domingo, 16 de agosto de 2020

llave

La llave 
Pedrito, Luisto, y, Marcialito, son tres amiguitos de 5, 7, y, 8 años ambos juegan en la calle, un solar que hay al dado de la casa de Luisito, un día encuentran una llave, en el solar de una obra en la que juegan, por unos instantes piensan en quedarse con ella para jugar, pero Marcialito, el mayor de todos ellos, tiene otra idea, deben darse la a los mayores, a lo mejor alguien la ha perdido y la esta buscando,

Los tres niños deciden entregar la llave a la abuela de Pedrito, porque es la que vive más cerca del solar, la señora Rita, la abuela, en un principio, duda en darse la  de nuevo a los chiquillos para que jueguen, el solar en él que la encontraron, salvo por niños que van a jugar no es visitado por nadie, hace años, muchos lo ocupo una casa una vivienda de una planta, que un día se derrumbo gracias a Dios sin victimas mortales, ella recuerda a sus habitantes. D, Pedro que cultivaba tomates  y otras hortalizas en una pequeña huerta que tenía en la parte trasera, su mujer, Doña Emilia, su hija, la pequeña Amparito, y, su hijo Vicente, ahora los niños ya tienen que ser mayores, muy mayores, porque ella entonces era una muchacha, y, ahora es abuela, la llave no puede ser de su casa, y, de serlo ya no les valdría para nada. ¿Pero y si esa llave fuese de algo importante?, iba llamarles hacía mucho que no lo hacía, pero tenía anotado el teléfono en la agenda de su difunto esposo

Doña Rita, la abuela de Pedrito, llamo a sus antiguos vecinos, y, les contó lo de la llave, Vicente el hijo de D. Pedro que habló con ella, se alegro mucho, le dio las gracias, le explico que aquella llave pertenecía a un pequeño cofre en él que guardaban unos documentos que daban fe, de que les pertenecían las tierras y la casa en la que ahora vivían,  al perder la llave no pudieron abrir el cofre, y, tenían que pagar alquiler por lo que era suyo, encima el presunto dueño ahora quería echarlos, y, por si fuera poco, su hija, Emilita, llevaba el nombre de su abuela, estaba muy enferma, en el cofre se guardaban también unas acciones y valores que podían ser vendidos, para costear el tratamiento que era muy caro.

La señora Rita, sintió la muerte de sus viejos vecinos, el problema de sus hijos y la enfermedad de su nieta, pero se alegro de poder devolverles la llave, que encontraran su nieto y sus amiguitos

Vicente, fue por la llave, pudo abrir el cofre,  demostrar con los documentos que allí había, que la casa y las tierras que habitaban eran suyas, con las acciones y valores bancarios que había en el cofre, costear el tratamiento de su hija Emilita; quien se restableció de todo, y, como era un hombre agradecido, y, las acciones habían dado mucho dinero, abrió una cuenta corriente a cada uno de los pequeños, que encontraron la llave y no se la quedaron para jugar, y, compro para la señora Rita la casa en la que habitaba.

Y, todo eso, gracias a unos niños que no se quedaron una llave que no era suya.

Fin

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