martes, 23 de febrero de 2021

pueblo sumergido


El pueblo sumergido

Tan pronto llegaba el verano me largaba al pueblo, bueno casi a la aldea, me encantaba estar en la casa de los abuelos, siempre me gusto la naturaleza, disfruto con el campo, los animales, pese a ser un niño y ahora un hombre de ciudad, no me gusta el asfalto

En la aldea además de los demás niños, me encantaba estar con el abuelo Luis, a decir verdad Luis no era mi abuelo, sino uno de los aparceros de mi abuelo, de los que lo ayudaban con la tierra los animales, me encantaba su compañía y las historias que me contaba

Un día me dijo
César, si quieres mañana si tus abuelos no mandan otra cosa te llevo a conocer un pueblo mágico

Mágico, replique yo

Sí un pueblo que esta bajo el agua

Eso es imposible

Ya veras

Y, me llevo debido al estiaje el agua había bajado y en el pantano se veían las torres de La Iglesia, algunas casas, hasta el cementerio

Pregunte si vivían duendes o hadas,  me dijo, que nadie, tal vez truchas y peces, pero habían vivido en otro tiempo, él por ejemplo

De noche soñé que aquel pueblo era un país encantado bajo las aguas

Con el correr de los años, cuando ya me acercaba a la primera juventud, no sé todavía el motivo, o tal vez lo he olvidado le pregunte, sobre el pantano, sobre el pueblo sumergido

Era necesario un pantano, pues esta tierra no es de mucha lluvia, pero lo pudieron hacer en otro lugar, en sitios deshabitados, pero eligieron hacerlo donde teníamos las casas, la iglesia, los muertos, ya sé que los muertos están en el Cielo, o en el Infierno, si ya sé que los católicos creéis en el Purgatorio, los evangélicos como yo no, cualquier modo, el Purgatorio es lugar de paso, pero el cementerio no deja de ser un lugar de paso, para poder ir a recordarlos, y la iglesia donde el sacerdote nos dejaba la sacristía al acabar la Misa vuestra para nuestros oficios, y, las casas nuestros campos, donde habíamos nacido. Cuando sucedió lo del pantano, yo acababa casi de casarme había levantado mi casa con mis manos, lleno de ilusión mi esposa acababa de dar a luz nuestro primer hijo

Fernando

No, ese fue el segundo, el primero Vicente falleció, había nacido débil, y con el traslado la humedad de la nueva casa,, la criatura no resistió

Pedimos no, que no se hiciese el pantano pues era necesario, que se hiciese en otro lugar, nadie salvo tus abuelos nos apoyó, dijeron que ya nos daban casas que las piedras son eso piedras, y, tuvimos que aceptar a los pobres, no, nos queda otra

Aquellas palabras me marcaron, y, procure no se si lo conseguí o no, estar del lado de los débiles sin faltar a la justicia, ya soy muy mayor 102 años, te digo mi edad para que no hagas de esto una lectura política

Fin





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