La vieja música
La abuela como le llamaban todos era muy mayor, entonces se era muy mayor antes
Sentada en su sillón de mimbre en la larga galería veía pasar a las gentes que iban y venían.
De pronto se quedó como mirando y escuchando
Vamos a bailar. Dijo poniéndose en pie y comenzando a bailar la polca
Venga bailar no escucháis la orquesta
Clotilde su hija y Leandra su nieta. Le dijeron que no escuchaban nada. Ni había orquesta alguna
Más tarde la familia hablaría de que la cabeza de la abuela empezaba a fallar. El consenso era casi unánime, Rebeca su nieta más joven sostenía que la abuela estaba perfectamente
Enfurruñada y llorosa, fue buscar a la abuela
¿Abuela, qué te pasa?
A mí nada, que tengo ganas de baile. “Los patos fríos se han alarmado, como si lo viera. Es que no saben ver más allá de sus hocicos
Cómo iban escuchar la música ni ver la orquesta si viven solo con ojos y oídos puestos en el suelo. Tú tía Clotilde y tu prima Carmela buscaban una orquesta en la calle. Yo la escuchaba la escuchó en mi corazón es La orquesta que toca en el Cielo. ¿Sabes Rebeca, hay un Salmo en el que el salmista agradece a Dios por sacar le, el vestido de duelo y sacar lo a bailar?
Y ahora dame tu mano a bailar.
Rebeca no conocía los bailes de su abuela ella era una joven moderna. Estaban en 1913
¿Abuela te gustó siempre bailar?
Siempre desde que nací, según mi madre desde antes. Cuando era una jovencita, vivía en el pueblo con mis padres y hermanos
En las fiestas se organizaban orquestas de los que sabían tocar algún instrumento y cantar un poco.
Las muchachas bailábamos unas con otras, ellos nos observaban y luego nos pedían permiso para bailar y se lo pedían a nuestros padres
Así conocí a Miguel el padre de tu tía Clotilde. Nos hicimos novios con la bendición de ambas familias. Entonces fue requerido para ir a la guerra, y pensamos en casarnos al principio tanto a sus padres como a los míos les parecía una locura. Pero Don Abundio el cura nos apoyó. Les hizo ver que nos queríamos, y bueno una pareja enamorada que se despide porque el joven se va a una guerra suele ser algo más que un paseo recogiendo flores
Así que nos casamos, tuvimos una luna de miel de dos días. Y, se marchó ya no regresaría más, volvieron, bueno trajeron sus restos. El murió por la cobardía de los que hacen las guerras, murió por ser pobre los ricos pagan y no van. Yo me encontré de pronto viuda con 16 años y un hijo o hija en mis entrañas. Fue una niña. Le pusieron Clotilde porque los padrinos eran hermanos de mi padre, bueno hermano el padrino la madrina era su esposa. Venían de Francia y por lo visto Santa Clotilde es una santa francesa que fue reina de ese país.
Cuando Clotilde tenía unos 4 años. Le ofrecieron a mi padre un trabajo en la ciudad y dejamos el pueblo, mis padres, mi hermano menor el tío abuelo. Gabriel que emigraría a Argentina, donde ya estaban mis hermanos Luisa y Pedro. Remigio e Indalecio fallecieron en la misma guerra que mi esposo.
Yo era joven, y no me gustaba vestir de negro. Un día le dije a mi padre. Que deseaba volver a bailar. Acepto enseguida, y mi madre que cosía muy bien me hizo dos vestidos uno Rosa y otro azul
El sábado llevando a Clotilde fuimos a la sala de baile. Y pronto llegaron las noticias al pueblo. Nos las contó escandalizada una vecina del pueblo, quien aprovechando que venía al médico nos visitó y de paso espío.
Mi padre le dijo que era cierto sacará el luto que no llevaba al Cielo a nadie. Vestía como correspondía a mi edad 21 años e iba al baile porque tenía la edad
La vecina del pueblo dijo que debía respeto a mi esposo. Pero mi padre le recordó que el matrimonio se disuelve con la muerte. Que yo no tenía un esposo en ningún lado porque Dios se lo había llevado al Cielo.
La vecina se fue escandalizada
Y, yo seguí yendo al baile. Allí conocí a Gabriel era solo 2 años mayor que yo, viudo también con dos criaturas un niño de dos años y una rorro de pocos meses la esposa falleció en el parto
Al cabo de un año nos casamos el bueno de Don Abundio, vino a bendecir nuestro enlace
De pronto era madre de tres niños. Pues nunca me sentí madrastra ni ellos me vieron así. Aunque sabían que tenían otra mamá en el Cielo. Mamá Lucia, y Clotilde sabía que ella tenía en el Cielo otro papá. Papá Miguel
Todas las noches rezábamos por ellos y les mandabamos besos por La Virgen del Carmen
A los dos años de casados nació Indalecio que solo vivió fuera de mi cuerpo dos horas
Luego vinieron Ángela, Blanca, Aurelia, Roberto y Belarmino. A los que se sumaban Clotilde, Lucía y Gabeto, es decir Gabriel tú padre.
¿Abuela, así que no soy tu nieta en realidad,?
Tú eres tonta te dije que nunca fui madrastra tú padre es mi hijo como todos los demás, es cierto que nunca lo llevé en mis entrañas ni lo amamante, pero lo crié desde chiquito, velé al lado de su cuna lo eduque bueno lo que hice con todos. Del mismo modo Gabriel tú abuelo. Fue padre de todos, tan padre de Clotilde, como del resto
Fui muy feliz con mi Gabriel, hasta que hace 10 años Dios se lo llevó. Pronto me llevará a mí, entonces me vestirá con el traje de fiesta y me sacará a bailar
Y, tú no te olvides ninguna noche de rezar por tus bisabuelos, tus tíos y por él abuelo Miguel, el abuelo Gabriel, la abuela Lucía y cuando Dios me llamé por mi, tú abuela Dolores. Y mandar besos por La Virgen del Carmen
¿Abuela por qué, por La Virgen del Carmen?
Porque cada sábado visita el Purgatorio,da los besos que le enviaron de la tierra, y los que trae del Cielo. Luego hace el examen. Los que por fin saben bailar se van con ella. El resto sigue aprendiendo.
¿Ya, y qué pasa con los besos. Si están en el Cielo?
Pues se los da
¿Pero y si están en el infierno,?
No, tenemos familia con “el Cornudo”
¿Lo dices porque todos fuisteis buenos y os merecéis el Cielo?
No hija, lo digo porque Quién es Bueno es Dios Nuestro Señor, que entregó a su Hijo para salvarnos, nosotros no merecemos nada lo mereció Jesús para cada uno. Gracias a qué su mamá dijo Si, al. Arcangel quien por cierto se llama como tú padre y abuelo. Acabo de darme cuenta de que me casé con dos arcángeles Miguel y Gabriel. Cuando nazca el que llevás en tu vientre, tanto sí es niño como niña. Llámale Rafael, o Rafaela. Y, recuerda aunque el padre te dejará eres una mujer pura una madre valiente.
Si el día de mi entierro está nublado y de pronto veis unos rayos de sol. Es que Jesús me ha sacado a bailar.
La abuela Dolores falleció cinco días más tarde. El día del entierro amaneció oscuro, pero a la salida de la iglesia en el cielo aparecieron unos rayos de sol. Y Rebeca dijo. Ya está la abuela bailando con Jesús, todos la miraron como a una loca, bueno todos no. Don Abundio, dijo Dios lo quiera
Seis meses más tarde nacía el pequeño Rafael
Salmo 30
"Canto para la consagración del templo. Salmo de David.
Quiero ensalzarte, ¡oh Yahvé! porque me has puesto en salvo y no has alegrado a mis enemigos por causa mía.
Yahvé, mi Dios, clamé a ti, y tú me curaste.
Oh Yahvé! has sacado mi alma del seol, me has hecho revivir de entre los que bajan a la fosa.
Cantad a Yahvé vosotros, sus piadosos, y ensalzad su santo recuerdo.
Porque un instante dura su cólera, y su benevolencia es de por vida. Alberga la tarde llantos, mas a la mañana está la exultación.
Yo dije en mi prosperidad: “No seré jamás conmovido.”
Tú, ¡oh Yahvé! por tu benevolencia me asegurabas honor y fortaleza, Apenas escondiste tu rostro, fui conturbado.
A ti clamé, ¡oh Yahvé! y a Yahvé pedí piedad.
¿Qué provecho hay en mi sangre, en que yo descienda a la fosa? ¿Te alabará el polvo? ¿Cantará tu fidelidad?
Escúchame, Yahvé, y ten piedad de mí. Vino Yahvé en mi socorro.
mudaste mi lamentación en júbilo, desataste mi vestido y me invitaste a danzar"