sábado, 20 de julio de 2013

La Sirenita


Luis, no recordaba nada de lo acontecido en el  barco, sólo un ruido muy fuerte, y, luego, las olas del mar jugando con él,  su lucha, para conseguir, vivir.  Ahora no sabía muy bien donde se encontraba, pensaba a ratos, en Clara, su esposa, con quien no hacía ni  6 meses que se había casado, y, en el hijo, o, hija, que seguramente nunca conocería.


Abrió los ojos, lentamente, y, le pareció estar en el fondo del mar, se dijo:

“Seguro, que me he ahogado, y, he muerto”, pero una voz dulce,  de mujer lo saco, de sus elucubraciones.

No, no te has muerto.

Luis, giro la cabeza, y, vio a su lado a la mujer más hermosa, que hubiese soñado jamás. ¿Tú quien eres? Pregunto

Soy una sirena. La Sirena (Cratérica) la hija del rey del mar
¿La hija de Neptuno?
No, del rey del mar, Neptuno, no existe, es un personaje mitológico
Yo, creía que, las sirenas también
Pues ya ves que no
Cómo llegue hasta aquí

Te recogimos en el mar, estabas, mal herido, y, aquí te estamos curando.

La princesa Cratérica, llevo, a Luis, a conocer, su palacio marino, era un mundo de ensueño, el piso del palacio, estaba hecho de conchas pulidas de madreperla, todo en él era armonía, y, belleza, los corales, adornaban la entrada del palacio.

Luis, fue tratado como un amigo, más que como un huésped, se tuvo que acostumbrar eso si, a los alimentos que se tomaban, en el fondo del mar, y, que no se parecían en nada, a los que se toman en la tierra, en contra de lo que se pudiera pensar, allí nadie, comía peces.

Y, así poco a poco, fueron pasando los días, o, tal vez los años, pues el tiempo, transcurre de forma distinta, en la tierra que en la mar

Un día,. Cratérica, le dijo a Luis, que sentía un amor muy especial por él.

 Luis comprendió, que  la sirenita, se había enamorado;  pero él a quien amaba era a Clara su esposa, y, por nada del mundo, la abandonaría, claro que, Cratérica, tenía razón,  a lo mejor su esposa, ya  había muerto, quien sabe el tiempo que, habría pasado, y, allí era tan feliz.


¿Qué sucedería si volvía a la tierra, y, resultaba que todos los que había conocido, habían muerto hacía mucho tiempo?

Lo mejor era, quedarse allí, en aquel palacio, donde tan bien,  lo trataban, sin ellos, se hubiese muerto, y, seguro, que de vivir su esposa, tiempo haría que lo habría dado por muerto, hasta es posible que se hubiese vuelto a casar, pues era joven, y, bonita.


Pero de pronto, su corazón se rebelo contra aquellos pensamientos, no, el no era un ser perteneciente a aquel mundo, era de la tierra, y, a ella debía de regresar, y, si, su esposa vivía si el tiempo pasado en la tierra no era demasiado grande, la resarciría por el tiempo, que no había estado con ella, y. con ella educaría ese hijo, que les iba regalar el cielo.

Así pues dijo, con toda la fuerza que pudo. “Cratérica,  soy un hombre casado, amo a mi esposa, te estoy agradecido, por haberme salvado la vida, pero ya me siento bien, y regreso a mi casa”

Entonces oyó, una voz que le pareció familiar.

¿La voz de Clara, no es posible? Se dijo a sí mismo. Pero si era la voz de su esposa.

Doctor, enfermeras vengan mi esposo se ha despertado

Entonces acudieron, corriendo,  un joven médico,  y, 4 enfermeras, una de las cuales, tenía el rostro, y, la voz de Cratérica

¿A ver nuestro “dormilón”  8 meses durmiendo? Quien hizo la pregunta fue la enfermera, que tenía el rostro de Cratérica

Tú eres, Cratérica, la sirenita, sabes que, no he dormido tanto
No, yo, soy ninguna sirena, soy una enfermera fea, y, mayor
Fea eres, la mujer más hermosa del mundo
Oye, que esta ahí tu mujer, y, se va celar

No, mi mujer no se va celar, porque sabe lo que la quiero. ¿Pero de verdad no eres una sirena, no estoy en el fondo del mar, no me habéis rescatado y, cuidado,  el reino de las sirenas?

No, te rescató del mar, una mariscadora furtiva, y, te saco, como pudo hasta la playa, luego llamó por su móvil, y, fuimos a recogerte, estuviste en coma,  8 meses, tu esposa, estuvo desde que supo de tu estancia aquí a tu lado, todos los días, excepto, cuando se tuvo que ausentar; para traer al mundo a vuestro hijo, tienes  un niño, al que tu mujer, ha puesto tu nombre.

Lo sorprendente es, que sepas mi apellido, mi padre era griego, por eso, me apellido Cratérica, aunque lo de la belleza, ya es más raro, mi cara, esta desfigurada, sufrí graves quemaduras, al intentar hace años, rescatar enfermos de un pabellón que se incendió, por eso, me destinan sólo para casos especiales. Soy fea, muy fea

No, dijo Luis, eres muy hermosa, tienes un alma bellísima, yo, durante estos 8 meses he visto tu alma, y, es bellísima
Bueno, ya sé una cosa, no hay sirenas, pero hay ángeles buenos, sólo que los ángeles no llevan ni tienen alas,  sino que llevan una bata verde, o, blanca y, un fonendoscopio colgado al cuello, o, un tensiómetro;  y, junto con los ángeles, esta mi reina y, mi príncipe.


Cratérica, salió avisar a la esposa que, había salido al pasillo, quien entro llorando de alegría abrazar a su esposo


Han pasado 5 años, hoy Luisito, ha preguntado a su papá, si los ángeles tienen alas
“no, hombre no, los ángeles no tienen alas, llevan una bata verde o, blanca, y, un aparato que sirve para oír el latido del corazón,  o. ver como anda la sangre”


Luisito piensa que su papá, no sabe lo que dice, pero vaya, si lo sabe
Fin


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