sábado, 25 de marzo de 2023

El violinista y la hipocresía social


El violinista  y la hipocresía social. 
Su nombre estaba en grandes titulares por todas partes, todos los medios de comunicación anunciaban, el concierto solista que daría interpretando piezas de Mozart, Schubert, Brams, Bach, Haendel, entre otros en el Principal auditorio de la ciudad; las entradas eran muy caras, y no faltó quien empeñó todo lo que pudo para poder acudir.
Fue un éxito rotundo, el telón subió y bajó varias veces, las ovaciones atronaban el auditorio, realmente, el iraní Adheme Ben   Josua, era un músico excepcional
Unos días más tarde en una de las principales calles peatonales de la ciudad, sentado en el bordillo de un comercio, casí en la esquina estaba un joven de aspecto arabe, o iraní con un violín tocando, las personas unas pasaban, otras se paraban y echaban unas monedas el sonreía, pero la mayoría protestaba
La señora de la tienda que había acudido al concierto, amenazó con llamar a la policía que lo echasen fuera, otros que también habían ido al concierto y estaban en un café cercano, salieron a decir lo mismo, entre ellos no falto quien dijese. “Que era una vergüenza se permitiese que personas como aquel hombre, viniesen a España, seguro que llegó en una patera, debían de echarlo fuera, este viene a robar y a violar”, otra chica y su madre que estaban paseando se acercaron y preguntaron como aguantaban el ruído.
Y entonces llegó el papá con el niño, ambos habían ido al concierto, el pequeño había hecho su travesura y se había colado en el camerino del violinista, y, este cuando su padre fue a recogerlo le había dado un montón de caramelos y le había dicho que tenía un niño de su edad en Iran.
Ahora el pequeño se paró, papá, papá mira es mi amigo el señor que toca el violín, él que me dió los caramelos. El hombre se acercó, en efecto era el mismo, solo había que escuchar
Se acercó y lo saludó por su nombre
Por qué hace esto. Le pregunto
Muy sencillo, el día del concierto tuve un lleno total, quería saber sí habían venido, por la música, o porque soy un concertista caro, para presumir simplemente
Por cierto no vine en pateras, otros hermanos míos sí, algunos huyendo de la persecución de la muerte, yo viene en avión privado, pero la música que escucharon en el Auditorio, fue la misma que estaba tocando aquí, sí señorita usted que ha dicho, cómo podían aguantar el ruido, mientras confesaba que música era la que oyeron en el Auditorio; era la misma, el mismo violín y  el mismo iraní, no soy islámico, sería lo mismo si lo fuera, soy cristiano caldeo. Pero que van saber ustedes, sí al rechazarme por ver en mí a un pobre exiliado, han demostrado que hace tiempo han olvidado lo que es ser cristiano. Solo tú pequeño y tu papá, por eso ahora os ruego me acompañeis, a ver al párroco de vuestra parroquia, para darle el dinero que unas pocas almas compasivas me han dado, esos no habían ido al Auditorio, tal vez porque no podìan pagarlo, por eso después iremos hablar con el alcalde, para organizar un Concierto gratuíto, al que tanto usted como su hijo y su señora están invitados, los demás será para personas que vengan con ropa humilde, para gente sencilla que ama la música
Y lanzando una mirada a los que estaban aún allí dijo, no tengo nada contra ustedes, pero  no quiero molestarlos con mis ruidos. 
Fin 


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