sábado, 18 de marzo de 2023

La muerte.Relato


La muerte relato
El pequeño Indalecio se había sentado en una piedra, mientras miraba pacer las vacas y las ovejas, de vez en cuando se entretenía, con un saltamontes, o cualquier otro animalito, nunca los maltrataba
De pronto la vio acercarse, venía vestida de blanco, era muy hermosa, su melena larga, parecía vaporosa y desprendía rayos de luz, el pequeño se asustó un poco
Buenas tardes nos dé Dios, dijo la mujer
Buenas tardes  tenga usted señora, de parte de Dios y de mi corazón
La mujer se sentó en la misma piedra
Indalecio, veo que eres un niño muy bueno, y que quiere mucho a los animales
Pues claro, Dios los hizo también a ellos, y usted como sabe mi nombre, nunca la ví en la aldea
Indalecio, yo andó por todas partes y voy a todas las casas, cuando me lo manda
Quién se lo manda
Él Único que puede hacerlo
El rey
Sí es rey pero no él que tú pequeño piensas, estoy hablando del Creador
¿No será usted La Virgen Santísima?
No, hombre, no, mira te lo voy a decir porque eres un niño bueno yo soy uno de los ángeles de la muerte, bueno en realidad de la entrada en la Vida que no acaba
Ya, se está usted riendo de mi. Dijo el niño
No Indalecio, no me río es verdad
Pero la muerte es fea, lleva una guadaña, tiene cara de esqueleto, esa es la muerte mala, aunque mala tampoco
Mira, cuando llega el momento en que el Creador ha dispuesto para que una de sus criaturas pasé a vivir con Él para siempre, si esa persona es como tú ahora, si se ha dejado purificar, y esta llena de Luz, yo vengo y la conduzco hasta el Creador
Pero hay personas que tienen cosas que no son buenas, que tienen partes oscuras, entonces viene en primer lugar el otro ángel de la muerte, la muerte de la guadaña, que solo la persona vé, y lo hace para que deje que Dios la purifique, y esto Dios lo hace de muchas formas, pues no es solo para los católicos; a veces el arrepentimiento la conversión es tan fuerte, que se llena de Luz, y, entonces voy yo, y la conduzco a Dios, al Cielo, si aún quedan huellas de manchas el otro ángel la conduce al Purgatorio, de donde un día, no yo, sino La Virgen del Carmen, la conduce al Cielo
Y, los que no se arrepienten
Esos aquí entre nosotros casí te puedo decir que no hay, pero si hay alguno, ya no somos ninguno de los ángeles, sino los demonios los que lo conducen al Infierno
Tú sigue siendo un niño bueno, y luego un hombre bueno, para que sea yo, quien venga por tí
Indalecio, Indalecio, ven hijo que vamos a comer
Es la voz de su madre, que lo llama
Indalecio llama a los animales que lo siguen y se despide de la señora, que lo despide moviendo la mano
Qué hacías en la piedra, te vi mover los labios, pero no te pude escuchar, rezabas a La Virgen del Carmen
No mamá, sabe usted estuve hablando con la muerte
Anda Indalecio no digas tonterías con la muerte no se habla
Eso pensaba yo, y hay dos muertes, bueno dos ángeles de la muerte, los dos los manda Dios, y el niño contó su historia, y la volvió a contar en casa a su padre, a sus tías solteras, a sus hermanos
La madre quiere reprenderlo, el padre le dice que lo deje es un crío de 6 años, se habrá quedado dormido y lo ha soñado, y que se olvide de preguntarle nada al cura
Dos días más tarde, Indalecio dice a sus padres que ha visto a la señora hermosa,  al ángel bueno de la muerte, entrar en la casa de los vecinos más próximos, Doña Angustias lo reprende, con un, “ya vale Indalecio, ya llegan de tonterías”, pero aquel mismo día, el bebé que la señora de la casa había dado á luz hacía 3 meses y ella misma fallecen
Claro que eso no quiere decir nada
El tiempo pasa, Indalecio se hace un hombre se casa,  tiene hijos, luego nietos esta ya muy enfermo padece cáncer, palabra que ni se nombra, y de pronto la ve entrar a ella, esta como aquel día. Nos vamos Indalecio tu Creador y Padre te está esperando, y La Virgen del Carmen
Indalecio hace meses que no puede moverse, pero de pronto nota que puede saltar con agilidad de la cama
Venga vamos corre, no puede evitar mirarse en el espejo, y se vé como aquel día, es un niño de 6 años
Pero cómo es posible tengo 66 años
No, tienes 6 siempre los tuviste olvida la cédula, lo estas viendo, Indalecio mira hacia atrás y ve su cuerpo físico el de un anciano en la cama,  pero él es ese niño
Escucha entrar a su hija Flora que lo está cuidando, al esposo de ésta, a su esposa Dolores, todos lloran, y besan su cuerpo, el cuerpo que fue suyo, pero que ya no es él
Rogaré por vosotros dice. Pero nadie le oye
No te lo había dicho Indalecio, dice la muerte, en el Cielo todos son niños
Claro por eso Jesús dijo, que sólo los niños entrarían en el Cielo, y los que se hicieran niños
Con cariño a mi abuelo Indalecio al que no conocí
Fin

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