jueves, 7 de marzo de 2013

Oboe

Aquella mañana, había salido a caminar como tantas otras,  llevaba ya un buen rato, cuando decidí sentarme en un banco; y, leer una novela; aún no bien había abierto el libro, cuando una señora muy mayor se sentó a mi lado, me saludo,  respondí a su saludo, pero esperando, que no fuese a contarme su vida, yo quería leer, y, evadirme, dos minutos estuvimos en silencio; pero sólo eso, sólo dos minutos, tal vez ni eso; muy cerca de nosotros se oía una música, no consigo recordar que era lo que tocaba, si que era una pieza instrumental.

La señora me miro, como si me conociera de toda la vida; y me dijo; ¿Sabe que instrumento, está  tocando, el solista, es un Oboe?

Ah si, respondí, aunque no tenía ni idea, me gusta la música, pero no tengo oído, no tenía ganas de empezar una conversación.

Un oboe, respondió de nuevo la anciana, cuantos recuerdos, cuanto dolor, y, cuanta alegría me traen sus notas; pero que tonta soy, si no me he presentado

Me llamo, Lucia, mi apellido no importa, así que con su permiso me lo callo

Ya se podía callar todo, señora pensé, pero como persona educada, asentí, y, trate de decir el mío, no pude, la señora Lucía ya había empezado su historia, historia que yo ahora voy a contarte.


Yo había nacido en una aldea de Castilla, halla por el 1924; si no me equivoco porque a veces la memoria me falla; mi familia era muy pobre, tenía tres hermanos menores, el padre, había sido asesinado en la guerra, así que cuando cumplí los 18 años; ó,  sea a los 3años del termino del conflicto, mi madre, y, mi abuela decidieron que debía de ir, a servir, a la capital, una chica del pueblo, me había conseguido trabajo, en una casa de muy buena familia.

Y, así con una maleta vieja a cuadros, y, el alma en un puño me subí al tren correo, y llegue a Madrid.

Los señores eran buena gente, “pobrecitos” eran como los habían enseñado, para ellos yo era su esclava, aunque no me diesen, ese nombre, tenían 4 niños, el pequeño aún necesitaba le limpiasen el culo; pues tenía que llamarles señoritos, y, yo se lo llamaba, como no iba hacerlo;  si de eso dependía el pan, que iba comer, y, que iba mandar para que comiese mi familia; me tenía que levantar casi de noche;  para bajar la basura a la calle, en suma trabajaba de sol a sol, menos los jueves por la tarde, y, los domingos, el jueves por la tarde tenía libres 2 horas, porque la señora ni ese día ,podía hacer la comida de su esposo, e hijos, y, el domingo, había de madrugar a las 6 de la mañana, para ir a Misa, a la Misa especial para las criadas, que entonces, no éramos empleadas de hogar, luego tenía que hacer igual mi trabajo, eso si los patrones iban como no podía ser menos a Misa de 12, pero no los quiero juzgar; que no eran mala gente, eran como les hicieron ser.

Aquel jueves, yo había acudido con otra compañera que servía en el piso de abajo, a ver el baile, que se había organizado en el Retiro, creo que eran las fiestas de San Isidro, tocaron una pieza instrumental, me acuerdo como si fuera hoy;  “ Ojos verdes”;  el instrumento solista; era  el oboe, claro que yo, entonces no sabía nada de eso, al finalizar la pieza, los músicos de la orquestina bajaron, y, se mezclaron con la gente; el oboetista, se fijo en mí, se acerco a donde yo estaba, y, me dijo un piropo, que no recuerdo, es extraño pero no lo recuerdo, luego nos acompaño a mi compañera: y, a mi, a tomar unas horchatas, nos dijo que se llamaba Miguel, que era músico. lo que estaba claro, y, que tendría mucho gusto en invitarnos al día siguiente, que no trabajaba al cine; yo era una muchacha inocente, y, no sabía mentir, así que le dije la verdad que no podía ir porque trabajaba de criada


Lo acepto bien, y, dijo que todo trabajo era digno, y, que ya nos veríamos otro día; luego lo pensó un poco, y, dijo mira dame el teléfono de tu casa, bueno de la casa donde sirves; diré que soy un primo recién llegado del pueblo, si puedo hablar contigo, y quedamos el domingo, y, también te lo digo a ti, dijo a mi amiga, pero Carmen, ese era el nombre de mi amiga, dijo que ella, no daba el teléfono de sus señores a un desconocido, y, que yo no debería hacerlo; pero yo lo hice...

Así, empezamos a salir un poco los domingos, un poco los jueves, Miguel era maravilloso,  no se avergonzaba de mi, me llevaba a museos, al cine, me enseño a leer, me compraba ropa, me hizo sentir una persona, y, un día ya llevábamos cerca de un año, me dijo que quería casarse conmigo, que ya estaba mirando un piso, porque no iba permitir que su esposa siguiese sirviendo, y, él además de la orquestina, tocaba en la Orquesta Nacional; yo no cabía en mi de gozo; Así,  que cuando me invito a su piso a merendar con unos amigos, no vi,  ni sospeche nada malo, pero los amigos nunca aparecieron; y yo bebí, como nunca había bebido, y, paso lo que tenia que haber pasado, no quiero decir que me violase, porque mi entrega fue voluntaria,  yo lo amaba, pero también es cierto, que de no estar bebida, no lo hubiera hecho.

Me acompaño a casa, y, dijo que ya me llamaría,  porque se iba de gira, con la orquestina

Un tiempo después descubrí que estaba encinta, la noticia me alegro, eso adelantaría nuestra boda,  ya me veía como una señora casada. Miguel no llamaba así que pensé que debía de hacerlo yo; y, me presente en su casa, me abrió la puerta otro hombre, le pregunte por Miguel, y, él a su voz me pregunto; quién era yo, le dije, que su novia.
Estallo en una carcajada, “su novia, has oído Miguel, esta aquí tu novia”; yo esperaba que él saliera a defenderme, pero sólo dijo desde el interior, dile que se vaya, que no me moleste más.

No me quede quieta;  me presente en el Conservatorio, donde iba a tocar, no me dejaron entrar, no se podía molestar al profesor, por fin al cabo de unos días conseguí; que me escuchase le dije que esperábamos un hijo, me respondió cínicamente que él no, que sería yo,  que no tenía porque creer que fuese suyo, podría ser de cualquiera incluido, el patrón, además una chica que estaba cerca;  de los 20 años ya debía saber que todo lo que se hace, se puede deshacer, él no se iba casar conmigo, porque en realidad ya tenía novia formal;  una maestra, pero estaba dispuesto a darme dinero;  y, acompañarme a un médico que hacia esos “favores”.

Lo insulte,  me marche a toda prisa

Pero en casa no podía dejar de darle vueltas, mi abuela, mi madre me habían rogado que no deshonrase la familia; qué iba hacer, presentarme con un hijo sin padre, me quedaba el hospicio, pero también podía saberse, así que me convencí, de que lo mejor era lo que me había aconsejado, me convencí;  de que no era aún nada; pero sabia que era mentira.

El aborto fue brutal, casi me cuesta la vida, fui detenida, porque entonces se iba a la cárcel por eso,  pase dos años, no eran todos los que me correspondían, pero salí por buena conducta,  regrese al pueblo, llevaba la juventud, y, el alma destrozada.

Mi abuela, me trato con dureza me dijo que un hijo, nunca deshonra a una madre, que lo que deshonra a una mujer es lo que yo había hecho, pero como era su nieta todo acabo por olvidarse, la única que no olvidaba era yo; me salió un trabajo para limpiar en la escuela, salvo mi familia nadie conocía lo sucedido, y, así mi vida se fue normalizando

Hasta que conocí a Juan, Juan también era músico clarinetista pero tocaba de oídas, se enamoro de mí,  yo intente enamorarme de él, anduvimos dos años juntos, hasta que me propuso hablar a mi madre,  y mi abuela de nuestro matrimonio, vamos pedirles mi mano.

Me dije que no debía engañarle; así que le conté que había tenido otro novio,  que no era virgen, sólo dije eso.

 Me quería mucho,  dijo que no le importaba que a él; desde que lo conocía le había sido fiel,  que iba ser la madre de sus hijos

Nos casamos, pero yo era incapaz de entregarme como esposa, lo que debía ser un acto de amor, se me antojaba asqueroso, sucio, que me recordaba aquel otro lleno de mentira en que había concebido al hijo; que no deje nacer; por fin venciendo escrúpulos, y, ascos conseguí cumplir con mis deberes de esposa, eso era para mi “ un deber”

Pero los hijos no llegaban, y, Juan decidió que debía de ir a un médico, proteste pero no me valió de nada; el médico me examino, y, a solas me dijo.

Señora, usted tuvo un aborto hace tiempo, un aborto criminal; no tranquila, seguramente ya pago,  yo no estoy para hacer denuncias, el caso es que ese aborto la dejo estéril, nunca más podrá usted tener hijos; una pregunta.  ¿El embarazo interrumpido, era de su esposo?.

No, era de otro novio que tuve, por favor doctor, se lo ruego, no le diga nada a mi marido

Tranquila señora, un médico es como un confesor

Señor dijo a mi esposo, lo siento pero su esposa es estéril, cosas que pasan a veces, pero siempre pueden adoptar


En aquella época, era más fácil adoptar un niño, ibas a la inclusa,  salías con él o con ella,  nosotros adoptamos a Pedrito un huérfano de cinco años, yo trate de quererlo como si fuera un hijo, pero el niño era muy rebelde, sin embargo poco a poco, se fue adaptando a mi, a quien quería con locura era a mi esposo; a Juan, a mi un poco menos yo no le pasaba ni una

Llego,  el día fatídico, Pedrito tenía 7 años,  se estaba preparando para la primera comunión, yo estaba completamente alejada de Dios,  por mí el niño no la haría. pero mi esposo era cristiano,  un buen cristiano,  tuve que ceder, aquel día el niño había regresado de la catequesis, no sé que le mande,  me respondió, que yo no era su madre, entonces me exaspere, le pegue, el niño me replico,  me cegué, no supe lo que hacía,  también mate a este hijo, cuando llego mi marido estaba a mis pies muerto a golpes, angelito mío, que se había ido junto a otro ángel que yo había asesinado años atrás.

Me condenaron a muerte; pero me indultaron,  me cambiaron la condena por cadena perpetua, en la cárcel conocí a un sacerdote, un hombre lleno de Dios que me descubrió, su Misericordia, me enseño a perdonarme, con su ayuda volví a sentirme hija de Dios, y a sentirme persona, me dijo que mis dos hijos rogaban por mi,  eso me dio esperanza, él cumplía condena, por violación, delito que no había cometido, pero para proclamar su inocencia tendría que rebelar un secreto de confesión, así que prefería ser condenado, que si no había hecho aquel pecado, si otros muchos.

Nos indultaron ya muy mayores, con ocasión de la muerte de Franco, yo no tenía ya familia, bueno mis hermanos si, pero no era cuestión de buscarlos, los tres habían progresado;  eran gente importante, por eso no le dije mi apellido, tuve suerte, me acogieron las hermanitas; unas santas en el Asilo; me dan todo el cariño que las hijas que no tuve, no me pueden dar, por las mañanas salgo a pasear un poco, cerquita porque el asilo esta ahí mismo; al dar la vuelta a la calle; a veces pienso como habría sido mi vida si no...

Pero la Hermana Ana, me dice que no esta bien, pensar demasiado en el pasado, que yo aún puedo hacer mucho bien,  me ha anotado en una organización de defensa de la vida, para que yo, mediante mi testimonio ayude a otras mujeres a no cometer mi mismo error, mi mismo pecado, mi mismo crimen, cada vez que consigo que una muchacha de marcha atrás en su decisión de abortar, siento que en el Cielo, dos ángeles sonríen, mi hijo no nacido; y, mi hijo adoptado

Y, ahora que me doy cuenta, la he molestado con mi relato

No, Lucia, no lo ha hecho, gracias, por su testimonio, de  vida y amor

Mis ojos estaban llenos de lagrimas; tanto que no pude leer la novela, pero ninguna novela podría igualar el relato de Lucia, o, el relato del Oboe

Fin

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