civil. Escuchó que la llamaban

“Teresa, Teresa”

La voz era débil; pero enseguida la reconoció se giro. Y, exclamó 

“Isabel. ¿Cuánto tiempo, como estas?

Isabel se acercó. Teresa la conocía desde hacía mucho tiempo, había estado en su casa. Conocían una la vida de la otra. No, no eran amigas íntimas. Pero sí amigas, aunque llevasen tiempo sin verse

El aspecto de Isabel era horrible. Una piel apagada, excesivamente delgada, los ojos hundidos

Era todavía una persona joven.

Teresa iba abrazarla pero ella se negó. Le dijo que estaba muy mal. Pide al Señor por mi 

“Claro que sí, ya verás como mejoras. Tengo que ir pasar una tarde contigo. Porqué sigues viviendo en el mismo lugar. O vienes tú a la mía, yo sigo en el mismo sitio. Y, ahora vamos entrar a esta cafetería el Kirshs, a tomar algo.

Isabel agradeció, dijo que nunca se había mudado de su casa. Y, volvió a pedir a Teresa que rezará por ella. Teresa la tomó delicadamente de la mano para conducirla a la cafetería y al tocarle, sintió un escalofrío como si tocase un cadáver. Cuando se dió cuenta, se había ido. La calle estaba llena de gente y le fue imposible encontrarla.


Cuando Teresa llegó a casa. Me contó el hecho, venía muy impresionada, le había dado la impresión de que debía de tener algún tipo de cáncer, tal vez leucemia avanzada.

Mientras cenábamos, (yo no recuerdo porque no había salido) Dijo mañana voy ir a casa de Aurelia, se lo tengo que contar.

Aurelia si era amiga íntima de mi madre. Y amiga de Isabel

El lunes mi madre, es decir Teresa, fue a casa de Aurelia. 

“Cuando te diga a quien encontré en la calle Real, no lo vas a creer, me encontré con Isabel”

.-¿Y, me lo dices ahora?

“¿Ahora, mujer cuándo te lo iba contar, si fue ayer al venir de Misa?

.- Ayer imposible, la confundiste con otra persona, Isabel imposible.

Teresa, le contó todo la conversación, era imposible la confusión. No se trataba de que hubiera visto o creído ver, pero de lejos. No, no se había equivocado

Aurelia se levantó, y volvió con una carpeta. En la carpeta, explicó, Luis su marido, guardaba recortes de periódico, entre ellos esquelas de conocidos.


Aurelia tomó una esquela y la pasó a Teresa. Lee nos enteramos al leer el periódico y pudimos ir le a la Misa. Fijate es de hace cuatro meses

Teresa la leyó, era la esquela mortuoria de Isabel. Según aquello falleciera hacia cuatro meses. Pero eso era imposible. Había hablado con ella en la calle Real, cuando venía de Misa. Seguramente la persona de la esquela era con el mismo nombre y apellidos, ya había visto más casos.

Me refiero a personas con el mismo nombre y apellidos

Le dijo a Aurelia que iba ir hasta la casa de Isabel.


Dos o tres días más tarde. Mi madre y, yo fuimos a casa de Isabel. Nos abrió la puerta su hija vestía de negro, nos invitó a pasar

Mi madre le preguntó, si, Isabel volvería pronto

Entonces la hija, miró a mi madre y dijo:

¿Señora Teresa, no se enteró. Mamá murió de leucemia hace cuatro meses?

Mi madre le dió el pésame

A la salida me dijo vamos a la iglesia, quiero pedir por ella, y, encargar una Misa por ella.

Fuimos a la iglesia, asistimos a Misa, y mi madre solicitó una Misa por el eterno descanso de Isabel.

Al volver a casa caminando cerca del mar

Mirando al infinito mi madre dijo 

“Isabel ya viste le pedí a Dios por ti”

Luego me miró y me dijo 

“Hija, yo pensaba que me pedía que rezará por su salud, y quería que rezará para que su tiempo del Purgatorio fuese más corta”

Fin


La agencia de viajes.

 La agencia de viajes.

La historia es real, los nombres no

El hecho sucedió en la fecha, el año quiero decir del accidente del avión que se estrelló en Montrove(Oleiros,(La Coruña))

Antonio, Obdulia su esposa, su cuñada María de los Ángeles,y, yo 

Entramos en una agencia de viajes que había en La calle Compostela

Antonio, era italiano pero sus padres habían emigrado a Venezuela cuando él era muy pequeño, ahora quería volver de visita y que su mujer y su cuñada conociesen la tierra donde había nacido.

Los atendió un chico de unos 18 o 20 años

Antonio le pidió los boletos para el viaje, de ida y vuelta para el su señora, y su cuñada quería boleto de vuelta cerrado. Sólo iban a estar una semana. Por lo tanto el boleto de vuelta debería de ser para el día 7⁰, o el 8⁰ de su llegada a Roma. Quería que el avión los trajese al aeropuerto coruñés

El joven parecía atender. Al fin les dio los boletos, le pagaron. Les deseo un buen viaje.

A la noche cenando, estábamos en la misma casa

Eran mis primos 

Antonio decidió colocar los boletos. Entonces empezó a ponerse como un basilisco. A lanzar insultos contra el joven que nos había atendido.

El viaje empezaba el lunes a las 8 de la mañana. Eso era correcto, pero el regreso lo había puesto para dentro de 12 días, no de ocho. Regreso al aeropuerto de Lavacolla

Al ser boletos cerrados. Nada podía hacer máxime cuando al día siguiente era domingo 

Prometió que al regreso iría a cantar le, las cuarenta.

El día que tendrían que haber regresado, si el joven de la agencia hubiera hecho bien su trabajo. El avión a Albedrío en el que debieran regresar se estrellaba dejando un saldo de cerca de 80 muertos

Cuando llegaron no lo podían creer la esposa Obdulia y la cuñada decían que había sido La Virgen la que había mandado al muchacho, cambiar la fecha de regreso. Para que no quedasen dos niños huérfanos.

Él que antes de emprender el viaje había dicho que al regreso iría a cantar le las cuarenta. Ahora iba agradecer le

Fuimos los cuatro

Preguntó por D. Carlos Esteruela

La persona que estaba atendiendo era una chica

Nos mandó esperar. Entonces entró un hombre de unos 50 años. La joven le dijo 

.-D. Carlos estas personas, quieren hablar con usted

Antonio aclaró que era un error, él quería hablar con el joven que los había atendido el día que compraron los boletos. Él cual le había dicho que se llamaba Carlos Esteruela, era un joven de 18 o 20 años

Pero tanto la joven que nos atendió como una compañera que estaba colocando folletos. Afirmaron que ningún chico trabajaba allí. Y el Don Carlos Esteruela, el hombre maduro. Afirmó que no había nadie más que él con ese nombre.

La cuñada Ángeles pensó que tal vez se confundieran de agencia. Así que pregunto si había otra en la misma calle o en calles cercanas

“No, somos la única”

Fue entonces cuando Obdulia se fijó en un retrato de un muchacho

“Es, ese. Fue el joven de esa foto”

“Imposible, ese chico de la foto era mi hijo; murió en los Estados Unidos, en un accidente de aviación hace 10 años. Tenía 20 años”

Nadie supo que decir. Salimos de la agencia y entramos en la iglesia a pedir por el joven fallecido. Que sin encontrar razón lo explicará. Los había atendido y salvado la vida.

Fin



Los panes de la tienda de la esquina.

 Los panes de la tienda de la esquina.

Cuando echo la vista atrás me veo de nuevo con mis dos trenzas, mi vestido corto mis zapatitos con hebillas, mirando las monedas, en mi pequeña mano, moneda de dos reales con su agujero en el medio, la de 10 céntimos de peseta, que los mayores llamaban, patacón, y la de cinco céntimos que llamaban, “perra chica”

Yo bajaba las escaleras saltando de dos en dos. El portal entonces estaba abierto, doblaba la pequeña calle, y entraba en la tienda de la esquina. Ahora hay un restaurante. Entonces había lo que hoy llamaríamos un despacho de pan.

Había que bajar un pequeño paso

Un mostrador de madera, una mujer que yo veía mayor, pero no lo era. Bueno para mí, sí.

Y, el olor y el bendito aroma del pan.

Me acercaba al mostrador

Buenos días. Quiero pan, por favor 

La mujer sonreía, por el dinero que llevaba sabía lo que me tenía que dar

Barras, un bollo, una rosca.

Me lo ponía en la bolsa de mimbre que llevaba, y si no en un cartucho de papel.

El plástico no existía. Si estaba caliente el pan. Me decía que no le sacase un pedazo que era malo.

Nunca lo obedecí

Pero lo maravilloso era cuando la señora cuyo nombre no recuerdo, me daba un pan especial, envuelto, con un olor, cómo se describe el olor, a dulce, a pan, a tierra. Estaba envuelto en papel de servilleta, un papel muy fino.

Era un bollito una barrita muy pequeña.

Y, era exclusivo para mí. A veces mi viejita incluía en el dinero que me daba lo que valía el bollito bombón ese era su nombre

Otras me lo compraba mi madre

Y no faltaban las veces en que la buena mujer me lo daba.

Para mí era un tesoro 

Después lo comería con mantequilla y azúcar 

Con crema de membrillo 

Con chocolate 

Daba las gracias. Me despedía, volvía a casa

En mi memoria quedó el olor, el aroma y el recuerdo de los panes de la tienda de la esquina.