jueves, 7 de marzo de 2013

La serpiente y Dios

La serpiente y Dios

Todos los animales de la creación fueron convocados por el Todopoderoso. El Creador. Quería hablar con sus pequeñas creaturas; y, que estas le pudiesen pedir,  o, dar sus “quejas”.


Uno a uno, fueron desfilando todos. Todos estaban contentos. Si bien es cierto que unos más que otros. Las quejas contra el abuso por parte del ser humano, eran moneda corriente, aunque también le estaban agradecidos.

Todos menos las serpientes.

Uno de estos animales, una serpiente de bellos colores. Pidió permiso al Señor para poder hablar.

Dios en su Infinita bondad. Accedió a sus ruegos
“Habla pues. Serpiente. ¿Cuál es tu queja?

El reptil. Empezó diciendo: “Señor, Tu sabes que soy una creatura tuya, que cumplo la misión para la que he sido creada. Que sirvo al hombre alimentándome de ratas, y animales nocivos para el campo (aquí se oyó un silbido de las ratas y roedores, llamándole, traidora a la serpiente; silbidos que Dios se encargo de parar).

 Pues bien Señor. Me desprecian y no es por mi veneno. La mayoría de nosotros no somos venenosas, se nos asocia con el Maligno. Se nos dice que somos los culpables de que ellos perdieran el cielo. Que somos el único animal maldito por Ti,  se olvidan de que la imagen, de unas de nosotros salvaron las vidas de los judíos en el desierto.

Y, que tu Hijo, cuando estuvo en la tierra, jamás mato a una de nosotras.
 Dijo que la serpiente de bronce, era un símbolo de si mismo crucificado.
Lo único que queremos, es que se nos vea como un animal más, como una creatura tuya. ¿Qué culpas tenemos si, el demonio se disfrazo un día, como una de nosotras. No somos malas?

Dios sonrió. Siempre sonríe es la Persona más alegre, luego dijo a la serpiente.

“Mi querida creatura. Los seres humanos, son desagradecidos en buen número; sólo recuerdan las ofensas,  el daño que se les ha hecho, y, olvidan el bien, aunque este sea mayor; bien saben ellos, que yo no os maldije, que la maldición era para el autor del mal; y, que vosotras sois meros instrumentos míos;  pero queridas mías, no deben importaros la opinión de los humanos, vuestros hermanos mayores;  si no son agradecidos con Dios;  como lo van a ser con vosotras.

 Es cierto que la imagen, de unas de vosotras,  sirvieron,  para que fuesen curados, los judíos,  pero fui, yo, quien lo hizo.

 No olvidéis que vuestras parientas,  los habían mordido. También os quiero recordar que no fue mi Hijo vuestro Señor, y, Hermano, quien se comparo con vosotras, si no uno de sus seguidores Juan;  Quien comparo, a mi Hijo en La Cruz; con la serpiente de bronce elevada por Moisés.
Es cierto no tenéis culpa, si el demonio se disfrazo de una de vosotras.
 Como el disfraz es mentira; es un genio en disfrazarse, a mi Hijo un día se le disfrazo de su Apóstol, más querido de Simon Pedro. Jesús que es listísimo, y, no es que me ciegue el Amor de Padre, es que como mi Hijo no hay otro. Si ya se que todos los padres, dicen lo mismo. Pero en mi caso no hay equivocación. Y, a lo que iba. Jesús se dio cuenta. Y, lo mando irse. “Aléjate Satanás le dijo”.


En cuanto a vosotras mirad si os quiere;  que os puso de modelo a sus seguidores.
Si de modelo les dijo “Sed sencillos como palomas,  prudentes como serpientes”.

No amiguitas no sois malas. Sois obra mía; Yo no se hacer cosas malas. Tenéis una misión en el mundo. Pero no os importe, la opinión de la gente.

Haced aquello para lo que fuisteis creadas por Mí. Lo que hacéis siempre; no hagáis caso.

 Decir que yo maldije a la serpiente;  es como decir que mi;  Pequeño mando alejarse de Él a Pedro.


Claro que todo tiene, una explicación, os voy a confiar un Secreto. “Mis Secretarios”;  los que escribieron; La Biblia escribían muy mal, y, así claro si no acuden a Mi, la gente lee cosas que, Yo nunca quise decir; pero tranquilas mis creaturas vosotras;  sois mi otro libro, en este si, que la inerrancia es perfecta.: porque todo él es obra mía: en la Biblia la letra, es del hombre.

Ahora,  os voy a bendecir de nuevo a todos.

Y, todos los animalitos, incluida la serpiente bajaron sus cabecitas, para recibir la bendición del Creador.

Fin

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