viernes, 22 de diciembre de 2023

El cazador, el Tulipán granate y la ribera del mar.


El cazador, el tulipán granate y la ribera del mar. Cuento
Había una vez un cazador, al que en contra de lo que pueda pensarse, le gustaban mucho los animalitos; de hecho él no cazaba para colgar cabezas, ni poner alfombras, es decir no mataba por matar, lo hacía para comer; y para defender los rebaños de vez en cuando
Vivía nuestro amigo. 
Por cierto todos los depredadores cazan, y los humanos somos el primer depredador, pero sigamos con la historia. Así que ahí vamos, vivía en una aldea que tenía mar y río, como también pescaba de vez en cuando, ya fuese en la mar, o en el río; aunque muchas veces iba solo admirar su belleza, contemplar al Creador viendo su obra
Un día vió un hermoso conejo, no era tiempo de veda; y Juan que así se llamaba pensó. “ Que buena pieza, me ofrece el Señor, para alimentar a mi esposa y mis cinco hijitos; hermano conejito, todos tenemos que servirnos unos a otros, tú me servirás de alimento a mí, y a mi familia” Dicho esto internamente, preparó su escopeta, pero el conejo, se echó a correr a toda velocidad, por lo que Juan erró el tiro, pero se echó detrás del animalito, y vió que descendía, hacia la mar
De pronto el conejo se paró; y le habló con voz humana
“Cazador, no me hagas daño, sé que no eres malo, yo también tengo hijitos aún pequeños, sí me dejas con vida, te mostraré algo que te hará rico, y no precisarás matarnos para comer
Juan se frotó los ojos y los oídos, hizo la señal de La Cruz, y tras invocar la protección de la Santísima Virgen. Dijo al conejo
“Es raro que hables siendo un animal, puede seas el Enemigo, para demostrarme que no,lo eres dí ahora conmigo
Bendita sea la Madre de Dios, Viva Cristo Redentor, Que grande es Nuestro Creador”
Pues claro, eso está hecho, los animalitos alabamos a Dios todos los días, él nos alimenta y cuida, y nunca le desobedecemos. Y dicho esto, repitió la pequeña jaculatoria
Juan sabía que El Enemigo, se las sabe todas, así que aún no estaba conforme, por eso añadió
Bien, pero aún falta algo, ahora dí
“Solo Dios es grande y poderoso”
Al oír esto el conejo, rugió como si fuese una manada de leones, el rugido fue tan fuerte, que se desprendieron piedras
Jamás vociferó con una voz que ya no era dulce, sino que tenía sonido al infierno, un olor como a huevos podridos lo infecto todo. Juan se volvió a santiguar, y vió como el falso conejo, se transformaba en una culebra inmensa que se metía bajo tierra.
Dió las gracias a Nuestra Señora, y pidió al Cielo le pusiera cerca un animalito de verdad, para poder cazar
De pronto se fijo en una planta no muy común en aquellas tierras, y máxime cerca del mar. Se trataba de un tulipán granate, y de tamaño gigante
Entendía algo de plantas, así que saco un esqueje, iba dejar la caza, por un momento; y llevar aquello al Instituto de botánica, a ver que le decían
Así lo hizo, las noticias que le dieron, eran inmejorables, Se trataba de un espécimen que se creía extinto; Juan fue recompensado de forma generosa.
Tanto que desde aquel día; solo cazó cuando tuvo necesidad alguna fiera, para proteger los rebaños
Pero como recordaba que el demonio disfrazado de conejo, le había prometido riquezas, con más de la mitad del premio que le dieron, mandó tallar una pequeña custodia de oro, para Jesús, y el resto de la mitad del premio, se lo dió a Jesús también en comida, en ropa en casas, porque Jesús no está solo en el Sagrario, está también en los pobres.
Con el resto puso una quesería, educó a sus hijos y vivió en paz con Dios y su creación.
Fin

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