El anillo. Cuento
Rosalía y Elena eran amigas, desde hacía tiempo, según ambas, eran inseparables.
Rosalía era de una clase social superior, y su situación económica era más holgada que la de Elena, quien pertenecía a una clase social más baja
Un día Rosalía estuvo limpiando sus joyas, llego Elena y se las enseño, sobre todo un anillo que heredara de su abuela
Al día siguiente no encontraba el anillo, y llamó a Elena, para preguntarle, sí se acordaba donde lo podría haber guardado, pero Elena le dijo que no, cuando ella se fue de su casa, Rosalía seguía limpiandolas.
Rosalía espero que el jueves viniese la señora que una vez a la semana, hacía limpieza, para pedirle, que le ayudase a buscarlo, pero fue infructuosa, aunque removieron cojines mesas sillas, nada, se había esfumado
Pasaron como unos pocos días, y Elena quedó con Rosalía en una cafetería, unos parientes que tenía en el extranjero le habían traído un regalo y quería compartir su alegría con ella
Rosalía acudió, y entonces Elena le mostro su mano, para que viese el anillo, que llevaba, Rosalía solo dijo una palabra. “ladrona”
Elena le preguntó si estaba loca, aquel anillo se lo habían traído sus parientes
“Ese anillo es mío, me lo robaste en mi casa, el día que te lo enseñé” dijo Rosalía
Elena insistía en que no
Y, Rosalía se fue presentar una denuncia, que no prospero, porque anillos como aquel había muchos
Pero rompió la amistad, y lo que es peor, Rosalía se dedico a decir a todo el mundo, lo que según ella le había hecho Elena
Así que a Elena, poco a poco, todos salvo una tendera y una panadera, y el párroco de su iglesia, le fueron haciendo el vacío.
Lo que la llevó a caer en una depresión que poco poco la iba minando, y antes de que acabasé con su vida, se fue vivir a otro pueblo
Mientras fueron pasando los meses y algunos años
Llego el día en que Rosalía debía dejar su casa, pues el edificio, iba ser demolido
Fue entonces cuando al sacar el divan del salón, uno de los operarios encontro, lo que al principio tomó por otra cosa, pegado a una de las patas del divan cerca de la pared, en la esquina misma estaba el anillo
No puede ser, dijo Rosalía, pobre Elena, tengo que llamarla
Como conocía el teléfono de Elena tanto su móvil, como él de la casa, donde estaba, la llamó, le contó lo sucedido, le pidió perdón y espero
Elena le dijo, tu acusación casí me cuesta la vida, llegué a pensar en el suicidio,me mataste socialmente, yo no podía tener un anillo igual, ahora vienes y me pides perdón, pues no te lo doy; porque sí no hubiéses encontrado tu anillo, seguirías viéndome como una ladrona.Dicho esto colgo
Pasaron años, en ese tiempo Rosalía trato de deshacer la mentira que había extendido sobre Elena
Un día se enteró de que Elena estaba hospitalizada muy grave, no tenía quien la cuidase, Rosalía decidió hacerlo ella, la velaba en el hospital, y cuando le dieron “el alta”, ya en casa de Elena, la vestía, la lavaba, le daba de comer, cuando Elena fue mejorando, con la ayuda médica y los cuidados de Rosalía
Se extraño al verla, Rosalía volvió a pedirle perdón, pero Elena la paro en seco
Perdón me pides, sí jamás podre pagarte, lo hará Dios lo que hiciste y estás haciendo conmigo, el pasado no importa amiga, importa el presente, las dos en el pasado nos portamos mal, yo lo hice al no perdonarte, pero el Señor permitió esta enfermedad mia, para que nuestra amistad saliese de su guadiana.
Ven dame un abrazo.
Fin
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