Él pagará por mi
Miguel era director y socio de un pequeño banco privado. Tanto él como sus dos socios procuraban ser honestos, ayudar. Aunque claro está. Se trataba de un banco
Sí sus intereses hipotecarios eran más bajos, no exigían demasiado para conceder un crédito. Pero tampoco iban regalando el dinero. Eso no sería bueno para nadie
Aquella mañana, estaba en su despacho y entro una mujer pobremente vestida
Buenos días. D. Miguel
Miguel respondió al saludo, y le preguntó en que podía ser le útil
Necesito siete mil euros.
Miguel antes de preguntarle como lo iba pagar, le pregunto para qué. La mujer quería dar la entrada de un puesto en la plaza, operar a su hijo pequeño en Londrés la operación que precisaba en España se hacía pero la lista era muy grande cuando fuese posible el niño habría fallecido. También precisaba pagar los meses que debía de alquiler, y con el permiso de la dueña del piso, adecentarlo un poco
Los motivos de la mujer eran justos y buenos, pero era un banco
Así pues preguntó, y cómo va pagar, por lo que veo no tiene propiedades, ni siquiera trabajo, con qué apoya su crédito
No, se preocupé D. Miguel si no pago yo, le pagará él, él pagará por mí.
¿Y, quién es él, porque ha venido usted sola? Y, yo no puedo concederle el crédito, si no tengo garantías de cobró. Espero que me entienda
Lo entiendo, mire si me acompaña, ahora lo llevó junto a la persona que pagará por mí
Está bien vamos.
Salieron los dos del banco.
La mujer entro en una iglesia, Miguel se extraño. No iba aceptar el aval de un pobre cura, para luego dejarlo sin nada. Pero entro detrás de la mujer, la iglesia estaba vacía. De pronto la mujer señalando el Sagrario, le dijo ahí está, es él quien le va pagar
Miguel no veía a nadie. Y no entendía nada.
No, veo a nadie
Porqué está dentro del Sagrario
Ya entiendo. Hizo una genuflexión y salió
La mujer salió detrás suya. Es verdad él paga siempre
Buenas tardes. Respondió Miguel y siguió su camino
Por la noche no podía dejar de darle vueltas, a otros que lo merecían menos y lo necesitaban a un menos y a ella tenía que decirle que no, y ella lo precisaba. Sabía que sí consultaba a sus socios le dirían que no.
Pero él no podía decirle que no, pediría el crédito para él mismo, y luego lo transferiría a la mujer.
Miro al cielo y dijo. “Te embargo el Cielo, si no me pagas”
Hizo como había pensado. Pero sus socios al enterarse de la verdad. Rompieron la sociedad con él.
Le costó pagar el crédito, ya no era ni banquero ni bancario, trabajaba de informático en unas oficinas. Hasta su novia, rompió con él. Sin embargo se sentía féliz
Un día recibió una llamada desde Dallas, era un antiguo amigo, que le ofrecía un puesto como directivo, para una de sus empresas. Le mandaba los billetes de avión
Miguel no lo dudo, y una semana más tarde, llegaba a Dallas
No tardo en hacerse con el trabajo, y en conocer a una joven texana con la que contrajo matrimonio
Sí Jesús pagaba sus avales. Aunque el mejor pagó llegó 11 meses después de la boda. Dos gemelos llegaron a su vida
Gracias Señor. Has puesto intereses altos.
Aunque Miguel sabía, que el verdadero pago. Tendría lugar cuando Jesús le dijese
“Ven Bendito de mi padre, porque disfrazado de pobre madre te pedí un crédito. Y no me lo negaste
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