viernes, 29 de diciembre de 2023

Los diablos Cabroncin y Conatiin


Los diablos Cabroncin, y Conatin y el hombre piadoso. Cuento
Una vez dos diablos llamados Cabroncin y Conatín, salieron a hacer su trabajo, es decir buscar clientes para el infierno
Anduvieron rondando un tiempo por la tierra, hasta que se fijaron en Prudencio, Prudencio era un hombre ya mayor, muy buena persona, y muy piadoso, en él que los dos diablos vieron un mirlo blanco
Ya está se dijeron el uno al otro, lo vamos a convencer para que haga lo que quiere “El Jefe”, y no el Enemigo
Pero todas las barbaridades, las tentaciones que le sugerían el bueno de Prudencio, las espantaba como había hecho el Hijo del Enemigo, aquel aciago día en Israel
Así que Cabroncin y Conatin, decidieron ponerse a pensar, lo que había que hacer, era alejarlo del Enemigo, bueno que se creyese alejado
Iban a dar el primer golpe
Alejarlo de la oración
No, no le iban a decir que no orase, ni que no rezase, eso sería de estúpidos y no se tenían por tales
El primero en atacar fue Cabroncin, se hizo el encontradizo, bajo la figura de un señor de mediana edad, que tras preguntarle por una calle, fue llevando la charla a su terreno, para decirle porque no acudía a unas charlas para aprender a orar
Prudencio le dijo que él era una persona sencilla, y había orado, toda su vida
Ya, dijo el señor es decir Cabroncin, pero es que eso no sirve, digame obtiene siempre lo que pide, se siente relajado
No claro que no, a veces sí, pero otras no, bueno le haré caso y acudiré
Prudencio fue, y no se enteró de nada
Entonces se acerco Conatín, bajo la figura de una señora que supuestamente había asistido, a las charlas, y convenció a Prudencio, de que no sabía orar, y de Él de arriba, no iba escuchar sus plegarias, pues oraba mal, así que mejor  era lo que iba hacer ella, era dejar la oración
Prudencio le dijo que él no pensaba dejar su Biblia, sus vísperas y laúdes, su visita a Jesús en el Sagrario, sus misas y su Rosario
De pronto apareció por allí Cabroncin, y se metió en la conversación; lo que hay que hacer es hacer bien. La Biblia dice usted, para sí no dice más que tonterías, bueno cosas de otros tiempos, y le cito cuatro barbaridades sacadas de contexto, el Rosario, repetir, y repetir palabras, y palabras, laúdes y vísperas, recitar poemas, la Misa, escuchar lecturas de ese Libro que ya hemos hablado(Se refería a la Biblia), y luego escuchar lo que diga un hombre como usted, y claro como yo, seguro que peor, puede ser incluso un pederasta, para al final comer un pedazo de pan sin sal ni levadura.
Prudencio saltó, “Ese Pan es el Señor Jesús, con su naturaleza humana y divina”
Por favor dijo el diablo Conatín, usted es un señor inteligente, es un pedazo de pan, para recordar a Jesús, pero piense un poco, como él de arriba, se iba meter en un pedazo de pan; y como un hombre que murió hace tanto tiempo, iba estar vivo allí. No hombre son símbolos.Miré yo opinó como este caballero, lo que hay que hacer es hacer bien, eso sí respetando al prójimo y no imponiendo
Y como la charla de encuentros que Prudencio creía ocasionales se repetía, día tras día, pues acabo convencido, y decidió dejar todo tipo de oración
Se dedicaría sólo a las buenas obras
Claro que no contaba con una cosa, no se pueden hacer buenas obras sin Dios
En un principio le fue bien, ayudaba a todo el mundo, llevo bolsas de comida a comedores y parroquias, decidió ir a un asilo, y un hospital a visitar a los que estaban allí
Los diablos vieron cerca al Enemigo
Así que atacaron en forma de dos viejecitos, que le abordaron  cuando iba para el asilo, los dos diablos, le pidieron los condujesé, y luego le dijeron que había que ir a la iglesia, Prudencio no sabía que decir, él pensaba que estaba haciendo lo correcto; pero uno de los diablos lo saco de sus pensamientos. “Hay que conservar las costumbres, las tradiciones de los mayores”, además usted cree que hace bien, visitando el asilo, pues no, nos recuerda que nos han olvidado, y saca trabajo a profesionales que pueden hacerlo desde un punto de vista profesional
Prudencio les dio la razón, tampoco iría al hospital,pero las bolsas de comida sí
Bueno eso sí, pudo hacerlo, hasta que escucho hablar de una ONG que había hecho algún tipo de robo o dispendio para beneficio propio, y por otro lado de personas que sin precisarlo, iban a buscar comida
Pensaba que estaba haciendo bien, y estaba haciendo mal
No, no iba llevar más bolsas de comida
Pero quería ayudar,  hacer el bien
Entonces se encontro con un viejo amigo, que era en realidad el diablo Cabroncín, se presento como Ramiro su compañero de escuela, Prudencio recordaba mal a Ramiro, así que entró al trapo, fueron a tomar unos vinos, y, el falso Ramiro, le habló de que habìa que vivir la vida, pensar en uno, si acaso un poco en los hijos si eran menores, y a la gente que le ayudase el gobierno, para eso “pagamos los impuestos”,  Digo yo.
Prudencio en poco tiempo se convirtió en un hombre que solo pensaba en sí mismo, egoísta, exigente que derrochaba en juergas.
Un día su hija menor Candela de 16 años le contó que se había quedado embarazada, Prudencio era viudo, la primera reacción  fue darle una bofetada, la chica dijo que ella quería criar a su hijo, no se veía capaz de casarse
Prudencio consulto con Ramiro, y Ramiro le sugirió que interrumpiese el embarazo, Candela se negó, pero era menor y no le servía de nada, cuando iban entrar al abortorio, donde iban a matar a su nieto, vio a unas personas rezando el Rosario, llegaron hacia él, el eco de las palabras.”Santa María Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores”, sin saber porque las repitió, se llenó de paz. “Dios mío que iba hacer, perdóname, Madre mía, gracias por venir en mi ayuda”, sin pensarlo más tomó a su hija de la mano, vamos hija, no voy matar a mi nieto, se subió a su auto, y volvió a casa,  sería abuelo, su hija ya era mamá,pues llevaba un hijo dentro, aún no sabía si criarían al bebé o lo darían en adopción, Dios iría mostrando el camino, lo que iba hacer, era ir a confesarse, volver a su vida de piedad, y de buenas obras
Al día siguiente lo encontró Ramiro, y le preguntó que tal estaba Candela, Prudencio le dijo que tanto su hija como su nieto, estaban bien
Tu nieto, un puñado de células
Bueno Ramiro, un puñado de células con alma, es lo que somos todos, y ahora te dejo salvo, que quieras venir a Misa
Yo a Misa, dijo el diablo, al que casí le da un mareo. Jamás
Pues entonces veo que eres un diablo, así que vete al infierno
Y de pronto, Ramiro desapareció
Desde aquel día, Prudencio tuvo mucho cuidado de no dejar su oración, su rosario, su Misa, y de no escuchar tonterías de desconocidos o conocidos que pretendiese alejarlo de Dios y de su Iglesia
Ocho meses más tarde nació su nieta,una nena que fue dada en adopción a un matrimonio amigo excelentes personas, que no podían tener bebés
Candela criaría sus propios hijos sí era voluntad de Dios, más adelante,pero siempre podría ver a su bebé.
Fin

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