jueves, 7 de marzo de 2013

El reno de Papa Noel

 El reno de papa Noel
Hace mucho, muchísimo tiempo había un obispo muy bueno, llamado Nicolás; ahora es San Nicolás de Bari.

Siempre ayudaba: a los necesitados. Cierto día, se le presentaron los Reyes Magos,  y, le pidieron ayuda, para repartir regalos, sobre todo a los niños que no son creyentes, pero a los que Dios, quiere muchísimo, porque ellos no tienen la culpa de nada.

Nicolás, acepto encantado, pero  tenía un problema; el vivía entonces en Mira (Turquía), y, en aquella época no había aviones; los Magos, le dijeron que no se preocupases, que iba hacer las entregas en un reno; y, que su cuerpo, se iba volver tan sutil, que cabría por las chimeneas de las casas.

Dudo, por un momento, el buen obispo,  un reno, imposible, pero los Reyes, lo tomaron de la mano; y, en un abrir, y, cerrar de ojos, lo  trasladaron a las blancas tierras de Finlandia, allí, le mostraron un hermoso animal, un reno,  llamado, “Antares”; le mandaron subirse,  y, que diese una orden, fue  fabuloso, en un instante, recorrió, el mundo entero repartiendo juguetes.

Llego, el día en que Nicolás hubo de partir al Cielo, donde Dios, lo reclamaba, mientras su cuerpo mortal era enterrado en Italia, en la ciudad de Bari.

En el Cielo, se sentía un  poco apenado, los Reyes Magos, podían porque habían;  hecho sus primeros regalos a Jesús, que es Dios, venir con sus cuerpos de luz a la tierra, cada año, y, repartir  juguetes, o, regalos, y, lo mismo sus camellos, pero él Nicolás,  sola había ayudado a  seres humanos, simples seres humanos, algunos   hasta no muy buenos, más bien lo contrario

Jesús lo mando llamar

Fue corriendo, y, se postro ante el trono de Jesús, Quien lo miro sonriendo,  lo tomo de la mano, lo alzo, y, le dijo

“Hermano, y, amigo Nicolás, te veo triste; porque piensas que los Reyes Magos, pueden tornar a la tierra, y, tú no; piensas que ellos son más ante mi, porque me regalaron, y, tú, sólo lo hacías a personas  humanas,  te olvidabas de que  yo, estaba en cada uno, que lo que les dabas, me lo dabas, a mi, que son hijos de mi Padre, como Yo,  que quien hace bien, a otro ser humano,  no importa quien sea, este, me lo hace a Mi, que moro, en
 Él.  Por eso, tú seguirás haciendo, lo mismo pero lo harás el día de mi nacimeinto

¿Y, el Reno, Jesús, te olvidas del Reno?

No, olvido, tu Reno, se despertara también de la nieve; en la que duerme eternamente, y viajara contigo por las estrellas llevando a las gentes, un poco de alegría

Jesús.
 ¿Y; a los que no te conocen?

 Si, a esos también o más si cabe, para que al menos tengan alguna alegría, ya que les falta la de tenerme a mi, pero procura, echar alguna pizquita de inquietud, de fe, de esperanza, para que lleguen a creer, y, vengan aquí.

Lo haré. Respondió San Nicolás

Y, desde entonces cada 24 de diciembre, un viejito, desde el cielo, viene en su trineo, tirado por su reno “Antares” a repartir regalos, muchas veces a los que piensan que la Navidad es una fiesta familiar, y, han olvidado o, no saben que es la celebración del mayor regalo de Dios Padre a los hombres, su Hijo Jesús

Ese viejito, es así lo llaman los pueblos de habla inglesa, “Santa Klaus” o sea San Nicolás, y, los tontos de los anuncios. Lo llaman “Papá Noel” o sea Papá  Navidad, también a ellos los quiere Dios

Y, ya lo sabes imita a los Reyes Magos, o. a Santa Klaus, San Nicolás, y. da siempre al que no tiene, y le estarás dando a Jesús.

Fin

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