El Talismán
Claudia vivía en la calle,
siempre huyendo, rebuscando en la basura algo que llevarse a la boca;
implorando una limosna a la salida de los templos, y malvendiendo su cuerpo, a
los soldados que regresaban de Britania, o, a un centurión borracho
No era la favorita de la diosa
fortuna, desde que fue arrancada de los brazos de su madre, y vendida como
esclava, violada a los 15 años, por un amo cruel; había ido brincando de amo,
en amo, hasta que a los 22 años decidió huir a través de los montes
Tenía 28 años, y ya era vieja
Necesito, se dijo a sí misma, “Un
talismán”, que me proteja y me de suerte, tengo que hallarlo
Hacía tiempo había oído hablar de
los cristianos, aquellos impíos adoradores de una cabeza de asno; asesinos de
niños, caníbales; los buenos emperadores, bien lo sabían, Los Dioses, hacían lo
que podían por acabar con ellos, pero se multiplicaban como las garrapatas, era
como si muriesen, y, tornasen de nuevo a la vida. Era como si los protegiese un
talismán invisible. Tenía que acercarse a uno de ellos a un cristiano, para
robarle, si lo tenían el talismán, bueno que lo tenían, estaba claro que si lo
tenían de lo contrario, hacía tiempo que se hubieran esfumado
El problema era, cómo acercarse a
uno de ellos
Decidió averiguar y probo suerte
en una casa, sabía que eran muy caritativos; seguramente para captar a sus víctimas; pues si no, conque
otra intención iban hacerlo, ellos que no creían en los benditos Dioses ni
adoraban al sagrado emperador, su filantropía por el prójimo no podía ser
desinteresada
Consiguió ser acogida en la casa de un cristiano, le dieron ropa
limpia, comida y durante dos días durmió en una cama, observo una pequeña cruz
de madera, en todas las habitaciones, y al pecho de cada miembro de la casa,
oculto bajo el peplo
Pregunto que era, aunque ya lo
sabía era una cruz, representación de la forma más vil y cruel de morir; sólo al usar ese símbolo ya
mostraban lo que eran, claro que si era un talismán, y seguro que lo era, ella
también lo llevaría oculto bajo su peplo
Por si fuera poco, la matrona
cristiana que la tenía acogida le dijo, que La Cruz era fuente de salud, y de
vida eterna, de dicha imperecedera, de perdón en ella, se hallaba todo, lo que
el ser humano podría desear, porque Jesús había muerto en ella
A Claudia Jesús no le importaba,
pero si con la cruz, lo tenía todo,
si hasta daba la vida para siempre,
claro ahora se explicaba porque no podían acabar con ellos, no morían, aunque
lo pareciese, o si lo hacían renacían
Tenía que hacerse con una cruz,
pensó en pedirla pero lo vio peligroso, asi que aquella noche, robo una de la
cuna de los niños, ocultándola en su ropa.
Después por cobrar unas monedas,
y creyendo ayudar al Imperio, denunció a la familia que la había acogido
Todos fueron martirizados, Claudia,
sintió escalofríos cuando los vio, en la arena del Circo, destrozados por las
fieras, y no volvieron, lo que se le quedo grabado, fue su mirada de perdón, su
paz, aquellos no eran criminales
Los criminales no mueren así,
Pasó el tiempo, su vida no
mejoraba, al contrario estuvo a punto de morir como consecuencia de una paliza
que le propino un borracho, al dormir en la calle sus heridas se le infectaron;
el talismán no valía para nada. Es posible incluso que fuese una venganza de
los cristianos
Pero ellos la habían perdonado,
no entendía nada, su cuerpo ardía con la fiebre, se desplomó en la calle
Cuando abrió los ojos, estaba en
una cama, alguien había limpiado sus heridas
¿Cómo estas Claudia?; dijo una
voz que le sonó familiar; y lo era, se
trataba de una de las hijas de la familia, a la que ella había traicionado, la
hija mayor ya viuda, que vivía en otra cosa, Claudia la había visto en la casa
de la buena matrona
Fingiendo ignorancia, Claudia, le
pregunto por sus padres y hermanos, qué
era de ellos; pretendía, averiguar, si conocía lo sucedido
Y claro que lo conocía; pero no
la odiaba, la amaba porque era su hermana, y se río, cuando Claudio le hablo de
su mala suerte, de la mala suerte que le diera, “el talismán”; y con mucha
paciencia, fue poco a poco, destruyendo las supersticiones, que había en su
corazón, para hablarle después del Dios de Jesús
Y, la luz de la fe, fue prendiendo en el corazón de la joven
Claudia, su decisión estaba tomada, seria cristiana
Pero a los pocos días, fue encarcelada
junto con María, que fue condenada a muerte, a Claudia se le iba a pagar con la
libertad y unas monedas, pues el pretor
la conocía de la vez anterior; y pensó que había sido ella la que había
denunciado a la joven viuda
Pero como insistía en que era
cristiana, fue conducida, tras torturarla al mismo calabozo, sucio y hediondo
donde se hallaba María, Claudia ya no temía la muerte, sólo el morir sin las aguas del bautismo, y, no
entrar en el Cielo, María la tranquilizo, moriría sin bautizar, pero entraría
en el Cielo, su sangre sería su bautismo
La primera en ser martirizada fue
María, murió atada a una Cruz de fuego, para Claudia habían destinado una
pantera negra, brillante, que ella no vio como una fiera, si no como un ángel
amigo, que le traía las llaves de su Casa
Sus últimas palabras fueron,
Jesús perdóname, te conocí tarde, pero ahora no me rechaces
La respuesta, la escucho del
propio Jesús en una fiesta que aún dura, y se renueva cada día
Fue así como supo que el
talismán, si funcionaba
Fin
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