viernes, 19 de julio de 2013

La ostra

 Era una hermosa mañana de julio, el astro rey, parecía con sus rayos juguetear con la blanca arena.

Para Carlos, era el primer día, en él que se estrenaba como “pala cubista”, es decir iba con su pala, su cubo, y, su rastrillo, bajo la atenta mirada de su hermana, Ana, y, de sus padres, era un niño muy hermoso, tanto como su hermana, que cada día iba desvelando la gran mujer que llegaría, a ser.

            Aprovechando un  momento, Carlos;  se acerco a la orilla de la playa, no se adentro en el mar, pues a sus  cuatro, años  era, ya un niño, obediente, y, responsable, pero no pudo, dejar de fijarse, en aquel objeto que parecía estar lleno de pliegues, haciendo  honor a su curiosidad infantil, lo abrió, y, descubrió un objeto brillante, que casi le cegaba los ojos,  estaba decidido, a arrancarlo, cuando escucho una vocecita muy tenue.

¿Qué haces, no ves que me lastimas?

¿Quién eres?

Pues quien  voy a ser, una ostra, o, si lo prefieres. una madre perla

¿La perla es tu hijita?

Pues si,  y, no

Aclara te (dijo poniéndose muy serio) ¿Lo es, ó no, lo es?

Mira, si, te refieres, a que sí es mi hija, como tú lo eres de tus papás, pues no, chico,  yo soy madre de otras ostras, de las que ni me acuerdo, y, no es que sea mala, es que soy una ostra,  pero la perla, que es eso una perla, si puede ser considerada mi hija, bueno, más que hija, algo mío, no sé porque empezó a formarse ahí,  bueno, sí lo sé, fue Él.

¿Quién es él?

Él es Dios, nuestro amigo, Él único que nos quiere a todos, bueno, a vosotros los humanos más, Él fue, quien nos hizo a cada uno.

Dicen en mi colé, que nos hicieron  los papás

Pues en tu cole, son muy burros.

Los papás, pusieron su amor, y,  bueno algo que llaman células, que a su vez, Dios les había dado, y, nada más el milagro de la vida, es obra sólo de Dios

¿Pero los papás colaboraron?

Claro que sí, tanto papá como mamá, son los ayudantes de Dios.

Pero de todo eso ya te hablaran, ahora estamos hablando de la perla, que Dios hizo que se formase en mi interior, otras veces lo hacen los hombres, pero esas perlas son  más malas; porque esta Carlos, tiene mucho valor

Cómo sabes mi nombre

Porque lo sé todo

Voy, avisar a mi mamá, le diré lo que me has contado

No,  si vas te tomaran por un niño fantasioso

Por qué

Porque dirán, que te imaginas cosas

Pero si me estas hablando tú

Sí, pero los  mayores no pueden oírme

Por qué no te oyen

Porque no quieren

Ah bueno, eso es fácil, le digo a mi mamá, que quiera oírte, y, ya esta

No, no es fácil, los mayores todos,  decidieron un día, no escuchar el sonido la voz de la naturaleza, porque en ella le hablaba Dios, decidieron oír sólo su propia voz,  y, así poco a poco su corazón se fue quedando sordo

Pero mis papás son buenos

Ya no se trata de buenos, o, de malos. Ahora sólo los niños pueden oírnos

¿Yo, dejaré de oírte también?

No, si haces lo que te digo, pero ahora atiende, que te explique porque no debes arrancar, mi perla.

Sí lo haces

Carlos interrumpió, para preguntar, si se convertiría en un dragón,  o, en una princesa

No, hombre no, no hay dragones,  y, princesas, sólo lo son;  las hijas de los reyes, o de los príncipes herederos, lo que sucede es muy simple, sí tu sacas la perla, acabaras jugando con ella, como con una canica, y, llegara un momento en que tu mamá la barrera, y, así se habrá desperdiciado un tesoro;  que esta destinado a hacer mucho bien.

Cómo

Una ola, traerá un montón de arena, y, me cubrirá hasta mañana, día en él que Juan

¿Quién  es Juan?

Un hombre que esta sufriendo mucho, tiene una hijita poco mayor que tú,  casi de la edad de tu hermanita, esta muy enfermita, sólo la puede salvar  un tratamiento muy caro, en un país lejano,  pero Juan no tiene dinero,  ni familia que se lo preste, sólo tiene a su hijita,  Juan no le ha pedido nada a Dios, porque puestos a no tener;  no tiene ni fe, vamos, que no  sabe que Dios nos quiere, ni que existe.

Pero Dios si sabe, que existe Juan, y, para él para su hijita, hizo esta perla.

Cuando mañana,  venga Juan a la playa, a llorar, porque no aguanta ver como su hijita se va....

A dónde se va

Al Cielo, pero aún no es hora; y, déjame hablar, cuando venga aquí a llorar, para que no lo vea llorar su hijita, me encontrará,  y, encontrará la perla, entonces si  él la arrancará, ira corriendo a  un joyero, éste le dirá que es la perla más valiosa,  y, con el dinero que le den, pagará el tratamiento de su hija.


¿Y creerá  en Dios?

No, eso no, Juan es un ser humano,  pero Dios no hizo la perla para eso, si no para ayudar le, y, para que sane su hijita, Dios comparte el dolor de Juan, porque Él también es Padre,  si esta previsto que se encuentren, en la tierra pues no lo sé, que sólo soy una ostra.


Pasado mañana, los periódicos, y, la televisión darán la noticia

¿Se verá mi cubito?

No, porque no será en esta playa, la marea me arrastrará muy lejos, y, será en otra playa, en un país llamado Cuba, donde una ola, me enterrará en la arena.

¿Entones, a qué has venido aquí?

Para que tú, tuvieses la oportunidad, de hacer una obra buena, un acto que sólo sabremos los  tres,  Dios, tú.  Y, yo,  y, que deberás procurar cuando crezcas que todas tus acciones sean así

Te olvidas, de decirme cómo te puedo oír de mayor

Pues como ahora, dejando que hable tu corazón, tu alma,  en suma lo que los mayores llaman su conciencia, y, que es lo que te esta hablando ahora, porque yo, sólo soy una ostra, y, las ostras, hablar, lo que se dice, hablar no hablamos.


Las voces de la ostra, o, de la conciencia de Carlos las corto su mamá, llamándole, pues ya se tenían que marchar para casa.

Dos días más tarde, los telediarios de todo el mundo, daban la noticia, del hallazgo de una perla cuasi gigante, valorada en más de un millón de euros, que había salvado la vida, de una pequeña enferma de cáncer, y, conseguido que ella, y, su padre pudiesen empezar una nueva vida, en un país donde la libertad no fuese un delito.

Carlos se gano una regañina de su papá,  cuando se puso a gritar que él había  estado hablando con la ostra madre, nadie le creyó.

Pero él sabía que era cierto, y, que a lo largo de su vida, tendría ocasión, de no estropearle a Dios su ayuda, a  otros hombres

Fin

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