sábado, 2 de febrero de 2013

El médico

Rut, bajo. la mirada, ante el médico como si estuviese avergonzada, de haber, acudido a un pagano, pero los de su pueblo, no habían querido atenderla,  era, una mujer impura, aunque, no sabía, muy bien, por qué, su enfermedad, era incomoda, y. la estaba matando, pero no era, culpa suya, porque iba, El Eterno, maldecir,  a una mujer, por culpa, de una enfermedad, qué clase, de dios,  era aquel, a veces dudaba incluso de su existencia, otras, era lo único, a lo que podía, aferrarse, su marido, la había repudiado, al ver, que su mal, no remitía, era mucho tiempo, con el mal de la sangre, el flujo de sangre, no sabía, ya cuanto, ya no le quedaba, dinero, lo había gastado todo, en médicos, este Lucio, no le cobraba, él, el pagano, la atendía gratis, le daban, pena sus 7 hijos, que seguramente, quedarían, sin madre pronto, pero no sabía, como curar la lo había probado todo, hierbas, y, pócimas traídas, de Egipto, y, Grecia, nada, todo seguía igual

Aquel día, tuvo una idea, una idea, nada científica, todo hay que decirlo, pero muy acertada

Rut, le dijo, os voy  a dar,  un consejo, que, os recomiendo vivamente;  que cumpláis, no vais, a perder nada; hay un hombre, de vuestro pueblo, un rabino itinerante, creo que se llama, Jesús, que tiene, el don de curar, curo, al siervo de un centurión, que había quedado, paralítico, y, por quien, yo no había podido, hacer  nada, algunos de tu pueblo dicen, que es el Mesías, yo no lo sé, bueno no, sé, ni lo que es eso, ni me importa, pero tú no pierdes, nada, hoy me he enterado, esta en   la, ciudad, acércate, a, él

La mujer, vacilo, un momento y, luego respondió, sería inútil, si hace. Eso, es, un hombre santo, un hombre de Dios, como va, hablar, con una mujer maldita, impura como yo, sólo lo hará, si no sabe, lo que tengo, pero una vez lo sepa, me apedreara, ó me echara, de su lado, por intentar, hacerlo impuro

Es, un buen hombre, no lo hará, no te echara de su lado, te ayudará, en lo que pueda, y bueno, si no lo hace, pues el no, ya lo tienes, pero haz, la prueba, tú quieres curarte, y sólo, te queda Él, se me ocurre, una cosa, pídeselo, sin hablar, desde tu corazón, hazle una señal, algo que los demás, no entiendan, así si te despide, como piensas, por impura, no podrá, hacerlo públicamente.

Rut,  salió confortada, por las palabras del médico, y, cuando vio, a Jesús, hizo la petición, desde su corazón, mientras agarraba, su manto, lo que vino, después ya lo sabéis, lo que nunca pudo, imaginar ella, fue que Jesús, no sólo la iba, curar, si no que le iba, a, dar un abrazo, aunque eso, no fuese muy ortodoxo, y, es que para, Jesús nadie hay impuro, sólo es impuro, el pecado, y, al  pecado, lo destruye, Él.

Años más tarde, el médico, que le había  dado a Rut, tan buena “receta”; fue uno, de los que lo contaron, aunque en versión  resumida, el médico Lucio,  es nuestro; “ San Lucas”

Fin





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