jueves, 2 de marzo de 2017

El Templo


El Templo

El Templo se erguía soberbio, sobre la montaña de Sion, admiración de propios y extraños, aunque éstos se cuidasen mucho, de no acercarse más allá de lo permitido, para no ser apedreados
Herodes, llevaba tiempo enfrascado en su construcción, una forma de ganarse al pueblo, de que se creyese en su conversión sincera a la fe de Moisés, nunca lo iba conseguir, tampoco le importaba demasiado, tenía el poder, y el apoyo del único dios que le importaba, del César de Roma
Claro que ahora no, nos interesa Herodes, si no la historia, o el inicio de la historia de dos muchachos
El primero
José Caifás, tiene 16 años, ya ha sido prometido, con la hija del sumo sacerdote Anas, tanto los padres de Caifás, como el propio Anas son saduceos, por lo que sólo les mueve una cosa, el poder, y el éxito, en la, tierra, pues más allá de la muerte no esperan encontrar nada
Hoy es el quinto día de la semana, José Caifás, asiste a “sus clases” en el Templo, escucha con “humildad”, responde sólo a lo que se le pregunta; es un muchacho educado y comedido, un día será él, el sumo sacerdote; aunque no es fariseo, y sus creencias difieren mucho, siente simpatía por estos
Muy cerca de donde se sienta Caifás, está sentado desde hace ya dos días, otro muchacho, mucho más joven, no más de 12 años, por lo tanto menor de edad según La Ley, sus vestidos revelan que es un campesino, un muchacho pobre; de todo ello deduce Caifás, que ha de ser también un ignorante, en Las Escrituras
Por su forma de responder ha podido saber que es de Nazareth, de ese pueblucho casi pagano
No puede evitar mirarlo con desprecio, porque encima ha tenido la sensación, de que él lo mira con amor, como a un hermano, y que conoce sus pensamientos, que está por encima del, pero eso es imposible, sólo es un aldeano
El otro chico, el campesino, responde con firmeza cada pregunta, y no sólo eso, si no que aprovecha para formular el mismo otras, algo inaudito, da la impresión, piensa Caifás, de que se debe creer su autor, el autor de La Tora, del Pentateuco, de los profetas, algunas de sus preguntas quedan en el aire, poco antes de que sus padres otros aldeanos vengan a buscarlo, y su madre tenga la osadía siendo mujer, de pisar el interior del recinto sacro; para reprender a su hijo; poco antes de que sucediese aquel incidente, Caifás había preguntado al muchacho; si creía que el Mesías, estaría próximo a aparecer, es decir de venir al Pueblo de Israel
El  muchacho campesino, lo había mirado un minuto en silencio, y luego había respondido, “Está muy cerca de ti, Caifás está a tu lado”; como entro su madre, y se lo llevo agarrado de una mano, pues no pudo, preguntarle a qué se refería al decir, que estaba a su lado, aunque teniendo en cuenta, que estaban los dos solos, y, que el chiquillo debería creer como los fariseos en espíritus tutelares, se debería referir al ángel guardián de Caifás, de existir los ángeles, que bien sabía Caifás que el único Espíritu era el Eterno
Han pasado 20 años, Caifás es ahora el sumo sacerdote, aunque suele tener detalles con Anas su suegro
Hace tiempo, que tiene ganas de acabar con la vida de un Rabino itinerante, un carpintero de Galilea, Jesús el hijo de José,  ha convencido a todos, de que es lo  mejor, que muera, uno, y, no que todo el pueblo perezca, la verdad el pueblo no le importa nada, lo que le importa es que se pueda perder la vida regalada que lleva, que se ponga de moda, los dichos del Rabino Jesús, de que todos son iguales ante Dios
Esta ya cercana la Pascua, algunos ya la han celebrado, hoy Caifás juzgará a Jesús, aunque ya está decidida la sentencia, después habrá de ratificarla el gobernador romano, pero lo hará, sabe, como manejarlo
Jesús por si fuera poco, ha dicho que el Templo, no va durar para siempre
El Templo, la morada de Yahvé, sólo un loco, o un blasfemo, puede hablar así, vocifera Caifás, cierto es que al no esperar nada, tras la muerte, lo que le molesta de que se vaya el Templo, de que desaparezca, es que se acaben los sacrificios, y, el pierda toda la ganancia material que consigue con ello
Ha llegado la noche, Jesús y Caifás, se han visto de cerca, muy de cerca, y, Caifás ha reconocido en él, a, aquel campesino, ahora sabe a qué se refería cuando dijo, “El Mesías está a tu lado, Caifás”
Como lo había planeado, condena a Jesús a muerte, no tanto por decirse Mesías, si no por darse el Nombre sobre todo Nombre
Porque a la pregunta
¿Tú el Mesías el Hijo del Bendito?
No ha dicho, lo soy, todos somos sus hijos
Si no, que respondido en voz alta
Tú lo has dicho, “Yo soy, y veréis los ángeles de Dios bajando y subiendo, sobre el hijo del Hombre”
Yo soy, así se había presentado Dios a Moisés
Y, Jacob, había visto a los ángeles subiendo y bajando, sobre el trono de Dios
El rabí de Nazaret, se igualaba a Dios, se proclamaba Dios
Caifás había hecho justicia, su justicia, había preservado el Templo
Pero el Templo duro sólo unos pocos años más, no llego a 40, en el año 70 fue destruido,  ya no habrá más Templo, ahora el Templo de Dios es el hombre
¿Y, que fue de Caifás?, algunos libros antiguos lo pintaban en el infierno, pero Jesús oró por él en la Cruz; “Padre, perdónales que no saben lo que hacen”, si Caifás creyese en la resurrección habría sido de otro modo, la oración de Jesús es omnipotente, lo siento por los viejos devocionarios, pero aunque sea en el último rincón del Cielo, allí estará el pobre Caifás
Porque para Jesús es su hermano pequeño, que no sabía lo que hacía
Fin



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