viernes, 28 de diciembre de 2012

Los 3 viajeros

Me llamo Isthar, como una diosa, y, soy esclava. Soy  vieja. Pero conservo perfectamente la memoria, y, he visto cosas increibles

Recuerdo la dulzura de mi amo, que contrastaba con la dureza de mi ama;  que, no quiere decir que, fuera mala. Pero si, que,  tenía algo que, le hacía mirarnos de arriba abajo. Sobre todo. Cuando el amo, tomo a una de nosotras, para que le diese un hijo.

Agar, se llamaba mi compañera. Yo no sentí envidia de ella. Sabia que, para el amo. No era más que un medio para tener un hijo.

Hijo, que si los amos querían, no sería nunca de ella.

Aquella mañana; lo recuerdo como si hubiése pasado hoy mismo.  Hacia un calor abrasador;los niños de los esclavos, y, el pequeño Ismael. Es decir, el hijo de mi amo, y, de Agar mi compañera; jugaban en la arena.

Las mujeres. Se vertían agua encima, para refrescarse.  otras hilaban, resguardadas del calor del sol, por la sombra de las tiendas.

Mi amo que a todas estas; no os he dicho; que se llamaba Abraham, estaba sentado en una piedra. bebiendo un vaso de agua, y, mirando para su hijo. Yo me encontraba en la tienda, de mi ama. Ayudándola a peinarse. Mi ama se llamaba Sara.

De pronto se paro, y, me dijo. “Isthar, mira. Que vieja estoy, el pelo lleno de canas, todo nevado, y, la piel arrugada; y, no he podido dar un hijo, a mi señor, a mi esposo"  yo, tome su mano, y, olvidándo quien  era ella, y, quien era yo, le dije; " ama los dioses son asi; pero tú, ya le has dado un hijo por medio de tu esclava"
Me miro, medio burlona, y, dijo:

“¿Los dioses.? Sólo hay un Dios. Al menos eso dice, mi esposo.

 Que hasta dice que, habla con él. No, Isthar el hijo de la esclava es suyo. Yo me refiero a uno carne, de mi carne”

Interrumpio, nuestra conversación, el  tronar de los cascos de unos caballos
Me asome a la puerta de la tienda. Y, vi a 3 viajeros. Uno de ellos se bajo, tomo las riendas de su cabalgadura. Y, de las de sus compañeros, y, pregunto
¿No hay nadie por aquí, que pueda, ofrecernos un poco de agua, venimos de lejos. Y, traemos mucha sed? .

Nadie respondió
 Hasta que de pronto el amo, se levanto, y, se inclino en el suelo 3 veces, como si aquellos extranjeros fueran reyes. ó,  incluso dioses.

 Entro corriendo en la tienda; y  ordeno. “pronto preparad el ternero cebado. Coced, pan, no voy a dar a mi Señor, pan duro, y, colocad leche fresca ,y cuajada”;  mi ama, asintió, sin entender. Porque allí había 3 hombres.

Y, mi amo. Sólo: lllamaba “Su Señor.” A su Dios.

Luego mientras los 4 hombres comían.

 Yo seguía dentro de la tienda con mi ama. Nos llegaban trozos de la conversación. A la que no prestábamos atención. Por ser cosa de hombres. Hasta que, él viajero que  había pedido agua; . Y, que era el que, no paraba de hablar. Los otros 2 creo, que no dijeron nada.

Dijo a mi amo. “ volveré, y, entonces Sara. Ya tendrá un hijo”, dentro mi ama, y, yo, no pudimos contener la risa. Y, tú también te hubieras reído si vieras a mi ama, entonces. Aunque mujer prudente. Sara no pudo contenerse, y, estallo, diciendo “si ahora. Me voy a volver moza. Y, cambiar pañales” el hombre que había causado la risa.

 No se disculpo. Muy al contrario amonesto a mi ama, diciendo ¿Por qué te ríes Sara. Es que para el Eterno. Hay algo, imposible?

Sara. Respondió. Temblando como un niño, que ha sido pillado en falta. “pero si no me he reído”
Y, de nuevo aquel interlocutor misterioso. Respondió, pero esta vez con aire de pillo; si te has reído.
Luego mi amo, los acompaño.

Paso el tiempo, y, mi ama, rejuveneció. Y, en su seno floreció la vida. Yo la asistí en el nacimiento de su hijo. Le pregunte el nombre. Y, me dijo “Isaac” que en nuestra lengua es risa. Pues el Eterno, y, yo. Nos hemos reído, de los que decían; Sara ya no podrá, dar le un hijo a su esposo Abraham. Y, aquí esta el “mozo”.
Yo, no me lo explicaba.

 Aquello iba contra todas las normas. Contra lo que, las mujeres sabemos de nosotras. Aquello decía que el Dios de mi ama. Era Dios. Y ,que mis pobres figurillas de arcilla, eran eso, figurillas de arcilla.

Después pasaron muchas cosas.

 Un día, no sé todavía muy bien porque, recordad que, sólo soy una esclava.

Mi compañera Agar, y, su hijo, abandonaron la casa. No supe porque, ya que amo siempre quiso a este hijo.


Y, así fue pasando el tiempo.

Aquella mañana, Abraham vino a donde estábamos los esclavos, y, le dijo a mi hombre. “ Leftar, apareja mi asno. Y, tu Isthar, prepárame un haz de leña, voy subir con el chico a adorar a mi Dios, y, luego volveremos con vosotros”

Todos, y, cada uno de los esclavos, preguntamos al amo. Si quería que, lo acompañásemos, pero insistió en ir sólo.

Yo, y, mi hombre, cumplimos sus ordenes. Pero había algo que, yo presentía en el ambiente.

Y, no era el hecho de que, desease ir solo, no eso me parecía bien. Al fin y al cabo, ninguno de nosotros creía, lo que, se dice creer en aquel Dios invisible.

Bueno, yo tenía mis dudas. No, lo que me hacía a mi estremecer era, que el amo, que ofrecía siempre a su Dios, las mejores crías del rebaño, no llevaba ningún cordero; y, desde luego, no iba ofrecer en sacrificio el burro, “Pedrongo” que estaba cojo, y, era viejo. No iba ofrecer un animal imperfecto, cuando había tan buenos corderos en el rebaño.

Me hice una pregunta ¿Será que va ofrecer...? me llame necia a mi misma.

Mis amos dicen que, su Dios condena los sacrificios humanos.

 Además. Incluso, los que ofrecen sacrificios humanos, lo hacen de niños recién nacidos,ó, de jóvenes doncellas.

Nadie ofrece, el hijo único el día que, cumple sus 14 años.

 Además amo, lo dejo bien claro. “Volveremos”.

Definitivamente; “Istahar, te estas volviendo loca.

Tres días más tarde, cuando regresaron supe la verdad. El Dios de mi amo. Le había pedido como prueba el sacrificio de su hijo, y, después su propio Dios lo había detenido.

Cuando ama lo supo. Lloro, lloro mucho. Y, luego me tomo de la mano.

Y, me dijo “Isthar” Siento aquí dentro de mí, que llegara un día en que, Dios, no detendrá el sacrificio.

Sé, me lo dice mi alma de mujer, que un día un fruto de mi seno, sin haber salido directamente del, será inmolado en un monte.

Y, Dios, no detendrá el sacrificio.

La miré, y, le dije. “ama. No todos los padres. Estarían dispuestos a sacrificar a su hijo”

Me respondió.”no, Dios no se lo pedirá a ningún hombre. Será a la propia mujer, que lo haya traído al mundo.”

Pues entonces, replique. Ella lo esconderá. Y, lo salvara

“No, Isthar, ella. Que habrá aceptado ser, su Madre para eso. No lo matara. Pero lo vera matar, y, en vez de odiar a sus verdugos. Empezara a quererlos como hijos; lo siento aquí en mi sangre, y, siento el dolor de esa hija, que aún no ha sido creada por el eterno. Pero a la que más que hija, ya veo como una madre.”

Ama. Respondí. “ No creo que halla mujer, que pueda resistirlo”

Ella podrá. Porque Dios estará con ella. Por eso se mantendrá en pie, también algo me dice, que su hijo. Estará poco tiempo atado por la muerte, que lo que vivió mi esposo. Fue un anticipo.”

Trate de sonreír, y, le dije. “Sabes ama. Esa mujer. Debería llamarse, con un nombre egipcio. Debería llamarse, “Maria

¿Por qué Maria, Isthar, que significa?

 Pues ama. Significa. La que es amada por el Creador.

Bonito nombre. Tienes razón mi fiel Isthar, tal vez se llamé así.

Miles de años más tarde. En la ciudad de Jerusalén.

Claudia, se levanto, y, avanzo despacio hacia Simón el viejo pescador.

 ¿Has oído lo que he leído? Tal vez pienses que, sólo son leyendas. Pero en mi familia, hemos guardado estos papiros, desde hace mucho tiempo.

Y, cuando fui al Calvario, a llevar agua a los legionarios. Y. vi a aquella mujer allí de pie. Al lado de la Cruz donde, agonizaba su hijo. Y, luego bueno. Oí contar. Supe que, se había cumplido.

Lo que mi antepasada, Isthar, y, su ama; vaticinaron.

¿Por cierto Pedro, como se llama la madre de Jesús?.

Pedro. Sonrió. Y, dijo. Se llama. Como sólo ella podría llamarse. Aunque sea nombre corriente en nuestro pueblo, se llama “Maria

Claudia. Ahora temblando, volvió a decir, y, yo podré bautizarme, y, tomar su nombre.
Claro. Claudia. Pero antes. Debes conocer unas cuantas cosas. Saber por ejemplo, porque Abraham saludo a un viajero, cuando iban tres

Saber porque sólo uno de ellos hablaba

Saber que Dios, que no acepto, que su amigo, inmolase a su hijo. Si acepto que el suyo, fuese inmolado en el sitio de todos

Saber que somos hijos de Dios.

“Pues estoy dispuesta a aprender maestro....”

Y, así la descendiente de Isthar, esclava de Abraham, alcanzo la verdadera libertad; y se convirtió en hija de Abraham, y, en lo más importante en hija de Dios
Fin


No hay comentarios: